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Las Milicias y Chávez
Enviado por el día 27 de Mayo de 2004 a las 17:06
LAS MILICIAS Y CHAVEZ



Por Reinaldo Bragado Bretaña
Libre
E.U.
Info-Search
Francisco Díaz
Dept. de Investigaciones
La Nueva Cuba
Mayo 26, 2004



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El anuncio de la creación de milicias populares por parte del aprendiz de dictador Hugo Chávez en Venezuela es una mala noticia. No sé que pensará el resto de los países de la zona y las personas decentes del mundo ante la posibilidad de un enclave definitivamente comunista –o decir castro comunista sería más apropiado– desde donde se exportarían movimientos supuestamente revolucionarios, aunque todos sabemos que en realidad sería la exportación del robo y el atropello y la violación de los derechos humanos con la única finalidad de permanecer eternamente en el poder.

El golpe chavista, la creación de las milicias, va dirigido contra las fuerzas armadas tradicionales venezolanas por si quedan oficiales, o tropas, dispuestos a defender la democracia ya moribunda y aparentemente sólo defendida por la sociedad civil, aunque fragmentada, llena de divisiones y demostrando mucha ignorancia ante lo que les sucede. Es hora de que los militares profesionales se enteren que tienen oponentes que sólo desean su exterminio y estas nuevas milicias populares serán el instrumento para aniquilarlos. Desde ahora, y antes de formadas, puedo adelantar que los instructores son cubanos y que los círculos elites de esas milicias son cubanos también. El pueblo venezolano, si todavía no ve con claridad lo que está pasando, va directo al abismo con las orejeras que él mismo se ha colocado. A lo mejor no es muy tarde.

Si nos imaginamos una Venezuela definitivamente comunista –después que Chávez extermine a todos sus contrincantes, incluyendo a los que ahora lo ayudan pero que serán descuartizados después como sucede con todas las revoluciones desde la francesa de 1789– sabemos que las fronteras de ese hermano país se convertirán en algo puramente formal y a través de ellas pasarán armas, drogas, terrorismo y todo lo perjudicial que pueda concebir un estado que sólo busca la destrucción de la democracia y la instauración de un nuevo imperio ya que el anterior, el que antes dirigía Moscú, desapareció para siempre y sin retorno.

Chávez sueña con ser ese nuevo emperador que está por venir. Chávez sabe que su inspirador absoluto, el dictador Fidel Castro, morirá muy pronto y entonces él, Chávez, heredará las banderas de la revolución continental, las del comunismo y las de la dignidad frente a los malvados yanquis que se quieren robar el planeta. Todo eso piensa Chávez, y para llevarlo a cabo cuenta con un inmenso caudal petrolero y con un enorme país lleno de riquezas de todo tipo. Chávez quiere encender el continente, hacer de los Andes una Sierra Maestra, sobre todo ahora que no tiene que contar con los rusos, esos tipos de hablar extraño y tan lejanos y que a larga, a pesar de las protestas de solidaridad e internacionalismo proletario, sólo mandaban ellos y siempre de acuerdo a sus intereses. Y si no lo creen que le pregunten al Ché Guevara, si es que encuentran un buen espiritista que se comunique con él, y al propio Castro. Pídanle que les cuente lo de la Crisis de Octubre y lo de las comparsas callejeras: “Nikita, Nikita, lo que se da no se quita”.

Washington, por su parte, de seguro piensa en el suministro de petróleo porque, y ténganlo bien en cuenta, Estados Unidos piensa en sus intereses y si actuara de otra manera sería un error. También, si nosotros pensáramos que lo va a hacer de otra manera, es otro error. Así actuaríamos nosotros si tuviéramos una república. Washington compra mucho petróleo a Venezuela –no es el caso del azúcar cubana en 1959–, pero Washington también sabe sortear las situaciones y pensar a largo plazo, como corresponden a una gran nación. La riqueza de este país se puede dar el lujo de no comprar más petróleo a Irak –como lo hizo cuando las sanciones por la Guerra del Golfo- y podría hacer lo mismo con Chávez. De todas formas, la política exterior de Estados Unidos da señales, y ahí están las declaraciones del Embajador de Estados Unidos ante la OEA, John Maisto, quien dijo que la situación venezolana es un elemento de preocupación y que todo lo que atente contra la seguridad regional preocupa a Washington. La creación de las milicias populares por parte de Chávez es, a mis ojos, el último aviso a la oposición. Si no cambian la estrategia comiencen a fabricar balsas y que Dios los ampare.