Hispanoamérica
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Una solución conjunta: El exterminio de los cubanos de la Isla
Enviado por el día 20 de Mayo de 2004 a las 23:58
La combinación perfecta
Una solución conjunta: El exterminio de los cubanos de la Isla, a ver
si por fin se elimina el problema de raíz.
por ENRISCO, Nueva Jersey
Tanto dar vueltas alrededor del problema cubano para que al final los
enemigos irreconciliables Bush Junior y Fidel Castro lleguen a la
misma conclusión: la culpa del llamado problema cubano la tienen los
propios cubanos. Si la Isla no estuviera habitada por esa incómoda
especie, ¿quién se iba a quejar por la falta de libertad, de comida,
de transporte o de materiales para construir balsas? Porque lo que son
los turistas, nunca he oído quejarse a ninguno de nada de eso.
Decía que es estimulante ver cómo ahora ambos líderes, el
norteamericano y el cubano, pese a sus diferencias ideológicas (el
primero se atraganta de hamburguesas y bretzels, mientras el segundo
prefiere las langostas), han llegado a proponer una solución conjunta:
el exterminio de los cubanos de la Isla. A ver si por fin se elimina
el problema de raíz.
La solución, pese a su radicalidad, no acudirá a métodos instantáneos
(un manojo de bombas atómicas), sino a uno más bien lento aunque no
por ello menos seguro. La fórmula consiste en matar a los cubanos de
hambre y para ello cada uno de los implicados aportará lo suyo en una
nueva versión de la división internacional del trabajo.
Bush Vejigo recortará las remesas familiares y los viajes a Cuba,
mientras que Hipólito --El Terror de la Salsa (y de los
refrigeradores)-- se encargará de cerrar tiendas en la Isla, sacar
productos de circulación y aumentar el precio a los que queden a la
venta. Al parecer, preven que con esas medidas finalmente Cuba termine
convertida en el paraíso terrenal que tanto se ha reclamado, habitada
sólo por turistas tomando el sol, bañándose en sus cálidas playas y
montando los famosos "camellos" sólo por el placer de la aventura.
Pero por supuesto que ni Bush el Imberbe ni el Decano Mundial de los
Gobernantes han dicho a las claras que de lo que se trata es de
extinguir a los cubanos. En estos tiempos de elevada conciencia
ecológica, donde la desaparición de una especie menos simpática que la
del cubano, como la cucaracha por ejemplo, se vería como una
catástrofe para la humanidad, no es cosa de andar diciendo que se
trata de exterminar a los nativos de la Isla. Mientras el primero ha
dicho que lo que pretende es acelerar la transición a la democracia en
la Isla, el segundo afirma que se trata de darle una respuesta
contundente al imperialismo.
En este sentido se han alzado innumerables voces cuestionando tales
declaraciones. Para algunos no hay una relación científicamente
demostrable entre la reducción de las remesas y la democratización de
la Isla. Mucho más directo sería extinguir las langostas, que --como
se sabe-- son el eslabón principal en la cadena alimenticia que
culmina en el gobernante cubano.
Otros opinan que tampoco hay una relación evidente entre subirle el
precio a los productos en las tiendas cubanas y ripostarle al
imperialismo. ¿Acaso Bush Infante pensaba ir a hacer sus compras a
Yumurí?
Además, argumentan, ¿cómo puede el simple anuncio de las medidas por
parte del presidente norteamericano hacer desaparecer los zapatos y la
ropa interior de las tiendas cubanas? Pero es que aquí se evidencian
una vez más los efectos nocivos de la globalización sobre la que tanto
nos ha alertado el Comandante. Hablando del susodicho: en un reciente
documental al preguntársele si se consideraba un dictador respondió
que sólo es un líder espiritual. Así que los tibetanos anden con
cuidado porque el comandante se piensa que es el Dalai Lama.
¿Una cola en el Malecón?
El anuncio hecho por Little Bush de que en un futuro cercano se
reducirían las remesas y los viajes, ha creado pánico en el mercado de
valores de la Isla, representado en la Bolsa (Negra) de La Habana, lo
cual ha causado la subida imparable de las acciones del jabón y la
botellita de aceite y la caída de productos suntuarios como el calzado
y la ropa interior. Sin embargo, algunos expertos confían en que una
vez que la ropa exterior empiece a desaparecer, la interior adquiera
la categoría de artículo de primera necesidad.
Ante esta situación, la respuesta de la población cubana ha sido
unánime. Se ha dedicado con más entusiasmo que nunca a lo que más y
mejor ha sabido hacer en las últimas décadas: colas. Las fuerzas del
orden de la Isla, ante tal situación, no se han quedado cruzadas de
brazos y también han tomado sus medidas: hacerse con los primeros
puestos de la cola.
Pero por supuesto que en las próximas semanas hacer colas no será la
única ocupación de los cubanos. Tampoco la de fabricar balsas. El
Dalai Lama del Caribe ha convocado a la población a realizar Marchas
del Pueblo Combatiente, actividad que consiste en hacer que las colas
se desplacen por el malecón habanero con banderitas en las manos y
gritando consignas con la promesa de que, al regreso a la cola de las
tiendas, se respetará el orden que se siguió durante la marcha.
Así trascurrirá la vida de los cubanos en los próximos meses: entre
marchas, colas, carestía y la nostalgia por los patriotas americanos
que aparecen en la moneda enemiga. Mientras, los artífices del nuevo
experimento esperan ver la Isla libre de problemas y de cubanos. Pero
la dificultad está en que los cubanos se parecen a sus problemas en su
capacidad de resistencia.
El nuevo experimento ciertamente eliminará a buena parte de los
representantes más débiles de la especie, pero los sobrevivientes
--siguiendo la teoría de Darwin--, constituirán una especie superior e
inmune a cualquier condición adversa. Una especie que reunirá la
resistencia de un organizador de colas, la sagacidad de un traficante
de carne de res, la confianza en sí mismo de un policía y la
flotabilidad de un balsero. ¿Qué será capaz de conseguir una especie
semejante? Sólo el tiempo lo dirá, pero la humanidad deberá temblar
cuando dicha especie decida expandirse sobre la faz de la tierra.
¡Al fin en primera línea!
Se ha puesto en duda la alianza Bush-Castro para el exterminio de
cubanos de la Isla, sobre todo por la agresividad (verbal) empleada
por ambas partes para atacarse. El Comandante ha llegado incluso a
hablar de una guerra inminente en la que se encontraría en la primera
línea de combate y uno entiende su impaciencia por estar al fin, a sus
77 años, en primera línea, después de pasarse toda la vida, desde el
asalto al Moncada hasta Angola, perdiéndose esa experiencia (no creo
que en ese sentido valga su famoso Salto del Tanque en Playa Girón,
donde lo único que estuvo en riesgo fueron sus tobillos).
Unos dicen que esa agresividad no es sino una forma de disimular la
alianza entre ambos, mientras otros opinan que la indignación del
líder cubano es real: no soporta que el gringo venga a hacerle
competencia en su tarea favorita de despoblar la Isla.
De cualquier manera, sospecho que este no será el fin de la
colaboración entre Bush y El Terror de la Ropa Interior. Imaginar los
resultados de semejante combinación es para echarse a temblar. Después
de todo hay muchas cosas que el primero debe aprender del segundo, a
quien divertirán muchísimo todas las acrobacias que se inventa el
texano para mantenerse ocho años en el poder.
Ahora que el presidente norteamericano anda atareado en explicar las
fotografías de torturas a prisioneros en Irak, le vendrían muy bien
algunos consejos de cómo el Comandante ha logrado que en más de
cuarenta años no haya circulado una sola foto del interior de Villa
Marista. O el secreto de cómo conseguir que cada vez que entrevisten a
un prisionero cubano, este diga --sonriendo-- que no entiende por qué
no le permitirían estar tres décadas más en la cárcel. No sé, pero
algo me dice que la clave pasa por el racionamiento de calzoncillos.
Una solución conjunta: El exterminio de los cubanos de la Isla, a ver
si por fin se elimina el problema de raíz.
por ENRISCO, Nueva Jersey
Tanto dar vueltas alrededor del problema cubano para que al final los
enemigos irreconciliables Bush Junior y Fidel Castro lleguen a la
misma conclusión: la culpa del llamado problema cubano la tienen los
propios cubanos. Si la Isla no estuviera habitada por esa incómoda
especie, ¿quién se iba a quejar por la falta de libertad, de comida,
de transporte o de materiales para construir balsas? Porque lo que son
los turistas, nunca he oído quejarse a ninguno de nada de eso.
Decía que es estimulante ver cómo ahora ambos líderes, el
norteamericano y el cubano, pese a sus diferencias ideológicas (el
primero se atraganta de hamburguesas y bretzels, mientras el segundo
prefiere las langostas), han llegado a proponer una solución conjunta:
el exterminio de los cubanos de la Isla. A ver si por fin se elimina
el problema de raíz.
La solución, pese a su radicalidad, no acudirá a métodos instantáneos
(un manojo de bombas atómicas), sino a uno más bien lento aunque no
por ello menos seguro. La fórmula consiste en matar a los cubanos de
hambre y para ello cada uno de los implicados aportará lo suyo en una
nueva versión de la división internacional del trabajo.
Bush Vejigo recortará las remesas familiares y los viajes a Cuba,
mientras que Hipólito --El Terror de la Salsa (y de los
refrigeradores)-- se encargará de cerrar tiendas en la Isla, sacar
productos de circulación y aumentar el precio a los que queden a la
venta. Al parecer, preven que con esas medidas finalmente Cuba termine
convertida en el paraíso terrenal que tanto se ha reclamado, habitada
sólo por turistas tomando el sol, bañándose en sus cálidas playas y
montando los famosos "camellos" sólo por el placer de la aventura.
Pero por supuesto que ni Bush el Imberbe ni el Decano Mundial de los
Gobernantes han dicho a las claras que de lo que se trata es de
extinguir a los cubanos. En estos tiempos de elevada conciencia
ecológica, donde la desaparición de una especie menos simpática que la
del cubano, como la cucaracha por ejemplo, se vería como una
catástrofe para la humanidad, no es cosa de andar diciendo que se
trata de exterminar a los nativos de la Isla. Mientras el primero ha
dicho que lo que pretende es acelerar la transición a la democracia en
la Isla, el segundo afirma que se trata de darle una respuesta
contundente al imperialismo.
En este sentido se han alzado innumerables voces cuestionando tales
declaraciones. Para algunos no hay una relación científicamente
demostrable entre la reducción de las remesas y la democratización de
la Isla. Mucho más directo sería extinguir las langostas, que --como
se sabe-- son el eslabón principal en la cadena alimenticia que
culmina en el gobernante cubano.
Otros opinan que tampoco hay una relación evidente entre subirle el
precio a los productos en las tiendas cubanas y ripostarle al
imperialismo. ¿Acaso Bush Infante pensaba ir a hacer sus compras a
Yumurí?
Además, argumentan, ¿cómo puede el simple anuncio de las medidas por
parte del presidente norteamericano hacer desaparecer los zapatos y la
ropa interior de las tiendas cubanas? Pero es que aquí se evidencian
una vez más los efectos nocivos de la globalización sobre la que tanto
nos ha alertado el Comandante. Hablando del susodicho: en un reciente
documental al preguntársele si se consideraba un dictador respondió
que sólo es un líder espiritual. Así que los tibetanos anden con
cuidado porque el comandante se piensa que es el Dalai Lama.
¿Una cola en el Malecón?
El anuncio hecho por Little Bush de que en un futuro cercano se
reducirían las remesas y los viajes, ha creado pánico en el mercado de
valores de la Isla, representado en la Bolsa (Negra) de La Habana, lo
cual ha causado la subida imparable de las acciones del jabón y la
botellita de aceite y la caída de productos suntuarios como el calzado
y la ropa interior. Sin embargo, algunos expertos confían en que una
vez que la ropa exterior empiece a desaparecer, la interior adquiera
la categoría de artículo de primera necesidad.
Ante esta situación, la respuesta de la población cubana ha sido
unánime. Se ha dedicado con más entusiasmo que nunca a lo que más y
mejor ha sabido hacer en las últimas décadas: colas. Las fuerzas del
orden de la Isla, ante tal situación, no se han quedado cruzadas de
brazos y también han tomado sus medidas: hacerse con los primeros
puestos de la cola.
Pero por supuesto que en las próximas semanas hacer colas no será la
única ocupación de los cubanos. Tampoco la de fabricar balsas. El
Dalai Lama del Caribe ha convocado a la población a realizar Marchas
del Pueblo Combatiente, actividad que consiste en hacer que las colas
se desplacen por el malecón habanero con banderitas en las manos y
gritando consignas con la promesa de que, al regreso a la cola de las
tiendas, se respetará el orden que se siguió durante la marcha.
Así trascurrirá la vida de los cubanos en los próximos meses: entre
marchas, colas, carestía y la nostalgia por los patriotas americanos
que aparecen en la moneda enemiga. Mientras, los artífices del nuevo
experimento esperan ver la Isla libre de problemas y de cubanos. Pero
la dificultad está en que los cubanos se parecen a sus problemas en su
capacidad de resistencia.
El nuevo experimento ciertamente eliminará a buena parte de los
representantes más débiles de la especie, pero los sobrevivientes
--siguiendo la teoría de Darwin--, constituirán una especie superior e
inmune a cualquier condición adversa. Una especie que reunirá la
resistencia de un organizador de colas, la sagacidad de un traficante
de carne de res, la confianza en sí mismo de un policía y la
flotabilidad de un balsero. ¿Qué será capaz de conseguir una especie
semejante? Sólo el tiempo lo dirá, pero la humanidad deberá temblar
cuando dicha especie decida expandirse sobre la faz de la tierra.
¡Al fin en primera línea!
Se ha puesto en duda la alianza Bush-Castro para el exterminio de
cubanos de la Isla, sobre todo por la agresividad (verbal) empleada
por ambas partes para atacarse. El Comandante ha llegado incluso a
hablar de una guerra inminente en la que se encontraría en la primera
línea de combate y uno entiende su impaciencia por estar al fin, a sus
77 años, en primera línea, después de pasarse toda la vida, desde el
asalto al Moncada hasta Angola, perdiéndose esa experiencia (no creo
que en ese sentido valga su famoso Salto del Tanque en Playa Girón,
donde lo único que estuvo en riesgo fueron sus tobillos).
Unos dicen que esa agresividad no es sino una forma de disimular la
alianza entre ambos, mientras otros opinan que la indignación del
líder cubano es real: no soporta que el gringo venga a hacerle
competencia en su tarea favorita de despoblar la Isla.
De cualquier manera, sospecho que este no será el fin de la
colaboración entre Bush y El Terror de la Ropa Interior. Imaginar los
resultados de semejante combinación es para echarse a temblar. Después
de todo hay muchas cosas que el primero debe aprender del segundo, a
quien divertirán muchísimo todas las acrobacias que se inventa el
texano para mantenerse ocho años en el poder.
Ahora que el presidente norteamericano anda atareado en explicar las
fotografías de torturas a prisioneros en Irak, le vendrían muy bien
algunos consejos de cómo el Comandante ha logrado que en más de
cuarenta años no haya circulado una sola foto del interior de Villa
Marista. O el secreto de cómo conseguir que cada vez que entrevisten a
un prisionero cubano, este diga --sonriendo-- que no entiende por qué
no le permitirían estar tres décadas más en la cárcel. No sé, pero
algo me dice que la clave pasa por el racionamiento de calzoncillos.
Re: Una solución conjunta: El exterminio de los cubanos de la Isla
Enviado por el día 21 de Mayo de 2004 a las 03:04
¡Cuántas boludeces que hay que leer!
Es verdaderamente curioso que los mismos que pregonan el ajuste económico en AL, que apoyan políticas que multiplican la pobreza y el desempleo, que acusan a los pobres que reclaman de vagos que no quieren trabajar, sean fervientes defensores del nivel de vida de los cubanos. ¡Qué hecho curioso!
Es verdaderamente curioso que los mismos que pregonan el ajuste económico en AL, que apoyan políticas que multiplican la pobreza y el desempleo, que acusan a los pobres que reclaman de vagos que no quieren trabajar, sean fervientes defensores del nivel de vida de los cubanos. ¡Qué hecho curioso!
Re: Una solución conjunta: El exterminio de los cubanos de la Isla
Enviado por el día 21 de Mayo de 2004 a las 14:46
COMPLICIDAD. Esta palabra explica completamente la desgracia cubana. Si invirtiesen el 1% de tiempo y fervor que usan en criticar cualquier cosa que haga EE.UU. en denunciar los crímenes de la isla-carcel la historia sería un poco diferente.
