Hispanoamérica
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Salmo 89
Enviado por el día 10 de Enero de 2006 a las 21:26
Señor, escucha mi oración, tú que eres fiel, atiende mi súplica; tú que eres justo, escúchame.
No llames a juicio a tu siervo, pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.
El enemigo me persigue a muerte, empuja mi vida al sepulcro, me confina a las tinieblas como a los muertos ya olvidados.
Mi aliento desfallece, mi corazón dentro de mí está yerto.
Recuerdo los tiempos antiguos, medito todas tus acciones, considero las obras de tus manos y extiendo mis brazos hacia ti: Tengo sed de ti como tierra reseca.
Escúchame en seguida, Señor, que me falta el aliento.
No me escondas tu rostro, igual que a los que bajan a la fosa.
En la mañana hazme escuchar tu gracia, ya que confío en ti.
Indícame el camino que he de seguir, pues levanto mi alma a ti.
Líbrame del enemigo, Señor, que me refugio en ti.
No llames a juicio a tu siervo, pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.
El enemigo me persigue a muerte, empuja mi vida al sepulcro, me confina a las tinieblas como a los muertos ya olvidados.
Mi aliento desfallece, mi corazón dentro de mí está yerto.
Recuerdo los tiempos antiguos, medito todas tus acciones, considero las obras de tus manos y extiendo mis brazos hacia ti: Tengo sed de ti como tierra reseca.
Escúchame en seguida, Señor, que me falta el aliento.
No me escondas tu rostro, igual que a los que bajan a la fosa.
En la mañana hazme escuchar tu gracia, ya que confío en ti.
Indícame el camino que he de seguir, pues levanto mi alma a ti.
Líbrame del enemigo, Señor, que me refugio en ti.
Salmo 89
Enviado por el día 10 de Enero de 2006 a las 21:27
Enséñame a cumplir tu voluntad, ya que tú eres mi Dios.
Tu espíritu, que es bueno, me guíe por tierra llana.
Por tu nombre, Señor, consérvame vivo, por tu clemencia, sácame de la angustia; por tu gracia, destruye a mis enemigos, aniquila a todos los que me acosan, que siervo tuyo soy.
Porque tú eres su honor y su fuerza, y con tu favor alzas nuestro poder.
Porque el Señor es nuestro escudo y el Santo de Israel, nuestro rey.
Un día hablaste en visión a tus amigos: .
Pero tú, encolerizado con tu Ungido, lo has rechazado y desechado; has roto la alianza con tu siervo y has profanado hasta el suelo su corona; has derribado sus murallas y derrocado sus fortalezas; todo viandante la saquea, y es burla de sus vecinos; has sostenido la diestra de tus enemigos y has dado el triunfo a sus adversarios; pero a él le has embotado la espada y no lo has confortado en la pelea; has quebrado su cetro glorioso y has derribado su trono; has cortado los días de su juventud y lo has cubierto de ignominia.
¿Hasta cuando, Señor, estarás escondido, y arderá como fuego tu cólera?.
Recuerda, Señor, lo corta que es mi vida y lo caducos que has creado a los humanos.
¿Quién vivirá sin ver la muerte, quién sustraerá su vida a la garra del Abismo?.
¿Dónde está, Señor, tu antigua misericordia que por tu fidelidad juraste a David?.
Acuérdate, Señor, de la afrenta de tus siervos: Lo que tengo que aguantar de las naciones, de cómo afrentan, Señor, tus enemigos, de cómo afrentan las huellas de tu Ungido.
Bendito el Señor por siempre: amén, amén.
Tu espíritu, que es bueno, me guíe por tierra llana.
Por tu nombre, Señor, consérvame vivo, por tu clemencia, sácame de la angustia; por tu gracia, destruye a mis enemigos, aniquila a todos los que me acosan, que siervo tuyo soy.
Porque tú eres su honor y su fuerza, y con tu favor alzas nuestro poder.
Porque el Señor es nuestro escudo y el Santo de Israel, nuestro rey.
Un día hablaste en visión a tus amigos: .
Pero tú, encolerizado con tu Ungido, lo has rechazado y desechado; has roto la alianza con tu siervo y has profanado hasta el suelo su corona; has derribado sus murallas y derrocado sus fortalezas; todo viandante la saquea, y es burla de sus vecinos; has sostenido la diestra de tus enemigos y has dado el triunfo a sus adversarios; pero a él le has embotado la espada y no lo has confortado en la pelea; has quebrado su cetro glorioso y has derribado su trono; has cortado los días de su juventud y lo has cubierto de ignominia.
¿Hasta cuando, Señor, estarás escondido, y arderá como fuego tu cólera?.
Recuerda, Señor, lo corta que es mi vida y lo caducos que has creado a los humanos.
¿Quién vivirá sin ver la muerte, quién sustraerá su vida a la garra del Abismo?.
¿Dónde está, Señor, tu antigua misericordia que por tu fidelidad juraste a David?.
Acuérdate, Señor, de la afrenta de tus siervos: Lo que tengo que aguantar de las naciones, de cómo afrentan, Señor, tus enemigos, de cómo afrentan las huellas de tu Ungido.
Bendito el Señor por siempre: amén, amén.
Salmo 31
Enviado por el día 10 de Enero de 2006 a las 21:31
En ti, oh Señor, he esperado;
no sea yo avergonzado jamás; *
líbrame en tu justicia.
2 Inclina a mí tu oído; *
apresúrate a librarme.
3 Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme;
porque tú eres mi risco y mi castillo; *
por tu Nombre me guiarás y me encaminarás.
4 Me sacarás de la red que han escondido para mí, *
pues tú eres mi refugio.
5 En tu mano encomiendo mi espíritu; *
tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.
6 Aborrezco a los que se adhieren a ídolos inútiles, *
y pongo mi confianza en el Señor.
7 Me gozaré y alegraré en tu misericordia; *
porque has visto mi aflicción;
conoces la angustia de mi vida.
8 No me entregaste en mano del enemigo; *
pusiste mis pies en lugar espacioso.
9 Ten misericordia de mí, oh Señor, que estoy en angustia; * se
han consumido de tristeza mis ojos,
mi garganta también y mi vientre;
10 Porque mi vida se va gastando de dolor,
y mis años de suspirar; *
se agotan mis fuerzas a causa de mi aflicción,
y mis huesos se han consumido.
11 De todos mis enemigos he sido oprobio, y de mis vecinos mucho
más,
y pavor a mis conocidos; *
los que me ven fuera huyen de mí.
12 He sido olvidado como un muerto, desechado
de toda memoria; *
he venido a ser como un vaso quebrado.
13 Porque he oído el cuchicheo de muchos;
"por todos lados hay miedo"; *
consultan juntos contra mí;
conspiran para quitarme la vida.
14 Mas yo en ti confío, oh Señor; *
dije: "Tú eres mi Dios.
15 En tu mano está mi destino; *
líbrame de la mano de mis enemigos,
y de mis perseguidores.
16 Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; *
sálvame por tu misericordia".
17 No sea yo avergonzado, oh Señor, ya que te he invocado; * sean
avergonzados los malvados;
estén mudos en el sepulcro.
18 Enmudezcan los labios mentirosos,
que hablan insolencias contra el justo, *
con soberbia y menosprecio.
19 ¡Cuán grande es tu bondad, oh Señor!
que has guardado para los que te temen; *
que has mostrado, delante de todos,
a los que confían en ti.
20 En lo secreto de tu presencia los escondes
de cuantos los calumnian; *
los resguardas en tu abrigo de la querella de lenguas.
21 ¡Bendito sea el Señor! *
me ha demostrado la maravilla de su amor
en ciudad sitiada.
22 Decía yo en mi desmayo,
"Cortado soy de delante de tus ojos", *
pero tú oíste la voz de mis ruegos,
cuando a ti clamaba.
23 Amen al Señor, todos ustedes que le adoran; *
a los fieles guarda el Señor,
y castiga con creces a los que obran con soberbia.
24 Fortalézcanse los que esperan en el Señor, *
y tome su corazón aliento.
no sea yo avergonzado jamás; *
líbrame en tu justicia.
2 Inclina a mí tu oído; *
apresúrate a librarme.
3 Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme;
porque tú eres mi risco y mi castillo; *
por tu Nombre me guiarás y me encaminarás.
4 Me sacarás de la red que han escondido para mí, *
pues tú eres mi refugio.
5 En tu mano encomiendo mi espíritu; *
tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.
6 Aborrezco a los que se adhieren a ídolos inútiles, *
y pongo mi confianza en el Señor.
7 Me gozaré y alegraré en tu misericordia; *
porque has visto mi aflicción;
conoces la angustia de mi vida.
8 No me entregaste en mano del enemigo; *
pusiste mis pies en lugar espacioso.
9 Ten misericordia de mí, oh Señor, que estoy en angustia; * se
han consumido de tristeza mis ojos,
mi garganta también y mi vientre;
10 Porque mi vida se va gastando de dolor,
y mis años de suspirar; *
se agotan mis fuerzas a causa de mi aflicción,
y mis huesos se han consumido.
11 De todos mis enemigos he sido oprobio, y de mis vecinos mucho
más,
y pavor a mis conocidos; *
los que me ven fuera huyen de mí.
12 He sido olvidado como un muerto, desechado
de toda memoria; *
he venido a ser como un vaso quebrado.
13 Porque he oído el cuchicheo de muchos;
"por todos lados hay miedo"; *
consultan juntos contra mí;
conspiran para quitarme la vida.
14 Mas yo en ti confío, oh Señor; *
dije: "Tú eres mi Dios.
15 En tu mano está mi destino; *
líbrame de la mano de mis enemigos,
y de mis perseguidores.
16 Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; *
sálvame por tu misericordia".
17 No sea yo avergonzado, oh Señor, ya que te he invocado; * sean
avergonzados los malvados;
estén mudos en el sepulcro.
18 Enmudezcan los labios mentirosos,
que hablan insolencias contra el justo, *
con soberbia y menosprecio.
19 ¡Cuán grande es tu bondad, oh Señor!
que has guardado para los que te temen; *
que has mostrado, delante de todos,
a los que confían en ti.
20 En lo secreto de tu presencia los escondes
de cuantos los calumnian; *
los resguardas en tu abrigo de la querella de lenguas.
21 ¡Bendito sea el Señor! *
me ha demostrado la maravilla de su amor
en ciudad sitiada.
22 Decía yo en mi desmayo,
"Cortado soy de delante de tus ojos", *
pero tú oíste la voz de mis ruegos,
cuando a ti clamaba.
23 Amen al Señor, todos ustedes que le adoran; *
a los fieles guarda el Señor,
y castiga con creces a los que obran con soberbia.
24 Fortalézcanse los que esperan en el Señor, *
y tome su corazón aliento.
