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América Latina: ¡Quítate la careta!
Enviado por el día 27 de Abril de 2004 a las 17:54
América Latina: ¡Quítate la careta!

Por Agustín Tamargo

LibreOnline / Diario Noticuba Internacional

Miami, 26 de abril de 2004

Argentina y Brasil quedarán marcados por la Historia como países oprobiosos si no votan a favor de la condena a Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, dice hoy el diario La Nación de Buenos Aires. El hoy es martes y yo escribo el miércoles, cuando el veredicto de Ginebra no se conoce todavía. Pero no importa. Suscribo íntegramente, aplaudo con toda la honestidad que tengo, la opinión de ese prestigioso periódico y estrecho simbólicamente la mano digna que escribió ese trabajo.

¿Por qué? Porque ambas cosas son expresión rotunda de lo que a mi juicio falta hoy más que nunca en la política latinoamericana: el sentido de la dignidad. Hay partidos por todas partes, pululan los llamados líderes populares a diestra y siniestra y se forman aquí y allá gobiernos titulados democráticos. Pero tómales el pulso, analiza su conducta frente a los problemas internacionales o nacionales más serios, y descubrirás enseguida ésto: no tienen espinazo. Se venden, se tramitan, se dejan coaccionar, se arrodillan ante el que muestre algún poder capaz de producir determinados beneficios. Pero hay algo más grave todavía: son demagogos. Hablan de lo que no sienten, prometen lo que no cumplen, y en cuanto sale a la palestra el problema del izquierdismo, ahí los tienes: todos son izquierdistas. El insulto más grave que les puedes inferir es el de llamarlos derechistas o conservadores. Y, desde luego, todos son antiamericanos, (en público, nunca en privado, desde luego) lo que ellos suponen que les concede una patente de radicalismo.

Esto, ¿qué cosa es? Desde luego, una farsa. Esa farsa se ha hecho más grave desde que tomó el poder en Cuba Fidel Castro. Estar con Castro significa en América Latina ser un revolucionario, un nacionalista, un antimperialista. Estar con Castro representa la defensa de la libertad, la lucha por el decoro nacional, la resistencia frente a los americanos. Castro nunca representó nada de eso aunque en la Sierra, o al llegar a La Habana, podría confundir y engañar a muchos todavía. ¿Pero después? Después de los paredones, de las cárceles, de la desaparición de los partidos, de la clausura de los periódicos y de la persecución de toda idea religiosa, después de haber convertido al país más rico del Caribe y casi de América Latina entera en un manicomio donde la gente viste harapos y come bazofia, sobre todo después de haberse declarado satélite de Moscú y de haber traído a la América los proyectiles atómicos, ¿se puede admitir que un gobernante, un líder público, un jefe de estado latinoamericano, se califique de amigo de Castro y no se atreva a emitir contra él ni siquiera una leve censura?. Yo creo que no. Peor todavía: ¿se puede tener una actitud amistosa, se puede tener una relación cordial con quien durante varias décadas no ha cesado de entrenar guerrillas, de armarlas y de enviarlas a pelear en varios de esos países?. Yo creo que no. Y al igual que yo lo cree mucha gente, incluso en Europa, donde, salvo excepciones, se le ha tendido un cerco de aislamiento al déspota de La Habana que después de más de 40 años en el poder todavía sigue encarcelando y matando a los que se le oponen aunque sea de modo pacífico.

Pues eso, dicho sea con toda franqueza, es lo que hacen, lo que han venido haciendo, jefes de gobierno y líderes de la oposición en América Latina. Los tiempos en que existían demócratas como Rómulo Betancourt parecen haber pasado. La época en que a las insolencias de Castro se les contestaba con firmeza y con dignidad pertenecen a otras épocas. Hoy no se le pide a ningún gobernante que de alojamiento y preste ayuda a posibles fuerzas bélicas para liberar a Cuba, como se hizo en otros tiempos. Hoy no cortan relaciones, ni siquiera se enfrían, aún ante hechos de franca intervención castrista en problemas de algunos países. Hoy todo el mundo comercia con Castro. Hay excepciones, ya sabemos. Honduras es hoy una de ellas, Honduras, que ha sacado la cara de la dignidad por los otros que callan. Pero son siempre los pequeños. Los países grandes, encabezados por México, siempre le han dado la espalda al pueblo de Cuba, siempre han mantenido relaciones cordiales con el verdugo de ese pueblo. Ahora mismo, en Ginebra ¿no se ven las vacilaciones, las dudas y las traiciones?.

Los grandes hombres que dio una vez la América Latina, Bolívar, Martí, siempre vieron a este hemisferio como una aspiración de ideales comunes, sobre todo el de la libertad. Pero eran otros tiempos, y otros hombres. Aquellos patricios han sido sustituidos por los Lula y los Kitchner. Y por eso vamos como vamos.

El que suscribe es un cubano. Pero aunque no lo fuera, solo con haber conocido un poco la historia de esa isla admirable, tendría que decir esto: en ti sí creo, pueblo de Cuba. Te salió un hijo perverso, tus hermanos de la América te han abandonado. Pero tú eres un pueblo de hombres. Nunca te vas a quedar abajo.