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Bitácora de Daniel Rodríguez Herrera

Más allá de lo que pensemos cada uno del matrimonio entre personas del mismo sexo, el fisking que está haciendo Montse del artículo de hoy de la Trini en el periódico prisaico tiene un párrafo genial.

Este párrafo es especialmente revelador en su incoherencia. Parte de que la definición de matrimonio es absolutamente relativa (conveniencia de que la expresión "matrimonio" pueda albergar a una realidad diferente a la existente hasta el momento) para, acto seguido, afirmar que ella nos va a decir la verdad, al margen de las disputas (lo cierto es que con los cambios que se han propuesto en el Código Civil estamos acabando con una discriminación inaceptable). Nos asegura que el matrimonio es lo que el poder político defina en cada momento pero que, al margen de las diferentes opinones, el germen de verdad es que la opinión contraria a la suya es inaceptable. Autoritarismo puro. La idea de fondo es que todo lo puedo poner en cuestión pero, los que no piensan como yo, no pueden poner en cuestión mi opinión. ¡Qué cómodo, qué fácil es vivir en el relativismo autoritario!

Efectivamente, el famoso talante de Zapatero no es más que el relativismo autoritario tan bien expresado por Trinidad Jiménez. Nada es seguro, todo es relativo y dialogable, incluyendo el terrorismo etarra. Eso sí, cuando tres millones de firmas se oponen a tus planes no se les recibe y cuando las víctimas del terrorismo se oponen a tus planes se hace lo imposible por desprestigiarlas porque la opinión contraria a la de Zapatero es inaceptable.

Se equivocan quienes ven en Zapatero a un tonto o un rehén de sus socios nacionalistas y comunistas. Nadie llega a donde él ha llegado siendo idiota. Ni Bush ni él lo son. Y es él quien ha escogido qué tipo de socios quería para su gobierno. Si ya en León se le llamaba "el nieto" no es porque su sectarismo sea sobrevenido, sino porque es el rasgo fundamental de su carácter. Su disimulo consiste en hablar de diálogo, talante y sonrisas a todas horas, pero bajo el relativismo de su alianza de civilizaciones se esconde el autoritarismo de no considerar demócrata a la derecha. Quizá la frase que mejor le define es aquella de los años de derechas y el año de derechos. Con eso es con lo que nos estamos enfrentando, y quizá la principal tarea del PP sea la de mostrarlo constantemente y a las claras en la opinión pública.