Hispanoamérica

Como era lógico, lo más podrido del exilio de Miami y sus acólitos en AL salieron a festejar la enfermedad de Fidel.

Hace rato que renunciaron a derrocarlo mediante una invasión militar directa (Playa Girón), una rebelión popular imposible (por su enorme popularidad) o el crimen individual (Posada Carriles).

Ahora sueñan con eliminar a Fidel mediante el infalible expediente de la muerte natural.

Auguran tras su muerte un derrumbe generalizado de la revolución, como si 45 años de historia se explicaran por el accionar de un solo hombre, por muy excepcional que él sea.

Es cierto que, cuando llegue el momento, la mafia y sus socios yanquis intentarán aprovechar la debilidad coyuntural para arremeter contra la revolución y eliminar sus conquistas.

También es cierto que desde los tiempos de Jesucristo, y aun antes, los movimientos populares que luchan contra los imperios encontraron en las figuras de sus conductores una formidable fuerza centralizadora para mantenerse en pie y golpear al enemigo. Su ausencia significará un debilitamiento objetivo de la revolución. Por algo la mafia quiere matar a Fidel desde el primer día y lo viene matando desde hace décadas con enfermedades imaginarias.

Pero es indudable que la sociedad cubana no tolerará convertirse en Guatemala, Nicaragua, El Salvador o Haití.

Los cipayos deberían aniquilar todo un sistema de solidaridad y patriotismo forjado durante 45 años de resistencia inquebrantable.

Así como fracasaron en destruir a la revolución cuando cayó la URSS, pese a que exacerbaron el bloqueo y anunciaron la inminente debacle de la revolución, volverán a fracasar esta vez en su intento de colonizar la isla.

Imagino a los gusanos de Miami fraguando títulos de propiedad de los tiempos de Batista para apropiarse, llegado el caso, de las tierras y riquezas hoy en manos de la sociedad en su conjunto.

El pueblo cubano no lo va a permitir.

Saludos,