Hispanoamérica
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Evo y la utopía arcaica
Enviado por el día 4 de Junio de 2006 a las 23:22
Evo y la utopía arcaica
por Ibsen Martínez
http://www.cedice.org.ve/detalle.asp?ID=781
La rousseauniana simpatía por los indígenas del altiplano andino que muestran muchos intelectuales de la izquierda europea hace pensar en una especie de culpabilidad retrospectiva, insidiosa forma de lo que Edward Said llamó "nostalgia imperialista". Así, de Europa nos llega cada día gente ansiosa de vivir o, al menos, presenciar experiencias "primordiales" -revoluciones indígenas, golpes militares encabezados por tenientes coroneles de oratoria antiimperialista, sangrientos motines carcelarios en São Paulo, etcétera-.
Inusuales ocurrencias éstas que la alternabilidad en el Ejecutivo, la separación de poderes, la independencia del Poder Judicial y, en fin, la gris rutina burocrática del Estado de bienestar europeo no brindan ya a los utopistas posmodernos.
Hace ya décadas, Hans Magnus Enzensberger elaboró una perspicaz teoría moral de lo que hay detrás de todo turismo revolucionario. Enzensberger se refería al turista de izquierda europeo occidental de visita en algún país del desaparecido "bloque oriental". Acaso convenga hoy extender y afinar esa taxonomía a los nuevos viajeros de Indias.
Añadido reciente a la lista de mendaces tópicos "políticamente correctos", tan caros a los amigos europeos del Calibán latinoamericano, es la noción de que el presidente de Bolivia, Evo Morales, es indígena. Y que ello debe interpretarse, además, como un hecho revolucionario que viene a enderezar un escandaloso entuerto que dura ya siglos. Una novísima fuerza social y política, a la que arropadoramente se da en llamar "indigenismo", estaría al fin recorriendo América Latina.
Hace poco, una columna de Miguel Ýngel Bastenier (El etnicismo de Evo, EL PAÝS, 10 de mayo de 2006) hizo aseveraciones que resultan, cuando menos, reduccionistas y descaminadoras. De Evo Morales se dice en ella que es "convincentemente indígena". De la población mestiza y blanca bolivianas, al compararlas con la presunta mayoría "originaria" -como es hoy de buen tono decir en Bolivia-, afirma que "es escueta"; apenas una "capa de población instalada in situ únicamente durante los últimos siglos". Si traigo a esta nota la pieza de M. Ý. Bastenier es sólo porque ella brinda un compendio de lo que, canónicamente, se tiene por cierto en Europa acerca de la "insurgencia" indígena latinoamericana.
Allí se afirma que "los intelectuales latinoamericanos, blancos en su enorme mayoría y, en general, asimilables a algún tipo de izquierda, en gran número de foros sobre el futuro de la región niegan con tal unanimidad que haya el más mínimo componente racial en los movimientos de rectificación política, hoy en Bolivia, ayer en Venezuela y un día quizá en Perú y Ecuador, que sólo cabe deducir que les preocuparía mucho que así fuera".
por Ibsen Martínez
http://www.cedice.org.ve/detalle.asp?ID=781
La rousseauniana simpatía por los indígenas del altiplano andino que muestran muchos intelectuales de la izquierda europea hace pensar en una especie de culpabilidad retrospectiva, insidiosa forma de lo que Edward Said llamó "nostalgia imperialista". Así, de Europa nos llega cada día gente ansiosa de vivir o, al menos, presenciar experiencias "primordiales" -revoluciones indígenas, golpes militares encabezados por tenientes coroneles de oratoria antiimperialista, sangrientos motines carcelarios en São Paulo, etcétera-.
Inusuales ocurrencias éstas que la alternabilidad en el Ejecutivo, la separación de poderes, la independencia del Poder Judicial y, en fin, la gris rutina burocrática del Estado de bienestar europeo no brindan ya a los utopistas posmodernos.
Hace ya décadas, Hans Magnus Enzensberger elaboró una perspicaz teoría moral de lo que hay detrás de todo turismo revolucionario. Enzensberger se refería al turista de izquierda europeo occidental de visita en algún país del desaparecido "bloque oriental". Acaso convenga hoy extender y afinar esa taxonomía a los nuevos viajeros de Indias.
Añadido reciente a la lista de mendaces tópicos "políticamente correctos", tan caros a los amigos europeos del Calibán latinoamericano, es la noción de que el presidente de Bolivia, Evo Morales, es indígena. Y que ello debe interpretarse, además, como un hecho revolucionario que viene a enderezar un escandaloso entuerto que dura ya siglos. Una novísima fuerza social y política, a la que arropadoramente se da en llamar "indigenismo", estaría al fin recorriendo América Latina.
Hace poco, una columna de Miguel Ýngel Bastenier (El etnicismo de Evo, EL PAÝS, 10 de mayo de 2006) hizo aseveraciones que resultan, cuando menos, reduccionistas y descaminadoras. De Evo Morales se dice en ella que es "convincentemente indígena". De la población mestiza y blanca bolivianas, al compararlas con la presunta mayoría "originaria" -como es hoy de buen tono decir en Bolivia-, afirma que "es escueta"; apenas una "capa de población instalada in situ únicamente durante los últimos siglos". Si traigo a esta nota la pieza de M. Ý. Bastenier es sólo porque ella brinda un compendio de lo que, canónicamente, se tiene por cierto en Europa acerca de la "insurgencia" indígena latinoamericana.
Allí se afirma que "los intelectuales latinoamericanos, blancos en su enorme mayoría y, en general, asimilables a algún tipo de izquierda, en gran número de foros sobre el futuro de la región niegan con tal unanimidad que haya el más mínimo componente racial en los movimientos de rectificación política, hoy en Bolivia, ayer en Venezuela y un día quizá en Perú y Ecuador, que sólo cabe deducir que les preocuparía mucho que así fuera".
Re: Evo y la utopía arcaica
Enviado por el día 4 de Junio de 2006 a las 23:24
Un estudio realizado en 2004 -hace apenas dos años- confirma un resultado del censo boliviano de 2001: dos tercios de la población boliviana se considera, en efecto, parte de algún grupo "originario". Lo singular está en que, al preguntarles de qué raza son, el 61% de los bolivianos responde que "mestiza", y sólo el 16% se tiene por "indígena". Fernando Molina, escritor boliviano ostensiblemente mestizo, afirma que "el relativismo multicultural", ante la bancarrota del marxismo, se las ha apañado para que en Bolivia ya no se hable de "movimientos sindicales" (puramente clasistas), sino de "movimientos sociales", primeramente atentos a lo étnico, y sólo en segundo término, a lo clasista. El vicepresidente boliviano, Ýlvaro García Linera, es buen ejemplo del tipo de intelectual -blanco, por cierto- que ha teorizado con fines políticos en torno a lo indígena. Su mayor acierto ha sido apropiarse de la jerga "multiculturalista", tan cara a la izquierda antiglobalizadora europea.
No es faltar en absoluto a la verdad decir que la "indigenidad" de Evo Morales es una calculada elaboración en la que participan intelectuales mestizos, blancos y "originarios". Pero dar cuenta de cómo, cuándo y por qué se dio un grupo político boliviano a la forja de un líder de masas, mestizo pero de aspecto tan "convincentemente indígena" hasta a los ojos de curtidos corresponsales extranjeros, es asunto digno de otra crónica. Lo cierto es que Evo Morales -quien ni siquiera habla el aymará, como sería de esperar- es tan convincentemente indígena como los andaluces de Bienvenido Mr. Marshall.
El indigenismo, en nuestra América, es cosa de muy vieja data. Mario Vargas Llosa -autor de La utopía arcaica, un esclarecedor ensayo en torno al novelista peruano José María Arguedas, trágico indigenista blanco- ha dicho hace poco en Bruselas que el indigenismo es una "mitologización europea". Tanto lo es, que comenzó siendo un movimiento de opinión favorable a los aborígenes americanos cuyo mejor paladín fue un fraile español del siglo XVI que hoy da nombre a la capital de Chiapas.
El siglo XIX vio desarrollarse en Hispanoamérica un vigoroso movimiento literario y artístico, opuesto al positivismo eurocentrista y atento al indio y a "lo indígena". Sus mejores representantes fueron, en la mayoría de los casos, intelectuales blancos y mestizos. El movimiento indigenista, cuyo apogeo en nuestra América comienza en México y Perú hacia la década de los 20 del siglo pasado, raras veces fue la manifestación de un pensamiento indígena sino, como señala muy bien Henri Favre, "una reflexión criolla y mestiza sobre el indio". Escrita en castellano, me apresuro a añadir. A él vino a sumarse el multiculturalismo académico estadounidense que en el año del Quinto Centenario validó entusiastamente las imposturas de la falsaria Rigoberta Menchú.
No es faltar en absoluto a la verdad decir que la "indigenidad" de Evo Morales es una calculada elaboración en la que participan intelectuales mestizos, blancos y "originarios". Pero dar cuenta de cómo, cuándo y por qué se dio un grupo político boliviano a la forja de un líder de masas, mestizo pero de aspecto tan "convincentemente indígena" hasta a los ojos de curtidos corresponsales extranjeros, es asunto digno de otra crónica. Lo cierto es que Evo Morales -quien ni siquiera habla el aymará, como sería de esperar- es tan convincentemente indígena como los andaluces de Bienvenido Mr. Marshall.
El indigenismo, en nuestra América, es cosa de muy vieja data. Mario Vargas Llosa -autor de La utopía arcaica, un esclarecedor ensayo en torno al novelista peruano José María Arguedas, trágico indigenista blanco- ha dicho hace poco en Bruselas que el indigenismo es una "mitologización europea". Tanto lo es, que comenzó siendo un movimiento de opinión favorable a los aborígenes americanos cuyo mejor paladín fue un fraile español del siglo XVI que hoy da nombre a la capital de Chiapas.
El siglo XIX vio desarrollarse en Hispanoamérica un vigoroso movimiento literario y artístico, opuesto al positivismo eurocentrista y atento al indio y a "lo indígena". Sus mejores representantes fueron, en la mayoría de los casos, intelectuales blancos y mestizos. El movimiento indigenista, cuyo apogeo en nuestra América comienza en México y Perú hacia la década de los 20 del siglo pasado, raras veces fue la manifestación de un pensamiento indígena sino, como señala muy bien Henri Favre, "una reflexión criolla y mestiza sobre el indio". Escrita en castellano, me apresuro a añadir. A él vino a sumarse el multiculturalismo académico estadounidense que en el año del Quinto Centenario validó entusiastamente las imposturas de la falsaria Rigoberta Menchú.
Re: Re: Evo y la utopía arcaica
Enviado por el día 4 de Junio de 2006 a las 23:25
Nada de lo cual debería distraernos de un inquietante precedente "indigenista" europeo: Adolf Hitler también logró validarse apelando a la vindicación de lo "convincentemente" ario.
Articulo Publicado Diario El Paìs 30/05/06
Articulo Publicado Diario El Paìs 30/05/06
Re: Re: Re: Evo y la utopía arcaica
Enviado por el día 5 de Junio de 2006 a las 07:40
interesante, lo unico que apuntaria es que si con el indigenista del siglo XVI se refiere a bartolome de las casas mas que darle nombre a la capital de chiapas le da apellido a la "capital cultural" san cristobal de las casas.
la capital es tuxtla gutierrez, otra cosa no tendran las ciudades mexicanas pero apellidos...
la capital es tuxtla gutierrez, otra cosa no tendran las ciudades mexicanas pero apellidos...
Re: Re: Re: Re: Evo y la utopía arcaica
Enviado por el día 5 de Junio de 2006 a las 08:02
Es curioso pero en México los mayores consumidores de artesanía genuina (y sus baratijas "pseudoétnicas" producidas por blancos y que se encuentran con similares características en cualquier rincon exótico del mundo) inígena son blancos o mestizos. Los adoradores de Coyoacan son igualmente blancos o mestizos. A los únicos indígenas que veo en esa "catedral" de la progresía mexicana, tan llena hoy de vendedores de droga y cuidacoches delincuentes, son mazahuas y otomíes pobres que mendigan o intentan vender unas cuantas artesanías que nadie compra...
Ese cuento del indigenismo me parece como cuando niños en las pirámides jugábamos a ser aztecas hablando el castellano.
Ese cuento del indigenismo me parece como cuando niños en las pirámides jugábamos a ser aztecas hablando el castellano.
Re: Re: Re: Re: Re: Evo y la utopía arcaica
Enviado por el día 6 de Junio de 2006 a las 02:22
Me parece interesante el punto de vista de frank pero hay que añadir que el indigenismo de principios del siglo XX y fines del XIX en el Perú nace ante una política muy agresiva por parte del poder criollo, tanto es así que se propuso ir reduciendo la llamada “mancha india” departamentos del sur oriente y altiplano a cañonazos o bien impedir el ingreso de indios a Lima. Se consideraba al indo una raza cruel y degradada (Abraham Valdedomar.- Escritor).
El movimiento indigenista si fue en el Perú una observación o una opinión criolla de los blancos hacia los indios, como un dibujo hecho por el lente del blanco. Nacieron ahí los mitos de un Imperio Inca Comunista, del paraíso perdido etc. Todo un sueño europeo acomodado a la América pre hispánica.
La parte buena fue un mejoramiento de las condiciones de vida, el avance hacia la justicia social, y se dieron mejoras y todo esto desemboco en la reforma agraria que quito la condición de siervos a los indios peruanos, a pesar de que estuvo mal encarada y arruino al Perú en el sector agrícola.
La parte mala fue que el movimiento intelectual “indigenista” despotrico contra todo lo criollo y finalmente derrota a los “hispanistas” transformando parte de la cultura hispánica o el orgullo de nuestros antepasados en un pecado.
Otro inconveniente es que estos movimientos indigenistas solo han sido productos de los “criollos” o mestizos. Algo así como: hoy me siento indio pero vivo y me siento como europeo y quiero verme como el.
En el Perú de indudable mayoría mestiza, la raza india y la blanca serian los extremos minoritarios, dominando los descendientes europeos todas las esferas culturales e intelectuales y los productos culturales, como la televisión siendo muy raro ver un indio en pantallas o un mestizo con rasgos evidentemente indios.
Si bien hay una valoración de lo “nativo “como lo “peruano” esto no suele darse en la practica donde subsisten formas de dominación y marginación, otro ejemplo podría ser que en los avisos para un empleo se señala “buena presencia” lo cual es un indicador que la persona no puede ser mestiza, ni india, ni negra. (Se aceptan “mestizos blancos” a veces).
La realidad peruana es muy distinta a la boliviana por el peso de inmigración europea a Lima, la fuerte presencia asiática y la minoría pero presente africana. Además de ser Lima el centro del Virreinato con características culturales y de dominación muy fuertes. A diferencia de Bolivia, Ecuador y México en Perú no ha logrado articularse un movimiento indígena a nivel político. Ollanta Humala es un mestizo limeño de rasgos aindiados perteneciente a la clase media, el padre reclama cierta “nobleza” inca, pero es algo mucho mas elaborado culturalmente, una especie de sueño del regreso al paraíso perdido prehispánico elaborado por los criollos, que una opción política real de masas indígenas con uno de los suyos al mando. Creo que en ese aspecto el movimiento de Evo si es real.
El movimiento indigenista si fue en el Perú una observación o una opinión criolla de los blancos hacia los indios, como un dibujo hecho por el lente del blanco. Nacieron ahí los mitos de un Imperio Inca Comunista, del paraíso perdido etc. Todo un sueño europeo acomodado a la América pre hispánica.
La parte buena fue un mejoramiento de las condiciones de vida, el avance hacia la justicia social, y se dieron mejoras y todo esto desemboco en la reforma agraria que quito la condición de siervos a los indios peruanos, a pesar de que estuvo mal encarada y arruino al Perú en el sector agrícola.
La parte mala fue que el movimiento intelectual “indigenista” despotrico contra todo lo criollo y finalmente derrota a los “hispanistas” transformando parte de la cultura hispánica o el orgullo de nuestros antepasados en un pecado.
Otro inconveniente es que estos movimientos indigenistas solo han sido productos de los “criollos” o mestizos. Algo así como: hoy me siento indio pero vivo y me siento como europeo y quiero verme como el.
En el Perú de indudable mayoría mestiza, la raza india y la blanca serian los extremos minoritarios, dominando los descendientes europeos todas las esferas culturales e intelectuales y los productos culturales, como la televisión siendo muy raro ver un indio en pantallas o un mestizo con rasgos evidentemente indios.
Si bien hay una valoración de lo “nativo “como lo “peruano” esto no suele darse en la practica donde subsisten formas de dominación y marginación, otro ejemplo podría ser que en los avisos para un empleo se señala “buena presencia” lo cual es un indicador que la persona no puede ser mestiza, ni india, ni negra. (Se aceptan “mestizos blancos” a veces).
La realidad peruana es muy distinta a la boliviana por el peso de inmigración europea a Lima, la fuerte presencia asiática y la minoría pero presente africana. Además de ser Lima el centro del Virreinato con características culturales y de dominación muy fuertes. A diferencia de Bolivia, Ecuador y México en Perú no ha logrado articularse un movimiento indígena a nivel político. Ollanta Humala es un mestizo limeño de rasgos aindiados perteneciente a la clase media, el padre reclama cierta “nobleza” inca, pero es algo mucho mas elaborado culturalmente, una especie de sueño del regreso al paraíso perdido prehispánico elaborado por los criollos, que una opción política real de masas indígenas con uno de los suyos al mando. Creo que en ese aspecto el movimiento de Evo si es real.
Re: Re: Re: Re: Re: Re: Evo y la utopía arcaica
Enviado por el día 6 de Junio de 2006 a las 21:46
Uchusango, ese artículo no es mio. De todas maneras tu opinión si es interesante. Más aun los últimos resultados electorales del Perú.
Felicidades por haber sacado adelante un proceso electoral tan chantajeado por la violencia y la intolerancia.
Nada pasa en vano, por ello estoy seguro que después de éstas esperiencias que estamos viviendo en Amèrica Latina serviràn para tener una visiòn tanto màs amplia como verdaderamente liberal.
Saludos,
Felicidades por haber sacado adelante un proceso electoral tan chantajeado por la violencia y la intolerancia.
Nada pasa en vano, por ello estoy seguro que después de éstas esperiencias que estamos viviendo en Amèrica Latina serviràn para tener una visiòn tanto màs amplia como verdaderamente liberal.
Saludos,
Re: Re: Re: Re: Re: Re: Re: Evo y la utopía arcaica
Enviado por el día 7 de Junio de 2006 a las 02:10
Si son muy interesantes estos procesos, pero la preocupación del Perú y de los peruanos es la situación de Bolivia y lo que vemos como una suerte de suicidio económico al debilitar la CAN pues es creo, el país más beneficiado al vender los productos agrícolas que no producen Perú y Colombia, además de haber roto palitos con Brasil. Al debilitarse la nación aymará estamos seguros se producirán movimientos sociales cada mas radicales en Perú, en las zonas de Puno y los que ahora están bajo su influencia como la misma Arequipa (mucha inmigración). Estos movimientos obedecen a que es una misma nación aymará dividida por una línea, y todo repercute. Estoy en desacuerdo con la actitud de García Pérez que parece restar importancia a la situación de Bolivia y al expansionismo de Chávez. El Perú es una sociedad muy dividida con un norte criollo e industrializado que creo debe dar una autonomía a los aimaras y tratar de influir cuando se calmen las aguas en la situación boliviana. Gracias por tus saludos, lo que publicaste me pareció muy interesante en un foro mas marcado por el sarcasmo y la agresión. Ambas cosas pueden ser buenas pero no como principales argumentos. Te devuelvo tus saludos con un abrazo solidario. Tienes razón en que las cosas tienen un objetivo y estoy seguro esta experiencia servirá a Bolivia y a sus vecinos al final.