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EL MERCADO ES COMO LA LEY DE GRAVEDAD: HOY EN CHILE SE ACEPTA HASTA POR LOS SOCIALISTAS
Enviado por el día 2 de Octubre de 2003 a las 22:24
Recomiendo ver algunas fotos sobre Chile y visitar esta página: http://www.geocities.com/CapitolHill/Congress/1770...
La madre de todas las descalificaciones que se le hacen al gobierno del ex Presidente Pinochet es haber removido al gobierno "democrático" del ex Presidente Allende. Esto es una falsificación histórica.
Es verdad que el candidato marxista Salvador Allende fue elegido en 1970 a través de una elección democrática, aunque sólo con un 36.6% de la votación. Sin embargo, es igualmente verdad que su gobierno perdió su carácter democrático al haber violado repetidamente la Constitución.
En efecto, el Presidente Allende se transformó en un tirano cuando violó su juramento solemne de respetar la Constitución y las leyes chilenas. Esto no sólo fue evidente para una inmensa mayoría de chilenos en su diario vivir, sino que fue denunciado por casi dos tercios de la Cámara de Diputados en su trascendental Acuerdo del 23 de Agosto de 1973 (también hubo un pronunciamiento en la misma dirección de la Corte Suprema).
En este Acuerdo se hace un listado de las violaciones constitucionales y legales del gobierno del Presidente Allende, y se acuerda "representarles" este "grave quebrantamiento del orden constitucional y legal de la República", entre otras autoridades, "a las Fuerzas Armadas". Asimismo acuerda "representarles que, en razón de sus funciones, del juramento de fidelidad a la Constitución y a las leyes que han prestado,...les corresponde poner inmediato término a todas las situaciones de hecho referidas, que infringen la Constitución y las leyes".
Al no existir en la Constitución chilena un mecanismo viable para remover a un Presidente que había perdido su carácter democrático, la Cámara de Diputados, con el voto de todos los representantes del Partido Demócrata Cristiano, le "representó" a las Fuerzas Armadas que "les corresponde poner inmediato término" a esta grave situación. Ese fue, de hecho, un llamado inequívoco a remover al Presidente Allende.
Las Fuerzas Armadas, lideradas por quien era en ese momento Comandante en Jefe del Ejército, el general Augusto Pinochet, cumplieron con el Acuerdo de la Cámara de Diputados dieciocho días más tarde, el 11 de Septiembre de 1973. Es incomprensible que el gobierno jamás haya traducido y publicado ese Acuerdo en el exterior, señal inequívoca de la incompetencia comunicacional que tan caro le ha costado ante la opinión pública mundial (Esta revista lo ha traducido ahora al inglés, alemán, francés y polaco).
El ex Presidente Eduardo Frei Montalva (1964-1970) fue categórico al calificar estos hechos. En una entrevista al diario español ABC sostuvo: "Los militares fueron llamados, y cumplieron una obligación legal, porque el Poder Ejecutivo y el Judicial, el Congreso y la Corte Suprema habían denunciado públicamente que la presidencia y su régimen quebrantaban la Constitución, los acuerdos votados en el Parlamento y las sentencias dictadas por jueces absolutamente extraños a la política. Allende vino a instaurar el comunismo por medios violentos, no democráticos, y cuando la democracia, engañada, percibió la magnitud de la trampa, ya era tarde. Ya estaban armadas las masas de guerrilleros y bien preparado el exterminio de los jefes del Ejército" (10 de octubre, 1973).
Por lo tanto, el origen del gobierno del Presidente Pinochet es aquel de cualquier gobierno revolucionario, que sólo tiene la alternativa de usar la fuerza para remover a un tirano, y, por lo tanto, no puede objetivamente ser calificada de "dictadura". Como bien dijera Benjamin Franklin, uno de los firmantes de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, "la rebelión contra un tirano es obediencia a Dios".
Cuando se remueve a un Presidente elegido por un tercio de la población, y especialmente si su gobierno ha estimulado la creación de milicias armadas, es inevitable que se produzca un estado de "guerra civil". En algunos países, conflictos de esta naturaleza produjeron cientos de miles de víctimas. Así por ejemplo, la guerra civil española habría producido un millón de muertos. Incluso la guerra civil norteamericana, también producto de una Constitución que no era clara acerca de la existencia o no del derecho de secesión de los estados de la Unión, resultó, hace ya más de un siglo, en 650.000 muertos (más que el total de caídos en todas las guerras norteamericanas del siglo XX).
Lamentando cada una de las víctimas, chilenas y extranjeras, que cayeron en Chile y condenando cada uno de los abusos que ambos bandos cometieron en la guerra civil larvada que continuó por años, es preciso señalar que durante el gobierno del Presidente Pinochet se produjeron una cantidad mínima de víctimas de acuerdo a cualquier patrón histórico. Incluso el Informe de la Comisión que encargó el gobierno del Presidente Aylwin (el llamado "Informe Rettig"), antagónico al del gobierno del Presidente Pinochet, concluyó que en un período de 17 años murieron alrededor de dos mil personas de ambos bandos, siendo, empero, la mayoría combatientes contra el gobierno militar. Es evidente, entonces, que no existió una "política sistemática" de violaciones de derechos humanos. Y también es claro que la responsabilidad de estos lamentables hechos es de quienes sembraron las semillas de la destrucción de la democracia chilena, como incluso lo reconoció un editorial de la prestigiosa revista The Economist a los pocos días de la caída de Allende.
Como en cualquier período revolucionario, hubo excesivas restricciones a las garantías individuales durante el gobierno del Presidente Pinochet. Las denuncié, no sin recibir ataques personales en un país en que primaba la
incondicionalidad de unos y la ciega oposición de otros, en esta misma publicación en múltiples ocasiones (ver "Cuando las papas quemaban: ¿Qué dijo José Piñera sobre derechos humanos y democracia durante el gobierno militar?").
Por ello, hoy puedo sostener con la misma independencia que, si bien algunas de ellas, como el exilio, fueron una injusta e innecesaria política de estado, las muertes no producidas en combate fueron delitos injustificables de algunos servicios de inteligencia en su guerra contra el terrorismo. A los culpables debe aplicárseles todo el rigor de las leyes vigentes, y precisamente en virtud de ellas cumple, en estos momentos, en la cárcel una condena de siete años el general responsable de la ex Dirección Nacional de Inteligencia cuando se cometieron algunas de esas violaciones. Culpar, sin prueba alguna, de algunos de estos hechos puntuales al ex Presidente Pinochet es una clara arbitrariedad.
Para que la historia se comprenda y no se repita, jamás debe ser olvidado el histórico Acuerdo de la Cámara de Diputados del 23 de Agosto de 1973, que he denominado "La Declaración del Quiebre de la Democracia Chilena".
Para ser consecuente, y tener la suficiente autoridad moral para
criticar al Gobierno Militar, se deben reconocer los siguientes
puntos :
1 - Con la misma fuerza que gritan contra Pinochet, deberían
gritar contra Fidel y quemar fotos del Che Guevara. Extrañamente
Ricardo Nuñez y Gladys Marín viajan constantemente a Cuba,
recibiendo a Castro con bombos platillos cuando visita Chile. O
sea, tratan de "dictador antidemocrático" cuando les conviene.
2 - Si pertenecen al PS-PC-PPD-PR, deben reconocer todas las
tropelías y hechos inconstitucionales violados por la Unidad
Popular, así como los asesinatos e ilegalidades contrarias a
nuestra constitución llevadas por la UP como política de estado.
Deben reconocer que ellos INTERNARON la violencia en Chile, y lo
que es más grave,la LEGITIMARON en el vigésimo segundo Congreso
General Ordinario realizado en Chillán (1967), donde el Partido
Socialista afirma "La violencia Revolucionaria es inevitable y
legitima su línea. Resulta necesariamente del carácter represivo
y armado del Estado de clase. Constituye la única vía que
conduce a la toma del poder político y económico y a su ulterior
defensa. Sólo destruyendo el aparato burocrático y militar del
Estado burgués puede consolidarse la revolución socialista".
Entonces ¿Con qué moral hablan de violencia?
3 - Deben reconocer la ineficacia de Salvador Allende y sus
dirigidos para gobernar este país, entre ellos Joan Garcés
(Actualmente es el brazo derecho de Garzón), quien impulsó la
emancipación popular armada contra los "momios", sugiriéndole al
General Mendoza de Carabineros: -¿Puede usted armar al pueblo?-
4 - Deben recordar que campesinos y agricultores perecieron al
enfrentarse en las "tomas" (ocupaciones ilegales) de predios
agricolas, ultimados bala, a cuchillo y hasta a palos.
Propietarios de edad murieron del corazón, al ser despojados de
sus tierraso al verlas asaltadas. Una anciana secuestrada y
vejada en su fundo, se suicidó. En las luchas e incidentes entre
facciones extremistas fallecieron estudiantes, sin que jamás
fueran ubicados los asesinos. Igual cosa sucedió con carabineros
militares y civiles víctimas de izquierdistas; inclusive uno de
esos agentes del orden fue ultimado a tiros desde el interior de
un local de partido socialista. -el partido del señor Allende-.
5- Deben recordar que extremistas indultados por el presidente
Allende, pertenecientes a la VOP (Vanguardia Organizada del
Pueblo), asesinaron a cientos de personas, seis sucesivos -entre
ellos el del ex Ministro del Interior,señor Edmundo Pérez,
destacado militante de la Democracia Cristiana. Otros Indultados
por el señor Allende, junto con los asesinos del VOP, fueron los
cabecillas del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria)entre
ellos el sobrino de Salvador Allende,el Sr. Andrés Pascal
Allende, que orquestaron el desborde de la legalidad que tanta
sangre costaría a Chile. Todo esto se hizo con la pasividad
forzosa de la policía uniformada,obligada por el señor Allende a
no proceder, y con la complicidad de la policía civil junto con
la GAP, dirigida por socialistas y comunistas y, de este modo,
enteramente politizada.
6- España es la menos indicada para llevar un juicio de este
tipo. Aparte de legitimar el aborto, parece que a Garzón "se le
quedó en el tintero" el Millón (1.000.000) de muertos durante el
gobierno de Franco. Garzón ha dicho --"en España hubo una ley de
amnistía"--, ¿Por qué entonces Garzón viola nuestra ley de
amnistía, pero sí respeta la española? O sea, este tinterillo no
es capaz de juzgar los hechos ocurrido en España, pero sí es
capaz de atravesar fronteras buscando "justicia" (aunque día día
los hechos demuestran que Garzón es Juez y parte, y no busca
justicia precisamente,busca venganza), por casos de exceso y
violencia policial (Según el veredicto de los Lores). Entonces
¿Será capaz Garzón, con su afán protagónico, pedir la
extradición de Bill Clinton por todos los abusos cometidos por
la policía de E.E.U.U? .Ahí vemos que Garzón, socialista
políticamente frustrado, busca llevar a cabo el máximo anhelo
comunista, socialista e ideologías marxistas del mundo, que
es "meter preso a Pinochet", ni siquiera juzgarlo.
7- Deben reconocer el fracaso político, económico y social de la
Unidad Popular, entre estos:
-Una inflación que superará el 300% en 1973
-Un déficit en la balanza comercial, para el mismo año, que
exederá de 450 millones de dólares (1970 cerró con un superávit
de más de 175 millones de dólares.
-Un aumento de la deuda externa , en tres años, del orden del
60%.
-Un déficit fiscal, en 1973, estimado en un 45% del gasto total
del fisco.
-Una inversión nacional (calculada como porcentaje del producto
geográfico bruto) que en 1973 será de solo dos tercios de la de
1970
-Una baja en la producción industrial en 1973, con respecto a
1972 del orden del 6%. (Cifras obtenidas de estduios de las
Universidades de Chile y Católica)
Ya en 1973 los efectos de la crisis repercutieron brutalmente
sobre los trabajadores, cuya participación en el ingreso-según
estudios de la Universidad de Chile- fue inferior a la de 1970.
O sea, su situación real fue peor de la que tenían antes de
Allende. Recrudecieron fenómenos alarmantes, como la
desnutrición y mortalidad infantiles. Y el desabastecimiento se
hizo crítico, afectando a productos tan esenciales como el pan,
la harina, todos los tipos de carne, el vino, las bebidas
alcohólicas, los cigarrillos, los detergentes, la pasta
dentrífica, etc., y apareciendo las interminables colas (que a
menudo se prolongaban de un día a otro) y un mercado negro, cuya
fuente fundamental eran las empresas estatizadas y los
organismos oficiales o políticos de distribución.
Paradojalmente el señor Allende vociferaba frases como que
llevaría a cabo una revolución "con el menor costo social que
sea posible imaginar en nuestras circunstancias... sin
compulsiones físicas innecesarias, sin desorden
institucional,sin desorganizar la producción". También aseguraba
que "no era posible destruir una estructura social y económica,
una institución social preexistente, sin antes haber
desarrollado, mínimamente, la de reemplazo". Además dijo
que: "Nuestras obras no sacrificarán la atención de las
necesidades de los chilenos de ahora en provecho de empresas
ciclópeas". Por desgracia , los chilenos sí fueron sacrificados
por el señor Allende y por la Unidad Popular,pero no en provecho
de ninguna empresa, sino de una destrucción física, económica,
política, social y moral efectivamente ciclópea.
8- Mientras la izquierda no pida perdón por sus asesinatos,
secuestros, torturas, fiascos de Gobierno, ilegalidades, abusos,
persecuciones, robos, actos inconstitucionales, sistemáticos y
graves errores gubernamentales, lucha armada, violencia y
arnarquía de la Unidad Popular (Actos confirmados por el
Congreso Nacional), no veo por qué el exitoso Gobierno Militar
tenga que pedirles perdón
ALLENDE O LA DESTRUCCIÓN DE LA ECONOMÍA CHILENA
Lorenzo Bernaldo de Quirós
Aunque la dramática situación económica creada en Chile por el gobierno de la Unidad Popular no fue el determinante fundamental del golpe de Estado que derribó a Salvador Allende del poder, sí contribuyó de manera decisiva a extender la oposición de la sociedad civil a la política del gobierno. La agonía de la economía chilena entre 1970 y 1973 no fue el resultado de conspiraciones internas o externas destinadas a hacer fracasar el proyecto de cambio impulsado por la izquierda, sino la consecuencia directa de un proyecto destinado a establecer un sistema socialista mediante la absorción por parte del Estado de la mayoría de los medios de producción y la eliminación real del derecho de propiedad. Este programa tuvo como base las llamadas "Cuarenta Medidas Básicas" acordadas por los partidos que integraban la Unidad Popular. El efecto de su aplicación fue el colapso económico del país.
La destrucción de la propiedad privada se produjo al margen de los cauces parlamentarios y mediante el uso ilegítimo de la ley. Allende utilizó una corporación pública, la CORFO, para intentar controlar los bancos. A tal fin ofreció por sus acciones precios superiores a los del mercado. Ante el fracaso de esta operación, el ejecutivo recurrió a "resquicios legales" que le permitieron intervenir la actividad bancaria y controlar totalmente el crédito. Ese mismo instrumento fue utilizado para expropiar las empresas chilenas más importantes. En 1973, el Estado era "propietario" del 70% de la industria. Al mismo tiempo se nacionalizaron sin indemnización alguna millones de hectáreas, el 90% de la tierra, hecho que fue precedido por la ocupación violenta de buena parte de ellas por los militantes y simpatizantes de la Unidad Popular. La acción de Allende en este terreno es una copia exacta del método empleado por Fidel Castro para dominar la economía cubana y sus efectos fueron finalmente los mismos: un descenso abrupto de la producción y de la inversión.
Con la finalidad de estimular la economía y "beneficiar" a las masas trabajadoras, la Unidad Popular impulsó un extraordinario incremento de la cantidad de dinero en circulación y expandió de modo espectacular el déficit público, un programa keynesiano clásico. Este modelo provocó momentáneamente un aumento espectacular del consumo, un repunte de la producción mientras la inflación se mantenía bajo control, el 22% en 1971, gracias a un estricto control de precios. Sin embargo, esta política no era sostenible. La cuantiosa emisión de dinero y la disponibilidad decreciente de bienes se hacen notar a finales de ese año y se produce la primera manifestación multitudinaria contra el gobierno, la "marcha de las cacerolas". A lo largo de 1972, ese proceso madura. El impacto redistribuidor buscado por el gobierno se pierde en su totalidad, el ingreso real cae, el desempleo se acelera y la protesta popular se dispara. El control de precios se traduce en la aparición del racionamiento y en la creación de un próspero mercado negro. En 1973, la crónica de un caos económico anunciado comienza a expresarse con toda su crudeza. La producción minera, la agropecuaria, la industrial se hunden. Si se toma el tipo de cambio medio existente a fines del período de la Unidad Popular, la pérdida de PIB representa una cifra de 5.000 millones de dólares, lo que equivale a la producción de cobre de siete años valorada al precio medio del metal de 1972 y de 1973.
En los ámbitos monetario y fiscal, la coyuntura se deterioró a marchas forzadas. En 1973, el déficit público se situó en cifras espectaculares, la cantidad de dinero aumentó en un 300% y Chile entró en la hiperinflación. La distorsión del sistema de precios fue total. Si se observa el tipo de cambio oficial se muestra una diferencia de más de 110 veces entre el correspondiente a la importación de productos alimenticios y el que se paga en el mercado negro. Se produjeron situaciones ridículas como la de que un saco de harina vacío resultaba más caro que el lleno o que el precio del huevo ascendía a 20 escudos por unidad mientras el precio oficial de la gallina era de 60 escudos. Todo esto era un resultado inevitable de la política de Allende.
Como era inevitable, esta crítica coyuntura interna se vio reflejada en el sector exterior. La irracional política cambiaria del momento hacía que, dependiendo del tipo de cambio, una camisa podía costar entre 0.75 dólares y 95 dólares. El desplome de la producción y el "boom" artificial del consumo elevaron las importaciones de alimentos hasta los 650 millones de dólares, cifra similar a los retornos obtenidos por las exportaciones de cobre, mientras las ventas al exterior se derrumbaban. Por último, Chile se vio obligado a declararse en bancarrota ante la imposibilidad de pagar la deuda externa. En septiembre de 1973, el Banco Central tenía en caja tres millones de dólares, el costo de importar alimentos dos días. El país estaba en quiebra técnica.
La vía chilena al socialismo destrozó la economía con la finalidad de lograr el control total del país. Desde esta perspectiva, el manejo de los asuntos económicos estaba al servicio de un propósito político como sucede siempre en los Estados comunistas. Si se aspiraba a instaurar un orden marxista-leninista era necesario acompañar la toma política del poder de una estrategia de desmantelamiento de los mecanismos propios de una economía de mercado, entre ellos y principalmente, la propiedad privada. Sin embargo, el golpe dado por las Fuerzas Armadas no tuvo ese origen. Este debe buscarse en el objetivo estratégico de crear un modelo de Estado similar al vigente en Cuba o en los demás países del área soviética, atropellando la Constitución y violentando la legalidad. Desde esta perspectiva, la supresión del capitalismo era un elemento esencial para construir un sistema totalitario.
La madre de todas las descalificaciones que se le hacen al gobierno del ex Presidente Pinochet es haber removido al gobierno "democrático" del ex Presidente Allende. Esto es una falsificación histórica.
Es verdad que el candidato marxista Salvador Allende fue elegido en 1970 a través de una elección democrática, aunque sólo con un 36.6% de la votación. Sin embargo, es igualmente verdad que su gobierno perdió su carácter democrático al haber violado repetidamente la Constitución.
En efecto, el Presidente Allende se transformó en un tirano cuando violó su juramento solemne de respetar la Constitución y las leyes chilenas. Esto no sólo fue evidente para una inmensa mayoría de chilenos en su diario vivir, sino que fue denunciado por casi dos tercios de la Cámara de Diputados en su trascendental Acuerdo del 23 de Agosto de 1973 (también hubo un pronunciamiento en la misma dirección de la Corte Suprema).
En este Acuerdo se hace un listado de las violaciones constitucionales y legales del gobierno del Presidente Allende, y se acuerda "representarles" este "grave quebrantamiento del orden constitucional y legal de la República", entre otras autoridades, "a las Fuerzas Armadas". Asimismo acuerda "representarles que, en razón de sus funciones, del juramento de fidelidad a la Constitución y a las leyes que han prestado,...les corresponde poner inmediato término a todas las situaciones de hecho referidas, que infringen la Constitución y las leyes".
Al no existir en la Constitución chilena un mecanismo viable para remover a un Presidente que había perdido su carácter democrático, la Cámara de Diputados, con el voto de todos los representantes del Partido Demócrata Cristiano, le "representó" a las Fuerzas Armadas que "les corresponde poner inmediato término" a esta grave situación. Ese fue, de hecho, un llamado inequívoco a remover al Presidente Allende.
Las Fuerzas Armadas, lideradas por quien era en ese momento Comandante en Jefe del Ejército, el general Augusto Pinochet, cumplieron con el Acuerdo de la Cámara de Diputados dieciocho días más tarde, el 11 de Septiembre de 1973. Es incomprensible que el gobierno jamás haya traducido y publicado ese Acuerdo en el exterior, señal inequívoca de la incompetencia comunicacional que tan caro le ha costado ante la opinión pública mundial (Esta revista lo ha traducido ahora al inglés, alemán, francés y polaco).
El ex Presidente Eduardo Frei Montalva (1964-1970) fue categórico al calificar estos hechos. En una entrevista al diario español ABC sostuvo: "Los militares fueron llamados, y cumplieron una obligación legal, porque el Poder Ejecutivo y el Judicial, el Congreso y la Corte Suprema habían denunciado públicamente que la presidencia y su régimen quebrantaban la Constitución, los acuerdos votados en el Parlamento y las sentencias dictadas por jueces absolutamente extraños a la política. Allende vino a instaurar el comunismo por medios violentos, no democráticos, y cuando la democracia, engañada, percibió la magnitud de la trampa, ya era tarde. Ya estaban armadas las masas de guerrilleros y bien preparado el exterminio de los jefes del Ejército" (10 de octubre, 1973).
Por lo tanto, el origen del gobierno del Presidente Pinochet es aquel de cualquier gobierno revolucionario, que sólo tiene la alternativa de usar la fuerza para remover a un tirano, y, por lo tanto, no puede objetivamente ser calificada de "dictadura". Como bien dijera Benjamin Franklin, uno de los firmantes de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, "la rebelión contra un tirano es obediencia a Dios".
Cuando se remueve a un Presidente elegido por un tercio de la población, y especialmente si su gobierno ha estimulado la creación de milicias armadas, es inevitable que se produzca un estado de "guerra civil". En algunos países, conflictos de esta naturaleza produjeron cientos de miles de víctimas. Así por ejemplo, la guerra civil española habría producido un millón de muertos. Incluso la guerra civil norteamericana, también producto de una Constitución que no era clara acerca de la existencia o no del derecho de secesión de los estados de la Unión, resultó, hace ya más de un siglo, en 650.000 muertos (más que el total de caídos en todas las guerras norteamericanas del siglo XX).
Lamentando cada una de las víctimas, chilenas y extranjeras, que cayeron en Chile y condenando cada uno de los abusos que ambos bandos cometieron en la guerra civil larvada que continuó por años, es preciso señalar que durante el gobierno del Presidente Pinochet se produjeron una cantidad mínima de víctimas de acuerdo a cualquier patrón histórico. Incluso el Informe de la Comisión que encargó el gobierno del Presidente Aylwin (el llamado "Informe Rettig"), antagónico al del gobierno del Presidente Pinochet, concluyó que en un período de 17 años murieron alrededor de dos mil personas de ambos bandos, siendo, empero, la mayoría combatientes contra el gobierno militar. Es evidente, entonces, que no existió una "política sistemática" de violaciones de derechos humanos. Y también es claro que la responsabilidad de estos lamentables hechos es de quienes sembraron las semillas de la destrucción de la democracia chilena, como incluso lo reconoció un editorial de la prestigiosa revista The Economist a los pocos días de la caída de Allende.
Como en cualquier período revolucionario, hubo excesivas restricciones a las garantías individuales durante el gobierno del Presidente Pinochet. Las denuncié, no sin recibir ataques personales en un país en que primaba la
incondicionalidad de unos y la ciega oposición de otros, en esta misma publicación en múltiples ocasiones (ver "Cuando las papas quemaban: ¿Qué dijo José Piñera sobre derechos humanos y democracia durante el gobierno militar?").
Por ello, hoy puedo sostener con la misma independencia que, si bien algunas de ellas, como el exilio, fueron una injusta e innecesaria política de estado, las muertes no producidas en combate fueron delitos injustificables de algunos servicios de inteligencia en su guerra contra el terrorismo. A los culpables debe aplicárseles todo el rigor de las leyes vigentes, y precisamente en virtud de ellas cumple, en estos momentos, en la cárcel una condena de siete años el general responsable de la ex Dirección Nacional de Inteligencia cuando se cometieron algunas de esas violaciones. Culpar, sin prueba alguna, de algunos de estos hechos puntuales al ex Presidente Pinochet es una clara arbitrariedad.
Para que la historia se comprenda y no se repita, jamás debe ser olvidado el histórico Acuerdo de la Cámara de Diputados del 23 de Agosto de 1973, que he denominado "La Declaración del Quiebre de la Democracia Chilena".
Para ser consecuente, y tener la suficiente autoridad moral para
criticar al Gobierno Militar, se deben reconocer los siguientes
puntos :
1 - Con la misma fuerza que gritan contra Pinochet, deberían
gritar contra Fidel y quemar fotos del Che Guevara. Extrañamente
Ricardo Nuñez y Gladys Marín viajan constantemente a Cuba,
recibiendo a Castro con bombos platillos cuando visita Chile. O
sea, tratan de "dictador antidemocrático" cuando les conviene.
2 - Si pertenecen al PS-PC-PPD-PR, deben reconocer todas las
tropelías y hechos inconstitucionales violados por la Unidad
Popular, así como los asesinatos e ilegalidades contrarias a
nuestra constitución llevadas por la UP como política de estado.
Deben reconocer que ellos INTERNARON la violencia en Chile, y lo
que es más grave,la LEGITIMARON en el vigésimo segundo Congreso
General Ordinario realizado en Chillán (1967), donde el Partido
Socialista afirma "La violencia Revolucionaria es inevitable y
legitima su línea. Resulta necesariamente del carácter represivo
y armado del Estado de clase. Constituye la única vía que
conduce a la toma del poder político y económico y a su ulterior
defensa. Sólo destruyendo el aparato burocrático y militar del
Estado burgués puede consolidarse la revolución socialista".
Entonces ¿Con qué moral hablan de violencia?
3 - Deben reconocer la ineficacia de Salvador Allende y sus
dirigidos para gobernar este país, entre ellos Joan Garcés
(Actualmente es el brazo derecho de Garzón), quien impulsó la
emancipación popular armada contra los "momios", sugiriéndole al
General Mendoza de Carabineros: -¿Puede usted armar al pueblo?-
4 - Deben recordar que campesinos y agricultores perecieron al
enfrentarse en las "tomas" (ocupaciones ilegales) de predios
agricolas, ultimados bala, a cuchillo y hasta a palos.
Propietarios de edad murieron del corazón, al ser despojados de
sus tierraso al verlas asaltadas. Una anciana secuestrada y
vejada en su fundo, se suicidó. En las luchas e incidentes entre
facciones extremistas fallecieron estudiantes, sin que jamás
fueran ubicados los asesinos. Igual cosa sucedió con carabineros
militares y civiles víctimas de izquierdistas; inclusive uno de
esos agentes del orden fue ultimado a tiros desde el interior de
un local de partido socialista. -el partido del señor Allende-.
5- Deben recordar que extremistas indultados por el presidente
Allende, pertenecientes a la VOP (Vanguardia Organizada del
Pueblo), asesinaron a cientos de personas, seis sucesivos -entre
ellos el del ex Ministro del Interior,señor Edmundo Pérez,
destacado militante de la Democracia Cristiana. Otros Indultados
por el señor Allende, junto con los asesinos del VOP, fueron los
cabecillas del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria)entre
ellos el sobrino de Salvador Allende,el Sr. Andrés Pascal
Allende, que orquestaron el desborde de la legalidad que tanta
sangre costaría a Chile. Todo esto se hizo con la pasividad
forzosa de la policía uniformada,obligada por el señor Allende a
no proceder, y con la complicidad de la policía civil junto con
la GAP, dirigida por socialistas y comunistas y, de este modo,
enteramente politizada.
6- España es la menos indicada para llevar un juicio de este
tipo. Aparte de legitimar el aborto, parece que a Garzón "se le
quedó en el tintero" el Millón (1.000.000) de muertos durante el
gobierno de Franco. Garzón ha dicho --"en España hubo una ley de
amnistía"--, ¿Por qué entonces Garzón viola nuestra ley de
amnistía, pero sí respeta la española? O sea, este tinterillo no
es capaz de juzgar los hechos ocurrido en España, pero sí es
capaz de atravesar fronteras buscando "justicia" (aunque día día
los hechos demuestran que Garzón es Juez y parte, y no busca
justicia precisamente,busca venganza), por casos de exceso y
violencia policial (Según el veredicto de los Lores). Entonces
¿Será capaz Garzón, con su afán protagónico, pedir la
extradición de Bill Clinton por todos los abusos cometidos por
la policía de E.E.U.U? .Ahí vemos que Garzón, socialista
políticamente frustrado, busca llevar a cabo el máximo anhelo
comunista, socialista e ideologías marxistas del mundo, que
es "meter preso a Pinochet", ni siquiera juzgarlo.
7- Deben reconocer el fracaso político, económico y social de la
Unidad Popular, entre estos:
-Una inflación que superará el 300% en 1973
-Un déficit en la balanza comercial, para el mismo año, que
exederá de 450 millones de dólares (1970 cerró con un superávit
de más de 175 millones de dólares.
-Un aumento de la deuda externa , en tres años, del orden del
60%.
-Un déficit fiscal, en 1973, estimado en un 45% del gasto total
del fisco.
-Una inversión nacional (calculada como porcentaje del producto
geográfico bruto) que en 1973 será de solo dos tercios de la de
1970
-Una baja en la producción industrial en 1973, con respecto a
1972 del orden del 6%. (Cifras obtenidas de estduios de las
Universidades de Chile y Católica)
Ya en 1973 los efectos de la crisis repercutieron brutalmente
sobre los trabajadores, cuya participación en el ingreso-según
estudios de la Universidad de Chile- fue inferior a la de 1970.
O sea, su situación real fue peor de la que tenían antes de
Allende. Recrudecieron fenómenos alarmantes, como la
desnutrición y mortalidad infantiles. Y el desabastecimiento se
hizo crítico, afectando a productos tan esenciales como el pan,
la harina, todos los tipos de carne, el vino, las bebidas
alcohólicas, los cigarrillos, los detergentes, la pasta
dentrífica, etc., y apareciendo las interminables colas (que a
menudo se prolongaban de un día a otro) y un mercado negro, cuya
fuente fundamental eran las empresas estatizadas y los
organismos oficiales o políticos de distribución.
Paradojalmente el señor Allende vociferaba frases como que
llevaría a cabo una revolución "con el menor costo social que
sea posible imaginar en nuestras circunstancias... sin
compulsiones físicas innecesarias, sin desorden
institucional,sin desorganizar la producción". También aseguraba
que "no era posible destruir una estructura social y económica,
una institución social preexistente, sin antes haber
desarrollado, mínimamente, la de reemplazo". Además dijo
que: "Nuestras obras no sacrificarán la atención de las
necesidades de los chilenos de ahora en provecho de empresas
ciclópeas". Por desgracia , los chilenos sí fueron sacrificados
por el señor Allende y por la Unidad Popular,pero no en provecho
de ninguna empresa, sino de una destrucción física, económica,
política, social y moral efectivamente ciclópea.
8- Mientras la izquierda no pida perdón por sus asesinatos,
secuestros, torturas, fiascos de Gobierno, ilegalidades, abusos,
persecuciones, robos, actos inconstitucionales, sistemáticos y
graves errores gubernamentales, lucha armada, violencia y
arnarquía de la Unidad Popular (Actos confirmados por el
Congreso Nacional), no veo por qué el exitoso Gobierno Militar
tenga que pedirles perdón
ALLENDE O LA DESTRUCCIÓN DE LA ECONOMÍA CHILENA
Lorenzo Bernaldo de Quirós
Aunque la dramática situación económica creada en Chile por el gobierno de la Unidad Popular no fue el determinante fundamental del golpe de Estado que derribó a Salvador Allende del poder, sí contribuyó de manera decisiva a extender la oposición de la sociedad civil a la política del gobierno. La agonía de la economía chilena entre 1970 y 1973 no fue el resultado de conspiraciones internas o externas destinadas a hacer fracasar el proyecto de cambio impulsado por la izquierda, sino la consecuencia directa de un proyecto destinado a establecer un sistema socialista mediante la absorción por parte del Estado de la mayoría de los medios de producción y la eliminación real del derecho de propiedad. Este programa tuvo como base las llamadas "Cuarenta Medidas Básicas" acordadas por los partidos que integraban la Unidad Popular. El efecto de su aplicación fue el colapso económico del país.
La destrucción de la propiedad privada se produjo al margen de los cauces parlamentarios y mediante el uso ilegítimo de la ley. Allende utilizó una corporación pública, la CORFO, para intentar controlar los bancos. A tal fin ofreció por sus acciones precios superiores a los del mercado. Ante el fracaso de esta operación, el ejecutivo recurrió a "resquicios legales" que le permitieron intervenir la actividad bancaria y controlar totalmente el crédito. Ese mismo instrumento fue utilizado para expropiar las empresas chilenas más importantes. En 1973, el Estado era "propietario" del 70% de la industria. Al mismo tiempo se nacionalizaron sin indemnización alguna millones de hectáreas, el 90% de la tierra, hecho que fue precedido por la ocupación violenta de buena parte de ellas por los militantes y simpatizantes de la Unidad Popular. La acción de Allende en este terreno es una copia exacta del método empleado por Fidel Castro para dominar la economía cubana y sus efectos fueron finalmente los mismos: un descenso abrupto de la producción y de la inversión.
Con la finalidad de estimular la economía y "beneficiar" a las masas trabajadoras, la Unidad Popular impulsó un extraordinario incremento de la cantidad de dinero en circulación y expandió de modo espectacular el déficit público, un programa keynesiano clásico. Este modelo provocó momentáneamente un aumento espectacular del consumo, un repunte de la producción mientras la inflación se mantenía bajo control, el 22% en 1971, gracias a un estricto control de precios. Sin embargo, esta política no era sostenible. La cuantiosa emisión de dinero y la disponibilidad decreciente de bienes se hacen notar a finales de ese año y se produce la primera manifestación multitudinaria contra el gobierno, la "marcha de las cacerolas". A lo largo de 1972, ese proceso madura. El impacto redistribuidor buscado por el gobierno se pierde en su totalidad, el ingreso real cae, el desempleo se acelera y la protesta popular se dispara. El control de precios se traduce en la aparición del racionamiento y en la creación de un próspero mercado negro. En 1973, la crónica de un caos económico anunciado comienza a expresarse con toda su crudeza. La producción minera, la agropecuaria, la industrial se hunden. Si se toma el tipo de cambio medio existente a fines del período de la Unidad Popular, la pérdida de PIB representa una cifra de 5.000 millones de dólares, lo que equivale a la producción de cobre de siete años valorada al precio medio del metal de 1972 y de 1973.
En los ámbitos monetario y fiscal, la coyuntura se deterioró a marchas forzadas. En 1973, el déficit público se situó en cifras espectaculares, la cantidad de dinero aumentó en un 300% y Chile entró en la hiperinflación. La distorsión del sistema de precios fue total. Si se observa el tipo de cambio oficial se muestra una diferencia de más de 110 veces entre el correspondiente a la importación de productos alimenticios y el que se paga en el mercado negro. Se produjeron situaciones ridículas como la de que un saco de harina vacío resultaba más caro que el lleno o que el precio del huevo ascendía a 20 escudos por unidad mientras el precio oficial de la gallina era de 60 escudos. Todo esto era un resultado inevitable de la política de Allende.
Como era inevitable, esta crítica coyuntura interna se vio reflejada en el sector exterior. La irracional política cambiaria del momento hacía que, dependiendo del tipo de cambio, una camisa podía costar entre 0.75 dólares y 95 dólares. El desplome de la producción y el "boom" artificial del consumo elevaron las importaciones de alimentos hasta los 650 millones de dólares, cifra similar a los retornos obtenidos por las exportaciones de cobre, mientras las ventas al exterior se derrumbaban. Por último, Chile se vio obligado a declararse en bancarrota ante la imposibilidad de pagar la deuda externa. En septiembre de 1973, el Banco Central tenía en caja tres millones de dólares, el costo de importar alimentos dos días. El país estaba en quiebra técnica.
La vía chilena al socialismo destrozó la economía con la finalidad de lograr el control total del país. Desde esta perspectiva, el manejo de los asuntos económicos estaba al servicio de un propósito político como sucede siempre en los Estados comunistas. Si se aspiraba a instaurar un orden marxista-leninista era necesario acompañar la toma política del poder de una estrategia de desmantelamiento de los mecanismos propios de una economía de mercado, entre ellos y principalmente, la propiedad privada. Sin embargo, el golpe dado por las Fuerzas Armadas no tuvo ese origen. Este debe buscarse en el objetivo estratégico de crear un modelo de Estado similar al vigente en Cuba o en los demás países del área soviética, atropellando la Constitución y violentando la legalidad. Desde esta perspectiva, la supresión del capitalismo era un elemento esencial para construir un sistema totalitario.
