Hispanoamérica
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De Marx para sus amigos
Enviado por el día 26 de Noviembre de 2006 a las 23:23
Los regímenes nazi y soviético, el uno provoca la furia y el otro la carcajada cómplice.
A Karl Marx se le suele definir como economista, filósofo y sociólogo. La realidad es que, ante todo, fue el fundador de una religión. Sustituyó lo "sobrenatural" por elementos económicos y análisis sociológicos e históricos, a los cuales etiquetó de "científicos". En un gran caldero mezcló esos "ingredientes", que sazonó con abundantes emociones. Principalmente aquellas que los hombres más se preocupan por ocultar.
Sólo así se explica la adhesión fervorosa que despierta en sus adherentes. A éstos no les interesa la evidencia racional ni las consecuencias prácticas. Porque no hay que ser muy perspicaz para “descubrir” el auténtico trasfondo de ese pensamiento. Ya que sin ningún pudor Marx argumenta que el hombre será realmente "libre" tras pasar por un período (impreciso) de dictadura.
Según esa tesis, la "tiranía" es la única capaz de hacer al hombre "feliz", logrando el "paraíso" sobre la tierra; de crear un "mundo nuevo" donde todos seremos "iguales" porque unánimemente seremos "esclavos". Obviamente, que como señaló George Orwell, algunos entonces seremos más iguales que otros.
La argumentación marxista es explícita. Por eso cuesta tanto entender la tolerancia con que el grueso de la intelectualidad occidental aceptó en el pasado los crímenes cometidos por el régimen soviético. Asimismo, la condescendencia con que actualmente tratan a sus vástagos.
Mientras que Auschwitz es lugar de peregrinaje y en estos días se realizan justas ceremonias oficiales para que el horror nazi no quede en el olvido, pocos han oído hablar de los "gulags", los campos de extermino soviéticos. Hasta en los textos escolares vemos fotos de los famélicos prisioneros de los nazis. Sin embargo, nunca nos hemos encontrado con una que muestre a las familias campesinas que murieron de inanición durante el período de la colectivización forzada (1929-1933).
¿Por qué se repudia a dictaduras consideradas de derecha y a las de izquierda se las rodea de un halo de romanticismo? ¿Por qué no es "moneda corriente" saber que hasta los niños podían ser juzgados como enemigos de la Revolución bolchevique y que, si se los condenaba a muerte, se esperaba a que cumpliesen los 12 años para ejecutarlos? ¿Por qué tantos filmes comerciales muestran el holocausto perpetuado por los alemanes y escasean las "imágenes" de los comunistas?
Lo que más asusta es que son muchos los que tratan de explicar los abusos como una "desviación", pero que la idea es buena. ¿Cuántas muertes más han de producirse para que finalmente la práctica se "enderece"? El sistema soviético costó la vida de 20 millones de rusos. Según El libro negro del comunismo, el comunismo ya "cobró" más de 100 millones en el mundo entero. Y la cifra sigue aumentando. Latinoamérica, con su "cuota", contribuye a engrosar el número.
A Karl Marx se le suele definir como economista, filósofo y sociólogo. La realidad es que, ante todo, fue el fundador de una religión. Sustituyó lo "sobrenatural" por elementos económicos y análisis sociológicos e históricos, a los cuales etiquetó de "científicos". En un gran caldero mezcló esos "ingredientes", que sazonó con abundantes emociones. Principalmente aquellas que los hombres más se preocupan por ocultar.
Sólo así se explica la adhesión fervorosa que despierta en sus adherentes. A éstos no les interesa la evidencia racional ni las consecuencias prácticas. Porque no hay que ser muy perspicaz para “descubrir” el auténtico trasfondo de ese pensamiento. Ya que sin ningún pudor Marx argumenta que el hombre será realmente "libre" tras pasar por un período (impreciso) de dictadura.
Según esa tesis, la "tiranía" es la única capaz de hacer al hombre "feliz", logrando el "paraíso" sobre la tierra; de crear un "mundo nuevo" donde todos seremos "iguales" porque unánimemente seremos "esclavos". Obviamente, que como señaló George Orwell, algunos entonces seremos más iguales que otros.
La argumentación marxista es explícita. Por eso cuesta tanto entender la tolerancia con que el grueso de la intelectualidad occidental aceptó en el pasado los crímenes cometidos por el régimen soviético. Asimismo, la condescendencia con que actualmente tratan a sus vástagos.
Mientras que Auschwitz es lugar de peregrinaje y en estos días se realizan justas ceremonias oficiales para que el horror nazi no quede en el olvido, pocos han oído hablar de los "gulags", los campos de extermino soviéticos. Hasta en los textos escolares vemos fotos de los famélicos prisioneros de los nazis. Sin embargo, nunca nos hemos encontrado con una que muestre a las familias campesinas que murieron de inanición durante el período de la colectivización forzada (1929-1933).
¿Por qué se repudia a dictaduras consideradas de derecha y a las de izquierda se las rodea de un halo de romanticismo? ¿Por qué no es "moneda corriente" saber que hasta los niños podían ser juzgados como enemigos de la Revolución bolchevique y que, si se los condenaba a muerte, se esperaba a que cumpliesen los 12 años para ejecutarlos? ¿Por qué tantos filmes comerciales muestran el holocausto perpetuado por los alemanes y escasean las "imágenes" de los comunistas?
Lo que más asusta es que son muchos los que tratan de explicar los abusos como una "desviación", pero que la idea es buena. ¿Cuántas muertes más han de producirse para que finalmente la práctica se "enderece"? El sistema soviético costó la vida de 20 millones de rusos. Según El libro negro del comunismo, el comunismo ya "cobró" más de 100 millones en el mundo entero. Y la cifra sigue aumentando. Latinoamérica, con su "cuota", contribuye a engrosar el número.
Re: De Marx para sus amigos
Enviado por el día 26 de Noviembre de 2006 a las 23:35
Fuente: Libertad digital.
El "Libro negro del comunismo" cifra en cien millones los muertos por represión en los distintos regímenes comunistas. De ellos, dos tercios (65 millones de personas) perdieron su vida en China, especialmente durante las dos oleadas re represión masiva, La Revolución Cultural y el Gran Paso Adelante. Le sigue la Unión Soviética, con un genocidio de 20 millones de personas, a lo que hay que sumar otros dos millones de muertos a manos del Gobierno en Camboya, otros tantos en Corea del Norte, 1,7 en Ýfrica, 1,5 en Afganistán, un millón de personas en la Europa del Este y varias decenas de miles en Iberoamérica.
(Libertad Digital) Según los historiadores que han compilado críticamente los datos que se conocían entonces, más el resultado de la investigación en los archivos de la antigua Unión Soviética, los 20 millones de muertos a manos del comunismo sólo en Rusia, se debe principalmente a la represión de la rebelión de trabajadores y agricultores opuestos a la socialización, entre 1918 y 1922, la deportación de los cosacos en 1920, la aplicación del primer sistema de campos de concentración de la historia, el Gulag, de 1918 a 1930, o la muerte de 6 millones de ucranianos y otros ciudadanos en áreas de actividad del ejército blanco durante la "gran hambre" inducida por el Gobierno, de los años 1932 y 1933.
Uno de los expertos reconocidos internacionalmente en la historia de los genocidios, Rudolph J. Rummel, ha acuñado el concepto de democidio para este tipo de trágicos crímenes masivos contra la población. Según sus criterios, la represión en la Rusia comunista se acerca a los 62 millones de muertes de 1917 hasta 1987. En el caso de la China comunista el democidio alcanzó los 73 millones de personas.
El "Libro negro del comunismo" cifra en cien millones los muertos por represión en los distintos regímenes comunistas. De ellos, dos tercios (65 millones de personas) perdieron su vida en China, especialmente durante las dos oleadas re represión masiva, La Revolución Cultural y el Gran Paso Adelante. Le sigue la Unión Soviética, con un genocidio de 20 millones de personas, a lo que hay que sumar otros dos millones de muertos a manos del Gobierno en Camboya, otros tantos en Corea del Norte, 1,7 en Ýfrica, 1,5 en Afganistán, un millón de personas en la Europa del Este y varias decenas de miles en Iberoamérica.
(Libertad Digital) Según los historiadores que han compilado críticamente los datos que se conocían entonces, más el resultado de la investigación en los archivos de la antigua Unión Soviética, los 20 millones de muertos a manos del comunismo sólo en Rusia, se debe principalmente a la represión de la rebelión de trabajadores y agricultores opuestos a la socialización, entre 1918 y 1922, la deportación de los cosacos en 1920, la aplicación del primer sistema de campos de concentración de la historia, el Gulag, de 1918 a 1930, o la muerte de 6 millones de ucranianos y otros ciudadanos en áreas de actividad del ejército blanco durante la "gran hambre" inducida por el Gobierno, de los años 1932 y 1933.
Uno de los expertos reconocidos internacionalmente en la historia de los genocidios, Rudolph J. Rummel, ha acuñado el concepto de democidio para este tipo de trágicos crímenes masivos contra la población. Según sus criterios, la represión en la Rusia comunista se acerca a los 62 millones de muertes de 1917 hasta 1987. En el caso de la China comunista el democidio alcanzó los 73 millones de personas.