Teoría política

El estado de derecho supone normalidad de funcionamiento de las instituciones y acatamiento de las normas.
Se ha conceptualizado al estado de derecho como al estado que se encuentra bajo el mando del Derecho, donde la Ley manda, las relaciones entre los ciudadanos y entre estos y el estado estan gobernadas por la Ley.

La crisis de la normalidad, las situaciones de excepción, no están contempladas por las Constituciones (que generalmente contemplan normas de aplicación provisoria y excepcional, de sobre actuación estatal, que no son la excepción, sino la respuesta a la percepción de excepción) y constituyen la desobediencia y desacato a la institucionalidad, la ruptura del estado de derecho.
La fragilidad de la normalidad, demuestra que el estado de derecho, el orden, depende no de la legitimidad de la decisión normativa, sino de , simplemente, la decisión.
Si no hay una orden, no hay orden.
La legitmidad de la orden, pasa incialmente por que sea respetada por los ciudadanos y el soberano.
"Auctoritas, non veritas facit legem" dijo Tomasito Hobbes.

Cuando la conceptualización del estado de derecho exige que las normas y su aplicación sean impersonales, objetivas y previsibles nos engañan.
Las leyes no se dictan, entienden, interpretan y aplican solas. Los hombres lo hacemos.
La impersonalidad de la Ley no existe.

El peor pecado del estado de derecho es suponer que la normalidad y objetividad que nos entregan realmente exista.
El estado de derecho no responde ante la excepción, y nos engaña en la objetividad.

Así y todo, es la mejor forma en que podemos contener los desos de devorar las libertades civiles, o al menos, creer que así ocurre.