Hispanoamérica

Entre los años 80 y 2000 el Perú vivió la pesadilla de Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru, ambos movimientos de izquierda, el primero maoísta y el segundo pro castrista. Llegamos a tener 41 atentados por día en todo el país, las zonas mas afectadas de la sierra sur se hundieron en pobreza llegando a un 65% y 73% de los 50% anteriores en esas regiones. Se calculan las victimas en mas de 75,000 la mayoría civiles y peor aun indígenas quechuablantes atrapados entre dos fuegos. Incluso los comunistas utilizaron a los indios ashaninkas del Amazonas como esclavos.
La economía del país se destruyo, la inmigración campesina a Lima y las capitales vecinas desbordo todo calculo, llegando incluso a afectar a los países vecinos como Chile y Argentina pues buscaban refugio especialmente los mas pobres. Los desplazados modificaron para siempre ciudades como Lima y Arequipa.
La pesadilla finalmente llego a Lima con la destrucción de la calle Tarata en Miraflores y la colocación con coches bombas de zonas de clase media. El color de piel o la clase social eran suficiente argumento para el asesinato de los senderistas. Las fuerzas del orden perdieron todo control y se recurrió al terrorismo de Estado.
La paz recuperada ha sido fruto de muchas vidas, en el camino quedan muchísimos campesinos que jamás supieron las implicancias de lo que pasaba, jóvenes utilizados por los comunistas sin saber porque luchaban, civiles con rostro y otros victimas del lugar y el momento errado.

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Por eso es importante no olvidar, mantener la mirada atenta, discutir y hacer ver en cualquier tribuna el peligro que representan los movimientos de la izquierda extremista. La rápida recuperación del Perú en todos los frentes esta basada en la Paz. Mantener la paz significa también identificar al enemigo. Actualmente la coordinadora Bolivariana ve con simpatía dichos movimientos, incluso se han realizado reuniones de “exiliados” o “refugiados” debería llamárseles asesinos en Chile y el Paraguay bajo el auspicio de esta coordinadora. América Latina debe estar atenta pues cualquiera de nuestros países puede ser presa de la violencia y la locura. Sabemos donde están, quienes los protegen, vayamos por ellos.