Hispanoamérica
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Qué debemos hacer los españoles?
Enviado por el día 28 de Enero de 2006 a las 12:50
Reyertas, traficantes y bandas latinas, la cara oscura de la Noche de Reyes en Carabanchel
Tiene la cara cubierta de sangre. También las manos. Y un fuerte golpe en la cabeza. Tras de sí deja un reguero malva, espeso, tan pegajoso como el odio que pueden llegar a escupir las noches destiladas. Probablemente, no es la primera vez que le parten la cara, aunque quizá nunca le hayan rajado las manos con el afilado cristal de una botella de cerveza. Pero para casi todo hay una primera vez en la vida. Más aún si te juegas el pellejo por dos duros en la trastienda de la ley. Así lo comprobó de primera mano ABC la pasada Noche de Reyes.
Aquí, en Carabanchel, el barrio que durante años estuvo prohibido prohibir, «la delincuencia, como la energía, se transforma, pero nunca desaparece». Lo dicen los oficiales J. L. A. G. y R. A. S., dos de los mejores referentes de una Policía, la del distrito, que está casi de vuelta de todo. Por ello, cuando llegan a la puerta de la franquicia de comida rápida que hace esquina junto al Metro de Abrantes, poco les sorprende el sangriento panorama. La Noche de Reyes le ha traído a uno de los vecinos de la zona una paliza a manos de un grupo de suramericanos, como él mismo asegura. «Han llegado, le han zurrado, le han clavado un cuchillo y han salido corriendo, sin robarle nada», dice uno de los testigos accidentales. Pero, dentro de la brutalidad de los hechos, no parece que las cosas estén tan claras. El cuchillo era una litrona rota y los agresores pudieran tener alguna cuenta pendiente con la víctima.
Conforme llega la medianoche, las dos zonas de copas principales del distrito se van nutriendo de parroquianos. La normalidad es la tónica aparente. En otro punto, en una noctámbula cafetería se dan cita San Jorge y el Dragón, que se regatean miradas. Es el rincón neutral, donde nadie pregunta a nadie adónde va ni de dónde viene. No ocurre lo mismo en un conocido bar de copas, del que, una vez más, salen 8 gramos de cocaína camino de la comisaría. Y, con ellos, uno de los detenidos de la jornada, que se conoce el camino al calabozo mejor que el precio de la droga que vende a pequeña escala. El «menudeo» es uno de los problemas que persiste en el barrio, aunque nada tiene que ver con la venta masiva que se produce en otras zonas de la capital, como Vallecas, donde Las Barranquillas y la Cañada Real concentran buena parte del tráfico de estupefacientes en Madrid. Muy diferente, dicen los oficiales de Policía, era la situación cuando existía el penal que hizo tristemente famoso a Carabanchel por toda la «piel de toro» en los años 80, cuando el «caballo» galopaba sin descanso sobre la vida de muchísimos jóvenes.
Re: Qué debemos hacer los españoles?
Enviado por el día 28 de Enero de 2006 a las 12:57
Territorio «latin king»
Ahora, las preocupaciones son otras. La violencia de menor edad viste pantalones anchos, gorras bombeadas, y lleva colgados todo tipo de rosarios y collares. La más numerosa de las bandas latinas que se han asentado en la capital, la de los «latin kings», plantó su bandera hace un par de años en el distrito.
Precisamente allí se han producido dos de las cuatro muertes violentas que estos grupos de pandilleros se han echado a los hombros en poco más de un año. La primera de todas tuvo como escenario la plaza de Cantoria, el 14 de noviembre de 2004. El ecuatoriano de 20 años Jesús Rafael Amaya Arias caía muerto en el mismo lugar donde, justo un año después, durante la celebración de un rito-homenaje de los «latins», la Policía diera un golpe de efecto importante a la desarticulación de este tipo de bandas de delincuencia callejera. La otra vida fue segada en la misma plaza de Fernández Ladreda -también conocida como Elíptica-, un enclave compartido entre los distritos de Usera y Carabanchel. Wilson Fernández Ríos no volvió la madrugada del 16 de septiembre de 2005 a su casa. Varios jóvenes, también «latins», se encargarían de impedírselo de la única manera que saben hacerlo: a golpe de machete. El crimen, afortunadamente, ya está resuelto.
El acoso policial está llevando a estos chavales a cambiar su indumentaria, para no resultar tan evidente su pertenencia a estos grupúsculos. Es así como se ve aparecer por una de las calles del barrio a cuatro adolescentes ecuatorianos, a quienes se les da el alto a efectos de identificación. Al menos dos de ellos son viejos conocidos de los agentes. Pertenecen, según indica la Policía, a los «latin kings».
Durante el cacheo reglamentario aparece de todo: vaselina para los labios, caramelos, teléfonos móviles, llaves, una botella de vino -escondida en el bolsillo de uno de los dos pantalones que el chaval lleva puestos- y, cómo no, una afilada navaja para cortar material de oficina, que les es requisado. ¿Por qué llevas eso encima? «Es que vengo del «curro», y lo necesito para trabajar». ¿Alguno de vosotros pertenece a una banda latina? «No, no... No hay tiempo para eso: estudiamos, trabajamos...». ¿Qué opináis de ese tipo de chicos? «Son chavales que se quieren jo.der la vida», responden los chicos, que reconocen que la Policía les ha parado decenas de veces, aunque a ninguno les consta antecedentes. «Para nosotros es una rutina que nos pidan la identificación».
Ahora, las preocupaciones son otras. La violencia de menor edad viste pantalones anchos, gorras bombeadas, y lleva colgados todo tipo de rosarios y collares. La más numerosa de las bandas latinas que se han asentado en la capital, la de los «latin kings», plantó su bandera hace un par de años en el distrito.
Precisamente allí se han producido dos de las cuatro muertes violentas que estos grupos de pandilleros se han echado a los hombros en poco más de un año. La primera de todas tuvo como escenario la plaza de Cantoria, el 14 de noviembre de 2004. El ecuatoriano de 20 años Jesús Rafael Amaya Arias caía muerto en el mismo lugar donde, justo un año después, durante la celebración de un rito-homenaje de los «latins», la Policía diera un golpe de efecto importante a la desarticulación de este tipo de bandas de delincuencia callejera. La otra vida fue segada en la misma plaza de Fernández Ladreda -también conocida como Elíptica-, un enclave compartido entre los distritos de Usera y Carabanchel. Wilson Fernández Ríos no volvió la madrugada del 16 de septiembre de 2005 a su casa. Varios jóvenes, también «latins», se encargarían de impedírselo de la única manera que saben hacerlo: a golpe de machete. El crimen, afortunadamente, ya está resuelto.
El acoso policial está llevando a estos chavales a cambiar su indumentaria, para no resultar tan evidente su pertenencia a estos grupúsculos. Es así como se ve aparecer por una de las calles del barrio a cuatro adolescentes ecuatorianos, a quienes se les da el alto a efectos de identificación. Al menos dos de ellos son viejos conocidos de los agentes. Pertenecen, según indica la Policía, a los «latin kings».
Durante el cacheo reglamentario aparece de todo: vaselina para los labios, caramelos, teléfonos móviles, llaves, una botella de vino -escondida en el bolsillo de uno de los dos pantalones que el chaval lleva puestos- y, cómo no, una afilada navaja para cortar material de oficina, que les es requisado. ¿Por qué llevas eso encima? «Es que vengo del «curro», y lo necesito para trabajar». ¿Alguno de vosotros pertenece a una banda latina? «No, no... No hay tiempo para eso: estudiamos, trabajamos...». ¿Qué opináis de ese tipo de chicos? «Son chavales que se quieren jo.der la vida», responden los chicos, que reconocen que la Policía les ha parado decenas de veces, aunque a ninguno les consta antecedentes. «Para nosotros es una rutina que nos pidan la identificación».
Re: Re: Qué debemos hacer los españoles?
Enviado por el día 28 de Enero de 2006 a las 12:58
«¡Hazme sangre, así te denuncio!»
El alcohol, esa droga que todos toman, puede hacer (y lo consigue) perder la percepción de la realidad. Así es cómo un ciudadano ecuatoriano, acompañado de un amigo boliviano que va midiendo las esquinas, terminará la noche en el calabozo. Ha salido a la calle, «después de beber cuatro litronas», a comprar más bebida aún. Son las dos de la madrugada, y el hombre no quiere obedecer a los agentes del Orden. Se dirige a ellos en un tono chulesco, hasta el punto de responder, cuando le preguntan si está en situación legal en nuestro país: «¿Tú te crees que si no tuviera papeles te iba a estar hablando como lo estoy haciendo?».
Pero el sujeto va a más, y se niega a separar las piernas y mantener las manos en alto, apoyadas en la pared. Se enfrenta a dos agentes. Conoce bien sus derechos, pero no sus obligaciones: «¡Pégame! ¡Hazme sangre, hazme sangre, y así te puedo demandar!», grita, poseído por un odio irracional. Al final, tiene que ser reducido por los agentes y, con las manos en los grilletes, conducido a la comisaría.
Los Reyes Magos le han regalado un delito por atentado a agente de la autoridad. Al oficial, heridas en una mano.
«¡Hazme sangre, así te denuncio!»
El alcohol, esa droga que todos toman, puede hacer (y lo consigue) perder la percepción de la realidad. Así es cómo un ciudadano ecuatoriano, acompañado de un amigo boliviano que va midiendo las esquinas, terminará la noche en el calabozo. Ha salido a la calle, «después de beber cuatro litronas», a comprar más bebida aún. Son las dos de la madrugada, y el hombre no quiere obedecer a los agentes del Orden. Se dirige a ellos en un tono chulesco, hasta el punto de responder, cuando le preguntan si está en situación legal en nuestro país: «¿Tú te crees que si no tuviera papeles te iba a estar hablando como lo estoy haciendo?».
Pero el sujeto va a más, y se niega a separar las piernas y mantener las manos en alto, apoyadas en la pared. Se enfrenta a dos agentes. Conoce bien sus derechos, pero no sus obligaciones: «¡Pégame! ¡Hazme sangre, hazme sangre, y así te puedo demandar!», grita, poseído por un odio irracional. Al final, tiene que ser reducido por los agentes y, con las manos en los grilletes, conducido a la comisaría.
Los Reyes Magos le han regalado un delito por atentado a agente de la autoridad. Al oficial, heridas en una mano.
El alcohol, esa droga que todos toman, puede hacer (y lo consigue) perder la percepción de la realidad. Así es cómo un ciudadano ecuatoriano, acompañado de un amigo boliviano que va midiendo las esquinas, terminará la noche en el calabozo. Ha salido a la calle, «después de beber cuatro litronas», a comprar más bebida aún. Son las dos de la madrugada, y el hombre no quiere obedecer a los agentes del Orden. Se dirige a ellos en un tono chulesco, hasta el punto de responder, cuando le preguntan si está en situación legal en nuestro país: «¿Tú te crees que si no tuviera papeles te iba a estar hablando como lo estoy haciendo?».
Pero el sujeto va a más, y se niega a separar las piernas y mantener las manos en alto, apoyadas en la pared. Se enfrenta a dos agentes. Conoce bien sus derechos, pero no sus obligaciones: «¡Pégame! ¡Hazme sangre, hazme sangre, y así te puedo demandar!», grita, poseído por un odio irracional. Al final, tiene que ser reducido por los agentes y, con las manos en los grilletes, conducido a la comisaría.
Los Reyes Magos le han regalado un delito por atentado a agente de la autoridad. Al oficial, heridas en una mano.
«¡Hazme sangre, así te denuncio!»
El alcohol, esa droga que todos toman, puede hacer (y lo consigue) perder la percepción de la realidad. Así es cómo un ciudadano ecuatoriano, acompañado de un amigo boliviano que va midiendo las esquinas, terminará la noche en el calabozo. Ha salido a la calle, «después de beber cuatro litronas», a comprar más bebida aún. Son las dos de la madrugada, y el hombre no quiere obedecer a los agentes del Orden. Se dirige a ellos en un tono chulesco, hasta el punto de responder, cuando le preguntan si está en situación legal en nuestro país: «¿Tú te crees que si no tuviera papeles te iba a estar hablando como lo estoy haciendo?».
Pero el sujeto va a más, y se niega a separar las piernas y mantener las manos en alto, apoyadas en la pared. Se enfrenta a dos agentes. Conoce bien sus derechos, pero no sus obligaciones: «¡Pégame! ¡Hazme sangre, hazme sangre, y así te puedo demandar!», grita, poseído por un odio irracional. Al final, tiene que ser reducido por los agentes y, con las manos en los grilletes, conducido a la comisaría.
Los Reyes Magos le han regalado un delito por atentado a agente de la autoridad. Al oficial, heridas en una mano.
Re: Re: Re: Qué debemos hacer los españoles?
Enviado por el día 28 de Enero de 2006 a las 13:01
Pero vamos a ver, ¿tú crees que alguien se lee esos ladrillos?
Resume, comenta algo, pon el enlace en vez de vomitarlo...
Yo que sé, cúrratelo que si no el personal pasará de ti.
Resume, comenta algo, pon el enlace en vez de vomitarlo...
Yo que sé, cúrratelo que si no el personal pasará de ti.
Re: Re: Re: Re: Qué debemos hacer los españoles?
Enviado por el día 28 de Enero de 2006 a las 16:25
1) Diferenciar entre "Latin Kings" y el resto de los inmigrantes: la prensa debe dejar bien claro que no es lo mismo.
2) Aplicar la Ley. Tan simple como eso...
2) Aplicar la Ley. Tan simple como eso...
Re: Re: Re: Re: Re: Qué debemos hacer los españoles?
Enviado por el día 28 de Enero de 2006 a las 16:36
la prensa de este pàis es libre y mas bien porgesista no es de cuartilla-chavista como la de chaves-landia.
trabaja coñño te hara bien!!!!
trabaja coñño te hara bien!!!!
Re: Re: Re: Re: Re: Re: Qué debemos hacer los españoles?
Enviado por el día 28 de Enero de 2006 a las 16:45
¿Libertad es tener el "derecho" a quitarsela a otros?
¿Libertad es creer la idea (falsa) de que los latinoamericanos jóvenes que no tienen trabajo en España son todos Latin Kings?
¿Cuáles son las consecuencias de semejante ejercicio de la "Libertad"?
¿Libertad es creer la idea (falsa) de que los latinoamericanos jóvenes que no tienen trabajo en España son todos Latin Kings?
¿Cuáles son las consecuencias de semejante ejercicio de la "Libertad"?
Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Qué debemos hacer los españoles?
Enviado por el día 28 de Enero de 2006 a las 17:24
Qué fácil es abrir la boca para opinar. Lo siento pero desconoces totalmente como evolucionan socialmente los suramericanos, pero te puedo asegurar que no saben integrarse...eso explica muchas cosas de sus países, los países son el reflejo de sus habitantes....
Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Qué debemos hacer los españoles?
Enviado por el día 28 de Enero de 2006 a las 17:31
Los españoles acá llegaron, con muchísima humildad y pobreza, y se instalaron en barracas.
Muchos inmigrantes europeos ponían a sus hijos a dormir en cajas de cartón, que levantaban del suelo, para que no se los comieran las ratas.
Algunos se dedicaron a actividades delictivas. No todos. Somos humanos.
La inmensa mayoría de los españoles llegaron a trabajar y se instalaron, no entre los venezolanos, sino en barrios residenciales humildes que hoy día son, en sí mismos, comunidades españolas (por ejemplo).
Es conocido que la parroquia La Candelaria, en Ccs, está llena de españoles. Tan así es, que caminando por ella, a veces se siente uno en España y no en Caracas.
Eran tan pobres, que se dedicaron a actividades de conserjería, jardinería....algunas hasta fueron cachifas (sirvientas).
Con los años, y la prosperidad petrolera en Vzla, ellos, que tenían tanto sentido comunitario, fueron organizandose y haciendo negocios.
Así salieron de la pobreza.
So..español, lavate la boca antes de hablar de los latinoamericanos en España.
Muchos inmigrantes europeos ponían a sus hijos a dormir en cajas de cartón, que levantaban del suelo, para que no se los comieran las ratas.
Algunos se dedicaron a actividades delictivas. No todos. Somos humanos.
La inmensa mayoría de los españoles llegaron a trabajar y se instalaron, no entre los venezolanos, sino en barrios residenciales humildes que hoy día son, en sí mismos, comunidades españolas (por ejemplo).
Es conocido que la parroquia La Candelaria, en Ccs, está llena de españoles. Tan así es, que caminando por ella, a veces se siente uno en España y no en Caracas.
Eran tan pobres, que se dedicaron a actividades de conserjería, jardinería....algunas hasta fueron cachifas (sirvientas).
Con los años, y la prosperidad petrolera en Vzla, ellos, que tenían tanto sentido comunitario, fueron organizandose y haciendo negocios.
Así salieron de la pobreza.
So..español, lavate la boca antes de hablar de los latinoamericanos en España.
Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Qué debemos hacer los españoles?
Enviado por el día 28 de Enero de 2006 a las 18:15
Eso no es cierto Ximo. La gran mayoría de los que conozco en mi ciudad están perfectamente integrados. Trabajan y salen a divertirse, como todo el mundo.
Saludos
Saludos
Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Qué debemos hacer los españoles?
Enviado por el día 28 de Enero de 2006 a las 19:21
En España pasa con algunos latinos lo que pasa tambien con algunos europeos del Este, como los rumanos, gente de bajos recursos , sin mucha educacion que llegan a España a iniciar actividades delictivas, chulos de prostitutas, forman banda etc, etc.......eso no quiere decir que todos los latinos y europeos del este sean bandoleros, ya que la mayoria lo que quieren es trabajar y progresar
El probelma es con los que abandonan su pais con su marginalidad a cuestas y luego pretenden sembrarla en su nuevo pais, son minoria , pero se hacen notar y luego pagan justos por pecadores
El probelma es con los que abandonan su pais con su marginalidad a cuestas y luego pretenden sembrarla en su nuevo pais, son minoria , pero se hacen notar y luego pagan justos por pecadores
Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Qué debemos hacer los españoles?
Enviado por el día 28 de Enero de 2006 a las 20:38
ximo y zeus... Si piden mi humilde opinión acerca de qué deben hacer, bueno, podrían buscar un pepino, o una verga de toro, y usen su imaginación...
Pues me parece una maravilla.
Enviado por el día 29 de Enero de 2006 a las 18:49
Que algunos compatriotas míos les soben a algunos españolitos que yo conozco.
Saludos queridos amigos Moncada y Pelepatatas.
Mejor miren esto:
http://www.liberalismo.org/foros/3/0/241664/
Vale.
Pedro Malo.
Saludos queridos amigos Moncada y Pelepatatas.
Mejor miren esto:
http://www.liberalismo.org/foros/3/0/241664/
Vale.
Pedro Malo.
