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Democracia: luz amarilla
Enviado por el día 18 de Julio de 2005 a las 16:52
Democracia: luz amarilla
Alberto Benegas Lynch (h)*


http://www.aipenet.com/articulo_semanal.asp?Articu...

Buenos Aires (AIPE)- En esta instancia del proceso de evolución cultural, la democracia es el sistema más civilizado para traspasar de manos el poder. La alternativa es la del “dictador benévolo”, lo cual no solo constituye una ruleta rusa sino que se abdica de derechos de petición y manifestación, de prensa y generalmente se incurre en arbitrariedades de diverso tenor debido a que desaparecen los contralores como la división de poderes, el parlamento, etc. En función de gobierno todos tenemos que someternos a controles. Eliminarlos porque se trata de una “persona buena” constituye un absurdo muy peligroso. Resulta similar a otorgarle un monopolio legal a alguien suponiendo que se comportará como si estuviera en competencia.

Habiendo dicho esto, me parece de gran importancia precisar qué queremos significar cuando aludimos a un régimen democrático. Desde Aristóteles en adelante la esencia de la democracia es la libertad. No se trata solo de un proceso electoral. El constitucionalista Juan González Calderón decía que los demócratas de los números ni de números entienden, puesto que suponen que el 50% más el 1% es igual al 100% y que el 50% menos el 1% es igual al 0%. Cualquiera que haya estudiado introducción a la aritmética sabe que se trata de ecuaciones falsas.

La democracia tiene un aspecto formal que es la mayoría o las primeras minorías y una parte sustancial que es la obligación de los gobernantes de respetar y garantizar los derechos de los gobernados. Si se limitara al aspecto formal podríamos sostener el absurdo de que el gobierno de Hitler fue democrático. Benjamin Constant, Bertrand de Jouvenel, Giovanni Sartori y tantos otros autores han destacado la importancia de respetar las minorías como un aspecto medular de la democracia. Sartori dice que de lo contrario, el demos se convierte en anti-demos y Constant afirma con razón que el 99% de las personas no puede irrespetar el derecho del 1%. El célebre premio Nobel Frederich A. von Hayek señala que “Debo sin reservas admitir que si por democracia se entiende dar vía libre a la ilimitada voluntad de la mayoría, en modo alguno estoy dispuesto a llamarme demócrata”.
Re: Democracia: luz amarilla
Enviado por el día 18 de Julio de 2005 a las 16:55
Para poner un ejemplo extremo: si un parlamento votara la exterminación de los pelirrojos, ¿deberían estos poner el pescuezo en nombre de la democracia o deberían resistir con todas sus fuerzas para preservar sus vidas? Es de interés recordar que en las últimas líneas de la obra más conocida de Herbert Spencer, escribía que hasta el momento (1850) la tarea más importante había sido la de intentar el control de las monarquías absolutas y que, en adelante, debía centrarse la atención en ponerle límites a los parlamentos. Ya Cicerón advirtió que “El imperio de la multitud no es menos tiránico que la de un hombre solo y esta tiranía es tanto más cruel cuanto que no hay monstruo más terrible que esa fiera que toma la forma y nombre del pueblo”.

Es que desde la Carta Magna de 1215 toda la teoría constitucional se basa en establecer estrictos límites al poder para mantenerlo en brete. Hoy día, sin embargo, observamos que se han introducido de contrabando nociones patéticas del derecho, asimilándolas a puros deseos que nada tienen que ver con nociones jurídicas. Así se inscribe en los códigos una interminable lista de pseudoderechos que significan la lesión de derechos de terceros en lenguaje oscuro imposible de descifrar, con lo que se perjudica muy especialmente a los que menos tienen. Contar con marcos institucionales civilizados es lo que hace la diferencia entre vivir en Canadá o en Uganda. No se trata de latitudes geográficas, de etnias ni de recursos naturales, se trata de que los aparatos estatales cumplan con su misión de impartir justicia y brindar seguridad que son, precisamente, las faenas que habitualmente no cumplen. Solo así se implantará un sistema que merezca el nombre de democracia. Solo así nos liberaremos de caudillismos corruptos y de legislaciones que promueven la lucha de todos contra todos para ver quién saca la mejor tajada a expensas de los demás.

___ * Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Argentina.

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Re: Re: Democracia: luz amarilla
Enviado por el día 19 de Julio de 2005 a las 00:43
Todo lo opuesto a lo que practica la izquierda: establecimiento de una democracia radical que les garantice la supremacía del poder.

Estafan al sistema dando forma a una democracia formal que cuenta con una oposición sin horizonte. Lo llaman La Alternativa Rupturista que, por supuesto, profundiza en la democracia ( Discriminación positiva, un Derecho innovador, la alianza de civilizaciones......). Toda una estrategia para cambiar el sistema de valores y el sentido de las cosas y crear una sociedad acrítica en la que los opositores serán entonces los radicales, los "enemigos de la nueva democracia", los intratables, los intransigentes.