Hispanoamérica

El gobierno argentino, en su afán de convertir al país al bananismo Cubano-Venezolano ha sancionado a través de los parásitos del congreso la ley de superpoderes para el jefe de gabinete. A continuación transcribo un resumen de 2 artículos publicados hoy en el Ýmbito Financiero...

¿Para qué necesita el gobierno superpoderes?
El gob consiguió ayer a la madrugada convertir en ley finalmente su polémico proyecto de modificación del art37 de la ley de Administración Financiera (mejor conocido como los superpoderes para modificar el presupuesto)
Pero no hubo en esa maratón de discursos ni un solo argumento técticamente efectivo para explicar por qué el gob estuvo dispuesto a pagar el alto costo político de exigirle al Congreso la cesión permanente de esas facultades que le permitirán cambiar no solo el destino de las partidas sino también la finalidad. Es decir, el poder para ejecutar como gasto corriente partidas destinadas a gasto de capital (obras públicas, inversiones) y viciversa.
Por lo menos no se lo dijo en el recinto donde el kirchnerismo prefirió defender la norma con argumentos que no resistirían el análisis de un estudiante de D° Constitucional, como el que dice que lo votado es una reglamentación de la Ley de Administración Financiera votada en el 92 para aggiornarla a la reforma constitucional del 94 que creó la figura del jefe de gabinete. Alguien pidió al escuchar esto que se verifique a quiénes están contratando como asesores los diputados del oficialismo (...).
(...)La necesidad es volver a concentrar temporariamente en Tesorería los fondos que alimentan hoy la infinidad de cajas que este gob ha creado para financiar programas, planes, obras, subsidios y proyectos, que provocan desfinanciamiento momentáneo para obligaciones básicas que incluyen, por ejemplo, hasta la disponibilidad para cancelar deuda.
Si todo este cambio se hiciera a través del Presupuesto Nacional no se podrían comprometer muchas partidas y planes que se anuncian diariamente. Ni que hablar si además todo ese proceso quedara expuesto a un continuo debate parlamentario.
(...)Se optó por contar con la facultad de unificar todo el gasto y modificarlo en un trámite más que rápido, como es una resolución del Jefe de Gabinete.