Hispanoamérica
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leer este artículo sobre la Identidad
Enviado por el día 1 de Abril de 2006 a las 11:48
Las culturas minoritarias en un mundo globalizado.
Este artículo fue presentado por Pablo A. Chami en el coloquio realizado en la ciudad de Buenos Aires por la B´nai B´rith Argentina los días 10 y 11 de noviembre de 1999.
Nos encontramos en un mundo que tiende a ser global. Se introducen en nuestra cultura los valores de los países centrales, especialmente de los Estados Unidos de América.
Tomamos Coca Cola, Comemos en McDonald´s, nos vestimos con jeans Levi´s y calzado Nike. La lista es interminable. El idioma ingles, que antes era necesario, se transforma en imprescindible.
Los jóvenes se ven obligados a adoptar criterios universalistas y desprecian o subvalúan las culturas minoritarias que recibieron desde las raíces de sus familias.
Esto implica una pérdida de identidad. Creo que existe una pérdida de identidad como nación, en éste caso la Argentina, y existe una pérdida de identidad como grupo perteneciente a la cultura judía, y en mi caso especial, a la de Sefarad o judeo-española.
¿Por qué pienso que el concepto de identidad es importante?
Veamos su definición. La palabra identidad deriva del latín: ídem, que quiere decir igual, lo mismo.
Según el Diccionario de la Real Academia Española: \"Identificarse con otro es tener las mismas creencias, propósitos, deseos, etc., que él.\"
Existen dos miradas, la que yo tengo de mi mismo y la que otro puede tener de mi.
Cuando difieren ambas miradas se produce un conflicto de identidad. También puede ser que mi mirada sea incorrecta por falta de conocimientos adecuados acerca de mí mismo y de mis orígenes, o puede ser que el otro tenga una opinión errada acerca de mi por falta de conocimientos o por simples prejuicios.
Muchas veces coinciden ambos errores, el mío y el del otro.
Tener clara la identidad implica conocer nuestro origen, nuestra historia, nuestras costumbres, nuestros valores. Lo que conocemos es lo que amamos y respetamos y, si nos respetamos, nos hacemos valer y respetar por los demás.
En lo que sigue me ocuparé de lo que acontece en la cultura occidental, que es en la que nos encontramos inmersos, y la americana y la argentina en particular.
Si volvemos la mirada a Europa, vemos que hay un grado de chauvinismo exacerbado hacia las minorías. Leemos en los diarios que se producen desmanes raciales en Alemania, España, Francia, Servia. En Austria observamos con estupor la ascensión de un partido con consignas neo nazis, que propone frenar la inmigración y limitar el derecho de asilo.
Vemos entonces que retornan en el viejo continente ideas que creíamos perimidas luego de la segunda guerra mundial, guerra que culminó con el descubrimiento de los horrores de los campos de exterminio.
Este artículo fue presentado por Pablo A. Chami en el coloquio realizado en la ciudad de Buenos Aires por la B´nai B´rith Argentina los días 10 y 11 de noviembre de 1999.
Nos encontramos en un mundo que tiende a ser global. Se introducen en nuestra cultura los valores de los países centrales, especialmente de los Estados Unidos de América.
Tomamos Coca Cola, Comemos en McDonald´s, nos vestimos con jeans Levi´s y calzado Nike. La lista es interminable. El idioma ingles, que antes era necesario, se transforma en imprescindible.
Los jóvenes se ven obligados a adoptar criterios universalistas y desprecian o subvalúan las culturas minoritarias que recibieron desde las raíces de sus familias.
Esto implica una pérdida de identidad. Creo que existe una pérdida de identidad como nación, en éste caso la Argentina, y existe una pérdida de identidad como grupo perteneciente a la cultura judía, y en mi caso especial, a la de Sefarad o judeo-española.
¿Por qué pienso que el concepto de identidad es importante?
Veamos su definición. La palabra identidad deriva del latín: ídem, que quiere decir igual, lo mismo.
Según el Diccionario de la Real Academia Española: \"Identificarse con otro es tener las mismas creencias, propósitos, deseos, etc., que él.\"
Existen dos miradas, la que yo tengo de mi mismo y la que otro puede tener de mi.
Cuando difieren ambas miradas se produce un conflicto de identidad. También puede ser que mi mirada sea incorrecta por falta de conocimientos adecuados acerca de mí mismo y de mis orígenes, o puede ser que el otro tenga una opinión errada acerca de mi por falta de conocimientos o por simples prejuicios.
Muchas veces coinciden ambos errores, el mío y el del otro.
Tener clara la identidad implica conocer nuestro origen, nuestra historia, nuestras costumbres, nuestros valores. Lo que conocemos es lo que amamos y respetamos y, si nos respetamos, nos hacemos valer y respetar por los demás.
En lo que sigue me ocuparé de lo que acontece en la cultura occidental, que es en la que nos encontramos inmersos, y la americana y la argentina en particular.
Si volvemos la mirada a Europa, vemos que hay un grado de chauvinismo exacerbado hacia las minorías. Leemos en los diarios que se producen desmanes raciales en Alemania, España, Francia, Servia. En Austria observamos con estupor la ascensión de un partido con consignas neo nazis, que propone frenar la inmigración y limitar el derecho de asilo.
Vemos entonces que retornan en el viejo continente ideas que creíamos perimidas luego de la segunda guerra mundial, guerra que culminó con el descubrimiento de los horrores de los campos de exterminio.
Re: leer este artículo sobre la Identidad
Enviado por el día 1 de Abril de 2006 a las 11:50
Por otro lado, en nuestra América, compuesta por países de sociedades nuevas, abiertas a la inmigración.
Ésta idea surge desde la época de la independencia y más concretamente con los pensadores de la constitución de 1853, Juan Bautista Alberdi y Esteban Echeverria.
Con el lema: \"gobernar es poblar\", se inicia una era de inmigración masiva en nuestro país, favorecida por las leyes que fomentaban el ingreso de extranjeros, durante las presidencias de Mitre, Sarmiento y Avellaneda.
Consecuencia de ellas es que, a fines del siglo XIX y comienzos del XX, arribaron al país inmigrantes de todos los lugares de la tierra. En su mayoría fueron españoles e italianos, pero también llegaron ingleses, franceses y alemanes. Estos inmigrantes profesaban principalmente la religión católica, pero otros eran protestantes, mahometanos o judíos.
Los que pensaron en la inmigración, lo hacían con la idea de que los que llegaban tenían hábitos de trabajo y laboriosidad que algunos de los primitivos habitantes carecían y, que los recién llegados contribuirían con su labor y con su ingenio a engrandecer al país.
Creían que al cabo de algunas generaciones, los hijos de éstos inmigrantes se integrarían en una nacionalidad y con ella surgiría un hombre nuevo, que reuniría las virtudes de libertad e independencia del nativo con la laboriosidad del inmigrante.
¿Qué pasa hoy, un siglo y medio después...
Creo que la identidad original de los seres humanos no se pierde por completo.
Vemos que los hijos o nietos de los inmigrantes quieren conservar parte de sus antiguas tradiciones, creencias o costumbres.
Los miembros de las distintas comunidades fundan sus propias instituciones: escuelas, universidades, centros de estudios, hospitales, mutuales, cementerios, iglesias y sinagogas.
Todo ello con el propósito de conservar y transmitir su identidad y sus valores.
Ésta idea surge desde la época de la independencia y más concretamente con los pensadores de la constitución de 1853, Juan Bautista Alberdi y Esteban Echeverria.
Con el lema: \"gobernar es poblar\", se inicia una era de inmigración masiva en nuestro país, favorecida por las leyes que fomentaban el ingreso de extranjeros, durante las presidencias de Mitre, Sarmiento y Avellaneda.
Consecuencia de ellas es que, a fines del siglo XIX y comienzos del XX, arribaron al país inmigrantes de todos los lugares de la tierra. En su mayoría fueron españoles e italianos, pero también llegaron ingleses, franceses y alemanes. Estos inmigrantes profesaban principalmente la religión católica, pero otros eran protestantes, mahometanos o judíos.
Los que pensaron en la inmigración, lo hacían con la idea de que los que llegaban tenían hábitos de trabajo y laboriosidad que algunos de los primitivos habitantes carecían y, que los recién llegados contribuirían con su labor y con su ingenio a engrandecer al país.
Creían que al cabo de algunas generaciones, los hijos de éstos inmigrantes se integrarían en una nacionalidad y con ella surgiría un hombre nuevo, que reuniría las virtudes de libertad e independencia del nativo con la laboriosidad del inmigrante.
¿Qué pasa hoy, un siglo y medio después...
Creo que la identidad original de los seres humanos no se pierde por completo.
Vemos que los hijos o nietos de los inmigrantes quieren conservar parte de sus antiguas tradiciones, creencias o costumbres.
Los miembros de las distintas comunidades fundan sus propias instituciones: escuelas, universidades, centros de estudios, hospitales, mutuales, cementerios, iglesias y sinagogas.
Todo ello con el propósito de conservar y transmitir su identidad y sus valores.
Re: Re: leer este artículo sobre la Identidad
Enviado por el día 1 de Abril de 2006 a las 11:52
Aquí es donde pienso que el modelo no coincide hoy con la realidad, pues las diferencias no se borran tal fácilmente. Mi abuela siempre me decía: "la sangre no se hace agua".
Las culturas totalitarias buscan igualar, buscan la uniformidad en el pensamiento de sus ciudadanos, uniforman la vestimenta, imponen ideas que son foráneas para muchos grupos de individuos que habitan dentro de sus fronteras.
Desprecian y combaten lo que es diferente, lo que es variado, lo colorido, lo alegre, lo que es propio y heredado de las tradiciones de las familias, lo vivido y aprendido en muchos hogares.
Cuando éstas sociedades totalitarias no logran sus propósitos de imponer una cultura uniforme mediante la persuasión y la propaganda, muchas veces tratan de hacerlo por la fuerza.
Queman en primer lugar los libros que trasmiten las ideas que no responden a su ortodoxia y más tarde pueden llegar a quemar, o a asesinar por diversos modos, a los seres humanos.
Hannah Arendt, en su libro "Los orígenes del totalitarismo" dice: "El antisemitismo (no simplemente el odio a los judíos), el imperialismo (no solamente la conquista) y el totalitarismo (no simplemente la dictadura), uno tras otro, uno más brutalmente que otro,
han demostrado que la dignidad humana precisa de una nueva salvaguardia que sólo puede ser hallada en un nuevo principio político, en una nueva ley en la tierra, cuya validez debe alcanzar esta vez a toda la Humanidad…"
Hoy no creo que sea posible oponerse frontalmente al proceso de globalización que parece por el momento irreversible.
Pienso que una de nuestras tareas para el siglo que comienza sería luchar para que esa globalización incluya y respete lo particular, lo singular, lo pequeño, como partes imprescindibles y valiosas de la totalidad.
En esta lucha tendríamos que ubicarnos del lado de las otras minorías que conforman el mosaico de nuestro país y del mundo. Me refiero a las minorías indígenas, las minorías de otros credos, de otras razas, y a todas las minorías que sufren alguna forma de discriminación.
Las culturas totalitarias buscan igualar, buscan la uniformidad en el pensamiento de sus ciudadanos, uniforman la vestimenta, imponen ideas que son foráneas para muchos grupos de individuos que habitan dentro de sus fronteras.
Desprecian y combaten lo que es diferente, lo que es variado, lo colorido, lo alegre, lo que es propio y heredado de las tradiciones de las familias, lo vivido y aprendido en muchos hogares.
Cuando éstas sociedades totalitarias no logran sus propósitos de imponer una cultura uniforme mediante la persuasión y la propaganda, muchas veces tratan de hacerlo por la fuerza.
Queman en primer lugar los libros que trasmiten las ideas que no responden a su ortodoxia y más tarde pueden llegar a quemar, o a asesinar por diversos modos, a los seres humanos.
Hannah Arendt, en su libro "Los orígenes del totalitarismo" dice: "El antisemitismo (no simplemente el odio a los judíos), el imperialismo (no solamente la conquista) y el totalitarismo (no simplemente la dictadura), uno tras otro, uno más brutalmente que otro,
han demostrado que la dignidad humana precisa de una nueva salvaguardia que sólo puede ser hallada en un nuevo principio político, en una nueva ley en la tierra, cuya validez debe alcanzar esta vez a toda la Humanidad…"
Hoy no creo que sea posible oponerse frontalmente al proceso de globalización que parece por el momento irreversible.
Pienso que una de nuestras tareas para el siglo que comienza sería luchar para que esa globalización incluya y respete lo particular, lo singular, lo pequeño, como partes imprescindibles y valiosas de la totalidad.
En esta lucha tendríamos que ubicarnos del lado de las otras minorías que conforman el mosaico de nuestro país y del mundo. Me refiero a las minorías indígenas, las minorías de otros credos, de otras razas, y a todas las minorías que sufren alguna forma de discriminación.
Re: Re: Re: leer este artículo sobre la Identidad
Enviado por el día 1 de Abril de 2006 a las 18:40
¡Ya! Si uno defiende la identidad propia, como dice que ocurre en Europa, entonces uno es neonazi, fascista, globalifóbico, etc. Si por el contrario, uno defiende el cosmopolitismo, el mestizaje, la globalización etc., entonces uno está atacando la identidad de las culturas... en fin: palo porque boga, palo porque no boga...
Y naturalmente, la única identidad inatacable es siempre la judía...
Y naturalmente, la única identidad inatacable es siempre la judía...
Re: Re: Re: Re: leer este artículo sobre la Identidad
Enviado por el día 1 de Abril de 2006 a las 20:21
Ximo quiere que quememos nuestra ropa y nos confeccionemos unos ponchos, asi no se le borra la imagen del americano del panfleto de la ONU.
Por cierto, tengo que datre la razon ximo, somos orientales, es que me olvidé que el 90% de los argentinos tiene sangre japonesa y la danza árabe es patrimonio cultural.
Por cierto, tengo que datre la razon ximo, somos orientales, es que me olvidé que el 90% de los argentinos tiene sangre japonesa y la danza árabe es patrimonio cultural.
