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Una respuesta a los críticos de la caja de conversión:
Enviado por el día 16 de Agosto de 2004 a las 18:38
Una respuesta a los críticos de la caja de conversión:
Los errores más notorios y repetidos son los siguientes:
• La Argentina utilizó una caja de conversión desde el 1º de abril de
1991 hasta el 6 de enero de 2002 que impidió que el Banco Central
de la República Argentina (BCRA) se sirviera de una política monetaria
doméstica.
• El valor de cambio uno a uno del peso con el dólar estaba sobrevaluado
y volvió poco competitivas las exportaciones argentinas en los
mercados mundiales.
• El rígido sistema de caja de conversión y el peso sobrevaluado causaron
la crisis argentina. Una reforma en tres partes que consistiría en
devaluar el peso, la “pesificación” de la economía y un tipo de cambio
flotante, revigorizaría la economía.
• Reemplazar el peso por el dólar estadounidense –la “dolarización”–
fue y es una alternativa impracticable.

1) Para terminar con la hiperinflación, la Argentina inauguró algo similar a
un sistema de caja de conversión el 1º de abril de 1991, mediante la modificación
de los estatutos del BCRA. Los argentinos llamaron al sistema “convertibilidad”.
La convertibilidad mantuvo un tipo de cambio fijo entre el peso
y su moneda de anclaje, el dólar estadounidense, en el mercado al
contado. Ese anclaje controlaba la inflación: el índice de precios al consumidor
a fines de 2001 era más o menos el mismo que en 1994.
El estatuto del BCRA le permitió comportarse más como un banco central
que como una caja de conversión en varios aspectos importantes.3 Una
caja de conversión mantiene un mínimo y un máximo de 100 por ciento y
110 por ciento, respectivamente, para la cobertura en divisas de sus pasivos
monetarios. Sus activos netos internos son cero o están congelados. Así, una
caja de conversión no puede esterilizar las entradas de divisas, compensar las
salidas o usar una política monetaria discrecional. El sistema de convertibilidad
tenía un piso por debajo de la cobertura de divisas del BCRA, pero no
tenía un techo, y los activos netos internos del BCRA no estaban congelados.
Por lo tanto, el BCRA podía esterilizar las entradas de divisas y compensar
las salidas.
-El BCRA utilizó los poderes de banco central de su estatuto con liberalidad.
En efecto, durante casi todos los meses de la vigencia del sistema de
convertibilidad el BCRA esterilizó o compensó cambios en sus reservas de
divisas, y en la mayoría de los meses desphués de 1994 lo hizo agresivamente.
Durante el tiempo de vida del sistema hubo, en promedio, una correlación
negativa entre los cambios en activos netos externos e internos en el balance
del BCRA, y el 59 % de los cambios en activos extrannjeros netos
fueron ya sea esterilizados o compensadoos con cambios en los activos netos internos del BCRA ---Hanke 2002a: 210-----. La compensación fue dramática en
2001. Las divisas cayeron US$ 12 mil millones en el transcurso del año. Esta
declinación fue compensada en un 122 % por medio de aumentos en
los activos netos internos del banco.
Las pruebas mencionadas demuestran que, contrariamente a las cavilaciones
de la mayoría de los observadores, el BCRA, con la convertibil.idad, mantuvo
un considerable poder, especialmente después de 1994. En ese período,
la posición de los activos netos internos del BCRA era alrededor de seis veces
más volátil que la del Banco Central de Chile, que claramente tiene una política
monetaria independiente y un tipo de cambio flotante desde 1999.
Durante la convertibilidad, el BCRA retuvo poderes de banco central adicionales,
ofreciendo facilidades de prestamista-de-última-instancia, modificando
los requisitos de reserva y regulando el sector bancario. Durante el
tiempo de vida del sistema, el BCRA emitió +/- 1.590 nuevos reglamentos mediante
sus circulares Serie A, una proporción realmente sorprendente de intervención
en el sistema bancario.
- Los problemas que desencadenó el Banco Central se vieron exacerbados
por el zar de la economía, Domingo Cavallo. Sus políticas hicieron que la
convertibilidad perdiera la poca similitud que tenía con un sistema de caja de
conversión. Con su nombramiento el 20 de marzo de 2001, la prima de riesgo
del peso –medida por la diferencia entre las tasas de préstamo interbancario
en pesos por 30 días y dólares estadounidenses– saltó 50 puntos básicos
y subió a la par que las medidas que afectaban la confianza, y que fueron el
sello de su permanencia en el cargo ---Hanke, 2002a: 210-212). Los significativos
saltos hacia arriba en la prima de riesgo del peso empezaron el 25 de
abril de 2001, cuando Cavallo comenzó su ataque a la convertibilidad. Después
de obligar a Pedro Pou a renunciar a la presidencia del BCRA, con un
pretexto, Cavallo instituyó canjes de deuda forzados (confiscaciones de propiedad),
tipos múltiples de cambio, nueva legislación para cambiar el anclaje
del peso al dólar por una canasta de euro-dólar, y la prohibición de la convertibilidad
interna. La prima de riesgo alto reflejó igualmente los estribillos
constantes de Cavallo sobre las bondades de un tipo de cambio flotante. La
resultante suba de las tasas de interés puso la dinámica de la deuda de la Argentina
por encima del límite, lo que culminó en el default de la deuda soberana
el 23 de diciembre de 2001.
El hecho de que la Argentina no tuviera una caja de conversión ortodoxa,
con todos los elementos que la definen, no impidió que los críticos, mientras
analizaban minuciosamente la crisis, levantaran un dedo acusador hacia los
sistemas de caja de conversión. Incluso, algunos llegaron a decir que la Argentina
tenía una “caja de conversión” pura. Paul Krugman (2001a), en especial, se lamentó: “Debido a que la caja de conversión no permite ninguna flexibilidad en política monetaria, los diseñadores de políticas no pueden responder, al estilo Greenspan, abriendo las canillas
monetarias”.
Si los críticos de la caja de conversión se hubiesen molestado en leer el
estatuto del BCRA, en examinar su balance y revisar la cantidad de regulaciones
que salían de las lapiceras de los banqueros centrales, habrían llegado
a la conclusión de que la ley de convertibilidad no creó una verdadera caja
de conversión. En su lugar, lo que realmente tenía la Argentina era un Banco
Central con un tipo de cambio fijo y una política monetaria doméstica que
se distinguía por la característica única de la convertibilidad de pesos en dólares
a solicitud. Y del mismo modo que la mayoría de los bancos centrales
que emplean un tipo de cambio fijo, el sistema argentino se mostró vulnerable
a los conflictos entre el punto de apoyo fijo (la política de tipo de cambio)
y la política monetaria doméstica (Hanke, 1998).
:::... Vale la pena señalar que, en 1932, F. A. Hayek llegó a la conclusión de
que los críticos del patrón oro también atacaron a un hombre de paja:
Mucho se ha hablado de la caída del patrón oro, especialmente en Gran Bretaña,
donde, para el asombro de todos los observadores extranjeros, el abandono
del patrón oro fue ampliamente recibido como la liberación de un fastidioso impedimento.
Sin embargo, apenas puede dudarse de que los nuevos problemas monetarios
en casi todo el mundo nada tienen que ver con las tendencias inherentes
al patrón oro, sino que, por el contrario, surgen de los intentos continuos y persistentes
durante varios años para impedir el funcionamiento del patrón oro cada
vez que aparecían tendencias no deseadas por el país en cuestión. Por eso, no fueron
de ningún modo los países económicamente fuertes como Estados Unidos y
Francia los que volvieron inoperante el patrón oro con sus medidas, como se cree
con frecuencia, sino los países en posiciones relativamente débiles, a la cabeza de
los cuales estaba Gran Bretaña, la que finalmente pagó con el derrumbe de su patrón
oro sus transgresiones a las “reglas del juego”.
El hecho de que los manejos normalmente conservadores del Banco Central
se desviaran de un modo relativamente despreocupado de las normas tradicionales
de la política monetaria puede atribuirse a la influencia de las nuevas ideas sobre
política monetaria, difundidas por la cofradía académica, que alcanzaron gran
circulación durante los años de posguerra (Hayek, 1999: 153).
:..........
Re: Una respuesta a los críticos de la caja de conversión:
Enviado por el día 16 de Agosto de 2004 a las 18:40
Hay otro punto importante, que me gustaría resaltas: La patraña de la sobrevaluación
Los críticos de la caja de conversión afirman que la relación de uno a uno
con el dólar durante la convertibilidad llevó a la sobrevaluación del peso e
hizo poco competitivas las exportaciones argentinas, lo que contribuyó al
malestar económico general. Krugman (2000), por ejemplo, declaró: “Los
productores argentinos perdieron competitividad de precios en los mercados
mundiales”. Martín Feldstein (2002) estuvo de acuerdo: “Debido a que el tipo
de cambio fue fijado a un niivel muy alto, la Argentina exportó muy poco
e importó demasiado”. Thomas Willett (2002: 52) tambiénn concluyó que el
peso sobrevaluado y “la incapacidad de los productores de competir dentro y
fuera del país” intensificó la recesión argentinan.
¿Resisten el análisis estas versiones? Las exportaciones de la Argentina
aumentaron cada año –los doce meses– durante la convertibilidad, excepto
en 1999, cuando Brasil, su socio comercial más importante, sufrió una crisis
monetaria. Incluso durante los primeros once meses de 2001, las exportaciones
habían aumentado el 3,2 por ciento con respecto al mismo período de
2000 (Liskey, 2001). La performance de las exportaciones argentinas era relativamente
fuerte, y superó el simple 0,9 por ciento de aumento en el comercio
mundial. De hecho, el sector de exportación era, en ese momento,
uno de los pocos puntos luminosos de la economía argentina. Si el resto de
la economía hubiese crecido tan rápidamente como el sector de exportación
durante 2000 y 2001, la Argentina no habría experimentado una recesión.
En sus intentos por demostrar la sobrevaluación del peso, algunos observadores
afirmaron (basándose en la tarifa de los taxis desde el aeropuerto u
otras impresiones casuales) que los precios eran altos en Buenos Aires, y que
los precios altos eran la prueba de que el peso estaba sobrevaluado de manera
significativa con respecto al dólar. Una encuesta de precios de la Unión de
Bancos de Suiza llevada a cabo en 58 de las mayores ciudades del mundo reveló
que por una canasta ponderada de 111 bienes y servicios –que incluía
tres categorías de alquiler de vivienda– Buenos Aires ocupaba el lugar 22,
casi al medio, entre la ciudad más cara, Tokio, y la menos cara, Bombay. La
encuesta también reveló que las tarifas de taxi que eran tan caras en Buenos
Aires costaban 8 por ciento menos que en Río de Janeiro (Union Bank of
Switzerland, 2000
También hay otros indicadores que contradicen la versión del peso sobrevaluado.
Por ejemplo, el Ýndice Big Mac de The Economist indica que el peso,
antes de su devaluación, estaba subvaluado en un 2 por ciento. Pese a que el
EL HOMBRE DE PAJA ARGENTINO 51
Ýndice Big Mac, así como estimaciones más sofisticadas del tipo de cambio de
equilibrio deben ser tratadas con escepticismo, un estudio reciente que usa datos
de 1993 a 1999 indica que el peso siempre estuvo dentro del 6 por ciento
de su llamado tipo de cambio real de equilibrio fundamental (Hristov, 2001).
( steven hanke, 2003)-- Para determinar si las afirmaciones sobre la sobrevaluación del peso antes
del abandono de la convertibilidad eran justificadas calculé un tipo de
cambio de equilibrio para el peso sobre la base de los movimientos relativos
de precios en la Argentina y los Estados Unidos. En primer lugar, volví a
centrar los índices de precios al productor de modo que el número índice para
abril de 1991 (el comienzo de la convertibilidad) fuera de 100 por cada índice.
4 La relación de los números índice multiplicada por el tipo de cambio
del período de base (1, en este caso) da el tipo de cambio de equilibrio para
cualquier fecha subsiguiente. Luego resté el tipo de cambio real (1, en todos
los casos) de la predicción del tipo de cambio de equilibrio para obtener la
desviación hipotética de su tipo de cambio de equilibrio.
Utilicé entonces el mismo método para computar un tipo de cambio de
equilibrio sobre la base de los índices de precio al consumidor en ambas economías.
5 Los resultados de los índices de precios al consumidor dan una versión
muy diferente de la de los índices de precios al productor. Pero utilizar
los índices de precios al consumidor para el cálculo del tipo de cambio de
equilibrio es un error analítico serio. Puesto que el arbitraje internacional es
responsable de alinear un tipo de cambio con su nivel de paridad de poder de
compra, los precios pertinentes que se deben considerar en un cálculo de tipo
de cambio de equilibrio son los precios de los bienes comercializables.
Los índices de precios al consumidor incluyen varios bienes no comercializables
que no están bajo el control del arbitraje, mientras que los bienes comercializables
generalmente dan cuenta de la mayor parte de los precios al
productor condensada en un índice. Por consiguiente, las predicciones hechas
con los índices de precios al productor reflejan de modo más aproximado
el tipo de cambio de equilibrio. Los resultados de mis cálculos se detallan
en la figura . Queda claro que, al utilizar los índices de precios al productor,
no se justifica la versión del peso sobrevaluado.
Re: Re: Una respuesta a los críticos de la caja de conversión:
Enviado por el día 16 de Agosto de 2004 a las 18:42
Fuentes::::..
Calvo, G.; Izquierdo, A. y Talvi, E. (2002): “Sudden Stops, the Real Exchange Rates
and Fiscal Sustainability: Argentina’s Lessons”, Inter-American Development
Bank, 11 de marzo (www.iadb.org/res/publications/pubfiles/pubS-146.pd...).
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Advisers”, en Economic Report of the President, Washington: Government
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Della Paolera, C. y Taylor, A. M. (2001): Straining at the Anchor: The Ar-gentine
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Eichengreen, B. (2002): Financial Crises and What to Do About Them, Nueva York,
Oxford University Press.
Feldstein, M. (1999): “A Self-Help Guide for Emerging Markets”, en Foreign Affairs
78 (marzo-abril): 93-109.
–––––– (2002): “Argentina’s Fall”, en Foreign Affairs 81 (marzo/abril): 8-14.
Hanke, S. (1991): “Argentina Should Abolish its Central Bank”, en Wall Street Journal,
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56 STEVE H. HANKE
–––––– (1998): “How to Establish Monetary Stability in Asia”, en Cato Journal 17
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–––––– (2002a): “On Dollarization and Currency Boards: Error and Deception”, en
Journal of Policy Reform 5 (4): 203-222.
–––––– (2002b): “Questions the IMF is Obliged to Answer”, en Financial Times, 17
de enero.
–––––– (2002c): “Questions Remain Unanswered”, en Financial Times, 6 de febrero.
–––––– (2003): “A Dollarization/Free-Banking Blueprint for Argentina”, en J. Dean,
D. Salvatore, y T. Willett (eds.), The Dollarization Debate, 387-400, Nueva
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Hausmann, K. (2001): “A Way Out for Argentina”, en Financial Times, 30 de octubre:
23.
Hayek, F. A. ([1932] 1999): “The Fate of the Gold Standard”, en S. Kresge (ed.), The
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153-168, Chicago, University of Chicago Press.
–––––– ([1932] 1984): “Capital Consumption”, en R. McCloughry (ed.), Money, Capital
and Fluctuations: Early Essays, 136-158, Chicago, University of Chicago
Press.
Hicks, J. R. (1967): Critical Essays in Monetary Theory, Nueva York, Clarendon
Press.
Hristov, K. (2001): “FEER and Currency Boards: Evidence from the ’90s”, trabajo
presentado en el Centre for Central Banking Studies (Bank of England) Conference
on Exchange Rates, 26 de noviembre, versión revisada (enero de 2003) que
puede obtenerse del autor en el Banco de la Nación de Bulgaria.
Re: Re: Re: Una respuesta a los críticos de la caja de conversión:
Enviado por el día 17 de Agosto de 2004 a las 15:30
jajajajajaja....Increible!
Re: Re: Re: Re: Una respuesta a los críticos de la caja de conversión:
Enviado por el día 17 de Agosto de 2004 a las 18:13
Jajá jajá
Re: Re: Re: Re: Re: Una respuesta a los críticos de la caja de conversión:
Enviado por el día 19 de Agosto de 2004 a las 03:29
El argumento a favor de la dolarización
El argumento a favor de la dolarización –la liquidación del Banco Central y
el reemplazo del peso por el dólar– hoy es más fuerte que nunca. La dolarización,
combinada con la actividad bancaria off-shore, podría infundirle a la Argentina
la confianza que necesita con desesperación. La Argentina nunca tuvo
una moneda estable emitida por el Banco Central (Della Paolera y Taylor,
2001). Desde que se fundó el Banco Central en 1935, el peso se ha devaluado
en relación con el dólar por un factor de cerca de 9.000.000.000.000. Es comprensible
que los argentinos no confíen en el peso. De hecho, los argentinos siguen
dolarizando la economía de modo espontáneo e informal a elevado ritmo.
En 2001, los billetes que circularon en la Argentina alcanzaron un total US$ 28
mil millones y en 2002 el total ascendió a US$ 35 mil millones. Este incremento
de US$ 7 mil millones excedió el valor en dólares de la base monetaria del
nuevo peso emitida en el mismo intervalo. Para eliminar la posibilidad de más
travesuras monetarias y restablecer la confianza, habría que liquidar el Banco
Central, derogar su poder para emitir moneda y permitirles a los bancos privados
argentinos que emitan billetes denominados en dólares (Hanke, 2003).
Sin embargo, los críticos han desechado la dolarización como alternativa
viable. Willett (2002: 59) observa que el “debate sobre la dolarización se parecía
a una discusión sobre diferentes tipos de cirugía plástica mientras la
víctima desfigurada del accidente se desangraba”. Cuando le preguntaron a
Anne Krueger del FMI, en una rueda de prensa el 11 de enero de 2002, sobre
la opción de la dolarización para la Argentina, respondió: “Bueno, tengo en-
EL HOMBRE DE PAJA ARGENTINO 55
tendido que en este momento [la dolarización] no es factible técnicamente.
Así es que no creo que las autoridades la tengan en cuenta; no creo que nosotros
la tengamos en cuenta” (Krueger, 2002). El FMI aplastó la posibilidad
de dolarización con su fuerza burocrática y convirtió en una farsa su política
declarada de fomentar la autonomía local de las políticas económicas.
Sin embargo, los hechos no confirman la posición del FMI. El 10 de enero
de 2002, el Banco Central tenía reservas “puras” en divisas por valor de
US$ 14,75 mil millones y 3,93 mil millones de pesos en sobregiros y redescuentos
a bancos que fueron totalmente colateralizados por valores comercializados
públicamente valuados al valor de mercado. A no ser que el Banco
Central esté “cocinando” los libros –o que el FMI sepa algo que nosotros
no sabemos–, esas dos categorías de activos habrían sido más que suficientes
para cubrir los 17,92 mil millones en pasivos pendientes en pesos, al tipo de
cambio de un peso-un dólar, lo cual convierte la dolarización en una opción
factible (Hanke, 2002b, 2002c).
Conclusión
La crisis argentina no se debió al fracaso de una caja de conversión, sino
a su ausencia. Los críticos de la caja de conversión atacaron al hombre de
paja. Lo que la Argentina necesita es moneda estable y gobierno limitado; se
pueden alcanzar esas metas a través de la dolarización y la banca libre, la
protección de los derechos de propiedad y la responsabilidad fiscal.