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Argentina: Crisis y elecciones
Enviado por el día 13 de Octubre de 2003 a las 08:06
Indignación, vergüenza, odio y desprecio son los sentimientos que básicamente despiertan en mí, nuestra clase dirigente. No quiero por ello, caer en la fórmula elemental de son todos corruptos, ni en la simple hipocresía del “que se vallan todos”, digo esto pues fácil es levantar críticas y acusaciones sin necesidad de dar ideas que contribuyan a encontrar soluciones, agregándose el perdón que sobre la clase dirigente tendemos al generalizarlos a todos y ocultando en la masa informe de políticos a aquellos que les cabe más responsabilidad que a otros. Cuando digo que son delincuentes y corruptos, me refiero al popularmente sospechado de narcotraficante y designado presidente Duhalde, nombro a la mística Carrió, señalo al fascista de Alfonsín, resalto al demagogo de Zamora, pienso en el benefactor de ex terroristas de Kirchner y como olvidar al maquiavélico de Menem, no puedo incluir inútiles e incompetentes por ello no nombro al émulo de Sobremonte que huyó ante la crisis que él generó, ni a los efímeros payasos que lo sucedieron.
Todo este cotarro de celebridades y sus secuaces, han indudablemente destruido a la Nación, su ineptitud ha sido tan grande como nuestra ceguera, que nos empujó a la calle cuando robaron nuestros ahorros y que nos induce a pensar que nuestro problema es de índole económica, cuando en realidad lo es de índole política y filosófica. Tenemos los argentinos la enorme capacidad de sostener que creemos en el Estado de Derecho, pero permitimos a nuestros gobernantes que violen sistemáticamente el principio de Igualdad ante la Ley en beneficio del de Justicia Social, siendo ambos conceptos incompatibles, optamos por entregarles a nuestros gobernantes la potestad de decidir quienes deben ser beneficiados y quienes no por determinadas acciones de gobierno, llámense éstas subvenciones, planes asistencialistas, etc. que en definitiva implican una política distribucionista que pone en manos de funcionarios públicos enormes recursos económicos que finalmente concurren a sostener un sistema de gobierno clientelista.
Decimos los argentinos amar a la democracia, pero no protestamos aireadamente cuando se nos obliga a ir a votar una lista cuya composición se realiza en más que promiscuas sábanas y donde los electores no tenemos el placer de conocer a nuestros representantes, deviniéndose éstos así, en representantes de una corporación política determinada, llámese ésta ARI, UCR, PJ, etc. siendo el resultado práctico, la distorsión del principio de representatividad de toda República, y como consecuencia nefasta la investidura recae en personajes de comprobada ineptitud, como Storani, Bordón, Alvarez, Cafiero, Moreau, etc. ello sin mencionar a los aún más corruptos e incompetentes hombres del sindicalismo argentino, más interesados en sus ingresos por obra social que en el de los trabajadores y que desde el Congreso (que debiera ser Nacional pero que en la práctica pertenece a estas corporaciones) organizan grupos de presión para mantener sus privilegios, obligando a la gente a entregarles sus legítimos recursos e impedir la liberalización del sector sanitario, que como consecuencia de tanta ineptitud ha colapsado. Este punto, el de la democracia, podría tener un principio de solución por medio del voto uninominal, que hombres de la talla del Dr, Vanossi, buscan compatibilizar desde hace mucho tiempo, con nuestra Constitución, ignorando, sospechosamente, que dicho sistema fue utilizado en el país en 1904, para ser anulado inmediatamente al comprobarse que dañaba seriamente los intereses de los grandes partidos de aquél entonces.
Por lo expuesto, insto a los argentinos a negarse a concurrir a votar en las próximas elecciones, pues sólo el sistema de voto uninominal, que nos permitiría conocer a nuestros representantes, es el único que nos brindaría la oportunidad de comenzar a expulsar a tantos delincuentes y mediocres, que han destruido nuestro presente y nuestro futuro inmediato.
Re: Argentina: Crisis y elecciones
Enviado por el día 13 de Octubre de 2003 a las 20:47
Habría muchas estupideces por rebatir, pero me concentro en una: es absurdo culpar a la lista sábana por la elección de "personajes de comprobada ineptitud, como Storani, Bordón, Alvarez, Cafiero, Moreau". Esos personajes siempre fueron cabeza de lista; justamente ellos eran los nombres conocidos y taquilleros que sumaban votos. Si al señor le resultan antipáticos, la culpa la tendrán sus conciudadanos y no el sistema electoral. Muchas veces se disfraza un desprecio por la democracia con críticas ridículas a la lista sábana -habría otras críticas mejores, pero no es el caso de este mensaje.

Sí, claro, circunscripciones uninominales. Así el peronismo se queda con el 80% de las bancas... Yo insisto: sistema de representación proporcional personalizada (aka, "sistema alemán"). El único problema es que es un poquito complejo para las mentes simplistas que abundan en nuestro país...
Re: Re: Argentina: Crisis y elecciones
Enviado por el día 14 de Octubre de 2003 a las 02:08
Estimado y respetuoso participante, deslumbra que carezca de la información necesaria para juzgar el nivel de participación real de un acto eleccionario, sucede y paso a explicarle, que con el sistema de lista completa más conocida como sábana, si bien puede ser cierto que ciertos y determinados corruptos e incompetentes las encabezan y logran importantes triunfos, no deja de ser cierto que obtienen, en el mejor de los casos, tales posiciones en las listas partidarias gracias a dudosas elecciones internas cuando no son designados directamente a dedo, así pues bien estos hombres llegan a su lugar gracias a turbios manejos, donde no faltan compras directas de posiciones en las listas, luego de ello, pasan a contar con todo el peso económico y los tráficos de influencias que el Partido les proporciona, que se basa elementalmente, en un mecanismo clientelar de incuestionable trayectoria, donde los punteros son la cara más visible de dicho mecanismo y donde el control de votos es sobradamente sencillo de realizar.
Por otro lado respondiendo a su preocupación sobre la posibilidad de que el peronismo se quede con todo bajo tal sistema le recuerdo que ya tiene todo con las listas sábanas y haciendo un poco de historia le señalo que estas cuestiones ya fueron arduamente debatidas en el Congreso Nacional al iniciarse el siglo XX. Hasta 1902, mantuvo su hegemonía el sistema de lista completa, popularmente conocido como de lista sábana, que nace en la Argentina organizada junto a la Constitución Nacional y cuyos antecedentes se remontan a la Asamblea del año trece, que consideraba a los representantes de las provincias, tomadas éstas como circunscripciones indivisibles y que las leyes electorales de 1821 de la Prov. de Bs. As. y del 17 de mayo de 1826 ratifican y establecen el método electivo de lista completa. Los graves acontecimientos políticos posteriores anularon cualquier debate en torno a la representación ya que las urnas pasaron a ser las armas y los votos las balas. Reemplazando la violencia a las elecciones como medio para dirimir los enfrentamientos facciosos que se establecían entre los grupos con posibilidades de alcanzar el poder. Con Rosas, el acto eleccionario no desapareció como elemento de legitimación de su gobierno, sino que simplemente se limitó la competencia por el poder a través de la manipulación previa de las listas de legisladores y la instauración de oportunos plebiscitos, la competencia por el poder había sido erradicada a través de la Mazorca y las armas. Este control de la competencia, que logra sustentarse en tanto la dictadura es funcional a los intereses económicos de la industria saladeril, llega a su fin con Caseros, a la par que los intereses económicos comerciales comienzan a ver en la dictadura rosista un freno a sus aspiraciones.
Llegada la organización del país, el debate por la representación finalmente comenzó a surgir. El primero en impulsar la ley de voto uninominal como legítima forma de representación fue Sarmiento en 1858; luego en 1863 será el diputado Montes de Oca; la vuelve a proponer en 1869 Sarmiento, Presidente, con Vélez Sarfield como su Ministro; Avellaneda la recomienda en 1876; poco después insiste todavía Sarmiento, senador, acompañado entonces por Frías, García, Echagüe y Villanueva; en 1883 el senado aprueba contra un voto, de acuerdo con el despacho de la Comisión de Negocios Constitucionales, formada por Del Valle, Igarzábal y Oliva, después de oír el informe correspondiente hecho por el mismo senador Igarzábal, autor del proyecto, y un discurso de Avellaneda, proyecto que no obtuvo la sanción de la Cámara de Diputados; en 1890 el doctor Víctor M. Molina renueva la cuestión en la Cámara de Diputados, donde triunfa el sistema uninominal, sin embargo, ese año no dio, el Senado curso a la iniciativa, destinada a que otros la tomasen mucho tiempo después; en 1893, en efecto, Pellegrini, Zeballos, Basavilbaso, Lagos García, Alcorta y Cullen adoptan en su proyecto que el presidente Sáenz Peña y el ministro Cané patrocinan y remiten al Congreso la elección por circunscripciones; el senador Igarzábal levanta de nuevo la bandera en 1894; en 1895 es la Comisión de Legislación de la Cámara de Diputados la que genera una nueva discusión sobre el particular, en la que el doctor Daract, ministro de la Corte, lleva la palabra agotando la materia pero un aplazamiento en el tratamiento de la ley da por tierra con el intento. Pese a ello, el sistema vuelve a ser presentado por el Poder Ejecutivo en 1902, al igual que en 1869 y 1892.
Como podemos observar, los intentos por establecer el voto uninominal, sistema electoral claramente liberal, en una época en teoría dominada por el liberalismo, no logra establecerse sino recién en 1902, donde la agitación social no era desdeñable y la crisis de legitimidad del sistema era abiertamente reconocida por todos los hombres del poder, estuvieran éstos en el oficialismo o en la oposición y sin importar de qué lado se esté, indudablemente hay conciencia de la existencia de corrupción y fraude electoral, paralelamente se expresan con la intención de ponerle fin a estas malas prácticas: Difieren los métodos, muchos creen que el voto uninominal puede ponerle fin a estas prácticas, pero en la realidad muchos sólo rasgan sus vestiduras ante lo que de hecho practican, pero nadie duda en calificar de nociva para la República la existencia del fraude. Saben ellos que no son producto de la “expresión absoluta de los sufragios populares” pero se sienten “amigos del pueblo” y confían representar a “todas sus tendencias, todos sus anhelos y también todas sus esperanzas” según palabras del Diputado Roldán.
Como señalaba, estos hechos revelan un comportamiento que busca acomodarse a las circunstancias del momento, dado que la ley del voto uninominal, perece en 1905, bajo el argumento de que había nacido, bajo circunstancias especiales donde los partidos políticos se hallaban fragmentados y no lograban establecer un acuerdo de gobierno, acuerdo que tras las elecciones de 1904 se había podido restablecer, y que el sistema uninominal amenazaba con destruir, no sólo al nivel de alianzas entre partidos, sino en el poder mismo de los partidos por sobre los candidatos, tal como señala el ferviente defensor del sistema de lista completa, el diputado Lucero:

Esta disgregación de los partidos se ha hecho entre dos o varios candidatos, quienes actuando por venalidad sobre un reducido colegio electoral se sentían, mientras tenían dinero, con fuerzas bastantes para prescindir de sus deberes partidistas, sin preocuparse de la voluntad que expresaban los comités , que de su parte eran impotentes para impedir el fraccionamiento de sus elementos.

Este comportamiento poco fiel a las ideologías liberales, se resalta cuando se considera que el mismo partido que había logrado imponer el voto uninominal, es el que lo revoca, bajo la presidencia del aliado de Roca, Don Manuel Quintana, quién, tal vez sinceramente creyera que el sistema de lista completa fuera más respetuoso de los mecanismos establecidos por la Constitución Nacional y la tradición política Argentina, lo cierto, sin embargo, era que su ministro de Justicia e Instrucción Pública, era el doctor J. V. González, que había sido el impulsor del voto uninominal, bajo la presidencia de su jefe, el General Roca, como señalé aliado de Don Quintana. J. V. González no renunció a su cargo pese a haberse derogado la ley por la que tanto había luchado, sus principios liberales fueron dejados de lado a favor de un acuerdo entre su jefe y su aliado, junto a quienes, demostró un escaso compromiso con los principios de respeto por la voluntad individual y el control popular por sobre los intereses de los partidos políticos, a quienes según palabras del diputado Vedia, Anchorena, siendo ministro de Hacienda en 1883, consideraba contrarios al espíritu de la Constitución Nacional señalándole:

...no me hable usted de partidos políticos. ¿Cuándo ha visto usted esta palabra en la Constitución?. La Constitución no habla sino de pueblo, gobierno, ciudadanos...

Evidentemente, Anchorena conocía los peligros que implicaba darles reconocimiento y poder a los partidos, sabía que con ellos se dejaba de lado la representación de los ciudadanos para darse representación a los partidos, los Estados Unidos que contaba ya con una fuerte tradición de partidos, no les había concedido a éstos el poder de ser los voceros del pueblo, al cual se respetaba por medio del voto uninominal y el cual podía nombrar a sus legítimos representantes, quienes se congregaban en la Cámara de Representantes, cámara la cual, había causado desagrado a Alexis de Tocqueville, dado el aspecto vulgar de aquellos representantes, vulgaridad sin embargo resaltada como positiva y provechosa para el desarrollo del país por el diputado Vedia, el cual cita una carta de 1874, redactada por Rawson y destinada a José Manuel Estrada, entendiendo, junto con Rawson que los hombres de la campaña, tenían derecho a tener sus propios representantes, no intermediarios salidos de la Plaza de la Victoria, que bien podían saber mucho de leyes, moral, filosofía y otras ciencias, pero que desconocían los medios necesarios para combatir la langosta que a ellos los afectaba en su producción, amparando esta visión en el pensamiento de Montesquieu, dado que:

Uno conoce mejor las necesidades de su pueblo que la de los demás (...) y puede apreciar mejor la capacidad de sus convecinos que la capacidad de todos sus compatriotas.

A vista de los resultados, los claros principios liberales que algunos hombres como Vedia enunciaron, no lograron establecerse en el funcionamiento del Estado Nacional, aun hoy mantenemos el sistema de lista completa y el poder de los partidos políticos impide que los ciudadanos nombren a sus legítimos representantes y para agravar la situación la nueva constitución, formaliza el poder de los partidos políticos; pero veamos ahora un poco el marco general de aquellos años.
Para 1904, el mapa político argentino se había fraccionado, el P.A.N. se presentaba dividido en tres agrupaciones, una de ellas encabezada por Roca que había pactado con Ugarte, que a la sazón arrastró tras de sí a los radicales de Bernardo de Irigoyen, bajo la consigna de apoyar como candidato a la presidencia a un ex anti roquista, devenido oportunamente en aliado del General, como lo fue Manuel Quintana, esta alianza, le va a permitir a Roca, obstaculizar las aspiraciones de su otrora aliado Carlos Pallegrini, que fracasa por su lado en la convocatoria a un Consejo de Notables que designaran al sucesor presidencial dentro de la órbita del partido, este fracaso genera paralelamente una ruptura con Marco Avellaneda que esgrime también una postura anti roquista y trata de concretar sus propios planes presidenciales liderando a parte del P.A.N.
Desde la vereda opuesta no sólo a Roca, sino al P.A.N. en su conjunto, quedan sólo tres agrupaciones, a saber: la Unión Republicana de Mitre y Uriburu, la U.C.R. de Hipólito Yrigoyen quién ya se encontraba organizando el fallido golpe revolucionario que estallará en 1905y el Partido Socialista, que va a lograr en las elecciones de 1904, colocar al primer diputado socialista de América en la persona de Alfredo Palacios, que va a ganar las elecciones bajo el sistema uninominal, representando al barrio de La Boca, triunfo que logrará gracias al apoyo de los republicanos de Mitre y gracias a los recursos económicos del roquista Benito Villanueva . Esta división política que enfrentará en primera línea a los hombres de Pellegrini con los de Roca, es la que va a generar la sanción de la ley 4161, cuyo objeto manifiesto, era el de incrementar la participación política de la ciudadanía, estableciendo el empadronamiento obligatorio y permanente pero respetando la libertad de votar de los ciudadanos, es decir, el voto no era obligatorio, con lo cual, se aproximaban a los principios liberales. Principios que estuvieron presentes en los discursos de J. V. González y de Vedia, que bellamente sirvieron para fundamentar la aprobación de la ley, y que no tuvieron, sin embargo, la intención real de dar nuevos aires al Congreso y una voz al pueblo en su conjunto, sino más bien parece haber sido el objetivo real, no manifestado en los discursos, el de licuar el capital político del adversario, ya que de otra forma no se explica que los pellegrinistas apoyaran el proyecto roquista, confiando ambos contendientes, en la capacidad propia para controlar a los votantes mediante el mecanismo del voto cantado, de hecho, el voto cantado era el mecanismo que los diversos actores en escena se reservaban para mantener y eventualmente acrecentar su poder y evitar a la par, la aparición de nuevos actores en el teatro del Congreso. Pellegrini, una de las primeras figuras en escena, propone el voto cantado, haciendo gala de un verdadero elitismo y desprecio por los individuos de que se componía la sociedad argentina en su conjunto diciendo en el Senado Nacional:

El voto secreto supone el voto consciente, y el voto consciente es el del hombre capaz de apreciar por quién va a votar, y el sufragio universal supone más a la inmensa masa de analfabetos, o de votos inconscientes, que no van en nombre de ideas o propósitos propios, sino en nombre de ideas, de simpatías, de arrastres de opinión que dividen a la masa en distintas fracciones y en distintas tendencias: de modo que el voto secreto, aplicado a las masas de nuestro país, sería, señor Presidente, una mistificación.

Esta postura, choca frontalmente por la sostenida por Vedia en la Cámara de Diputados, que en palabras de Rawson afirmaba:

Yo esperaba evitar por ese medio [Representación uninominal] que los doctores de la Plaza de La Victoria tuvieran el privilegio de representar a toda la provincia (...) Esperaba, en fin, que los modestos paisanos más distinguidos por su capacidad entre sus convecinos, vendrían a legislar y no a disipar su tiempo como sucede ahora

Evidentemente, entre los hombres del poder no había sinceras intenciones de practicar la ideología liberal, pues más allá de las palabras de Vedia, el sistema quedaba a buen resguardo con el mecanismo del voto cantado, mecanismo el cual no es atacado en la Cámara de Diputados, no hay intenciones de aplicar la metodología liberal puesta en práctica en los Estados Unidos y proclamada con claridad en El Federalista y mucho menos, esperaban compartir el recinto con quienes no sentían afinidad cultural, por estar llamados ellos mismos a ser los “inteligentes” que debían gobernar sobre, como señala el diputado Lucero “... los gozadores y los imbéciles.” Eran en definitiva ellos, hombres amenazados por los partidarios del voto uninominal, amenaza que se traduciría en el alejamiento del Congreso y del Poder de la “composición más selecta” de la sociedad, tal como señalara el diputado Gouchon, quién no sólo tiene una visión elitista de la sociedad, sino que sustenta la idea corporativista de que sólo los grupos colectivos, como ser los industriales; los comerciantes; los estudiantes y los obreros, son los que deben ser representados en su conjunto:

Yo preguntaría: ¿Qué es lo que se representa en el Parlamento? No son los individuos, sino las fuerzas colectivas (...) La representación de los individuos sería la deliberación en la plaza pública; pero en el Parlamento no pueden estar representadas sino las fuerzas colectivas

Si bien estas palabras pueden retrotraernos a un corporativismo medieval, no se puede sostener que aquellos legisladores respondieran a una estructura mental medieval ni mucho menos. La fuente de inspiración que tenían estaba mucho más cerca en el espacio y en el tiempo, debemos remontarnos para ello, a las prácticas políticas surgidas tras la caída de la dictadura rosista, con la aparición de los clubes electorales, los cuales a su vez, dada su rápida organización tras la caída de Rosas, permite inferir que se desarrollaron sobre la base de estructuras de participación preexistentes. En estos clubes, se practicaba la política unanimista establecida por Rosas a partir de su segundo gobierno, lo cual permite establecer una serie de conexiones en las prácticas políticas notabiliares fortalecidas desde la promulgación de las leyes electorales de 1821. Primero podemos observar la adopción de prácticas políticas formales que brindan legitimación al poder, con Rosas serán sus listas de legisladores y sus plebiscitos, más tarde, los acuerdos establecidos por los vecinos más influyentes en el marco de las parroquias electorales y finalmente, los acuerdos facciosos facilitados por las listas completas, siendo en todos los casos el común denominador, el desprecio por la representación individual, debían en todos los casos, ser un grupo de notables los que poseyeran el poder y dentro de estos grupos debía establecerse la eventual competencia que Rosas trató de controlar y erradicar, siendo su final Caseros.
El voto uninominal, no escapaba a la lógica hasta allí mantenida por los actores sociales preponderantes, dado que cumplía con el formalismo de ampliar las percepciones de respeto por la voluntad popular, pero se reservaba el reaseguro del voto cantado, lo que en definitiva permitía, seguir controlando al electorado, pero evidentemente algo se salió de control para estos hombres, algo que era de su perfecto conocimiento y constituía una amenaza real, pese al voto cantado, para la continuidad del acuerdo entre facciones, algo que el diputado Lucero expresó con toda claridad en la sesión de la Cámara de Diputados del 5 de julio de 1905 sosteniendo que los candidatos se manejaban “... sin preocuparse de la voluntad que expresaban los comité” En efecto, la independencia con la que se manejaban los candidatos podía ser tan peligrosa como las propuestas liberales mismas de respeto a la voluntad individual del electorado, imposible de expresar mejor fuera del sistema uninominal.
Finalizando el voto uninominal ciertamente es demasiado para mentes simplistas como la suya que desprecia las elecciones de los individuos bajo vulgares generalizaciones


Las citas son tomadas de las siguientes fuentes documentales
Congreso Nacional. H. C. D. Diario de Sesiones Reunión N° 55. Octubre 15 de 1902. Tomo II Pp. 134-135.
Congreso Nacional. H. C. D. Diario de Sesiones Reunión N° 56. Octubre 17 de 1902. Tomo II Pp. 166-167.
Congreso Nacional. H. C. D. Diario de Sesiones Reunión N° 23. Julio 5 de 1905. Tomo I P. 911.
Congreso Nacional. H. C. D. Diario de Sesiones Reunión N° 56. Octubre 17 de 1902. Tomo II P. 148.
El diputado Vedia, estaba seguro de que el ministro Anchorena, antes de su afirmación rotunda, había leído un decreto del gobernador de Salta Sr. Todd, que una vez promulgada la Constitución Nacional establecía en su artículo primero que en la provincia quedaba prohibida la existencia de partidos políticos.
Congreso Nacional. H. C. D. Diario de Sesiones Reunión N° 56. Octubre 17 de 1902. Tomo II P. 147.
José M. Rosa. Historia Argentina. Tomo 9 Ed. Oriente. Bs. As. 1977 P. 98.
Natalio Botana. El orden conservador. Hyspamérica. Editorial Sudamericana 1977. P. 267.
Congreso Nacional. H. C. D. Diario de Sesiones Reunión N° 57. Octubre 20 de 1902. Tomo II P. 182.
Congreso Nacional. H. C. D. Diario de Sesiones Reunión N° 56. Octubre 17 de 1902. Tomo II P. 162.
Congreso Nacional. H. C. D. Diario de Sesiones Reunión N° 57. Octubre 20 de 1902. Tomo II P. 182.
Congreso Nacional. H. C. D. Diario de Sesiones Reunión N° 57. Octubre 20 de 1902. Tomo II P. 192-193.
Congreso Nacional. H. C. D. Diario de Sesiones Reunión N° 23. Julio 5 de 1905. Tomo I P. 911.






Re: Re: Re: Argentina: Crisis y elecciones
Enviado por el día 17 de Noviembre de 2003 a las 20:15
Walter: muy bien argumentado comparto en un todo lo que afirmás. Saludos
Re: Re: Re: Re: Argentina: Crisis y elecciones
Enviado por el día 18 de Noviembre de 2003 a las 01:56
Me remito a mis respuestas en el thread "Argentina en los 90...".
Re: Re: Re: Re: Re: Argentina: Crisis y elecciones
Enviado por el día 18 de Noviembre de 2003 a las 13:46
Felicito a todos en este foro por no haber caído en insultos, como ocurre frecuentemente. Comparto lo dicho por Walter, se nota que conocés de lo que hablás. Martín tu expocición mejoraría si te tomaras el trabajo de explicarte más, ya que desconozco tus argumentaciones. Saludos a todos.
Re: Argentina: Crisis y elecciones
Enviado por el día 18 de Noviembre de 2003 a las 16:42
No estoy de acuerdo con ciertas calificaciones a los politicos:
lo de Duhalde narco se dice porque en un libro(que no recuerdo su autor) acerca de el se dice que hay sospechas pero en realidad ni siquiera hay una causa judicial.
Alfonsin fascista?incomprensible.
Carrio, en mi opinion, usa la cruz y habla de Dios para ganar votos(dudo que sea tan creyente como dice).
Zamora no es ningun demagogo. Realmente cree en sus ideas (que antes eran Troskystas).
Kirchner pertenecio a la JP no a montoneros, que sea amigo de ex-montoneros no dice nada malo sobre el.
Es curioso que no menciona a Lopez Murphy perteneciente a FIEL(creo, no estoy muy seguro) organizacion que apoyo muchas politicas del petiso ladron.
Si desaparecieran todos los planes sociales como cree que podrian vivir los beneficiarios con las tasas de desocupacion que tenemos.
Re: Re: Argentina: Crisis y elecciones
Enviado por el día 18 de Noviembre de 2003 a las 20:42
Nada obliga a acordar con los calificativos, las sospechas sobre Duhalde me llegan por vías muy diferentes del libro que señalás y que no viene al caso especificar, sobre el Sr. K no dije que fuera ex terrorista como su esposa, dije que era benefactor de ex terroristas, y a los montoneros ni siquiera los mencioné. En tanto que Carrió si ella se muestra como mística, no puedo decir que es algo diferente a lo que muestra, por el lado de Zamora como buen hombre de izquierda es en el mejor de los casos un demagogo, caso contrario tendría que calificarlo más duramente, a López Murphy, no lo nombré sencillamente por que la intención no era nombrar a todos y cada uno de los hombres de los diferentes partidos, por ello creo haber nombrado a los más representativos en el momento de emitir el primer mensaje.
De los planes sociales: Francamente sin comentario, no resisten el menor análisis.