Economía

Richard, es un economista experto en relaciones laborales por Harvard. La Vanguardia el día 22 de diciembre, el día del sorteo de lotería, y de la mano de Ramon Aymerich publicó un articulo titulado: "Adiós, compañero trabajador". En él se decía que el aumento de la fuerza de trabajo global lleva a su declive salarial en los países ricos. También se afirmaba que en sólo QUINCE años el número de trabajadores en el mundo se ha más que duplicado. Los expertos apuntan que este shock en la oferta de mano de obra conduce de forma inevitable a su empobrecimiento en los países ricos. El empleo industrial cotiza a la baja en el mundo desarrollado. Y Richard Freeman decía que:"Por primera vez, una vasta mayoría de humanos trabaja en un solo mercado y tiene acceso a la tecnología". Y Kenneth Rogoff, ex director economista del FMI escribe:"En las relaciones entre el capital y el trabajo, el capital ha sido el gran beneficiario de esta era que llamamos globalización. Los políticos no quieren verlo y piensan que los salarios se recuperarán en unos años, en la línea en que lo han hecho los beneficios empresariales. Pero no será así. La actual tendencia va a durar los próximos decenios".

Este incremento brusco de la fuerza del trabajo en el mundo ha tenido como consecuencia la "emigración" del empleo industrial desde los países ricos hacia los países pobres, visible tanto en la pérdida de empleo industrial como en un incremento de las importaciones. En 1973, el porcentaje de importaciones procedentes de países pobres era el 11,5% del total. En el 2003 ese porcentaje alcanzaba ya el 46%. "En paralelo -añade Rogoff- los salarios de los menos cualificados no crecen al ritmo que lo hace la economía. Es una bomba de relojería". Josep Oliver, catedrático de Economía de la UAB dice que en Europa coexisten dos vías para reaccionar a esa situación:" una es la de Alemania, que en los últimos años ha incrementado la productividad de sus empresas con la introducción de tecnología y a costa de más paro. Las exportaciones alemanas son las únicas que aumentan, al revés de lo que ocurre con las españolas y las francesas. La otra vía es la que siguen Gran Bretaña y España, que combinan una especialización en los servicios con la fuerza de la inmigración.

Cuanto más especializada está una economía en el sector servicios, más abrigada parece estar ante los efectos de la deslocalización" afirma Josep Oliver. España tiene una altísima especialización en el sector residencial y de la construcción. "La inmigración -añade Oliver- tiene un doble efecto. De una parte rebaja los salarios en determinados sectores. Pero por otro lado genera un shock de demanda que empuja el crecimiento habia arriba. Aun así, España cuenta todavía con un porcentaje de empleo industrial (del 18%) que está todavía por encima de la media de los paísess desarrollados. La sangría, por tanto, continuará".