10 de Enero de 2010
« La transparente burla de los políticos | Principal | Réplica a Kantor sobre el capital y el proceso productivo »
Luis de Guindos reivindica la teoría austriaca del ciclo
Si en un momento dado el tipo de interés de mercado es inferior al que resulta del esquema de preferencias temporales, que podemos denominar tasa natural, como consecuencia de una política monetaria demasiado relajada, entonces los empresarios alargarán sus procesos de producción, invirtiendo masivamente en las fases iniciales de dichos procesos. Esto produce, en primera instancia, una situación de euforia, que acaba desembocando en una recesión cuando los empresarios se dan cuenta finalmente de que dichos planes de producción están descoordinados de las preferencias de los consumidores.
La teoría austriaca sería perfectamente aplicable, por ejemplo, a lo que ha sido el ciclo de la vivienda en España en los últimos años. La existencia de unos niveles muy bajos de tipos de interés, y la creencia de su permanencia, llevó a una expansión de la construcción residencial, iniciándose muchas más viviendas de lo que era estrictamente necesario en función de la demanda existente. Por decirlo de otro modo: iniciamos en los últimos cinco años las viviendas que teníamos que haber construido, al menos, en una década, y hoy nos encontramos con un stock enorme de pisos sin vender. De este modo, se pasa de una situación de euforia a otra de depresión cuando los promotores se dan cuenta de que sus planes de construcción no van a coincidir con la demanda solvente de vivienda durante un período sustancial de tiempo.La salida fácil a una situación de este tipo es aplicar una política de estímulo de naturaleza keynesiana, que adelante más gasto del futuro al presente, vía bajadas adicionales de tipos de interés, gasto público adicional e incentivos fiscales de carácter temporal. Sin embargo, aplicar una salida keynesiana a un problema austriaco constituye una especie de huida hacia adelante, que nos permite salvar la situación en el corto plazo a costa de aumentar los problemas en el futuro.
La única solución verdadera para los austriacos es reconocer que se han cometido errores y depurar los excesos de valoración y de inversión cometidos durante el período de euforia, retornando a una situación de tipos de interés que refleje el esquema de preferencias temporal de los individuos. Se trata de un debate similar al que mantuvieron hace más de 70 años Hayek y Keynes. Entonces, el vencedor a corto plazo fue el economista británico, aunque a medio plazo se acabó poniendo de manifiesto que la razón estaba del lado del austriaco.
Comentarios
Un abrazo.
PD: ¿Ha leído la columna de Krugman de hoy en NYTimes? Me encantaría saber su opinión: http://www.nytimes.com/2010/01/11/opinion/11krugma...
No se admiten ya más comentarios.