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La guerra contra el Paraguay
Enviado por el día 30 de Abril de 2004 a las 02:55
LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA CONTRA EL PARAGUAY
ANIQUILÓ LA ÚNICA EXPERIENCIA EXITOSA DE DESARROLLO INDEPENDIENTE
El hombre viajaba a mi lado, silencioso. Su perfil, nariz afilada, altos pómulos, se recortaba contra la fuerte luz del mediodía. Ibamos rumbo a Asunción, desde la frontera del sur, en un ómnibus para veinte personas que contenía, no sé cómo, cincuenta. Al cabo de unos horas, hicimos un alto. Nos sentamos en un patio abierto, a la sombra de un árbol de hojas carnosas. A nuestros ojos, se abría el brillo enceguecedor de la vasta, despoblada, intacta tierra roja: de horizonte a horizonte, nada perturba la transparencia del aire en Paraguay. Fumamos. Mi compañero, campesino de habla guaraní, enhebró algunas palabras tristes en castellano. «Los paraguayos somos pobres y pocos», me dijo. Me explicó que había bajado a Encarnación a buscar trabajo pero no había encontrado. Apenas si había podido reunir unos pesos para el pasaje de vuelta. Años atrás, de muchacho, había tentado fortuna en Buenos Aires y en el sur de Brasil. Ahora venía la cosecha del algodón y muchos braceros paraguayos marchaban, como todos los años, rumbo a tierras argentinas. «Pero yo ya tengo sesenta y tres años. Mi corazón ya no soporta las demasiadas gentes.»
Suman medio millón los paraguayos que han abandonado la patria, definitivamente, en los últimos veinte años. La miseria empuja al éxodo a los habitantes del país que era, hasta hace un siglo, el más avamzado de América del Sur. Paraguay tiene ahora una población que apenas duplica a la que por entonces tenía y es, con Bolivia, uno de los dos países sudamericanos más pobres y atrasados. Los paraguayos sufren la herencia de una guerra de exterminio que se incorporó a la historia de América Latina como su capítulo más infame. Se llamó la Guerra de la Triple Alianza. Brasil, Argentina y Uruguay tuvieron a su cargo el genocidio. No dejaron piedra sobre piedra ni habitantes varones entre los escombros. Aunque Inglaterra no participó directamente en la horrorosa hazaña, fueron sus mercaderes, sus banqueros y sus industriales quienes resultaron beneficiados con el crimen de Paraguay. La invasión fue financiada, de principio a fin, por el Banco de Londres, la casa Baring Brothers y la banca Rothschild, en empréstitos con, intereses leoninos que hipotecaron la suerte de los países vencedores".
Hasta su destrucción, Paraguay se erguía como una excepción en América Latina: la única nación que el capital extranjero no había deformado. El largo gobierno de mano de hierro del dictador Gaspar Rodríguez de Francia (1814–1840) había incubado, en la matriz del aislamiento, un desarrollo económico autónomo y sostenido. El Estado, omnipotente, paternalista, ocupaba el lugar de una burguesía nacional que no existía, en la tarea de organizar la nación y orientar sus recursos y su destino. Francia se había apoyado en las masas campesinas para aplastar la oligarquía paraguaya y había, conquistado la paz interior tendiendo un estricto cordón sanitario frente a los restantes países del antiguo virreinato del Río de la Plata. Las expropiaciones, los destierros, las prisiones, las persecuciones y las multas no habían servido de instrumentos para la consolidación del dominio interno de los terratenientes y los comerciantes sino que, por el contrario, habían sido utilizados para su destrucción. No existían, ni nacerían más tarde, las libertades políticas y el derecho de oposición, pero en aquella etapa histórica sólo los nostálgicos de los privilegios perdidos sufrían la falta de democracia. No había grandes fortunas privadas cuando Francia murió, y Paraguay era el único país de América Latina que no tenía mendigos, hambrientos ni ladrones; los viajeros de la época encontraban allí un oasis de tranquilidad en medio de las demás comarcas convulsionadas por las guerras continuas. El agente norteamericano Hopkins informaba en 1845 a su gobierno que en Paraguay «no hay niño que no sepa leer y escribir...» Era también el único país que no vivía con la mirada clavada al otro lado del mar. El comercio exterior no constituía el eje de la vida nacional; la doctrina liberal, expresión ideológica de la articulación mundial de los mercados, carecía de respuestas para los desafíos que Paraguay, obligado a crecer hacia dentro por su aislamiento mediterráneo, se estaba planteando desde principios de siglo. El exterminio de la oligarquía hizo posible la concentración de los resortes económicos fundamentales en manos del Estado, para llevar adelante esta política autárquica de desarrollo dentro de fronteras.
Los posteriores gobiernos de Carlos Antonio López y su hijo Francisco Solano continuaron y vitalizaron la tarea. La economía estaba en pleno crecimiento. Cuando los invasores aparecieron en el horizonte, en 1865, Paraguay contaba con una línea de telégrafos, un ferrocarril y una buena cantidad de fábricas de materiales de construcción, tejidos, lienzos, ponchos, papel y tinta, loza y pólvora. Doscientos técnicos extranjeros, muy bien pagados por el Estado, prestaban su colaboración decisiva. Desde 1850, la fundición de Ibycui fabricaba cañones, morteros y balas de todos los calibres; en el arsenal de Asunción se producían cañones de bronce, obuses y balas. La siderurgia nacional, como todas las demás actividades económicas esenciales, estaba en manos del Estado. El país contaba con una flota mercante nacional, y habían sido construidos en el astillero de Asunción varios de los buques que ostentaban el pabellón paraguayo a lo largo del Paraná o a través del Atlántico y el Mediterráneo. El Estado virtualmente monopolizaba el comercio exterior: la yerba y el tabaco abastecían el consumo del sur del continente; las maderas valiosas se exportaban a Europa. La balanza comercial arrojaba un fuerte superávit. Paraguay tenía una moneda fuerte y estable, y disponía de suficiente riqueza para realizar enormes inversiones públicas sin recurrir al capital extranjero. El país no debía ni un centavo al exterior, pese a lo cual estaba en condiciones de mantener el mejor ejército de América del Sur, contratar técnicos ingleses que se ponían al servicio del país en lugar de poner al país a su servicio, y enviar a Europa a unos cuantos jóvenes universitarios paraguayos para perfeccionar sus estudios. El excedente económico generado por la producción agrícola no se derrochaba en el lujo estéril de una oligarquía inexistente, ni iba a parar a los bolsillos de los intermediarios, ni a las manos brujas de los prestamistas, ni al rubro ganancias que el Imperio británico nutría con los servicios de fletes y seguros. La esponja imperialista no absorbía la riqueza que el país producía. El 98 por ciento del territorio paraguayo era de propiedad pública: el Estado cedía a los campesinos la explotación de las parcelas a cambio de la obligación de poblarlas y cultivarlas en forma permanente y sin el derecho de venderlas. Había, además, sesenta y cuatro estancias de la patria, haciendas que el Estado administraba directamente. Las obras de riego, represas y canales, y los nuevos puentes y caminos contribuían en grado importante a la elevación de la productividad agrícola. Se rescató la tradición indígena de las dos cosechas anuales, que había sido abandonada por los conquistadores. El aliento vivo de las tradiciones jesuitas facilitaba, sin duda, todo este proceso creador.
El Estado paraguayo practicaba un celoso proteccionismo, muy reforzado en 1864, sobre la industria nacional y el mercado interno; los ríos interiores no estaban abiertos a las naves británicas que bombardeaban con manufacturas de Manchester y de Liverpool a todo el resto de América Latina. El comercio inglés no disimulaba su inquietud, no sólo porque resultaba invulnerable aquel último foco de resistencia nacional en el corazón del continente, sino también, y sobre todo, por la fuerza de ejemplo que la experiencia paraguaya irradiaba peligrosamente hacia los vecinos. El país más progresista de América Latina construía su futuro sin inversiones extranjeras, sin empréstitos de la banca inglesa y sin las bendiciones del comercio libre.
Pero a medida que Paraguay iba avanzando en este proceso, se hacía más aguda su necesidad de romper la reclusión. El desarrollo industrial requería contactos más intensos y directos con el mercado internacional y las fuentes de la técnica avanzada. Paraguay estaba objetivamente bloqueado entre Argentina y Brasil, y ambos países podían negar el oxígeno a sus pulmones cerrándole, como lo hicieron Rivadavia y Rosas, las bocas de los ríos, o fijando impuestos arbitrarios al tránsito de sus mercancías. Para sus vecinos, por otra parte, era una imprescindible condición, a los fines de la consolidación del estado olígárquico, terminar con el escándalo de aquel país que se bastaba a sí mismo y no quería arrodillarse ante los mercaderes británicos.
El ministro inglés en Buenos Aires, Edward Thornton; participó considerablemente en los preparativos de la guerra. En vísperas del estallido, tomaba parte, como asesor del gobierno, en las reuniones del gabinete argentino, sentándose al lado del presidente Bartolomé Mitre. Ante su atenta mirada se urdió la trama de provocaciones y de engaños que culminó con el acuerdo argentino–brasileño y selló la suerte de Paraguay. Venancio Flores invadió Uruguay, en ancas de la intervención de los dos grandes vecinos, y estableció en Montevideo, después de la matanza de Paysandú, su gobierno adicto a Río de Janeiro y Buenos Aires. La Triple Alianza estaba en funcionamiento. El presidente paraguayo Solano López había amenazado con la guerra si asaltaban Uruguay: sabía que así se estaba cerrando la tenaza de hierro en torno a la garganta de su país acorralado por la geografía y los enemigos. El historiador liberal Efraím Cardozo no tiene inconveniente en sostener, sin embargo, que López se plantó frente a Brasil simplemente porque estaba ofendido: el emperador le había negado la mano de una de sus hijas. La guerra había nacido. Pero era obra de Mercurio, no de Cupido.
La prensa de Buenos Aires llamaba «Atila de América» al presidente paraguayo López: «Hay que matarlo como a un reptil», clamaban los editoriales. En septiembre de 1864, Thornton envió a Londres un extenso informe confidencial, fechado en Asunción. Describía a Paraguay como Dante al infierno, pero ponía el acento donde correspondía: «Los derechos de importación sobre casi todos los artículos son del 20 o 25 por ciento ad valorem; pero como este valor se calcula sobre el precio corriente de los artículos, el derecho que se paga alcanza frecuentemente del 40 al 45 por ciento del precio de factura. Los derechos de exportación son del 10 al 20 por ciento sobre el valor...» En abril de 1865, el Standard, diario inglés de Buenos Aires, celebraba ya la declaración de guerra de Argentina contra Paraguay, cuyo presidente «ha infringido todos los usos de las naciones civilizadas», y anunciaba que la espada del presidente argentino Mitre «llevará en su victoriosa carrera, además del peso de glorias pasadas, el impulso irresistible de la opinión pública en una causa justa». El tratado con Brasil y Uruguay se firmó el 10 de mayo de 1865; sus términos draconianos fueron dados a la publicidad un año más tarde, en el diario británico The Times, que lo obtuvo de los banqueros acreedores de Argentina y Brasil. Los futuros vencedores se repartían anticipadamente, en el tratado, los despojos del vencido. Argentina se aseguraba todo el territorio de Misiones y el inmenso Chaco; Brasil devoraba una extensión inmensa hacia el oeste de sus fronteras. A Uruguay, gobernado por un títere de ambas potencias, no le tocaba nada. Mitre anunció que tomaría Asunción en tres meses. Pero la guerra duró cinco años. Fue una carnicería, ejecutada todo a lo largo de los fortines que defendían, tramo a tramo, el río Paraguay. El «oprobioso tirano» Francisco Solano López encarnó heroicamente la voluntad nacional de sobrevivir; el pueblo paraguayo, que no sufría la guerra desde hacía medio siglo, se inmoló a su lado. Hombres, mujeres, niños y viejos: todos se batieron como leones. Los prisioneros heridos se arrancaban las vendas para que no los obligaran a pelear contra sus hermanos. En 1870, López, a la cabeza de un ejército de espectros, ancianos y niños que se ponían barbas postizas para impresionar desde lejos, se internó en la selva. Las tropas invasoras asaltaron los escombros de Asunción con el cuchillo entre los dientes. Cuando finalmente el presidente paraguayo fue asesinado a bala y a lanza en la espesura del cerro Corá, alcanzó a decir: «¡Muero con mi patria!», y era verdad. Paraguay moría con él. Antes, López había hecho fusilar a su hermano y a un obispo, que con él marchaban en aquella caravana de la muerte. Los invasores venían para redimir al pueblo paraguayo: lo exterminaron.
Paraguay tenía, al comienzo de la guerra, poco menos población que Argentina. Sólo doscientos cincuenta mil paraguayos, menos de la sexta parte, sobrevivían en 1870. Era el triunfo de la civilización. Los vencedores, arruinados por el altísimo costo del crimen, quedaban en manos de los banqueros ingleses que habían financiado la aventura. El imperio esclavista de Pedro II, cuyas tropas se nutrían de esclavos y presos, ganó, no obstante, territorios, más de sesenta mil kilómetros cuadrados, y también mano de obra, porque muchos prisioneros paraguayos marcharon a trabajar en los cafetales paulistas con la marca de hierro de la esclavitud. La Argentina del presidente Mitre, que había aplastado a sus propios caudillos federales, se quedó con noventa y cuatro mil kilómetros cuadrados de tierra paraguaya y otros frutos del botín, según el propio Mitre había anunciado cuando escribió: «Los prisioneros y demás artículos de guerra nos los dividiremos en la forma convenida». Uruguay, donde ya los herederos de Artigas habían sido muertos o derrotados y la oligarquía mandaba, participó de la guerra como socio menor y sin recompensas. Algunos de los soldados uruguayos enviados a la campaña del Paraguay habían subido a los buques con las manos atadas. Los tres países sufrieron una bancarrota financiera que agudizó su dependencia frente a Inglaterra. La matanza de Paraguay los signó para siempre.
Brasil había cumplido con la función que el Imperio británico le había adjudicado desde los tiempos en que los ingleses trasladaron el trono portugués a Río de Janeiro. A principios del siglo XIX, habían sido claras las instrucciones de Canníng al embajador, Lord Strangford: «Hacer del Brasil un emporio para las manufacturas británicas destinadas al consumo de toda la América del Sur». Poco antes de lanzarse a la guerra, el presidente de Argentina había inaugurado una nueva línea de ferrocarriles británicos en su país, y había pronunciado un inflamado discurso: «¿Cuál es la fuerza que impulsa este progreso? Señores: ¡es el capital inglés!». Del Paraguay derrotado no sólo desapareció la población: también las tarifas aduaneras. los hornos de fundición, los ríos clausurados al libre comercio, la independencia económica v vastas zonas de su territorio. Los vencedores implantaron, dentro de las fronteras reducidas por el despojo, el librecambio y el latifundio. Todo fue saqueado y todo fue vendido: las tierras y los bosques, las minas, los yerbales, los edificios de las escuelas. Sucesivos gobiernos títeres serían instalados, en Asunción, por las fuerzas extranjeras de ocupación. No bien terminó la guerra, sobre las ruinas todavía humeantes de Paraguay cayó el primer empréstito extranjero de su historia. Era británico, por supuesto. Su valor nominal alcanzaba el millón de libras esterlinas, pero a Paraguay llegó bastante menos de la mitad; en los años siguientes, las refinanciaciones elevaron la deuda a más de tres millones. La Guerra del Opio había terminado, en 1842, cuando se firmó en Nanking el tratado de libre comercio que aseguró a los comerciantes británicos el derecho de introducir libremente la droga en el territorio chino. También la libertad de comercio fue garantizada por Paraguay después de la derrota. Se abandonaron los cultivos de algodón, y Manchester arruinó la producción textil; la industria nacional no resucitó nunca.
El Partido Colorado, que hoy gobierna a Paraguay, especula alegremente con la memoria de los héroes, pero ostenta al pie de su acta de fundación la firma de veintidós traidores al mariscal Solano López, «legionarios» al servicio de las tropas brasileñas de ocupación. El dictador Alfredo Stroessner, que ha convertido al Paraguay en un gran campo de concentración desde hace quince años, hizo su especialización militar en Brasil, y los generales brasileños lo devolvieron a su país con altas calificaciones y encendidos elogios: «Es digno de gran futuro...» Durante su reinado, Stroessner desplazó a los intereses anglo–argentinos dominantes en Paraguay durante las últimas décadas, en beneficio de Brasil y sus dueños norteamericanos. Desde 1870, Brasil y Argentina, que liberaron a Paraguay para comérselo a dos bocas, se alternan en el usufructo de los despojos del país derrotado, pero sufren, a su vez, el imperialismo de la gran potencia de turno. Paraguay padece, al mismo tiempo, el imperialismo y el subimperialismo. Antes el Imperio británico constituía el eslabón mayor de la cadena de las dependencias sucesivas. Actualmente, los Estados Unidos, que no ignoran la importancia geopolítica de este país enclavado en el centro de América del Sur, mantienen en suelo paraguayo asesores innumerables que adiestran y orientan a las fuerzas armadas, cocinan los planes económicos, reestructuran la universidad a su antojo, inventan un nuevo esquema político democrático para el país y retribuyen con préstamos onerosos los buenos servicios del régimen. Pero Paraguay es también colonia de colonias. Utilizando la reforma agraria como pretexto, el gobierno de Stroessner derogó, haciéndose el distraído, la disposición legal que prohibía la venta a extranjeros de tierras en zonas de frontera seca, y hoy hasta los territorios fiscales han caído en manos de los latifundistas brasileños del café. La onda invasora atraviesa el río Paraná con la complicidad del presidente, asociado a los terratenientes que hablan portugués. Llegué a la movediza frontera del nordeste de Paraguay con billetes que tenían estampado el rostro del vencido mariscal Solano López, pero allí encontré que sólo tienen valor los que lucen la efigie del victorioso emperador Pedro II. El resultado de la Guerra de la Triple Alianza cobra, transcurrido un siglo, ardiente actualidad. Los guardas brasileños exigen pasaporte a los ciudadanos paraguayos para circular por su propio país; son brasileñas las banderas y las iglesias. La piratería de tierra abarca también los saltos del Guayrá, la mayor fuente potencial de energía en toda América Latina, que hoy se llaman, en portugués, Sete Quedas, y la zona del Itaipú, donde Brasil construirá la mayor central hidroeléctrica del mundo.
El subimperialismo o imperialismo de segundo grado, se expresa de mil maneras. Cuando el presidente Johnson decidió sumergir en sangre a los dominicanos, en 1965, Stroessner envió soldados paraguayos a Santo Domingo, para que colaboraran en la faena. El batallón se llamó, broma siniestra, «Mariscal Solano López». Los paraguayos actuaron a las órdenes de un general brasileño, porque fue Brasil quien recibió los honores de la traición: el general Panasco Alvim encabezó las tropas latinoamericanas cómplices en la matanza. De la misma manera, podrían citarse otros ejemplos. Paraguay otorgó a Brasil una concesión petrolera en su territorio, pero el negocio de la distribución de combustibles y la petroquímica están, en Brasil, en manos norteamericanas. La Misión Cultural Brasileña es dueña de la Facultad de Filosofía y Pedagogía de la universidad paraguaya, pero los norteamericanos manejan ahora a las universidades de Brasil. El estado mayor del ejército paraguayo no sólo recibe la asesoría de los técnicos del Pentágono, sino también de generales brasileños que a su vez responden al Pentágono como el eco a la voz. Por la vía abierta del contrabando, los productos industriales de Brasil invaden el mercado paraguayo, pero muchas de las fábricas que los producen en Sáo Paulo son, desde la avalancha desnacionalizadora de estos últimos años, propiedad de las corporaciones multinacionales.
Stroessner se considera heredero de los López. El Paraguay de hace un siglo ¿puede ser impunemente cotejado con el Paraguay de ahora, emporio del contrabando en la cuenca del Plata y reino de la corrupción institucionalizada? En un acto político donde el partido de gobierno reivindicaba a la vez, entre vítores y aplausos, a uno y otro Paraguay, un muchachito vendía, bandeja al pecho, cigarrillos de contrabando: la fervorosa concurrencia pitaba nerviosamente Kent, Marlboro, Camel y Benson & Hedges. En Asunción, la escasa clase media bebe whisky Ballantine's en vez de tomar caña paraguaya. Uno descubre los últimos modelos de los más lujosos automóviles fabricados en Estados Unidos o Europa, traídos al país de contrabando o previo pago de menguados impuestos, al mismo tiempo que se ven por las calles, carros tirados por bueyes que acarrean lentamente los frutos al mercado: la tierra se trabaja con arados de madera y los taxímetros son Impalas 70. Stroessner dice que el contrabando es «el precio de la paz»: los generales se lenan los bolsillos y no conspiran. La industria, por supuesto, agoniza antes de crecer. El Estado ni siquiera cumple con el decreto que manda preferir los productos de las fábricas nacionales en las adquisiciones públicas. Los únicos triunfos que el gobierno exhibe, orgulloso, en la materia, son las plantas de Coca Cola, Crush y Pepsi Cola, instaladas desde fines de 1966 como contribución norteamericana al progreso del pueblo paraguayo.
El Estado manifiesta que solo intervendrá directamente en la creación de empresas «cuando el sector privado no demuestre interés», y el Banco Central comunica al Fondo Monetario Internacional que «ha decidido implantar un régimen de mercado libre de cambios y abolir las restricciones al comercio y a las transacciones en divisas»; un folleto editado por el Ministerio de Industria y Comercio advierte a los inversores que el país otorga «concesiones especiales para el capital extranjero». Se exime a las empresas extranjeras del pago de impuestos y de derechos aduaneros, «para crear un clima propicio para las inversiones». Un año después de instalarse en Asunción, el National City Bank de Nueva York recupera íntegramente el capital invertido. La banca extranjera, dueña del ahorro interno, proporciona a Paraguay créditos externos que acentúan su deformación económica e hipotecan aún más su soberanía. En el campo, el uno y medio por ciento de los propietarios dispone del noventa por ciento de las tierras explotadas, y se cultiva menos del dos por ciento de la superficie total del país. El plan oficial de colonización en el triángulo de Caaguazú ofrece a los campesinos hambrientos más tumbas que prosperidades.
La Triple Alianza sigue siendo todo un éxito.
Los hornos de la fundición de Ibycuí, donde se forjaron los cañones que defendieron a la patria invadida, se erguían en un paraje que ahora se llama «Mina–cué» –que en guaraní significa «Fue mina». Allí, entre pantanos y mosquitos, junto a los restos de un muro derruido, yace todavía la base de la chimenea que los invasores volaron, hace un siglo, con dinamita, y pueden verse los pedazos de hierro podrido de las instalaciones deshechas. Viven, en la zona, unos pocos campesinos en harapos, que ni siquiera saben cuál fue la guerra que destruyó todo eso. Sin embargo, ellos dicen que en ciertas noches se escuchan, allí, voces de máquinas y truenos de martillos, estampidos de cañones y alaridos de soldados.
ANIQUILÓ LA ÚNICA EXPERIENCIA EXITOSA DE DESARROLLO INDEPENDIENTE
El hombre viajaba a mi lado, silencioso. Su perfil, nariz afilada, altos pómulos, se recortaba contra la fuerte luz del mediodía. Ibamos rumbo a Asunción, desde la frontera del sur, en un ómnibus para veinte personas que contenía, no sé cómo, cincuenta. Al cabo de unos horas, hicimos un alto. Nos sentamos en un patio abierto, a la sombra de un árbol de hojas carnosas. A nuestros ojos, se abría el brillo enceguecedor de la vasta, despoblada, intacta tierra roja: de horizonte a horizonte, nada perturba la transparencia del aire en Paraguay. Fumamos. Mi compañero, campesino de habla guaraní, enhebró algunas palabras tristes en castellano. «Los paraguayos somos pobres y pocos», me dijo. Me explicó que había bajado a Encarnación a buscar trabajo pero no había encontrado. Apenas si había podido reunir unos pesos para el pasaje de vuelta. Años atrás, de muchacho, había tentado fortuna en Buenos Aires y en el sur de Brasil. Ahora venía la cosecha del algodón y muchos braceros paraguayos marchaban, como todos los años, rumbo a tierras argentinas. «Pero yo ya tengo sesenta y tres años. Mi corazón ya no soporta las demasiadas gentes.»
Suman medio millón los paraguayos que han abandonado la patria, definitivamente, en los últimos veinte años. La miseria empuja al éxodo a los habitantes del país que era, hasta hace un siglo, el más avamzado de América del Sur. Paraguay tiene ahora una población que apenas duplica a la que por entonces tenía y es, con Bolivia, uno de los dos países sudamericanos más pobres y atrasados. Los paraguayos sufren la herencia de una guerra de exterminio que se incorporó a la historia de América Latina como su capítulo más infame. Se llamó la Guerra de la Triple Alianza. Brasil, Argentina y Uruguay tuvieron a su cargo el genocidio. No dejaron piedra sobre piedra ni habitantes varones entre los escombros. Aunque Inglaterra no participó directamente en la horrorosa hazaña, fueron sus mercaderes, sus banqueros y sus industriales quienes resultaron beneficiados con el crimen de Paraguay. La invasión fue financiada, de principio a fin, por el Banco de Londres, la casa Baring Brothers y la banca Rothschild, en empréstitos con, intereses leoninos que hipotecaron la suerte de los países vencedores".
Hasta su destrucción, Paraguay se erguía como una excepción en América Latina: la única nación que el capital extranjero no había deformado. El largo gobierno de mano de hierro del dictador Gaspar Rodríguez de Francia (1814–1840) había incubado, en la matriz del aislamiento, un desarrollo económico autónomo y sostenido. El Estado, omnipotente, paternalista, ocupaba el lugar de una burguesía nacional que no existía, en la tarea de organizar la nación y orientar sus recursos y su destino. Francia se había apoyado en las masas campesinas para aplastar la oligarquía paraguaya y había, conquistado la paz interior tendiendo un estricto cordón sanitario frente a los restantes países del antiguo virreinato del Río de la Plata. Las expropiaciones, los destierros, las prisiones, las persecuciones y las multas no habían servido de instrumentos para la consolidación del dominio interno de los terratenientes y los comerciantes sino que, por el contrario, habían sido utilizados para su destrucción. No existían, ni nacerían más tarde, las libertades políticas y el derecho de oposición, pero en aquella etapa histórica sólo los nostálgicos de los privilegios perdidos sufrían la falta de democracia. No había grandes fortunas privadas cuando Francia murió, y Paraguay era el único país de América Latina que no tenía mendigos, hambrientos ni ladrones; los viajeros de la época encontraban allí un oasis de tranquilidad en medio de las demás comarcas convulsionadas por las guerras continuas. El agente norteamericano Hopkins informaba en 1845 a su gobierno que en Paraguay «no hay niño que no sepa leer y escribir...» Era también el único país que no vivía con la mirada clavada al otro lado del mar. El comercio exterior no constituía el eje de la vida nacional; la doctrina liberal, expresión ideológica de la articulación mundial de los mercados, carecía de respuestas para los desafíos que Paraguay, obligado a crecer hacia dentro por su aislamiento mediterráneo, se estaba planteando desde principios de siglo. El exterminio de la oligarquía hizo posible la concentración de los resortes económicos fundamentales en manos del Estado, para llevar adelante esta política autárquica de desarrollo dentro de fronteras.
Los posteriores gobiernos de Carlos Antonio López y su hijo Francisco Solano continuaron y vitalizaron la tarea. La economía estaba en pleno crecimiento. Cuando los invasores aparecieron en el horizonte, en 1865, Paraguay contaba con una línea de telégrafos, un ferrocarril y una buena cantidad de fábricas de materiales de construcción, tejidos, lienzos, ponchos, papel y tinta, loza y pólvora. Doscientos técnicos extranjeros, muy bien pagados por el Estado, prestaban su colaboración decisiva. Desde 1850, la fundición de Ibycui fabricaba cañones, morteros y balas de todos los calibres; en el arsenal de Asunción se producían cañones de bronce, obuses y balas. La siderurgia nacional, como todas las demás actividades económicas esenciales, estaba en manos del Estado. El país contaba con una flota mercante nacional, y habían sido construidos en el astillero de Asunción varios de los buques que ostentaban el pabellón paraguayo a lo largo del Paraná o a través del Atlántico y el Mediterráneo. El Estado virtualmente monopolizaba el comercio exterior: la yerba y el tabaco abastecían el consumo del sur del continente; las maderas valiosas se exportaban a Europa. La balanza comercial arrojaba un fuerte superávit. Paraguay tenía una moneda fuerte y estable, y disponía de suficiente riqueza para realizar enormes inversiones públicas sin recurrir al capital extranjero. El país no debía ni un centavo al exterior, pese a lo cual estaba en condiciones de mantener el mejor ejército de América del Sur, contratar técnicos ingleses que se ponían al servicio del país en lugar de poner al país a su servicio, y enviar a Europa a unos cuantos jóvenes universitarios paraguayos para perfeccionar sus estudios. El excedente económico generado por la producción agrícola no se derrochaba en el lujo estéril de una oligarquía inexistente, ni iba a parar a los bolsillos de los intermediarios, ni a las manos brujas de los prestamistas, ni al rubro ganancias que el Imperio británico nutría con los servicios de fletes y seguros. La esponja imperialista no absorbía la riqueza que el país producía. El 98 por ciento del territorio paraguayo era de propiedad pública: el Estado cedía a los campesinos la explotación de las parcelas a cambio de la obligación de poblarlas y cultivarlas en forma permanente y sin el derecho de venderlas. Había, además, sesenta y cuatro estancias de la patria, haciendas que el Estado administraba directamente. Las obras de riego, represas y canales, y los nuevos puentes y caminos contribuían en grado importante a la elevación de la productividad agrícola. Se rescató la tradición indígena de las dos cosechas anuales, que había sido abandonada por los conquistadores. El aliento vivo de las tradiciones jesuitas facilitaba, sin duda, todo este proceso creador.
El Estado paraguayo practicaba un celoso proteccionismo, muy reforzado en 1864, sobre la industria nacional y el mercado interno; los ríos interiores no estaban abiertos a las naves británicas que bombardeaban con manufacturas de Manchester y de Liverpool a todo el resto de América Latina. El comercio inglés no disimulaba su inquietud, no sólo porque resultaba invulnerable aquel último foco de resistencia nacional en el corazón del continente, sino también, y sobre todo, por la fuerza de ejemplo que la experiencia paraguaya irradiaba peligrosamente hacia los vecinos. El país más progresista de América Latina construía su futuro sin inversiones extranjeras, sin empréstitos de la banca inglesa y sin las bendiciones del comercio libre.
Pero a medida que Paraguay iba avanzando en este proceso, se hacía más aguda su necesidad de romper la reclusión. El desarrollo industrial requería contactos más intensos y directos con el mercado internacional y las fuentes de la técnica avanzada. Paraguay estaba objetivamente bloqueado entre Argentina y Brasil, y ambos países podían negar el oxígeno a sus pulmones cerrándole, como lo hicieron Rivadavia y Rosas, las bocas de los ríos, o fijando impuestos arbitrarios al tránsito de sus mercancías. Para sus vecinos, por otra parte, era una imprescindible condición, a los fines de la consolidación del estado olígárquico, terminar con el escándalo de aquel país que se bastaba a sí mismo y no quería arrodillarse ante los mercaderes británicos.
El ministro inglés en Buenos Aires, Edward Thornton; participó considerablemente en los preparativos de la guerra. En vísperas del estallido, tomaba parte, como asesor del gobierno, en las reuniones del gabinete argentino, sentándose al lado del presidente Bartolomé Mitre. Ante su atenta mirada se urdió la trama de provocaciones y de engaños que culminó con el acuerdo argentino–brasileño y selló la suerte de Paraguay. Venancio Flores invadió Uruguay, en ancas de la intervención de los dos grandes vecinos, y estableció en Montevideo, después de la matanza de Paysandú, su gobierno adicto a Río de Janeiro y Buenos Aires. La Triple Alianza estaba en funcionamiento. El presidente paraguayo Solano López había amenazado con la guerra si asaltaban Uruguay: sabía que así se estaba cerrando la tenaza de hierro en torno a la garganta de su país acorralado por la geografía y los enemigos. El historiador liberal Efraím Cardozo no tiene inconveniente en sostener, sin embargo, que López se plantó frente a Brasil simplemente porque estaba ofendido: el emperador le había negado la mano de una de sus hijas. La guerra había nacido. Pero era obra de Mercurio, no de Cupido.
La prensa de Buenos Aires llamaba «Atila de América» al presidente paraguayo López: «Hay que matarlo como a un reptil», clamaban los editoriales. En septiembre de 1864, Thornton envió a Londres un extenso informe confidencial, fechado en Asunción. Describía a Paraguay como Dante al infierno, pero ponía el acento donde correspondía: «Los derechos de importación sobre casi todos los artículos son del 20 o 25 por ciento ad valorem; pero como este valor se calcula sobre el precio corriente de los artículos, el derecho que se paga alcanza frecuentemente del 40 al 45 por ciento del precio de factura. Los derechos de exportación son del 10 al 20 por ciento sobre el valor...» En abril de 1865, el Standard, diario inglés de Buenos Aires, celebraba ya la declaración de guerra de Argentina contra Paraguay, cuyo presidente «ha infringido todos los usos de las naciones civilizadas», y anunciaba que la espada del presidente argentino Mitre «llevará en su victoriosa carrera, además del peso de glorias pasadas, el impulso irresistible de la opinión pública en una causa justa». El tratado con Brasil y Uruguay se firmó el 10 de mayo de 1865; sus términos draconianos fueron dados a la publicidad un año más tarde, en el diario británico The Times, que lo obtuvo de los banqueros acreedores de Argentina y Brasil. Los futuros vencedores se repartían anticipadamente, en el tratado, los despojos del vencido. Argentina se aseguraba todo el territorio de Misiones y el inmenso Chaco; Brasil devoraba una extensión inmensa hacia el oeste de sus fronteras. A Uruguay, gobernado por un títere de ambas potencias, no le tocaba nada. Mitre anunció que tomaría Asunción en tres meses. Pero la guerra duró cinco años. Fue una carnicería, ejecutada todo a lo largo de los fortines que defendían, tramo a tramo, el río Paraguay. El «oprobioso tirano» Francisco Solano López encarnó heroicamente la voluntad nacional de sobrevivir; el pueblo paraguayo, que no sufría la guerra desde hacía medio siglo, se inmoló a su lado. Hombres, mujeres, niños y viejos: todos se batieron como leones. Los prisioneros heridos se arrancaban las vendas para que no los obligaran a pelear contra sus hermanos. En 1870, López, a la cabeza de un ejército de espectros, ancianos y niños que se ponían barbas postizas para impresionar desde lejos, se internó en la selva. Las tropas invasoras asaltaron los escombros de Asunción con el cuchillo entre los dientes. Cuando finalmente el presidente paraguayo fue asesinado a bala y a lanza en la espesura del cerro Corá, alcanzó a decir: «¡Muero con mi patria!», y era verdad. Paraguay moría con él. Antes, López había hecho fusilar a su hermano y a un obispo, que con él marchaban en aquella caravana de la muerte. Los invasores venían para redimir al pueblo paraguayo: lo exterminaron.
Paraguay tenía, al comienzo de la guerra, poco menos población que Argentina. Sólo doscientos cincuenta mil paraguayos, menos de la sexta parte, sobrevivían en 1870. Era el triunfo de la civilización. Los vencedores, arruinados por el altísimo costo del crimen, quedaban en manos de los banqueros ingleses que habían financiado la aventura. El imperio esclavista de Pedro II, cuyas tropas se nutrían de esclavos y presos, ganó, no obstante, territorios, más de sesenta mil kilómetros cuadrados, y también mano de obra, porque muchos prisioneros paraguayos marcharon a trabajar en los cafetales paulistas con la marca de hierro de la esclavitud. La Argentina del presidente Mitre, que había aplastado a sus propios caudillos federales, se quedó con noventa y cuatro mil kilómetros cuadrados de tierra paraguaya y otros frutos del botín, según el propio Mitre había anunciado cuando escribió: «Los prisioneros y demás artículos de guerra nos los dividiremos en la forma convenida». Uruguay, donde ya los herederos de Artigas habían sido muertos o derrotados y la oligarquía mandaba, participó de la guerra como socio menor y sin recompensas. Algunos de los soldados uruguayos enviados a la campaña del Paraguay habían subido a los buques con las manos atadas. Los tres países sufrieron una bancarrota financiera que agudizó su dependencia frente a Inglaterra. La matanza de Paraguay los signó para siempre.
Brasil había cumplido con la función que el Imperio británico le había adjudicado desde los tiempos en que los ingleses trasladaron el trono portugués a Río de Janeiro. A principios del siglo XIX, habían sido claras las instrucciones de Canníng al embajador, Lord Strangford: «Hacer del Brasil un emporio para las manufacturas británicas destinadas al consumo de toda la América del Sur». Poco antes de lanzarse a la guerra, el presidente de Argentina había inaugurado una nueva línea de ferrocarriles británicos en su país, y había pronunciado un inflamado discurso: «¿Cuál es la fuerza que impulsa este progreso? Señores: ¡es el capital inglés!». Del Paraguay derrotado no sólo desapareció la población: también las tarifas aduaneras. los hornos de fundición, los ríos clausurados al libre comercio, la independencia económica v vastas zonas de su territorio. Los vencedores implantaron, dentro de las fronteras reducidas por el despojo, el librecambio y el latifundio. Todo fue saqueado y todo fue vendido: las tierras y los bosques, las minas, los yerbales, los edificios de las escuelas. Sucesivos gobiernos títeres serían instalados, en Asunción, por las fuerzas extranjeras de ocupación. No bien terminó la guerra, sobre las ruinas todavía humeantes de Paraguay cayó el primer empréstito extranjero de su historia. Era británico, por supuesto. Su valor nominal alcanzaba el millón de libras esterlinas, pero a Paraguay llegó bastante menos de la mitad; en los años siguientes, las refinanciaciones elevaron la deuda a más de tres millones. La Guerra del Opio había terminado, en 1842, cuando se firmó en Nanking el tratado de libre comercio que aseguró a los comerciantes británicos el derecho de introducir libremente la droga en el territorio chino. También la libertad de comercio fue garantizada por Paraguay después de la derrota. Se abandonaron los cultivos de algodón, y Manchester arruinó la producción textil; la industria nacional no resucitó nunca.
El Partido Colorado, que hoy gobierna a Paraguay, especula alegremente con la memoria de los héroes, pero ostenta al pie de su acta de fundación la firma de veintidós traidores al mariscal Solano López, «legionarios» al servicio de las tropas brasileñas de ocupación. El dictador Alfredo Stroessner, que ha convertido al Paraguay en un gran campo de concentración desde hace quince años, hizo su especialización militar en Brasil, y los generales brasileños lo devolvieron a su país con altas calificaciones y encendidos elogios: «Es digno de gran futuro...» Durante su reinado, Stroessner desplazó a los intereses anglo–argentinos dominantes en Paraguay durante las últimas décadas, en beneficio de Brasil y sus dueños norteamericanos. Desde 1870, Brasil y Argentina, que liberaron a Paraguay para comérselo a dos bocas, se alternan en el usufructo de los despojos del país derrotado, pero sufren, a su vez, el imperialismo de la gran potencia de turno. Paraguay padece, al mismo tiempo, el imperialismo y el subimperialismo. Antes el Imperio británico constituía el eslabón mayor de la cadena de las dependencias sucesivas. Actualmente, los Estados Unidos, que no ignoran la importancia geopolítica de este país enclavado en el centro de América del Sur, mantienen en suelo paraguayo asesores innumerables que adiestran y orientan a las fuerzas armadas, cocinan los planes económicos, reestructuran la universidad a su antojo, inventan un nuevo esquema político democrático para el país y retribuyen con préstamos onerosos los buenos servicios del régimen. Pero Paraguay es también colonia de colonias. Utilizando la reforma agraria como pretexto, el gobierno de Stroessner derogó, haciéndose el distraído, la disposición legal que prohibía la venta a extranjeros de tierras en zonas de frontera seca, y hoy hasta los territorios fiscales han caído en manos de los latifundistas brasileños del café. La onda invasora atraviesa el río Paraná con la complicidad del presidente, asociado a los terratenientes que hablan portugués. Llegué a la movediza frontera del nordeste de Paraguay con billetes que tenían estampado el rostro del vencido mariscal Solano López, pero allí encontré que sólo tienen valor los que lucen la efigie del victorioso emperador Pedro II. El resultado de la Guerra de la Triple Alianza cobra, transcurrido un siglo, ardiente actualidad. Los guardas brasileños exigen pasaporte a los ciudadanos paraguayos para circular por su propio país; son brasileñas las banderas y las iglesias. La piratería de tierra abarca también los saltos del Guayrá, la mayor fuente potencial de energía en toda América Latina, que hoy se llaman, en portugués, Sete Quedas, y la zona del Itaipú, donde Brasil construirá la mayor central hidroeléctrica del mundo.
El subimperialismo o imperialismo de segundo grado, se expresa de mil maneras. Cuando el presidente Johnson decidió sumergir en sangre a los dominicanos, en 1965, Stroessner envió soldados paraguayos a Santo Domingo, para que colaboraran en la faena. El batallón se llamó, broma siniestra, «Mariscal Solano López». Los paraguayos actuaron a las órdenes de un general brasileño, porque fue Brasil quien recibió los honores de la traición: el general Panasco Alvim encabezó las tropas latinoamericanas cómplices en la matanza. De la misma manera, podrían citarse otros ejemplos. Paraguay otorgó a Brasil una concesión petrolera en su territorio, pero el negocio de la distribución de combustibles y la petroquímica están, en Brasil, en manos norteamericanas. La Misión Cultural Brasileña es dueña de la Facultad de Filosofía y Pedagogía de la universidad paraguaya, pero los norteamericanos manejan ahora a las universidades de Brasil. El estado mayor del ejército paraguayo no sólo recibe la asesoría de los técnicos del Pentágono, sino también de generales brasileños que a su vez responden al Pentágono como el eco a la voz. Por la vía abierta del contrabando, los productos industriales de Brasil invaden el mercado paraguayo, pero muchas de las fábricas que los producen en Sáo Paulo son, desde la avalancha desnacionalizadora de estos últimos años, propiedad de las corporaciones multinacionales.
Stroessner se considera heredero de los López. El Paraguay de hace un siglo ¿puede ser impunemente cotejado con el Paraguay de ahora, emporio del contrabando en la cuenca del Plata y reino de la corrupción institucionalizada? En un acto político donde el partido de gobierno reivindicaba a la vez, entre vítores y aplausos, a uno y otro Paraguay, un muchachito vendía, bandeja al pecho, cigarrillos de contrabando: la fervorosa concurrencia pitaba nerviosamente Kent, Marlboro, Camel y Benson & Hedges. En Asunción, la escasa clase media bebe whisky Ballantine's en vez de tomar caña paraguaya. Uno descubre los últimos modelos de los más lujosos automóviles fabricados en Estados Unidos o Europa, traídos al país de contrabando o previo pago de menguados impuestos, al mismo tiempo que se ven por las calles, carros tirados por bueyes que acarrean lentamente los frutos al mercado: la tierra se trabaja con arados de madera y los taxímetros son Impalas 70. Stroessner dice que el contrabando es «el precio de la paz»: los generales se lenan los bolsillos y no conspiran. La industria, por supuesto, agoniza antes de crecer. El Estado ni siquiera cumple con el decreto que manda preferir los productos de las fábricas nacionales en las adquisiciones públicas. Los únicos triunfos que el gobierno exhibe, orgulloso, en la materia, son las plantas de Coca Cola, Crush y Pepsi Cola, instaladas desde fines de 1966 como contribución norteamericana al progreso del pueblo paraguayo.
El Estado manifiesta que solo intervendrá directamente en la creación de empresas «cuando el sector privado no demuestre interés», y el Banco Central comunica al Fondo Monetario Internacional que «ha decidido implantar un régimen de mercado libre de cambios y abolir las restricciones al comercio y a las transacciones en divisas»; un folleto editado por el Ministerio de Industria y Comercio advierte a los inversores que el país otorga «concesiones especiales para el capital extranjero». Se exime a las empresas extranjeras del pago de impuestos y de derechos aduaneros, «para crear un clima propicio para las inversiones». Un año después de instalarse en Asunción, el National City Bank de Nueva York recupera íntegramente el capital invertido. La banca extranjera, dueña del ahorro interno, proporciona a Paraguay créditos externos que acentúan su deformación económica e hipotecan aún más su soberanía. En el campo, el uno y medio por ciento de los propietarios dispone del noventa por ciento de las tierras explotadas, y se cultiva menos del dos por ciento de la superficie total del país. El plan oficial de colonización en el triángulo de Caaguazú ofrece a los campesinos hambrientos más tumbas que prosperidades.
La Triple Alianza sigue siendo todo un éxito.
Los hornos de la fundición de Ibycuí, donde se forjaron los cañones que defendieron a la patria invadida, se erguían en un paraje que ahora se llama «Mina–cué» –que en guaraní significa «Fue mina». Allí, entre pantanos y mosquitos, junto a los restos de un muro derruido, yace todavía la base de la chimenea que los invasores volaron, hace un siglo, con dinamita, y pueden verse los pedazos de hierro podrido de las instalaciones deshechas. Viven, en la zona, unos pocos campesinos en harapos, que ni siquiera saben cuál fue la guerra que destruyó todo eso. Sin embargo, ellos dicen que en ciertas noches se escuchan, allí, voces de máquinas y truenos de martillos, estampidos de cañones y alaridos de soldados.
Re: La guerra contra el Paraguay
Enviado por el día 30 de Abril de 2004 a las 03:59
Un excelente artículo sobre el drama paraguayo.
Es un relato dramático de como las oligarquías del cono sur, en alianza con la embajada británica, aplastaron una experiencia de desarrollo independiente. En Paraguay se impuso el librecambio, los Hayek de ese entonces se alzaron con el poder sobre la sangre de decenas de miles de guaraníes, y condenaron al Paraguay al atraso histórico que todavía hoy padecen. Así es como se cimentó la tragedia histórica latinoamericana. El Paraguay, de la mano de un gobierno patriótico e independiente, se proponía construir una sociedad capitalista del mismo modo en que lo hicieron los paises europeos y los EE.UU.: aplicando un estricto proteccionismo para defender la industria nacional y el mercado interno, expulsando a la potencia colonialista del momento y desarrollando un proyecto nacional soberano. Pero ayer, como hoy, las fuerzas patrióticas debieron enfrentar a las clases acomodadas y a las grandes potencias mundiales interesadas en sumir a nuestro continente en la dependencia.
Felicitacíones Orwel por la nota que traes a este foro, aunque dudo que se interesen siquiera en leerla. Aquí lo único que importa es quien utiliza los adjetivos más procaces para atacar a otro patriota latinoamericano que aun vive: Fidel Castro.
Saludos,
Es un relato dramático de como las oligarquías del cono sur, en alianza con la embajada británica, aplastaron una experiencia de desarrollo independiente. En Paraguay se impuso el librecambio, los Hayek de ese entonces se alzaron con el poder sobre la sangre de decenas de miles de guaraníes, y condenaron al Paraguay al atraso histórico que todavía hoy padecen. Así es como se cimentó la tragedia histórica latinoamericana. El Paraguay, de la mano de un gobierno patriótico e independiente, se proponía construir una sociedad capitalista del mismo modo en que lo hicieron los paises europeos y los EE.UU.: aplicando un estricto proteccionismo para defender la industria nacional y el mercado interno, expulsando a la potencia colonialista del momento y desarrollando un proyecto nacional soberano. Pero ayer, como hoy, las fuerzas patrióticas debieron enfrentar a las clases acomodadas y a las grandes potencias mundiales interesadas en sumir a nuestro continente en la dependencia.
Felicitacíones Orwel por la nota que traes a este foro, aunque dudo que se interesen siquiera en leerla. Aquí lo único que importa es quien utiliza los adjetivos más procaces para atacar a otro patriota latinoamericano que aun vive: Fidel Castro.
Saludos,
Re: Re: La guerra contra el Paraguay
Enviado por el día 30 de Abril de 2004 a las 09:24
Negro el articulo da mucha luz sobre un aspecto de nuestra historia, es real pero no seas tan reduccionista, y tampoco creo que de toda esa historia pueda deducirse que Fidel Castro sea un heroe. Con sus aciertos y errores fue un hombre de su tiempo, no se si la Historia lo absolverá lo que si estoy seguro es que lo dejará atrás... como nos dejará atras a todos.-
No se si podras abrir tu mente mas allá de tus dogmas marxistas, no se si Racing podra abrir la suya más allá de sus dogmas hayekeanos, seguro que si logramos hacerlo encontraremos nuevamente las preguntas, no las respuestas.-
Les dejo un dato: Alberdi se opuso a la guerra contra el Paraguay apoyó decididamente la causa paraguaya y acusando a Mitre de llevar adelante una "Guerra de la Triple Infamia" contra un pueblo progresista y moderno. Escribirá entonces:
"Si es verdad que la civilización de este siglo tiene por emblemas las líneas de navegación por vapor, los telégrafos eléctricos, las fundiciones de metales, los astilleros y arsenales, los ferrocarriles , etc., los nuevos misioneros de civilización salidos de Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, San Juan, etc., etc., no sólo no tienen en su hogar esas piezas de civilización para llevar al Paraguay, sino que irían a conocerlas de vista por la primera vez en su vida en el "país salvaje" de su cruzada civilizadora"
El crimen de la guerra es un libro de Alberdi que muchos defensores y justificadores del actual crímen de irak como ese MazzaMauro deberían repasar.-
No se si podras abrir tu mente mas allá de tus dogmas marxistas, no se si Racing podra abrir la suya más allá de sus dogmas hayekeanos, seguro que si logramos hacerlo encontraremos nuevamente las preguntas, no las respuestas.-
Les dejo un dato: Alberdi se opuso a la guerra contra el Paraguay apoyó decididamente la causa paraguaya y acusando a Mitre de llevar adelante una "Guerra de la Triple Infamia" contra un pueblo progresista y moderno. Escribirá entonces:
"Si es verdad que la civilización de este siglo tiene por emblemas las líneas de navegación por vapor, los telégrafos eléctricos, las fundiciones de metales, los astilleros y arsenales, los ferrocarriles , etc., los nuevos misioneros de civilización salidos de Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, San Juan, etc., etc., no sólo no tienen en su hogar esas piezas de civilización para llevar al Paraguay, sino que irían a conocerlas de vista por la primera vez en su vida en el "país salvaje" de su cruzada civilizadora"
El crimen de la guerra es un libro de Alberdi que muchos defensores y justificadores del actual crímen de irak como ese MazzaMauro deberían repasar.-
Re: Re: Re: La guerra contra el Paraguay
Enviado por el día 30 de Abril de 2004 a las 14:29
Que me compares con ese pobre tipo de negro es algo inadmisible, pero no por mi, a mi me importa un carajo lo que pueda pensar juanpaine de Racing Stones,lo que me da bronca es que pongas en un mismo plano de igualdad a un defensor de los tiranos con una persona que pide que dejen a la gente libre,que se respeten contratos y que exista el Estado de Derecho,que no se ejerza violencia sobre los individuos ,que el unico Rey que existe es el consumidor y que sobre todas las cosas pide la vigencia de la Constitucion,realmente es ridiculo tu pensamiento.
Es una muestra mas de tu permanente trabajo de zapa a la idea de la Libertad
Es una muestra mas de tu permanente trabajo de zapa a la idea de la Libertad
Re: Re: Re: Re: La guerra contra el Paraguay
Enviado por el día 30 de Abril de 2004 a las 14:41
"Dogmatico" Ja!!! asi que dogmatico es pensar que la gente debe ser libre y actuar de manera honesta siendo responsable de sus actos???,joder que manera de jugar con las palabras!!!
Pragmatismo que es ??poder ejercer coaccion sobre la gente?? paso!!! entonces soy un dogmatico de la Libertad,que contrasentido!!!si este no es un contrasentido los contrasentidos donde estan???!!!
Pragmatismo que es ??poder ejercer coaccion sobre la gente?? paso!!! entonces soy un dogmatico de la Libertad,que contrasentido!!!si este no es un contrasentido los contrasentidos donde estan???!!!
Re: Re: La guerra contra el Paraguay
Enviado por el día 30 de Abril de 2004 a las 17:47
La Guerra contra el Paraguay es uno de los ejemplos mas tragicos de los efectos del nacionalismo centrifugo y provinciano en America Latina, que debio haber sido una sola nacion. Tambien es un ejemplo de la bajeza de las oligarquias locales subordinadas al imperialismo. En el caso argentino, eran liberales y pro-britanicas. Por eso en mi pais la palabra liberal tiene el significado popular de cipayo vendepatria.
La falsa justificacion en la que la oligarquia baso las matanzas contra las montoneras y la Guerra de la Triple Alianza (¿Triple A?) fue el slogan de Sarmiento "civilizacion o barbarie". No es muy diferente que el slogan de Bu$Hitler para justificar el recorte de libertades civiles en EEUU y la matanza de hombres, mujeres y niños en Iraq: "el bien contra el mal".
Esta es una de las razones por las cuales odio el nacionalismo que se queda dentro de las fronteras argentinas, y soy mas cercano al nacionalismo de la Patria Grande, el que tenian San Martin y Bolivar.
La falsa justificacion en la que la oligarquia baso las matanzas contra las montoneras y la Guerra de la Triple Alianza (¿Triple A?) fue el slogan de Sarmiento "civilizacion o barbarie". No es muy diferente que el slogan de Bu$Hitler para justificar el recorte de libertades civiles en EEUU y la matanza de hombres, mujeres y niños en Iraq: "el bien contra el mal".
Esta es una de las razones por las cuales odio el nacionalismo que se queda dentro de las fronteras argentinas, y soy mas cercano al nacionalismo de la Patria Grande, el que tenian San Martin y Bolivar.
Re: Re: Re: La guerra contra el Paraguay
Enviado por el día 30 de Abril de 2004 a las 18:47
"el comercio exterior no constituía el eje de la vida nacional; la doctrina liberal, expresión ideológica de la articulación mundial de los mercados, carecía de respuestas para los desafíos que Paraguay, obligado a crecer hacia dentro por su aislamiento mediterráneo"
cualquier persona sabe que un mercado tan pequeño como Paraguay no puede crecer "hacia adentro" mucho tiempo, por razones de economia de escala.
Vaya vaya, en algo coincido con Juan Salvo,el nacionalismo no me agrada nada mucho, si bien es algo natural y espontaneo, no podemos exagerar ni promover el odio entre pueblos con un origen y un destino común.
cualquier persona sabe que un mercado tan pequeño como Paraguay no puede crecer "hacia adentro" mucho tiempo, por razones de economia de escala.
Vaya vaya, en algo coincido con Juan Salvo,el nacionalismo no me agrada nada mucho, si bien es algo natural y espontaneo, no podemos exagerar ni promover el odio entre pueblos con un origen y un destino común.
Re: Re: Re: Re: La guerra contra el Paraguay
Enviado por el día 30 de Abril de 2004 a las 19:28
Cuantas mentiras!!!¨100 niños muertos por dia en Argentina¨,el valor 0bjetivo,ahora San Martin!!,estos zurdos son unos caraduras,que pasa si demuestro que San Martin respetaba la propiedad privada?BASTA, NO MIENTAN MAS.
pd ,ahora no tengo tiempo,pero esta noche le tapo la boca a estos zurdos mentirosos.
pd ,ahora no tengo tiempo,pero esta noche le tapo la boca a estos zurdos mentirosos.
Re: Re: Re: Re: Re: La guerra contra el Paraguay
Enviado por el día 30 de Abril de 2004 a las 20:26
Juan,
Cualquier crítica al nacionalismo será inmediatamente respaldada por los liberales. Desde luego, a Fernando le han gustado tus críticas. Fernando detesta el nacionalismo, salvo cuando se trata del nacionalismo de Bush o de Sharon. Más bien podríamos decir que detesta el nacionalismo de los pueblos que buscan emanciparse de los Bush y los Sharon. Por ejemplo, odia el nacionalismo del pueblo iraquí que lucha contra el invasor imperialista, pero apoya el nacionalismo yanqui que invade Irak en nombre de su "seguridad nacional". Como buen liberal, llegado el momento Fernando utilizaría sin pudor la bandera del nacionalismo para oponerse al "comunismo apátrida". Hasta a Dios invocan los liberales alienados por el dinero y las riquezas materiales.
Ni que decir, Juan, que el nacionalismo debe tener un alcance latinoamericano y un contenido socialista. Pero la separación de las banderas del socialismo de nuestras raices históricas criollas ha sido uno de los grandes dramas de la izquierda Argentina y la razón última de su aislamiento.
Saludos,
Cualquier crítica al nacionalismo será inmediatamente respaldada por los liberales. Desde luego, a Fernando le han gustado tus críticas. Fernando detesta el nacionalismo, salvo cuando se trata del nacionalismo de Bush o de Sharon. Más bien podríamos decir que detesta el nacionalismo de los pueblos que buscan emanciparse de los Bush y los Sharon. Por ejemplo, odia el nacionalismo del pueblo iraquí que lucha contra el invasor imperialista, pero apoya el nacionalismo yanqui que invade Irak en nombre de su "seguridad nacional". Como buen liberal, llegado el momento Fernando utilizaría sin pudor la bandera del nacionalismo para oponerse al "comunismo apátrida". Hasta a Dios invocan los liberales alienados por el dinero y las riquezas materiales.
Ni que decir, Juan, que el nacionalismo debe tener un alcance latinoamericano y un contenido socialista. Pero la separación de las banderas del socialismo de nuestras raices históricas criollas ha sido uno de los grandes dramas de la izquierda Argentina y la razón última de su aislamiento.
Saludos,
Re: Re: Re: Re: Re: Re: La guerra contra el Paraguay
Enviado por el día 30 de Abril de 2004 a las 21:06
Negro, el nacionalismo que yo critico es el nacionalismo chovinista, oligarca, rascista y xenofobo. El nacionalismo de arriba, el centrifugo. El que nos vendio la fantasia de que no viviamos en Latinoamerica.
No critico el nacionalismo que puede sentir alguien que ve a su tierra saqueada y agredida.
Hago esa diferenciacion, porque sino en nuestra defensa del nacionalismo (asi en abstracto, en general) podriamos coincidir hasta con los nazis, los gorilas y Videla. Coincidiriamos, de hecho, con tipos como Racing Stones que al mismo tiempo que dicen que las Malvinas son argentinas estan claramente de la vereda de enfrente en cuanto a la lucha de clases. Coincidiriamos con Blumberga, que grita "¡viva la Patria!" al mismo tiempo que exige mas represion que caera sobre... argentinos.
El pelotudo de Racing Stones seguro compro la historia mitrista y cree que San Martin era nacionalista de Argentina. Como ves, hay diferencias en la clase de nacionalismo que es funcional a nuestros intereses de clase y el que es funcional al del enemigo (el imperialismo y la burguesia).
No critico el nacionalismo que puede sentir alguien que ve a su tierra saqueada y agredida.
Hago esa diferenciacion, porque sino en nuestra defensa del nacionalismo (asi en abstracto, en general) podriamos coincidir hasta con los nazis, los gorilas y Videla. Coincidiriamos, de hecho, con tipos como Racing Stones que al mismo tiempo que dicen que las Malvinas son argentinas estan claramente de la vereda de enfrente en cuanto a la lucha de clases. Coincidiriamos con Blumberga, que grita "¡viva la Patria!" al mismo tiempo que exige mas represion que caera sobre... argentinos.
El pelotudo de Racing Stones seguro compro la historia mitrista y cree que San Martin era nacionalista de Argentina. Como ves, hay diferencias en la clase de nacionalismo que es funcional a nuestros intereses de clase y el que es funcional al del enemigo (el imperialismo y la burguesia).
Re: Re: Re: Re: Re: Re: La guerra contra el Paraguay
Enviado por el día 30 de Abril de 2004 a las 22:01
"Fernando detesta el nacionalismo, salvo cuando se trata del nacionalismo de Bush o de Sharon. Más bien podríamos decir que detesta el nacionalismo de los pueblos que buscan emanciparse de los Bush y los Sharon. Por ejemplo, odia el nacionalismo del pueblo iraquí que lucha contra el invasor imperialista, pero apoya el nacionalismo yanqui que invade Irak en nombre de su "seguridad nacional". Como buen liberal, llegado el momento Fernando utilizaría sin pudor la bandera del nacionalismo para oponerse al "comunismo apátrida""
Negro no te cansas de decir manipular las cosas?cuando dije que "detestaba" el nacionalismo? dije que era un fenomeno natural que no ese debia exagerar, para no caer en el chauvinismo, la xenofobia y las carreras armamentisticas.
Cuando he apoyado la invasión de Irak? al contrario, si supieras leer mejor y no con un ojo puesto en "El Capital", habrias visto mis mensajes en tal sentido
Negro no te cansas de decir manipular las cosas?cuando dije que "detestaba" el nacionalismo? dije que era un fenomeno natural que no ese debia exagerar, para no caer en el chauvinismo, la xenofobia y las carreras armamentisticas.
Cuando he apoyado la invasión de Irak? al contrario, si supieras leer mejor y no con un ojo puesto en "El Capital", habrias visto mis mensajes en tal sentido
Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: La guerra contra el Paraguay
Enviado por el día 30 de Abril de 2004 a las 22:33
Perdón Fernando si fui injusto contigo.
Si criticas la invasión a Irak, lo que me parece estupendo, criticas en el fondo toda la historia de capitalismo monopolista que ha utilizado permanentemente la ocupación colonial o semicoloial como mecanismo de explotación y saqueo de los paises débiles. ¿Por qué razón no apoyar a Bush hoy y si en cambio el imperio colonial británico de otros tiempos?. Ambos se autojustifican en la bandera de la "civilización y la democracia".
Ahora bien, si no apoyás la dominación imperialista ¿como no apoyar a los movimientos nacionales y populares que luchan y lucharon contra esa dominación?. ¿Cómo no apoyar al peronismo de Perón, al chavismo y a tantos otros movimientos de la historia latinoamericana?.
Si criticas la invasión a Irak, lo que me parece estupendo, criticas en el fondo toda la historia de capitalismo monopolista que ha utilizado permanentemente la ocupación colonial o semicoloial como mecanismo de explotación y saqueo de los paises débiles. ¿Por qué razón no apoyar a Bush hoy y si en cambio el imperio colonial británico de otros tiempos?. Ambos se autojustifican en la bandera de la "civilización y la democracia".
Ahora bien, si no apoyás la dominación imperialista ¿como no apoyar a los movimientos nacionales y populares que luchan y lucharon contra esa dominación?. ¿Cómo no apoyar al peronismo de Perón, al chavismo y a tantos otros movimientos de la historia latinoamericana?.
Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: La guerra contra el Paraguay
Enviado por el día 30 de Abril de 2004 a las 23:06
Jajajajajajajajajaj, muy bueno, yo creo
Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: La guerra contra el Paraguay
Enviado por el día 30 de Abril de 2004 a las 23:08
Jajajajajaaj, muy bueno, yo creo que la frase de Juanpaine lo resume todo: la conclusiòn que sacan estos gansos desde la guerra de la triple Alianza de 1865 hasta la fecha es que FIDEL CASTRO ES UN HEROE jajaajajajajajajajajajaajaj
San Martin liberal
Enviado por el día 1 de Mayo de 2004 a las 04:29
Para los argentinos el General San Martin es nuestro Padre de la Patria,aqui estan las maximas para su hija Mercedes,en ella se establece muy claramente el respeto por la propiedad privada,esto es para los zurdos mentirosos de mierda que andan por este foro,a ver si la terminan de decir MENTIRAS!!NO MIENTAN MAS!!!!
>MÝXIMAS DE SAN MARTÝN
>ESCRITAS PARA SU HIJA
>
>Cuando San Martín partió de Mendoza para cruzar los Andes, su hija Mercedes tenía cuatro meses y se volvieron a ver en 1818 después del triunfo de Chacabuco.
>Debido a la enfermedad de su esposa Remedios, su hija, la niña Mercedes fue criada y educada por sus abuelos, lo que derivó en una niña caprichosa y maleducada.
>En 1924 se embarcaron juntos a Europa y una vez en Francia, el General San Martín se ocupó de reeducarla, y entre otras cosas escribió estas Máximas en el año 1825:
>
>MÝXIMAS PARA MI HIJA
>
> 1.. Humanizar el carácter y hacerlo sensible aun con los insectos que no perjudican. Stern ha dicho a una mosca abriéndole la ventana para que saliese: "Anda, pobre animal, el mundo es demasiado grande para nosotros dos".
> 2.. Inspirarle amor a la verdad y odio a la mentira.
> 3.. Inspirarla a una gran confianza y amistad pero uniendo el respeto.
> 4.. Estimular en Mercedes la caridad con los pobres.
> 5.. Respeto sobre la propiedad ajena.
> 6.. Acostumbrarla a guardar un secreto.
> 7.. Inspirarle sentimientos de indulgencia hacia todas las religiones.
> 8.. Dulzura con los criados, pobres y viejos.
> 9.. Que hable poco y lo preciso.
> 10.. Acostumbrarla a estar formal en la mesa.
> 11.. Amor al aseo y desprecio al lujo.
> 12.. Inspirarle amor por la Patria y por la Libertad.
>MÝXIMAS DE SAN MARTÝN
>ESCRITAS PARA SU HIJA
>
>Cuando San Martín partió de Mendoza para cruzar los Andes, su hija Mercedes tenía cuatro meses y se volvieron a ver en 1818 después del triunfo de Chacabuco.
>Debido a la enfermedad de su esposa Remedios, su hija, la niña Mercedes fue criada y educada por sus abuelos, lo que derivó en una niña caprichosa y maleducada.
>En 1924 se embarcaron juntos a Europa y una vez en Francia, el General San Martín se ocupó de reeducarla, y entre otras cosas escribió estas Máximas en el año 1825:
>
>MÝXIMAS PARA MI HIJA
>
> 1.. Humanizar el carácter y hacerlo sensible aun con los insectos que no perjudican. Stern ha dicho a una mosca abriéndole la ventana para que saliese: "Anda, pobre animal, el mundo es demasiado grande para nosotros dos".
> 2.. Inspirarle amor a la verdad y odio a la mentira.
> 3.. Inspirarla a una gran confianza y amistad pero uniendo el respeto.
> 4.. Estimular en Mercedes la caridad con los pobres.
> 5.. Respeto sobre la propiedad ajena.
> 6.. Acostumbrarla a guardar un secreto.
> 7.. Inspirarle sentimientos de indulgencia hacia todas las religiones.
> 8.. Dulzura con los criados, pobres y viejos.
> 9.. Que hable poco y lo preciso.
> 10.. Acostumbrarla a estar formal en la mesa.
> 11.. Amor al aseo y desprecio al lujo.
> 12.. Inspirarle amor por la Patria y por la Libertad.
Re: San Martin liberal
Enviado por el día 1 de Mayo de 2004 a las 08:14
Despues de leer todo lo que fue la guerra del Paraguay (si es que lo han leido) a este racing solo se le ocurre salir a refutar la pavada de San Martín,,, ¿que queres decir con esas máximas pelotudas de la mosca y de que las mujeres deben hablar poco? ¿Que San Martin era librecambista?. Te recuerdo que el respeto a la propiedad ajena es algo compartido por toda las corrientes economicas desde el mercantilismo, el liberalismo austriaco, la tercera via, la socialdemocracia etc. Es una frase que podria suscribir cualquiera, ya que es amplia y la diferencia es solo una cuestion de grados.
Eso de 'despreciar el lujo' no me parece muy libremercadista austriaco la verdad suena mas cerca de 'combatiendo al capital',,, en fin pareciera que racing no ha podido decir mucho sobre las enseñanzas que nos deja el comprender lo que significó la guerra contra el Paraguay.
Eso de 'despreciar el lujo' no me parece muy libremercadista austriaco la verdad suena mas cerca de 'combatiendo al capital',,, en fin pareciera que racing no ha podido decir mucho sobre las enseñanzas que nos deja el comprender lo que significó la guerra contra el Paraguay.
Re: Re: San Martin liberal
Enviado por el día 1 de Mayo de 2004 a las 09:19
Ahora, si bien está sobradamente probado que la diplomacia británica operó desde el principio para formar una alianza de paises contra el Paraguay; me parece que, respecto de la Argentina, estamos pasando por alto el hecho más importante de todos, y es que Argentina entró en la guerra porque PARAGUAY INVADIÓ CORRIENTES!....o sea, que a partir de ahí, no había otra opción que declararles la guerra, no demos tantas vueltas.
Respecto del genocidio del pueblo paraguayo, fué llevado a cabo mayoritariamente por su propio líder, Solano López, que mandaba niños de 10 años al frente de batalla, y por el ejército brasilero.
Cabe destacar la actitud del Gral Mitre, que se negò a "entrar triunfante" (lease: saquear y quemar) Asunción, junto con los brasileros y uruguayos, respondièndole a los reproches del general brasilero en una carta donde decía que "no convalidaría con su presencia actos de barbarie...etc"...la carta sigue no me acuerdo bien cómo, pero termina tratando a los brasileros poco menos que simios salvajes.....así fué que el ejército argentino permaneció acampado en las afueras de Asunción, o sea, nunca entraron en la capital.
Respecto del genocidio del pueblo paraguayo, fué llevado a cabo mayoritariamente por su propio líder, Solano López, que mandaba niños de 10 años al frente de batalla, y por el ejército brasilero.
Cabe destacar la actitud del Gral Mitre, que se negò a "entrar triunfante" (lease: saquear y quemar) Asunción, junto con los brasileros y uruguayos, respondièndole a los reproches del general brasilero en una carta donde decía que "no convalidaría con su presencia actos de barbarie...etc"...la carta sigue no me acuerdo bien cómo, pero termina tratando a los brasileros poco menos que simios salvajes.....así fué que el ejército argentino permaneció acampado en las afueras de Asunción, o sea, nunca entraron en la capital.
Re: Re: San Martin liberal
Enviado por el día 1 de Mayo de 2004 a las 15:50
Perdon por la tardanza en responderte, la proxima vez lo hago mas rapido,siiiii señor!!!,anda farabute!!!
No entiendes no??,no lees mas que tus mails?,no es asi??,claro que la propiedad privada es respetada por distintas teorias economicas, yo puse lo de San Martin para demostrarle a los zurdos sus mentiras,les mas arriba y veras porque lo puse,fue para taparle la boca al zuradaje inmundo que se quiere apropiar de la figura de San Martin y vos salis rebatiendome a mi!!!,no me sorprende ,tendrias que haber saltado cuando los zurdos hablaban de la Patria que soño San Martin y Bolivar, pero repito no me sorprende,de uno que tenga la fatal arrogancia no me sorprende que sea funcional a los zurdos.
No entiendes no??,no lees mas que tus mails?,no es asi??,claro que la propiedad privada es respetada por distintas teorias economicas, yo puse lo de San Martin para demostrarle a los zurdos sus mentiras,les mas arriba y veras porque lo puse,fue para taparle la boca al zuradaje inmundo que se quiere apropiar de la figura de San Martin y vos salis rebatiendome a mi!!!,no me sorprende ,tendrias que haber saltado cuando los zurdos hablaban de la Patria que soño San Martin y Bolivar, pero repito no me sorprende,de uno que tenga la fatal arrogancia no me sorprende que sea funcional a los zurdos.
Re: Re: Re: San Martin liberal
Enviado por el día 1 de Mayo de 2004 a las 20:11
Racing ya vi y leí tus intervenciones, lo que me extrañó es que con todas las cosas que se dijeron lo unico que parece preocuparte es que uno haya reivindicado el nacionalismo sudamericano de San Martín,,, y vos le traes a colación las máximas a Mercedita para demostrar que San Martín le recomienda hablar poco, ser aseada y respetar la propiedad ajena, despreciar el lujo, etc,, ¿Y????
Ahhh claro ya demostraste que San Martín no fue un nacionalista con sueños de 'Patria Grande' más alla de las fronteras Argentinas,, Esto es lo unico que se te ocurrió decir???? ¿Leiste todo lo que se dijo?? Al menos ahi tenes al Oligarca intentando defender la politica mitrista con el argumento de que Paraguay invadió corrientes que es al menos el tema principal de este hilo y se relaciona con la mayor parte de cosas que se dijeron
Ahhh claro ya demostraste que San Martín no fue un nacionalista con sueños de 'Patria Grande' más alla de las fronteras Argentinas,, Esto es lo unico que se te ocurrió decir???? ¿Leiste todo lo que se dijo?? Al menos ahi tenes al Oligarca intentando defender la politica mitrista con el argumento de que Paraguay invadió corrientes que es al menos el tema principal de este hilo y se relaciona con la mayor parte de cosas que se dijeron
Re: Re: Re: Re: San Martin liberal
Enviado por el día 1 de Mayo de 2004 a las 20:37
Si flaco porque estos zurdos desconocen la propiedad privada ,por eso lo hice,yo quise taparles la bocas y saliste vos diciendo :"ahhh lo unico que se le ocurre a racing es decir esto de merceditas uhhhhh!!", yo de la guerra del Paraguay no se un pomo ,ahora si me decis que eran proteccionistas no te creo un jocara que eran una potencia.
En esta actuacion tuya esta demostrada mi teoria :sos funcional a los zurdos, si vos crees realmente en la propiedad privada tendrias que haberme aplaudido y no cuestionarme, eso significan tres cosas o no lees,o sos funcional o sos un boludo ,yo creo que las tres cosas son ciertas....
En esta actuacion tuya esta demostrada mi teoria :sos funcional a los zurdos, si vos crees realmente en la propiedad privada tendrias que haberme aplaudido y no cuestionarme, eso significan tres cosas o no lees,o sos funcional o sos un boludo ,yo creo que las tres cosas son ciertas....
Re: Re: Re: Re: San Martin liberal
Enviado por el día 1 de Mayo de 2004 a las 20:41
Yo no estoy defendiendo la política mitrista, nada más digo que si Paraguay pretendía invadir Corrientes sin que Argentina le declarara la guerra es como querer meterse al agua sin mojarse....Paraguay estaba en una situación muy complicada ya con Brasil en contra y no tuvieron mejor idea que hacerse declarar la guerra por el otro país más poderoso de la región....Por ahí Solano Lopez quería suicidar a su país, que se yo...
Ahora lo mas gracioso de este foro son las conclusiones sacadas por los pelotudos de siempre de que SOLANO LOPEZ y FIDEL CASTRO son los dos íconos de la Independencia y la Libertad latinoamericana.....muajajajajajajjjjjjj!!!
Yo diría que son mas bien los arquetipos del dictador bananero latinoamericano....
Ahora lo mas gracioso de este foro son las conclusiones sacadas por los pelotudos de siempre de que SOLANO LOPEZ y FIDEL CASTRO son los dos íconos de la Independencia y la Libertad latinoamericana.....muajajajajajajjjjjjj!!!
Yo diría que son mas bien los arquetipos del dictador bananero latinoamericano....
Re: Re: Re: Re: San Martin liberal
Enviado por el día 1 de Mayo de 2004 a las 20:53
Oligarca decir que la guerra se debió a que Paraguay invadió corrientes es entrar en la farsa mitrista. Es como saltearse todos los acontecimientos previos, ese entretejido de engaños y ataques previos tramado por Brasil y el gobierno argentino siguiendo las directivas britanicas.-
Urquiza solicitó a Mitre por carta del 29 de diciembre de 1864 la autorización para que el ejército paraguayo pudiese cruzar por el territorio de Misiones para dirigirse a la República Oriental, según había convenido con Solano López. Mitre le respondió el 9 de enero de 1865 denegando dicho permiso. López decidió entonces solicitar oficialmente el tránsito al gobierno de Mitre por nota del 14 de enero de 1865. La respuesta del canciller Rufino de Elizalde al gobierno paraguayo se concretó el 9 de febrero de 1865. Negaba el permiso al cruce de las fuerzas de López por territorio argentino alegando ser "fiel a sus intereses de neutral". A pesar de esa cacareada neutralidad era por todos conocida la complicidad mitrista en la invasión del general Venancio Flores a la Banda Oriental. Una falsa 'neutralidad' digna de un impostor como Mitre que permitían el tránsito fluvial, que favorecía a la escuadra brasileña, pero negaban el terrestre a las fuerzas paraguayas.
El 1º de mayo de 1865, los representantes del gobierno de Brasil, del gobierno mitrista y del gobierno de facto Uruguayo, firman en Buenos Aires el tratado de alianza que permanecería secreto debido a sus comprometedoras cláusulas. Los objetivos de guerra establecidos eran : por el artículo 11º, quitarle a Paraguay la soberanía de sus ríos; por el 14º, responsabilizar a Paraguay de la deuda de guerra; y por el 16º, repartir el territorio en litigio o exclusivamente paraguayo entre la Argentina y Brasil. Mitre tomaría el Chaco paraguayo hasta la Bahía Negra y el Imperio el área fronteriza hasta el río Apa por el lado del río Paraguay y hasta el Igurey por el Paraná. Por el artículo 3º la dirección de los ejércitos aliados quedaba a cargo de Mitre, tal como se lo había prometido Paranhos en octubre de 1864, y por los artículos 6º y 7º, la guerra no se detendría hasta la caída de López .
Lopez habia declarado la guerra al gobierno argentino obligado por las circunstancias. El Congreso Paraguayo la Comision parlamentaria afirmaba que la guerra era el resultado de "las maquinaciones de los porteños (...) porque lejos está la mente de esta comisión al confundir al pueblo argentino con esa fracción demagógica de Buenos Aires"
Esto no es nada, Mitre intentó ocultar dicha declaración de guerra mientras intentaba ganar tiempo para inclinar las simpatias del pueblo argentino que como era sabido eran proparaguayas. La entrada de las fuerzas de López a Corrientes como veras es sólo el final de una trama de provocaciones y engaños urdidas por los gobiernos de Brail y Argentina bajo el auspicio de la diplomacia britanica. Pero curiosamente el episodio no había generado resistencias en la ciudad de Corrientes, la cual fue ocupada con toda tranquilidad por las fuerzas de López. En realidad los correntinos no consideraban a los paraguayos como invasores. Es más, con el consentimiento tanto del consejo municipal correntino como del jefe de las fuerzas invasoras, el general paraguayo Wenceslao Robles, tres vecinos de Corrientes -Víctor Silvero, Teodoro Gauna y Sinforoso Cáceres- tuvieron a su cargo la administración de la zona ocupada. Vale destacar que Silvero era amigo personal de Solano López y compartía su pensamiento respecto de Mitre, y Gauna había sido muchos años ministro en la provincia. Pero el hecho bastó para que Mitre lo tomara de excusa y asi lo agitara con la finalidad de intentar convencer al pueblo argentino de que el agresor era Paraguay, obviamente no lo logro y la guerra siguio siendo muy antipopular por aqui, de ahi las dificultades del mitrismo para reclutar tropas y de las sublevaciones que debieron afrontar.-
Urquiza solicitó a Mitre por carta del 29 de diciembre de 1864 la autorización para que el ejército paraguayo pudiese cruzar por el territorio de Misiones para dirigirse a la República Oriental, según había convenido con Solano López. Mitre le respondió el 9 de enero de 1865 denegando dicho permiso. López decidió entonces solicitar oficialmente el tránsito al gobierno de Mitre por nota del 14 de enero de 1865. La respuesta del canciller Rufino de Elizalde al gobierno paraguayo se concretó el 9 de febrero de 1865. Negaba el permiso al cruce de las fuerzas de López por territorio argentino alegando ser "fiel a sus intereses de neutral". A pesar de esa cacareada neutralidad era por todos conocida la complicidad mitrista en la invasión del general Venancio Flores a la Banda Oriental. Una falsa 'neutralidad' digna de un impostor como Mitre que permitían el tránsito fluvial, que favorecía a la escuadra brasileña, pero negaban el terrestre a las fuerzas paraguayas.
El 1º de mayo de 1865, los representantes del gobierno de Brasil, del gobierno mitrista y del gobierno de facto Uruguayo, firman en Buenos Aires el tratado de alianza que permanecería secreto debido a sus comprometedoras cláusulas. Los objetivos de guerra establecidos eran : por el artículo 11º, quitarle a Paraguay la soberanía de sus ríos; por el 14º, responsabilizar a Paraguay de la deuda de guerra; y por el 16º, repartir el territorio en litigio o exclusivamente paraguayo entre la Argentina y Brasil. Mitre tomaría el Chaco paraguayo hasta la Bahía Negra y el Imperio el área fronteriza hasta el río Apa por el lado del río Paraguay y hasta el Igurey por el Paraná. Por el artículo 3º la dirección de los ejércitos aliados quedaba a cargo de Mitre, tal como se lo había prometido Paranhos en octubre de 1864, y por los artículos 6º y 7º, la guerra no se detendría hasta la caída de López .
Lopez habia declarado la guerra al gobierno argentino obligado por las circunstancias. El Congreso Paraguayo la Comision parlamentaria afirmaba que la guerra era el resultado de "las maquinaciones de los porteños (...) porque lejos está la mente de esta comisión al confundir al pueblo argentino con esa fracción demagógica de Buenos Aires"
Esto no es nada, Mitre intentó ocultar dicha declaración de guerra mientras intentaba ganar tiempo para inclinar las simpatias del pueblo argentino que como era sabido eran proparaguayas. La entrada de las fuerzas de López a Corrientes como veras es sólo el final de una trama de provocaciones y engaños urdidas por los gobiernos de Brail y Argentina bajo el auspicio de la diplomacia britanica. Pero curiosamente el episodio no había generado resistencias en la ciudad de Corrientes, la cual fue ocupada con toda tranquilidad por las fuerzas de López. En realidad los correntinos no consideraban a los paraguayos como invasores. Es más, con el consentimiento tanto del consejo municipal correntino como del jefe de las fuerzas invasoras, el general paraguayo Wenceslao Robles, tres vecinos de Corrientes -Víctor Silvero, Teodoro Gauna y Sinforoso Cáceres- tuvieron a su cargo la administración de la zona ocupada. Vale destacar que Silvero era amigo personal de Solano López y compartía su pensamiento respecto de Mitre, y Gauna había sido muchos años ministro en la provincia. Pero el hecho bastó para que Mitre lo tomara de excusa y asi lo agitara con la finalidad de intentar convencer al pueblo argentino de que el agresor era Paraguay, obviamente no lo logro y la guerra siguio siendo muy antipopular por aqui, de ahi las dificultades del mitrismo para reclutar tropas y de las sublevaciones que debieron afrontar.-
Re: Re: Re: Re: Re: San Martin liberal
Enviado por el día 1 de Mayo de 2004 a las 21:00
y un sorete mas utilidad que vos
Re: Re: Re: Re: Re: San Martin liberal
Enviado por el día 1 de Mayo de 2004 a las 21:05
Orwell ya dejate de cojudeces, ya rebatieron tu razonamiento barato hace 3 dias por favor un poco mas de respeto a quienes intentan encontrar algo inteligente q leer, escribir mas no significa tener la razon en la discucion!
Re: Re: Re: Re: Re: Re: San Martin liberal
Enviado por el día 1 de Mayo de 2004 a las 21:07
Dukenukem yo intento encontrar algo inteligente que leer,,, podes hacerme el favor de escribirlo??
Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: San Martin liberal
Enviado por el día 1 de Mayo de 2004 a las 21:10
Anda a leer a los fachos y a los nazis,vas a ver que vas a estar muy de acuerdo con ellos, te van a parecer excelentes,maravillosos!!
Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: San Martin liberal
Enviado por el día 1 de Mayo de 2004 a las 21:21
De nuevo, yo no estoy tratando de justificar nada, si Mitre los ingleses y Brasil estaban maquinando contra èl, Solano Lopez debió haberse movido con pies de plomo, en vez de aparecerse con un ejército en Corrientes como con un cartel en la jeta diciendo " MITRE , HACEME MIERDA POR FAVOR".....la guardia nacional de Brasil tenía mas o menos la misma cantidad de hombres que todo el Paraguay, y este delirante bananero de Solano Lopez andaba deambulando por ahí con su ejército hacièndose el conquistador, cuando debió haber estado cagado en las patas, fortificando su país hasta la última casa, para tener alguna mínima oportunidad de defenderse de semejantes fuerzas....pero bueno, los dictadores bananeros son así....
Re: Re: Re: Re: Re: San Martin liberal
Enviado por el día 3 de Mayo de 2004 a las 17:46
Es exactamente como dice Orwell: la invasion a Corrientes fue una excusa. Y nada, NADA, justifica lo que se hizo contra el pueblo de Paraguay.
Re: Re: Re: Re: Re: Re: San Martin liberal
Enviado por el día 3 de Mayo de 2004 a las 21:16
Y claro....la verdad que como se le va a ocurrir a Mitre declararle la guerra a Solano Lopez? nada más que porque invadió Argentina?....seguro que fué todo planeado: Los habitantes de Concordia le dijeron al ejército paraguayo del otro lado del río "vengan, vamos a tomar unos mates", y los pobres tipos cruzaron directo a la trampa......
Y no nos olvidemos que Solano Lopez y Fidel Castro son los dos íconos del bananerismo...mmm...perdón del desarrollo sudamericano....
Y no nos olvidemos que Solano Lopez y Fidel Castro son los dos íconos del bananerismo...mmm...perdón del desarrollo sudamericano....
Corrientes declaró la guerra a Argentina
Enviado por el día 4 de Mayo de 2004 a las 22:56
Estimados foristas:
Hace unos años, por un diario correntino, transcribieron una declaración de guerra efectuada por Corrientes a la Argentina del liberal Mitre en alianza con el gobierno paraguayo. El hecho ha quedado olvidado por la historia, pero cuando Mantilla, un historiador correntino que vivió entre los siglos XIX y XX, escribió sobre dicha guerra, tuvo especial cuidado porque aún muchas familias correntinas estaban desgarradas por el conflicto. No conozco las cifras, pero muchos correntinos apoyaron al Mariscal López en su guerra contra el Império do Brasil, a quien si consideraban como un enemigo de la patria.
Saludos
Horazib
Hace unos años, por un diario correntino, transcribieron una declaración de guerra efectuada por Corrientes a la Argentina del liberal Mitre en alianza con el gobierno paraguayo. El hecho ha quedado olvidado por la historia, pero cuando Mantilla, un historiador correntino que vivió entre los siglos XIX y XX, escribió sobre dicha guerra, tuvo especial cuidado porque aún muchas familias correntinas estaban desgarradas por el conflicto. No conozco las cifras, pero muchos correntinos apoyaron al Mariscal López en su guerra contra el Império do Brasil, a quien si consideraban como un enemigo de la patria.
Saludos
Horazib
Re: San Martin liberal
Enviado por el día 3 de Mayo de 2004 a las 17:44
¿Y quien dijo que San Martin era socialista?
Lo que dijimos es que San Martin no era patriota de Argentina, sino de Hispanoamerica, la Patria Grande.
Lo que dijimos es que San Martin no era patriota de Argentina, sino de Hispanoamerica, la Patria Grande.
Re: Re: Re: San Martin liberal
Enviado por el día 3 de Mayo de 2004 a las 22:20
Oligarca, la guerra es un hecho en el que poco importa si existe o no una declaración formal. Las hostilidades del gobierno argentino hacia Paraguay comenzaron mucho antes de la entrada de los paraguayos a Corrientes.
Alberdi se opuso a la guerra contra el Paraguay apoyó decididamente la causa paraguaya y acusando a Mitre de llevar adelante una "Guerra de la Triple Infamia" contra un pueblo progresista y moderno. Escribirá entonces:
"Si es verdad que la civilización de este siglo tiene por emblemas las líneas de navegación por vapor, los telégrafos eléctricos, las fundiciones de metales, los astilleros y arsenales, los ferrocarriles , etc., los nuevos misioneros de civilización salidos de Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, San Juan, etc., etc., no sólo no tienen en su hogar esas piezas de civilización para llevar al Paraguay, sino que irían a conocerlas de vista por la primera vez en su vida en el "país salvaje" de su cruzada civilizadora"
Alberdi se opuso a la guerra contra el Paraguay apoyó decididamente la causa paraguaya y acusando a Mitre de llevar adelante una "Guerra de la Triple Infamia" contra un pueblo progresista y moderno. Escribirá entonces:
"Si es verdad que la civilización de este siglo tiene por emblemas las líneas de navegación por vapor, los telégrafos eléctricos, las fundiciones de metales, los astilleros y arsenales, los ferrocarriles , etc., los nuevos misioneros de civilización salidos de Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, San Juan, etc., etc., no sólo no tienen en su hogar esas piezas de civilización para llevar al Paraguay, sino que irían a conocerlas de vista por la primera vez en su vida en el "país salvaje" de su cruzada civilizadora"
Re: Re: San Martin liberal
Enviado por el día 4 de Mayo de 2004 a las 03:18
Yo no dije que San Martin era socialista,Uds. zurdos de morondanga dicen "la Patria que soño Bolivar y San Martin",bueno aca tienen ,San Martin soñaba con una Patria Grande de hombres libres que respetaran la propiedad ajena,asi que no quieran apropiarse mas de la figura de San Martin.Grande lo mio!!!que tapa, aplausos a mi!!!Les rompi el toor!!!yeahhhh.
Re: Re: Re: San Martin liberal
Enviado por el día 4 de Mayo de 2004 a las 04:58
Racing y la parte en la que decía 'despreciar el lujo'?
Re: Re: Re: Re: San Martin liberal
Enviado por el día 4 de Mayo de 2004 a las 06:08
¿Y porque me obligan a cumplir los contratos? Si yo soy libre y despues de contratar me arrepiento y encuentro mas ventajoso para mis intereses incumplir el contrato porque tiene que salir el Estado a obligarme?????? ¿Cual es el fundamento de esa fatal arrogancia de decidir que es lo mejor para mi si yo entiendo que lo mejor para mi es no cumplir con el contrato???? Que el Estado intervencionista y totalitario no se meta en mis asuntos y mi vida!!!!!!!
Re: Re: Re: Re: Re: San Martin liberal
Enviado por el día 4 de Mayo de 2004 a las 08:59
ok q bien q hayas reconocido o al menos entiendas el concepto basico del liberalismo ahora porque cumplir un contrato? porque contrato = pacto = trato de confianza plena = si lo imcumples al carajo con la confianza = muerete de hambre, liberalismo no significa llegar a pisar terreno ilegal pues un contrato es ley no significa vivir como un liberachi moral al q nadie tiene derecho de hacer cumplir leyes tan basicas como un trato de confianza mutua. VIVA EL CAPITALISMO.
Re: Re: Re: Re: Re: San Martin liberal
Enviado por el día 4 de Mayo de 2004 a las 14:07
Otro tonto???,que hago?, te pongo a Locke?no estamos hablando de anarquismo,bueno,porque no? te pongo a Locke pero antes eso, de la moral y austeridad republicana no te suena ,no?.
Me pregunto vos lees mis notas??parece que no, si hubieras leido algunos de ellos no dirias estas tonterias,que quieres ??"no repetar contratos"??
Los hombres entran en sociedad movidos por el impulso de salvaguardar lo que constituye su propiedad y la finalidad que buscan al elegir y dar autoridad a un poder legislativo es que existan leyes y reglas fijas que vengan a ser como guardianes y vallas de las propiedades de toda la sociedad, que limiten el poder y templen la autoridad de cada grupo o de cada miembro de aquélla. No es posible suponer que sea voluntad de la sociedad otorgar al poder legislativo la facultad de destruir precisamente aquello que los hombres han buscado salvaguardar mediante la constitución de la sociedad civil, y que fue lo que motivó el sometimiento del pueblo a los legisladores que eligió. De ahí, pues, que siempre que los legisladores intentan arrebatar o suprimir la propiedad del pueblo, o reducirá los miembros de éste a la esclavitud de un poder arbitrario, se colocan en estado de guerra con el pueblo, y este queda libre de seguir obedeciéndoles, no quedándole entonces a ese pueblo sino el recurso común que Dios otorgó a todos los hombres contra la fuerza y la violencia. Por consiguiente, siempre que el poder legislativo traspase esa norma fundamental de la sociedad y, llevado por la ambición, el miedo, la insensatez, o la corrupción, intente apoderarse para sí, o colocar en manos de otra persona, un poder absoluto sobre las vidas, libertades y propiedades del pueblo, ese poder legislativo pierde, por el quebrantamiento de la misión que le ha sido confiada, el poder que le otorgó el pueblo.
Me pregunto vos lees mis notas??parece que no, si hubieras leido algunos de ellos no dirias estas tonterias,que quieres ??"no repetar contratos"??
Los hombres entran en sociedad movidos por el impulso de salvaguardar lo que constituye su propiedad y la finalidad que buscan al elegir y dar autoridad a un poder legislativo es que existan leyes y reglas fijas que vengan a ser como guardianes y vallas de las propiedades de toda la sociedad, que limiten el poder y templen la autoridad de cada grupo o de cada miembro de aquélla. No es posible suponer que sea voluntad de la sociedad otorgar al poder legislativo la facultad de destruir precisamente aquello que los hombres han buscado salvaguardar mediante la constitución de la sociedad civil, y que fue lo que motivó el sometimiento del pueblo a los legisladores que eligió. De ahí, pues, que siempre que los legisladores intentan arrebatar o suprimir la propiedad del pueblo, o reducirá los miembros de éste a la esclavitud de un poder arbitrario, se colocan en estado de guerra con el pueblo, y este queda libre de seguir obedeciéndoles, no quedándole entonces a ese pueblo sino el recurso común que Dios otorgó a todos los hombres contra la fuerza y la violencia. Por consiguiente, siempre que el poder legislativo traspase esa norma fundamental de la sociedad y, llevado por la ambición, el miedo, la insensatez, o la corrupción, intente apoderarse para sí, o colocar en manos de otra persona, un poder absoluto sobre las vidas, libertades y propiedades del pueblo, ese poder legislativo pierde, por el quebrantamiento de la misión que le ha sido confiada, el poder que le otorgó el pueblo.
Re: Re: Re: Re: Re: Re: San Martin liberal
Enviado por el día 4 de Mayo de 2004 a las 16:09
Que tipo mediocre. Lo unico que podes hacer es poner cita tras cita. Encima sin ninguna coherencia.
La unica coherencia que tenes es que defendes la injusticia.
La unica coherencia que tenes es que defendes la injusticia.
Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: San Martin liberal
Enviado por el día 4 de Mayo de 2004 a las 19:41
Racing, tus notas??? Vos escribis ademas de copiar y pegar?? Perdoname pero no he visto tus notas..
Duke, y quien sos vos para decir lo que a mi me conviene, si entiendo que incumplir el pacto, el tratado o el contrato conviene a mis intereses porque tiene que salir el Estado a obligarme a cumplirlo???
Duke, y quien sos vos para decir lo que a mi me conviene, si entiendo que incumplir el pacto, el tratado o el contrato conviene a mis intereses porque tiene que salir el Estado a obligarme a cumplirlo???
Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: San Martin liberal
Enviado por el día 4 de Mayo de 2004 a las 20:39
Bueno, basta de discusión. Los llamo a reflexionar lo siguiente, acerca de la falta de interès por la historia de nuestra gente mediocre:
Prueben de poner "CURUPAYTI" en el Google: cuántas referencias a la batalla encuentran?.....prueben hacer lo mismo con alguna batalla pedorra de la guerra de secesión de EEUU....van a encontrar miles de páginas específicas, con todos los datos, quién era el comandante, cuantos cañones tenía cada bando, tipos que escribieron libros sobre esa batalla, etc.........
La batalla de Curupaytí, donde murieron cuanto menos, 6.000 hombres en unas pocas horas, (bajo el fuego de los modernos cañones de hierro paraguayos importados de Prusia, tecnología que ni soñaban en EEUU en aquel entonces), entre otros episodios de la Guerra del Paraguay como el asalto a la fortaleza de Humaitá, haría ver a la mayoría de las batallas de la guerra civil de EEUU como un grupo de nenitos jugando a los cowboys, sin embargo no parecen suscitar el interés de nadie.....excepto extranjeros, ya que verán que algunos de los resultados del google son páginas EN INGLES.....
Traigo a colación la comparación porque casualmente las dos guerras coincidieron en el tiempo (allà por 1865). De cualquier trifulca sucedida en el marco de la guerra de secesión yanqui, encontramos docenas de páginas.
De las batallas principales de la que fué la guerra más sangrienta de la historia de America (Sur, Centro y Norte), no encontramos UN CARAJO.....para reflexionar no?.....
Que opinaría Alberdi de eso?.....
Prueben de poner "CURUPAYTI" en el Google: cuántas referencias a la batalla encuentran?.....prueben hacer lo mismo con alguna batalla pedorra de la guerra de secesión de EEUU....van a encontrar miles de páginas específicas, con todos los datos, quién era el comandante, cuantos cañones tenía cada bando, tipos que escribieron libros sobre esa batalla, etc.........
La batalla de Curupaytí, donde murieron cuanto menos, 6.000 hombres en unas pocas horas, (bajo el fuego de los modernos cañones de hierro paraguayos importados de Prusia, tecnología que ni soñaban en EEUU en aquel entonces), entre otros episodios de la Guerra del Paraguay como el asalto a la fortaleza de Humaitá, haría ver a la mayoría de las batallas de la guerra civil de EEUU como un grupo de nenitos jugando a los cowboys, sin embargo no parecen suscitar el interés de nadie.....excepto extranjeros, ya que verán que algunos de los resultados del google son páginas EN INGLES.....
Traigo a colación la comparación porque casualmente las dos guerras coincidieron en el tiempo (allà por 1865). De cualquier trifulca sucedida en el marco de la guerra de secesión yanqui, encontramos docenas de páginas.
De las batallas principales de la que fué la guerra más sangrienta de la historia de America (Sur, Centro y Norte), no encontramos UN CARAJO.....para reflexionar no?.....
Que opinaría Alberdi de eso?.....
Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: San Martin liberal
Enviado por el día 4 de Mayo de 2004 a las 21:17
Jajajajaja que pasa??estan histericas,vos sabes que es el liberalismo??asi que si vos copias y pegas esta bien y si lo hago yo esta mal??jajajaajaj que zurdos ridiculos!!!Ambos juanes vayan y lean la filosofia liberal,ya por hoy tuvieron bastante con San Martin liberal,jajjajajaja como les sangra!!!!
Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: San Martin liberal
Enviado por el día 4 de Mayo de 2004 a las 22:14
Uuuuhhh! Sabes como me preocupa? Hoy no voy a poder dormir a la noche!
Mediocre.
Mediocre.
Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: San Martin liberal
Enviado por el día 4 de Mayo de 2004 a las 22:19
Estuve pensando y estos dos juanes son el colmo de la ridiculez y el caradurismo, me critica el tomamer por copiar y pegar, el estupido este se la pasa copiando y pegando hace anotaciones para que parezca de el ,y este imbecil me critica!!!!, el otro juan el paine es el tipico soberbio funcional a los zurdos ,en este caso mas inclinado a los zurdos que otra cosa, tras la mascara de lo intelectual este forro tiene el caradurismo de decir que copio y pego y resulta que el copia y pega tambien pero no pone el nombre del autor!!!jajajaja ,no solo eso ,no lee las notas que uno manda y cuando digo notas me refiero a los distintos articulos... bobalicones!!!les selecciono lo mejor del pensamiento liberal y no hay caso ,no los leen y vuelven a repetir sus acostumbradas estupideces.
Es como dije, si ellos pegan y copian esta bien si lo hace uno esta mal,son dos truchos antiliberales ,jajajaajaja me acuerdo de una de paine dice que quienes somos para obligarlo a el si quiere violar un contrato ,quienes somos para obligarlo a cumplirlo, alguna vez alguien escucho semejante estupidez, que queres violar los contratos y que no se te castigue?? ,jajajaja es la misma filosofia de los intervencionistas,de los "paga Dios"y encima dice como me van a obligar a cumplir un contrato!!!jujujujuju y mi libertad para no cumplirlo??jujujuujuju,no se que alguno me diga si estoy equivocado, esto lo mismo que un ladron me diga y quien sos vos para violar mi libertad de robarte!!!!jajajajajajaajaja
Es como dije, si ellos pegan y copian esta bien si lo hace uno esta mal,son dos truchos antiliberales ,jajajaajaja me acuerdo de una de paine dice que quienes somos para obligarlo a el si quiere violar un contrato ,quienes somos para obligarlo a cumplirlo, alguna vez alguien escucho semejante estupidez, que queres violar los contratos y que no se te castigue?? ,jajajaja es la misma filosofia de los intervencionistas,de los "paga Dios"y encima dice como me van a obligar a cumplir un contrato!!!jujujujuju y mi libertad para no cumplirlo??jujujuujuju,no se que alguno me diga si estoy equivocado, esto lo mismo que un ladron me diga y quien sos vos para violar mi libertad de robarte!!!!jajajajajajaajaja
Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: San Martin liberal
Enviado por el día 5 de Mayo de 2004 a las 04:19
Racing que decis??? sólo una o dos veces habre copiado un articulo o parte de un articulo que me parecio bueno, y lo hice empezando un asunto nuevo. Vos no haces otra cosa, sos incapaz de dar una respuesta por vos mismo, no haces otra cosa que copiar y copiar. Ya te he dicho, estudie a Hayek y a todos los autores 'liberales' que te pasas copiando y pegando como forma de responder.
Y con respecto a lo que dije, sos capaz de darme una respuesta sobre la razón por la que el Estado deba obligarme a cumplir un contrato?????
Y con respecto a lo que dije, sos capaz de darme una respuesta sobre la razón por la que el Estado deba obligarme a cumplir un contrato?????
Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: San Martin liberal
Enviado por el día 5 de Mayo de 2004 a las 16:41
Flaco ,si no entendes eso, no se puede entender nada,como le explico a alguien que debe respetar la palabra?como le explico a alguien que no tiene que robar?diciendole que le le estoy coartando su Libertad para imcumplir contratos?joder!!,no hay que leer a Hayek o a Mises ni a nadie ,hay que ser buena leche, y el estado debe estar para defender a los buena leche y no a los mala leche,te parece poca razon??????
Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: San Martin liberal
Enviado por el día 5 de Mayo de 2004 a las 17:10
Aparte, que tiene de malo copiar y pegar?,yo no se lo critico a nadie,los leo si me interesan o aprendo algo,que tiene de malo?me parece muy bien si tenes un articulo lo pongas ,cual es??yo trato de elegirlos muy buenos,solamente me los critican los zurdelis,entonces estoy en el buen camino,lo voy a seguir haciendo ,si no los lees el problema es tuyo ,te estas perdiendo algo bueno, y te creo cuando decis que has leido a Hayek ,pero me parece que no lo has comprendido, sino no dirias algunas tonterias.
: Re: Re: Re: Re: San Martin liberal
Enviado por el día 5 de Mayo de 2004 a las 19:21
Racing te pedi un argumento serio, una razón que explicara racionalmente cual es la razón por la que el Estado me obligue a cumplir un contrato. Si yo me aprovechara de la gansada que dijiste sobre la buena y mala leche podría terminar justificandote los aranceles a las importaciones, los planes tabajar, etc
(" el estado debe estar para defender a los buena leche y no a los mala leche,te parece poca razon??????") Me parece una gansada de razón, tenes alguna otra???
(" el estado debe estar para defender a los buena leche y no a los mala leche,te parece poca razon??????") Me parece una gansada de razón, tenes alguna otra???
No hay derechos contra el Derecho.
Enviado por el día 6 de Mayo de 2004 a las 03:58
DERECHOS ADQUIRIDOS
Alberto Benegas-Lynch (h)*
Julio 1996
BUENOS AIRES (AIPE).- Imaginemos que alguna vez se puedan tomar medidas de fondo para revertir la situación provocada por políticas estatizantes y socializantes que por tanto tiempo han dominado el escenario latinoamericano.
Supongamos que se tuvieran las convicciones suficientes y el coraje necesario para llevar a cabo las políticas liberales. Si este fuera el caso, es de gran importancia considerar un aspecto central que a primera vista parece dificultar el tránsito hacia una sociedad libre. Este aspecto central consiste en el modo, y sobre todo, las argumentaciones que fundamentan las políticas que hagan posible desmontar la maquinaria legal que da lugar al enjambre estatista. En este sentido, es útil concentrar la atención sobre un aspecto que, como decimos, en no pocas ocasiones se ha considerado como un obstáculo prácticamente insalvable para desmontar la referida estructura legal.
Se trata del concepto de derechos adquiridos. Todo arreglo contractual libre y voluntario cuyo objeto es lícito genera derechos adquiridos. Genera expectativas legítimas. Ninguna disposición compatible con la justicia puede eliminar esos derechos adquiridos retroactivamente (lo cual no quiere decir que se puedan afectar derechos para el futuro). Pero debe hacerse una distinción importante. Esta es que no pueden alegarse derechos adquiridos contra el Derecho. No hay derechos contra el Derecho.
Supongamos por un momento que el gobierno que sucedió a Hitler se hubiera encontrado con una ley vigente que concedía a los arios el "derecho" de ejecutar a los judíos. Seguramente nadie en su sano juicio sostendría que esa ley no debe abrogarse para no afectar derechos adquiridos. O que si se abrogaba sólo tendría efectos para los arios y judíos por nacer, respetando "derechos adquiridos" a los arios del momento. Sin duda esto constituye un extremo. Pero ilustra la idea que queremos plantear: nunca se puede tomar como fuente de derechos adquiridos una ley inicua.
Si un gobierno quiere sinceramente eliminar subsidios, jubilaciones de privilegio y otras tantas disposiciones que afectan el derecho de la gente, debería hacerlo de un plumazo, sin esperar años hasta que se agoten pseudoderechos adquiridos y hasta que, eventualmente, se agote también la economía y las finanzas públicas. Mucho menos el derogar jubilaciones de privilegio dejando pasar un período para que nuevos candidatos puedan incorporarse al sistema alegando también ellos derechos adquiridos.
En caso de producirse las reformas que apuntaran en dirección al liberalismo debería poder seguirse la "política de la goma". Simplemente borrar las disposiciones inicuas sin que nadie pueda alegar derechos contra el Derecho. Dada la espesa telaraña de disposiciones injustas, ningún gobierno libre podría perdurar si no despeja el camino hacia un genuino ESTADO de Derecho haciendo respetar la justicia para todos.
_____* Economista argentino, director de la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (ESEADE). (460 palabras)
Alberto Benegas-Lynch (h)*
Julio 1996
BUENOS AIRES (AIPE).- Imaginemos que alguna vez se puedan tomar medidas de fondo para revertir la situación provocada por políticas estatizantes y socializantes que por tanto tiempo han dominado el escenario latinoamericano.
Supongamos que se tuvieran las convicciones suficientes y el coraje necesario para llevar a cabo las políticas liberales. Si este fuera el caso, es de gran importancia considerar un aspecto central que a primera vista parece dificultar el tránsito hacia una sociedad libre. Este aspecto central consiste en el modo, y sobre todo, las argumentaciones que fundamentan las políticas que hagan posible desmontar la maquinaria legal que da lugar al enjambre estatista. En este sentido, es útil concentrar la atención sobre un aspecto que, como decimos, en no pocas ocasiones se ha considerado como un obstáculo prácticamente insalvable para desmontar la referida estructura legal.
Se trata del concepto de derechos adquiridos. Todo arreglo contractual libre y voluntario cuyo objeto es lícito genera derechos adquiridos. Genera expectativas legítimas. Ninguna disposición compatible con la justicia puede eliminar esos derechos adquiridos retroactivamente (lo cual no quiere decir que se puedan afectar derechos para el futuro). Pero debe hacerse una distinción importante. Esta es que no pueden alegarse derechos adquiridos contra el Derecho. No hay derechos contra el Derecho.
Supongamos por un momento que el gobierno que sucedió a Hitler se hubiera encontrado con una ley vigente que concedía a los arios el "derecho" de ejecutar a los judíos. Seguramente nadie en su sano juicio sostendría que esa ley no debe abrogarse para no afectar derechos adquiridos. O que si se abrogaba sólo tendría efectos para los arios y judíos por nacer, respetando "derechos adquiridos" a los arios del momento. Sin duda esto constituye un extremo. Pero ilustra la idea que queremos plantear: nunca se puede tomar como fuente de derechos adquiridos una ley inicua.
Si un gobierno quiere sinceramente eliminar subsidios, jubilaciones de privilegio y otras tantas disposiciones que afectan el derecho de la gente, debería hacerlo de un plumazo, sin esperar años hasta que se agoten pseudoderechos adquiridos y hasta que, eventualmente, se agote también la economía y las finanzas públicas. Mucho menos el derogar jubilaciones de privilegio dejando pasar un período para que nuevos candidatos puedan incorporarse al sistema alegando también ellos derechos adquiridos.
En caso de producirse las reformas que apuntaran en dirección al liberalismo debería poder seguirse la "política de la goma". Simplemente borrar las disposiciones inicuas sin que nadie pueda alegar derechos contra el Derecho. Dada la espesa telaraña de disposiciones injustas, ningún gobierno libre podría perdurar si no despeja el camino hacia un genuino ESTADO de Derecho haciendo respetar la justicia para todos.
_____* Economista argentino, director de la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (ESEADE). (460 palabras)
Re: No hay derechos contra el Derecho.
Enviado por el día 6 de Mayo de 2004 a las 17:28
Uno de los derechos adquiridos que deberia borrarse de un plumazo es la mal llamada "deuda externa", donde los capitalistas desarrollaron una politica socializante (socializaron las perdidas) y estatizante (hicieron publica una deuda privada).
Re: Re: No hay derechos contra el Derecho.
Enviado por el día 6 de Mayo de 2004 a las 17:43
Si !!!por supuesto,eso fue hecho desde el gobierno para los amigos del poder,otra razon mas para ser liberal!!,o que fue la pesificacion ??si no la licuacion de las deudas contraidas en dolares por los amigos del poder???
