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6 de Diciembre de 2003

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1812
Bitácora de Daniel Rodríguez Herrera

Rehenes del éxito

Suenan las cacerolas. La gente indignada sale a la calle y protesta. Piden seguridad. Piden que se acaben los secuestros, los robos, "basta de que te maten por dos mangos".

Algunos rumores ya son muy comunes y no se distinguen de la realidad. Algunas empresas en Puerto Madero y Catalinas les dicen a sus empleados que no vayan de traje para no ser objeto de asaltos o, peor aún, secuestros. Un amigo se compró un Fiat Uno. En realidad quería y podía comprarse un auto mucho mejor pero no quería ser blanco de que lo roben.

"Trabá las puertas y en cada semáforo mirá para todos lados. Cuando llegues llamame", le recomienda y suplica la madre al hijo y a su esposo cuando salen de casa. "En la provincia, no loco pares de noche en un semáforo" le sugiere el hijo al padre.

Y la pregunta está latente en las mentes de todos: ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo vamos a seguir siendo rehenes del éxito?

"Tengo 50.000 dólares que salvé del corralito y no sé qué hacer con ellos", dice un hombre de 50 años que trabajó toda su vida, apretándose el cinturón, privándose de algunos lujos para tener "una vejez cómoda y tranquila". Pero ahora teme poner su dinero en el banco, ya sabemos las razones. No quiere tener la plata abajo del colchón y que "me pongan en la decisión o en la situación de tener que regatear mi futuro, contra la vida de algún familiar secuestrado". ¿Comprar y poner en alquiler? ¿Para qué si después el inquilino te rompe todo, te destruye la casa, no te paga y encima tardas años en sacarlo de tu propiedad? "Preferiría no tener esa plata, preferiría ser pobre."

Rehenes del éxito. No hay que ser millonario para serlo, con tener algo ahorrado y vivir en Argentina, es suficiente.

Todos los argentinos evadimos. TODOS. ¿Por qué? Porque es la única forma de sobrevivir, de poder hacer algo. Y entonces todos tememos el día que una citación de la AFIP se deslice debajo de nuestras puertas y se destruya nuestro poco ahorro para empezar de cero, cada vez con menos ganas.

Sí, somos rehenes del éxito. A veces nos preguntamos ¿para qué? ¿Para qué seguir rompiéndose el lomo? ¿Para qué?

En La Rebelión de Atlas, Ayn Rand muestra a John Galt haciéndose la misma pregunta y los creadores de riqueza deciden entrar en huelga, dejar de ser rehenes del éxito y trabajar sólo para ganar lo suficiente para vivir y ada más. Quizás nosotros también deberíamos rebelarnos y sentarnos a mirar cómo este país y su política populista, altruista reciben lo que merecen sus pobres argumentos: la destrucción. Cuesta tomar esa decisión, cuesta creer que la lucha no tiene sentido pero ¿hasta cuándo seguiremos soportando? ¿Hasta cuándo?

El autor de este artículo me lo envió bajo pseudónomo por miedo a la AFIP

Comentarios

 
Estimado Daniel:

Yo tampoco te pongo mi verdadero nombre (aunque es derivado del que pongo aqui, por temor a los agentes cobradores -AFIP/DGI- de la mafia que se llama gobierno.
Por favor mandame el mail de esta persona,estoy totalmente de acuerdo con él, a ver si logro contactactarlo y podemos iniciar una campaña contra la coerción y el robo legalizado en la Argentina.Muchas gracias y muy buena vuestra página.

Saludos desde Buenos Aires

Quique
Enviado por el día 6 de Diciembre de 2003 a las 16:19 (1)
Lo siento, pero la dirección de correo desde la que me envió este artículo ya no funciona.
Enviado por el día 7 de Diciembre de 2003 a las 15:10 (2)

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