Hispanoamérica
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Los Ghettos de mi país...
Enviado por el día 24 de Mayo de 2006 a las 03:44
¿Algún otro país de la región tiene "ghettos"? Nosotros tenemos barrios donde la gente se siente parte de algo que ellos denominan "el ghetto"... una zona de pobreza y exclusión, de delincuencia... Donde los niños crecen a la buena de Dios, cuyos padres son drogadictos, traficantes, pacientes de Sida, o han muerto en alguna refriega a tiros... http://www.culturadecanarias.com/actividades/onedo... ¿algún otro país con ghettos?
Re: Los Ghettos de mi país...
Enviado por el día 24 de Mayo de 2006 a las 03:45
One Dollar es una coproducción hispano-panameña dirigida por el joven Héctor Herrera, quien salió de Panamá cuando los norteamericanos invadieron su país en la operación denominada ‘Causa Justa’. Herrera regresa a rodar la situación de su país cuando los estadounidenses se retiran y devuelven el canal a sus legítimos propietarios. Comprueba que los americanos han dejado tras de sí un panorama desolador, un país roto en el que las armas son tan comunes como improbable es encontrar algún joven que no consuma cocaína o pegón en esos barrios. La vida en el ghetto no vale nada. Las rencillas se resuelven a tiros y los jóvenes no tienen mayor aspiración que formar parte de alguna de las bandas y conseguir su dosis diaria. La miseria se une a un panorama tan poco esperanzador que el documento resulta espeluznante.
Sería una película más sobre bandas si no fuera porque lo que vemos no tiene nada que ver con el cine hollywoodiense; los personajes que evolucionan o, más bien, deambulan por delante de la pantalla son reales y muchos de ellos ya han muerto, envueltos en alguna de esas balaceras diarias que ya no sorprenden a ninguno de los habitantes del ghetto. Tampoco es extraño: el pegón, una mezcla de marihuana, aceite para coches, gasolina, trozos de cinta VHS e incluso excrementos humanos, es consumido por todo el mundo. Igual que la cocaína. Una dosis de cualquiera de estas drogas no cuesta más de un dólar y es muy fácil conseguirla. Pero con eso, “por lo menos nos reímos mucho”, dicen, y consiguen huir falsamente de la realidad que les rodea.
Y luego está la música, los cantantes son los nuevos ídolos de la juventud, sus líderes espirituales y culturales. Panamá es la cuna verdadera del reggetón. A ellos les gusta más llamarlo de otra manera porque en San Juan se lo modificaron y lo comercializaron y ellos tienen un toque un poco más arcaico y más moderno a la vez, son raperos a ritmo de reggae, hablando de sus propios problemas. Entre ellos está El Barbero, el auténtico creador del Papi Chulo (“como dice El Barbero, pelo, pelo, pelo”, canta Lorna) y un moderno vate que ha conseguido escapar de muchos problemas con más de una cicatriz de bala en el cuerpo. Ahora se gana la vida cantando, y es todo un espectáculo.
Sería una película más sobre bandas si no fuera porque lo que vemos no tiene nada que ver con el cine hollywoodiense; los personajes que evolucionan o, más bien, deambulan por delante de la pantalla son reales y muchos de ellos ya han muerto, envueltos en alguna de esas balaceras diarias que ya no sorprenden a ninguno de los habitantes del ghetto. Tampoco es extraño: el pegón, una mezcla de marihuana, aceite para coches, gasolina, trozos de cinta VHS e incluso excrementos humanos, es consumido por todo el mundo. Igual que la cocaína. Una dosis de cualquiera de estas drogas no cuesta más de un dólar y es muy fácil conseguirla. Pero con eso, “por lo menos nos reímos mucho”, dicen, y consiguen huir falsamente de la realidad que les rodea.
Y luego está la música, los cantantes son los nuevos ídolos de la juventud, sus líderes espirituales y culturales. Panamá es la cuna verdadera del reggetón. A ellos les gusta más llamarlo de otra manera porque en San Juan se lo modificaron y lo comercializaron y ellos tienen un toque un poco más arcaico y más moderno a la vez, son raperos a ritmo de reggae, hablando de sus propios problemas. Entre ellos está El Barbero, el auténtico creador del Papi Chulo (“como dice El Barbero, pelo, pelo, pelo”, canta Lorna) y un moderno vate que ha conseguido escapar de muchos problemas con más de una cicatriz de bala en el cuerpo. Ahora se gana la vida cantando, y es todo un espectáculo.