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14 de Febrero de 2005

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La Hora de Todos
Bitácora de José Carlos Rodríguez

Los ungidos

En alguna ocasión se han quejado beguemot (yo siempre me pregunto ¿de dónde sacará información para sus anotaciones, como véase?) y Jumanyi de que utilicemos el término ungido para referirnos, grosso modo, a la izquierda. Les parece que suena a burla o a insulto. No es así en absoluto.

El término ungido viene de la trilogía de Thomas Sowell sobre las visiones. Según el economista e historiador las diferencias ideológicas tienen su raíz en dos visiones antropológicas. Estas visiones se refieren a aspectos esenciales de la persona, por lo que condicionan, casi contienen, las teorías que uno se forma sobre las cosas. Y escasamente pueden ser refutadas por los hechos, porque la interpretación de los mismos parte de estas cosmovisiones.

Son dos, la restringida y la no restringida. Las dos difieren, esencialmente, en la capacidad que otorgan al hombre. Mientras que según la versión restringida el hombre tiene una naturaleza fija, con características positivas y negativas, en las que predomina el interés propio, la ignorancia, la carencia de virtud, para la visión no restringida el hombre no tiene una naturaleza fija. Por tanto es perfectible y en consecuencia tiene unas capacidades ilimitadas, desde el punto de vista práctico. Como la terminología visión restringida/visión no restringida es poco operativa, Sowell ha optado por llamar a quienes comparten la primera visión los ignorantes, y a los de la segunda, los ungidos. O en la terminología de Steven Pinker, los trágicos y los utópicos. Mucho mejor que yo lo explica nuestro experto en Thomas Sowell, Daniel, en su artículo Thomas Sowell y la teoría de las visiones en La Ilustración Liberal, número 19/20. Aquí citaré en extenso a Daniel para definir a los ungidos o utópicos:

La visión utópica

Para esta visión, la comprensión y la disposición del hombre son capaces de crear intencionadamente beneficios sociales. El hombre es capaz de sentir las necesidades ajenas como más importantes que las propias y actuar con imparcialidad en todo momento. El egoísmo de los individuos sería consecuencia del mismo sistema de incentivos, premios y castigos que la visión trágica considera imprescindible para reducirlo, pues lleva a las personas a hacer las cosas por razones egoístas y no porque sean lo correcto. De modo que dicho sistema debe ser eliminado porque, aunque hacerlo pueda tener consecuencias perniciosas en el corto plazo, a la larga eliminarán los frenos al perfeccionamiento del hombre.

Y es que en el hombre, lo real es muy distinto de lo potencial. Es imposible negar los límites del hombre contemporáneo, pero cada individuo es perfectible y puede mejorar continuamente, de forma básicamente ilimitada. De ahí que esta visión se la denomine como no restringida: la capacidad humana no tiene límites. La conclusión a la que lleva esa doble premisa sobre el hombre real y potencial es que hay algo en la sociedad que impide ese tránsito. Stuart Mill, por ejemplo, indicó que los únicos obstáculos reales para alcanzar la felicidad general eran la deplorable educación y organización social.

Así pues, dada la amplia diferencia que desde esta visión se observa entre distintas personas, según hayan explotado su potencial o no, la fuerza de la razón de aquellas mentes cultivadas que más camino han recorrido en ese tránsito hacia la perfección es la adecuada para moldear los procesos sociales. La experiencia, la sabiduría colectiva proceso de la evolución, no tienen valor por sí mismas si no pueden expresarse racionalmente. Aquellos que, gracias a la razón, ya han captado las posibilidades con que cuentan las sociedad ­­­–es decir, los intelectuales–, son los adecuados para dirigir el mundo, ya sea directamente o a través de otros que lleven a cabo sus ideas.

Dado que no estiman cierto que la mente sea incapaz de diseñar planes sociales adecuados, la ingeniería social es el modo más adecuado de llevar a cabo los fines deseados, en lugar de tortuosos mecanismos de incentivos y de ensayo y error. Existen soluciones a los problemas de la sociedad, a menudo obvias, aunque no sean fáciles de llevar a cabo debido a la oposición de quienes se aprovechan del status quo.

Puesto que el conocimiento aumenta enormemente a lo largo del tiempo, es necesaria una gran flexibilidad en los compromisos tomados en condiciones de conocimiento menor. Es más, dichos compromisos son una suerte de traición a la razón, pues nos llevan a comportarnos de una forma distinta a como lo haríamos basándonos exclusivamente en ella, con rigor e imparcialidad.

Por último, de forma congruente, si el hombre no está restringido, la libertad y la justicia se miden como resultados. La libertad es el poder efectivo de hacer cosas específicas. Dicho de otra manera: aunque nadie nos impida lograr algo, si carecemos de los medios necesarios para conseguirlo no somos realmente libres. La justicia también consiste en obtener unos resultados verdaderamente justos, sin importar el proceso, por lo que las ayudas a quienes parten de peor situación son justas.


Es decir, que al ver a los hombres como perfectibles, potencialmente son capaces de captar la esencia de los problemas, el porqué de los mismos, y su solución. Por ese motivo los ungidos se fijan sobre todo en las situaciones y buscan soluciones. Los ignorantes, por su parte, se fijan en los procesos y aceptan el mejor compromiso entre los efectos positivos y negativos.

Como los ungidos creen que el hombre puede remozar las situaciones que consideran injustas a voluntad, tienden a pensar que dichas situaciones si se mantienen es por la voluntad de otros. Y que por tanto estos otros, identificados vaga o estrechamente con el poder, tienen interés en el mantenimiento de estas situaciones.

Por otro lado, puesto que mejorar una situación injusta, o mantenerla como está, depende de la mera voluntad, ya que la capacidad está ahí, los ungidos tienden a dar mucha importancia a las intenciones, lo que no ocurre con los ignorantes.

Precisamente conviene entender a éstos, para mejor comprender a los ungidos. Por eso remito a mi (por el momento futura) anotación sobre los ignorantes, o trágicos.

Teniendo todo esto en cuenta se explica uno muchas posturas.

Comentarios

 
El link "véase" lleva a una anotación de Córdoba sobre una fotografía.
Enviado por el día 14 de Febrero de 2005 a las 21:20 (1)
Hay una vertiente de los ungidos que, creo, no trata con demasiada extensión Sowell. Es la tendencia al nihilismo, mejor dicho, el peligro constante de caer en él. Sowell me da la impresión de que tiene en cuenta esto con el acierto que le caracteriza, pero creo que no lo explicita demasiado.

Que hay datos de lo que digo, no hay duda. Sólo hay que pensar las muchas veces que se denuncia esa tendencia al odio rabioso de tanta gente en la izquierda, que tiene mucho de suicida. También creo entender el mecanismo psicológico, o parte de él, más bien. Las posturas infundadas de infinito optimismo hacen que la realidad, el logro real de los ungidos, sea como un muro infranqueable. Por eso, a mi juicio, el recurso y la invocación a las "limpias intenciones" (o como a mi me gusta llamarlo "la virginidad metafísica de la izquierda") es un mecanismo natural para defenderse del previsible fracaso o para conjurarlo.

No es que haya peligro en esto, es que hay episodios de violencia de vez en cuando perfectamente articulados en el discurso de la izquierda.

Debe ser algo de alguna manera extraordinariamente gratificante el ser un ungido para que soporten tanta frustración y mal sentimiento. No se me alcanza exactamente el qué, pero algo hay en lo que tan a menudo parece ser un gustazo que se dan (ni en mi más crédula etapa política de centrista era capaz de acercarme emocionalmente a lo que tan evidentemente se me presentaba en tanto izquierdista).
Enviado por el día 14 de Febrero de 2005 a las 21:47 (2)
Pues tanto los ungidos como los ignorantes tienen razón, los primeros en el largo plazo, los segundos en el corto plazo.
Enviado por el día 14 de Febrero de 2005 a las 21:50 (3)
Esos parrafos de Sowell son absolutamente cruciales, porque captan más allá de las cuestiones concretas el "alma" de ambas posturas. Ni que decir tiene que la naturaleza humana y su conocimiento cientifico es el nucleo absoluto y fundamental del que depende el exito final de una u otra postura. La Psicología evolucionista, Pinker incluido, nos da la razon a los que tenemos una vision restringida. Por eso la ocultación de este hecho es una tarea fundamental para los ungidos.
Enviado por el día 14 de Febrero de 2005 a las 22:13 (4)
Hombre, JCR, un placer que nos enlaces. A pesar de las diferencias y los calentones, un saludo.
Enviado por el día 14 de Febrero de 2005 a las 22:39 (5)
Dogson, tambien esa mala baba nace de su paranoia: ello son los elegidos, pero si el mundo no les obedece es, para ellos, porque existe otra fuerza igual y desentido contrario (los malos, el capitalismo) que segun su concepcion del mundo, intenta introducir la discordia y la maldad en la naturaleza humana, como bien describe Jose Carlos, y Daniel en su articulo sobre sowell , particularmente, mediante el sistema de incentivos.
Para ellos esa visión del Mal con mayusculas les da excusa para ejercer su Bien con mausculas por cualquier medio, ya que el Bien absoluto que quieren instaurar, justifica y admite cualquier método, incluida la masacre de cientos de personas. Por otra parte en Mal es odiado infinitamente, porque no hay limitacion en la naturaleza humana que permita perdonar a los capitalistas ni que justifique ese hipotético obrar en pos del fracaso de los buenos.

En realidad la vision ungida es despiadada contra los que se oponen a ellos, porque como el hombre no tiene limites, no hay perdon para sus limitaciones ni para los que se mantienen en ellas. Mucho menos con los que aparentan oponerse a los designios de los ungidos.
Enviado por el día 14 de Febrero de 2005 a las 22:39 (6)
Bueno, los ungidos no preocupan tanto sobre el papel como sobre la accion.
Enviado por el día 15 de Febrero de 2005 a las 01:56 (7)
Si los ungidos han sido políticos como Stalin y Hitler, entonces, habría que delimitar las características de los demás políticos y sus ideologías.
Enviado por el día 15 de Febrero de 2005 a las 18:06 (8)
Stalin y Hitler no fueron mas que vulgares genocidas de izquierdas, que valiendose de la ingeinudad o estupudez en algunos casos de los ungidos, llegaron al poder e hicieron lo que hicieron.
Enviado por el día 16 de Febrero de 2005 a las 17:19 (9)
Hola, un nuevo post...
http://kantor-blog.blogspot.com/
Enviado por el día 16 de Febrero de 2005 a las 19:15 (10)
O retiras todo lo que has dicho o te quito el carné de la logia Fotorosa de Tetuán, que yo allí soy el que más manda.

Y si sigues te mando a los gorilas de Urrutia, pedazo de neocon!!!
Enviado por el día 18 de Febrero de 2005 a las 00:16 (11)

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