Hispanoamérica

Hay dos vertientes, una manejada por el sector militar comprometido con el proceso, el cual le exige a Hugo deje de ser la marioneta de Fidel Castro y que definitivamente detenga la conformación de milicias paramilitares de corte castristas, con individuos provenientes del sector civil político. Este grupo ha llegado al nivel de confrontar a altos personeros gubernamentales y líderes políticos de la izquierda chavista, a quienes culpan de haber propiciado el entreguismo que Chávez muestra con la Cuba de Fidel, amén de los innumerables espectáculos de corrupción social y moral que a diario se conocen. A este grupo lo llaman el Velasco Alvarado, haciendo símil con el otrora nacional socialista y militarista dictador peruano.

El segundo grupo, Los Fidelitos, se compone de los recalcitrantes ideólogos comunistas de los años sesenta, seguidos por una oficialidad teóricamente preparada para comandar una transformación violenta del país hacia el comunismo puro, ese que todavía habla de imperialismo y dictadura del proletariado. Los Fidelitos actualmente manejan la política exterior, la del interior y justicia, así como los programas sociales del país. Y desean profundizar la purga en los cuarteles, con la sustitución del generalato y tropa profesional, por elementos paramilitares provenientes de los Círculos Bolivarianos, Tupamaros, Batallones de Reserva y Milicianos cubanos; todos bajo el mando de una logia de resentidos homosexual y pervertidos sexuales.

Y ustedes me preguntarán, ¿en cuál lado colocas a Chávez?...me atrevo a responder que en ninguno.por cuanto Hugo ya no es de Venezuela ni de Latinoamérica. Le han hecho creer que le pertenece al mundo entero, a donde como títere lo mandan a viajar y a hablar pendejadas. A vivir los sueños que en su enferma mente pululan: ser un libertador más grande que Bolívar; la suma de Voltaire y Robespierre; el émulo de Lenín con el puño de hierro de Stalin.mientras los hombres, tránsfugas sexuales y chulos de las dos facciones del proceso se reparten el botín que se llama Venezuela.

Así pues, mis amigos, hablamos de una pelea entre machos y homosexuales; entre militares y civiles; entre extremistas comunistas y moderados social-nacionalistas; entre lo militar y lo paramilitar; en fin, entre asaltantes de carretera. Pero más que todo, por el control del destino del erario público. Y les aseguro que para lograrlo la sangre llegará más temprano que tarde al río; y ese día pasará a ser conocido en la historia de Venezuela como La Noche de los Cuchillos Largos (a la venezolana).