Hispanoamérica
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En China, ni pío
Enviado por el día 21 de Noviembre de 2006 a las 21:44
Dondequiera que va, la diplomacia brasileña calla lo que le conviene
Descifrado
[21-11-2006 3:37 ] A quienes criticaron al presidente Lula da Silva por su cerrada defensa del presidente venezolano en su paso reciente por el estado Bolívar, mejor que se resignen: los brasileños actúan más o menos igual en todos lados. Errados están los analistas venezolanos que estimaron que la diplomacia del país vecino, por ser tan profesional, suele ser crítica y justiciera. El ejemplo es su política respecto a Cuba, donde Lula se negó a reunirse con la disidencia democrática para no enojar a Fidel Castro; o a Estados Unidos, cuyas cárceles clandestinas para terroristas no se mencionan entre la diplomacia brasileña. En China –adonde llegó este martes el secretario especial de derechos humanos de la Presidencia brasileña, Paulo Vannuchi-, la estrategia será la misma: no se condenará la aplicación de la pena de muerte y la tortura, prácticas habituales en el país asiático. "En muchos temas sobre derechos humanos al presidente Lula, al canciller Celso Amorim y a mi nos gustaría ser más agresivos y condenar esas prácticas. Pero esa actitud quema canales diplomáticos", aclaró Vannuchi a O Estado de Sao Paulo, asegurando que en Brasil también se violan los derechos humanos todos los días. Los negocios primero.
Descifrado
[21-11-2006 3:37 ] A quienes criticaron al presidente Lula da Silva por su cerrada defensa del presidente venezolano en su paso reciente por el estado Bolívar, mejor que se resignen: los brasileños actúan más o menos igual en todos lados. Errados están los analistas venezolanos que estimaron que la diplomacia del país vecino, por ser tan profesional, suele ser crítica y justiciera. El ejemplo es su política respecto a Cuba, donde Lula se negó a reunirse con la disidencia democrática para no enojar a Fidel Castro; o a Estados Unidos, cuyas cárceles clandestinas para terroristas no se mencionan entre la diplomacia brasileña. En China –adonde llegó este martes el secretario especial de derechos humanos de la Presidencia brasileña, Paulo Vannuchi-, la estrategia será la misma: no se condenará la aplicación de la pena de muerte y la tortura, prácticas habituales en el país asiático. "En muchos temas sobre derechos humanos al presidente Lula, al canciller Celso Amorim y a mi nos gustaría ser más agresivos y condenar esas prácticas. Pero esa actitud quema canales diplomáticos", aclaró Vannuchi a O Estado de Sao Paulo, asegurando que en Brasil también se violan los derechos humanos todos los días. Los negocios primero.