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La decadencia del Eurosocialismo II
Enviado por el día 23 de Febrero de 2004 a las 16:39
LA DECADENCIA DEL EUROSOCIALISMO: “LOS ESTADOS BENEFACTORES Y SUS CONSECUENCIAS”. GASTO PUBLICO/CRECIMIENTO.

En el trabajo de Gwartney, Holcombe y Lawson se puede verificar el aumento del gasto público con relación al PIB. Según estos autores, el tamaño del Estado en los países industrializados casi se duplica entre 1960 y 1996: del 27 % al 48 % del PIB. Los autores calculan la participación que las funciones centrales del gobierno tienen sobre el PIB en el grupo de países evaluados. Estas funciones centrales son las mismas a las cuales hacía referencia Adam Smith a fines del siglo XVIII: 1) “El primer deber del soberano, el de proteger a la sociedad de la violencia e invasión de otras sociedades independientes, sólo puede ser cumplido mediante una fuerza militar” , 2) “El segundo deber del soberano, el de proteger en cuanto le sea posible a cada miembro de la sociedad contra la injusticia y opresión de cualquier otro miembro de la misma, o el deber de establecer una administración exacta de la justicia (...)” y 3) “el tercer y último deber del soberano o el Estado es el de construir y mantener esas instituciones y obras públicas que aunque sean enormemente ventajosas para una gran sociedad son sin embargo de tal naturaleza que el beneficio jamás reembolsaría el costo en el caso de ningún individuo o número pequeño de individuos y que, por lo tanto, no puede esperarse que ningún individuo o grupo reducido de individuos vayan a construir o mantener (...) son fundamentalmente las que facilitan el comercio de la sociedad y las que promueven la instrucción del pueblo” .
El gasto público de los países desarrollados en aquellas funciones que podríamos caracterizar como propias del Estado gendarme o mínimo (seguridad, justicia y ciertas obras de infraestructura) alcanzaría, según aquellos autores, el 15 % del PIB en promedio. Es decir, que los gastos que reflejan las funciones estatales no contempladas bajo la perspectiva de Adam Smith (escuela clásica) representarían más del 30% del PIB o más de las dos terceras partes del gasto total.

¿Cuáles han sido los efectos sobre la tasa de crecimiento económica de este proceso expansivo del gasto público en los países desarrollados?
Se pueden verificar estos efectos relacionando el tamaño del gasto como porcentaje del PIB y la tasa de crecimiento anual del PIB.
Gráfico: ( Tamaño del estado y crecimiento del PBI real anual).
Tasa del crecimiento anual del PBI --- Gasto publico como % del PBI.
6.6% --- 25% o menos
4.7% --- 25-30%
3.8% --- 30-40%
2.8% --- 40-50%
2.0% --- 50-60%
1.6% --- 60% o más-
Fuente: Gwartney, Holcombe y Lawson, The scope of government and the wealth of nations

Las conclusiones son contundentes: aquellos países que han tenido un gasto público menor al 25 % del PIB entre 1960 y 1996 lograron una tasa de crecimiento del 6,6 % anual, mientras que los países donde el gasto público representa más del 60 % del PIB tuvieron una performance de tan sólo un 1,6 % al año en materia de crecimiento. La tendencia es bastante clara. La relación entonces sería esta: a mayor tamaño del Estado menor desempeño económico y viceversa.

Efectos del tamaño del estado sobre otros indicadores de bienestar:---
Cuadro: www.atlas.org.ar/Archivos/EstadoBienestar.doc">http://www.atlas.org.ar/Archivos/EstadoBienestar.d...
Veamos algunas conclusiones que podemos sacar del cuadro:
Los países con estados grandes gastan 3,5 veces más que los estados muy pequeños en salud (en % del PIB) y obtienen resultados similares en materia de expectativa de vida y tasa de mortalidad infantil. Esto no quiere decir que los primeros países estén probablemente sólo despilfarrando recursos públicos en materia sanitaria, sino que la(s) variable(s) explicativa(s) de mejores condiciones de salud y mayores expectativas de vida seguramente las debemos buscar por otro lado y no en el gasto público en salud. Seguramente la mayor tasa de crecimiento de los países de menor participación del Estado en la economía pueda ser la variable que mejor explique lo anterior.
Queda claro, tal como habíamos comentado más arriba, que los países con mayor tamaño del Estado le deben esta situación al desarrollo del Estado de Bienestar: mientras que los países con estados pequeños o muy pequeños gastan en transferencias y subsidios entre un 5 y 14 % del PIB, los países con un gasto público medio o grande (en términos del PIB) asignan hasta un tercio de la producción en este tipo de programas de “bienestar”.
A pesar de lo anterior, el ingreso per cápita (medido en dólares) es similar entre los países de las cuatro categorías. Los países con estados muy pequeños son los llamados “NIC” o “países de industrialización reciente” como Hong Kong, Singapur, Korea del Sur o Chile. Teniendo en cuenta que, por ejemplo, los países conocidos como “tigres del sudeste asiático” hace no más de 4 décadas eran regiones que podríamos caracterizar como pobres, podemos suponer que la falta de un estado benefactor les ha generado amplios y exitosos resultados. O para ponerlo de otra manera: el costo que implica cargar con un Estado de Bienestar ha sido evitado en esos países y esto les ha permitido acortar la brecha en el nivel de ingresos respecto de los primeros países industrializados e inclusive en los últimos años les ha permitido superar a aquellos en términos de ingreso per cápita.
La mayor intervención del Estado en la economía genera algo bien conocido en la literatura económica: una mayor economía informal o “negra”.
Como corolario del punto anterior, podemos ver que los países de mayor intervención del Estado obtienen tasas de desempleo mayores que los países con un tamaño del gobierno pequeño o muy pequeño. Es decir, la mayor tasa de desempleo puede ser explicada por varias causas, entre las cuales están las regulaciones y costos del mercado laboral. Sabemos que en países donde el Estado de Bienestar ha echado profundas raíces (Europa continental) la rigidez del mercado de trabajo es superior al del resto de los países.
El mayor endeudamiento público en los países con Estados más grandes es consecuencia del excesivo tamaño del gasto. Los ingresos genuinos que el Estado genera a través de la recaudación tributaria no alcanza a financiar dicho nivel de gasto público (entre 45 % y 55 % del PIB). Si a esto le sumamos la deuda no registrada (pero que se devenga año tras año) generada por los sistemas de Previsión Social (sistemas de reparto o pay-as-you-go) la relación deuda / PIB es ampliamente superada por los datos del cuadro. Estamos hablando de niveles de endeudamiento que superan en muchos países de Europa occidental (Bélgica, Italia, Alemania o Francia) el 100 % del PIB. Este problema casi es inexistente en países donde el Estado no participa de este tipo de programas típicos del estado benefactor. O existen regímenes de capitalización privados para los beneficiarios de las prestaciones jubilatorias o están en un proceso de liquidación del antiguo sistema de reparto estatal (Chile).

Conclusiones del trabajo:
En el siglo XX el tamaño del Estado ha venido incrementándose paulatinamente, aunque podemos verificar una aceleración de la tendencia en el período de entreguerras y posteriormente a partir de la década del 60’. En los países desarrollados las funciones originales del Estado (Estado gendarme o mínimo) representan un gasto público en relación al PIB de aproximadamente un 12/13% . Actualmente el tamaño del Estado ha sobrepasado varias veces esa relación: en los países industrializados el gasto público promedia el 46% del PIB.

El tamaño del Estado sobre la performance económica no es neutral, ya que la tasa de crecimiento del producto varía de manera inversamente proporcional al “peso” del gobierno sobre la economía. Los países con un gasto público menor al 25 % del PIB entre 1960 y 1996 lograron una tasa de crecimiento del 6,6 % anual, mientras aquellos países donde el gasto público representa más del 60 % del PIB alcanzaron tasas de crecimiento de tan sólo un 1,6 % anuales.

En lo que respecta a los resultados que el Estado de Bienestar ha logrado en materia de indicadores económicos o sociales no pueden verificarse diferencias significativas respecto a otros países donde los programas sociales redistributivos son de menor importancia, en términos del PIB. Por lo tanto, los subsidios, transferencias y programas estatales educativos o sanitarios que conjuntamente se denomina “Estado de Bienestar” no serían las causas del bienestar económico. A juzgar por la evidencia histórica, los países tienden a alcanzar mayores tasas de crecimiento económico en función de la mayor productividad y no como consecuencia de los mayores programas de redistribución forzosa de ingresos y patrimonios que establece el Estado. La mayor productividad se alcanza gracias a la disminución de los costos de transacción y el respeto por los derechos de propiedad que generan mayores oportunidades de intercambios y ganancias entre los individuos.

Por la Fundación atlas.
www.atlas.org.ar
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Un saludo,