Teoría política

Mira, Fedro, el axioma básico de la teoría política de Hayek es la Libertad. Eso significa que nada ni nadie deben atentar contra ella. Y que el resto de actuaciones relevantes para la organización de la actividad económica, social, cultural y política tendrá que respetar dicha premisa. Es más, significa que entre las escasas actuaciones en las que puede resultar legítima la intervención desde la política, o desde las leyes, debe situarse en lugar preferente la garantía efectiva de dicha libertad, entendida como ausencia de coacción. O, más concretamente, como la "condición de los hombres en cuya virtud la coacción que algunos ejercen sobre los demás queda reducida, en el ámbito social, al mínimo", de tal manera que esa libertad "presupone que el individuo tenga cierta esfera de actividad privada asegurada; que en su ambiente exista cierto conjunto de circunstancias en las que los otros no puedan interferir".
Esa libertad es, en definitiva, la que permite que cada cual realice sus ilusiones dentro de sus posibilidades, sin que ninguna autoridad pública -elegida o no- ni ninguna persona privada se arroguen la facultad de imponer a nadie el camino a seguir. La libertad se caracteriza por el respeto a ese margen de decisión personal.

Entonces, el concepto de coacción, la presión autoritaria, existe con independencia de cuál sea el mecanismo que haya convencido a un individuo de la conveniencia de plegarse a ella. Esto supone que, en algunos casos, esa presión puede venir impuesta desde la política.
Asi, un sistema político totalitario, empecinado en controlar no sólo la vida pública de sus ciudadanos, sino también su vida privada, su forma de hacer y de pensar. Pero el concepto de coacción supone que se dan casos más sibilinos de negación de la verdadera libertad. Tan sibilinos que pueden integrarse en una lógica aparentemente menos conspícua. Una lógica plenamente democrática y respetuosa de los derechos individuales, al menos sobre el papel.