Economía

No termino de entender cómo persisten los tertulianos y otros comentaristas en los medios de comunicación, en calificar alegremente de dictador al presidente democráticamente elegido en Venezuela. Porque que yo sepa, referéndums revocatorios los hay en poquísimos sitios. Que yo recuerde ahora mismo, no existe en ningún país del planeta (bueno, recuerdo que en California, pero eso no es un país) esa posibilidad. En Venezuela no se ha prohibido el ejercicio de las libertades políticas, no se han prohibido los partidos políticos, existe separación de poderes, etc.
Que en España o en otros países del primer mundo homologuemos democracias según nos parezcan sus dirigentes es poco serio, porque estamos insultando a los ciudadanos de esas democracias.
Que gente como Hugo Chávez alcance el poder es un ejemplo de normalidad democrática, porque se puede defender el liberalismo a ultranza, pero cuando en un país hay tantas diferencias de renta y tantos millones de personas se despiertan por la mañana pensando en cómo van a comer ese día, es lógico que quien les de un plato de comida tenga su apoyo.Aquí es donde la teoría choca con la dura realidad. Ni Chávez es el primero ni será el último. Yo no encuentro gran diferencia entre este Chávez y por ejemplo Jesús Gil y Gil, salvo que uno ya está muerto. Pero no es bueno insultar a los venezolanos como no lo fue insultar a los marbellíes. Esto es la grandeza de la democracia. Pero en democracia hay que jugar limpio, y la oposición a Chávez no ha jugado limpio. Por eso los sondeos apuntan que será derrotada, como lo fue en Marbella una y otra vez. En definitiva: basta de hipocresía. O se es demócrata o no se es. O respetamos la decisión democrática de los pueblos o proponemos el retorno al voto censitario y a la eliminación del sufragio universal.