Hispanoamérica

Os ofrecemos un camino, un nuevo orden.
Un nuevo orden en el que el honor, la dignidad y la identidad tienen pleno y auténtico protagonismo.
Un nuevo orden, en el que vosotros seréis los dueños de vuestro destino, de vuestra tierra.
Un nuevo orden en el que América y España, el Nuevo y Viejo mundo, se unirán de nuevo, aunque, esta vez, sin mentiras, sin rencores, sin sumisión.

Un nuevo orden en el que las relaciones económicas tendrán como principal referente la dignidad del Hombre, su trabajo, su esfuerzo.
Un nuevo orden en que el capital será un mero instrumento de producción, no de explotación.
Un nuevo orden en el que los trabajadores serán, realmente, los auténticos propietarios de los medios de producción, en definitiva, dueños de su propio destino.
Un nuevo orden en el que los Estados serán instrumentos de garantía de una auténtica Justicia Social, no meros acaparadores, al igual que sus homónimos liberales, de la vida y trabajo del obrero y del jornalero.
Un nuevo orden en que la tierra será, realmente, para el que la trabaja: ni para el terrateniente, ni para el Estado.
Un nuevo orden, en fin, en el que la Justicia Social, la auténtica Justicia Social, brillará lejos de maniqueísmos, discursos vacuos, dogmatismos trasnochados o promesas que el tiempo se encarga de olvidar.

¡Ya os aviso!
Os dirán que no nos hagáis caso.
Os dirán que mentimos como bellacos.
Os dirán que, ya en su día, intentamos hacer la Revolución, pero fracasamos.
Pero no os dirán porqué. No os dirán a costa de qué.

Podréis escucharles, podréis seguir perdiendo el tiempo, viendo como vuestros hijos, vuestros ancianos, desfallecen, día a día, esperando la ansiada libertad, las vanas promesas de confraternidad universal, las hueras consecuencias de la falsa actividad de organismos e instituciones, ya estatales, ya internacionales.