Hispanoamérica

Principalmente a los mexicanos, para los extangeros solo los pongo en contexto al mencionar que el actual alcalde de la ciudad de Mexico (clon de Chaves) puede ser el siguiente precidente de este país de ahí mi texto:

El jefe de Gobierno tiene varios impedimentos, si no para postularse, sí para ser presidente de la República.

1. Porque es un personaje que miente y evade sus responsabilidades. AMLO ha jugado con la teoría del complot sistemáticamente, sin importar el contexto ni la realidad. La invocó para denunciar una campaña en su contra por su desacato a la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el caso del Paraje San Juan. Recurrió de nuevo a ella cuando se hicieron públicos los videos de Ahumada, también cuado una reportera encontró los sueldos que percibe su jefe de logística. Y ahora la vuelve a sacar a relucir en el caso de El Encino. La realidad real, que no virtual, es más pedestre: Andrés Manuel perdió ambos litigios ante las autoridades correspondientes y, hasta ahora, no ha declarado ni tomado medidas contundentes para castigar la corrupción en el gobierno del Distrito Federal. Las mentiras y la evasión de responsabilidades han sido las notas constantes y dominantes de su gobierno.

2. Porque ha sido un jefe de Gobierno a todas luces incompetente o, peor aún, cómplice de la corrupción. ¿Cómo es posible que alguien que se define a sí mismo como "la honestidad valiente" no se haya dado cuenta, a lo largo de años y de meses, que su brazo derecho (su operador político) era un personaje corrupto y que haya ignorado que su brazo izquierdo (su operador financiero) gastaba millones en Las Vegas y tenía, entre otras cualidades, la de poseer un auto Porsche de 110 mil dólares? Más incomprensible resulta porque la mala fama de René Bejarano estaba ampliamente difundida. El senador Demetrio Sodi declaró, incluso, haber tratado explícitamente el asunto con Andrés Manuel. Así que de dos cosas una: o López estuvo desde siempre al tanto y cobijó la corrupción o en verdad no sabía nada y fue tomado por sorpresa. Corrupto o incompetente, no hay más; aunque cabe una tercera opción: que sea un mezcla de ambos en distintos grados: corrupto de quinta e incompetente de primera.

3. Porque la procuración de justicia en el Distrito Federal no existe. López se ha quejado una y otra vez de que el gobierno federal utiliza la Procuraduría con fines políticos. Sin embargo, lo que ocurre en la Ciudad de México no tiene precedente. En la cárcel están Carlos Ahumada y Enrique Arcipreste, pero René Bejarano y Carlos Imaz se pasean en la calles como Pedro por su casa. La doble vara y la doble medida no pueden ser más evidentes. Peor aún, en los videos Bejarano hace referencias explícitas a su jefe, Andrés Manuel, y en una llamada telefónica, que fue recibida y autentificada por Alejandro Encinas, secretario de Gobierno, Gustavo Ponce responsabiliza directamente a López Obrador de los manejos irregulares en la Secretaría de Finanzas. Sin embargo, a la fecha Bernardo Bátiz no ha abierto ninguna averiguación previa contra su jefe porque le parece que el audio de los videos no es claro y porque, según él, no está enterado de la llamada de Gustavo Ponce. Impunidad y abuso de poder, no hay otra forma de describir tales prácticas.

4. Porque tiene dificultades para percibir la realidad tal cual es. Se trata de un personaje paranoico y con complejo de persecución. Todo lo interpreta a la luz de ese prisma. Quien lo ataca o lo critica lo hace por consideraciones mezquinas o, peor aún, porque forma parte de una conjura en su contra, orquestada por Carlos Salinas, Fernández de Cevallos y el gobierno del presidente Fox. El mundo, además, se divide en los buenos y bien intencionados, que se identifican con el pueblo, así, como un todo, y los enemigos de la patria que sostienen posiciones liberales favorables a los ricos y al imperialismo yanqui. En esa lucha entre el bien y el mal no hay términos medios. O se está de un lado o se está del otro. Tampoco hay instancias intermedias. La justicia federal no actúa apegada a derecho, sino por consigna. Los tribunales proceden contra AMLO, no porque haya violado la ley, sino porque quieren impedir que su proyecto, el de los buenos, el del pueblo llano y sabio, llegue al poder. A los malosos hay que cerrarles el paso por todos los medios, pero particularmente con movilizaciones y actos políticos. La legalidad no es, al fin, más que una formalidad propia de la democracia burguesa que no toma en cuenta la diferencia entre pobres y ricos. En este mismo sentido ha descalificado cualquier crítica hecha contra el y su gobierno, pero no con argumentos reales, sino con calificativos populares y con un corte ideológico que raya en el odio, un discurso muy peligroso en estos días.

5. Porque su visión de la justicia es populista. López Obrador, ya lo dije, tiene problemas de personalidad. No importa dónde se le ponga o haciendo qué, el personaje siempre descubrirá complots y se verá a sí mismo como la encarnación del Bien (así, con mayúscula). Por eso es riesgoso en cualquier parte, pero sería un verdadero desastre en la Presidencia de la República. Además, hay un elemento de orden ideológico que no es menos grave y que se puede sintetizar en dos frases que pronunció en una entrevista con Proceso hace unos meses: "La división de poderes tiene que darse, pero la Corte no puede estar por encima de la soberanía del pueblo, de las leyes humanas del pueblo." "La jurisprudencia tiene que ver, precisamente, con el sentimiento popular. O sea, si una ley no recoge el sentir de la gente, no puede tener una función eficaz." Las confusiones y la retórica absurda de AMLO deberían figurar en la antología mundial de las estupideces: "¡leyes humanas del pueblo!" ¿Alguien podría explicar el sentido de semejante "concepto"? Y lo más grotesco: "¡jurisprudencia y sentimiento popular!" ¿Dónde hemos oído algo semejante? ¿Un pueblo, un Führer? ¿El linchamiento en las comunidades indígenas como una práctica respetable para procurar justicia? En suma, un desprecio absoluto por la ley y la legalidad.

Así que hay que insistir en la naturaleza del personaje que enfrentamos. Lo que lo hace temible no es que sea un cínico que miente recurrentemente y a sabiendas. Muchos políticos, la mayoría, también mienten o dicen verdades a medias. Tampoco es particularmente alarmante que aliente y tolere la corrupción. En los últimos tiempos las corruptelas han ocurrido en todos los partidos y en gobiernos de todos los colores. Su paranoia no es una cualidad, pero no sería esta la primera vez que enfrentemos a personajes de esta naturaleza. ¿Quién ha olvidado los delirios de grandeza de López Portillo y las maquinaciones de Luis Echeverría? En lo que se refiere a sus limitaciones mentales y a su deficiente formación, no hay tampoco que ser muy estrictos. Vicente Fox, para no ir más lejos, ha cometido una serie de pifias memorables. Así que vayamos al grano, lo que resulta absolutamente preocupante en el caso del Peje no es cada una de estas facetas aisladas, sino la combinación de todas ellas en una personalidad mal integrada y con complejo de persecución. O para decirlo de manera más sencilla, todos los rasgos autoritarios, populistas y mesiánicos que hemos visto hasta ahora se multiplicarían a la quinta potencia en la Presidencia de la República.

López ha tenido, siempre una idea un tanto rara a la hora de manejar las finanzas públicas de la Ciudad, ha generado un terrible endeudamiento que a la postre terminara por quebrar las arcas.

Lo más preocupante no es que se tomen acciones de cambio para llevar las riendas del país, sino que su retorno puede significar el sacrificio de nuestra insipiente democracia por un gobierno autoritario de un solo hombre con tendencia fascista muy parecido a lo que padece Venezuela.


Un saludo desde la Republica popular de Mexico