Hispanoamérica
Estos foros están cerrados. Podéis debatir en Red Liberal.
Una historia real
Enviado por el día 4 de Enero de 2007 a las 22:46
Siete años en el extranjero, avecindado en un país sureño de costumbres extrañas y frío sempiterno. Todos los veranos volvía a Cuba a ver a su familia y sus amigos, escapando del invierno ajeno.
Nada mejor que el ajetreo de papeles en aeropuertos y escalas, y la voz metálica de los parlantes!
Llegó a la Habana al mediodía, luego de un travesía de 10 horas en un avión de COPA. Atravesó los pasillos del José Martí a paso ágil, con esa rara sensación de quien ha sido maltratado muchas veces. Una larga cola para chequear los documentos, rodeado de turistas alemanes y argentinos con el pullover del Che.
En el punto de control una teniente de rostro pétreo y maneras toscas.
-Por qué viene a Cuba?
-Soy de aquí. Vengo a visitar a mi familia como todos los años.
Una mirada escrutadora y cruel. "G-usano de m-ierda"...casi se podía escuchar.
-Sus papeles.
Con nerviosismo presentó su pasaporte al día con la estampa del "Permiso de Entrada" tramitado en el Consulado.
-Si, pero dónde está su carné de identidad?
-Mi carné? No tengo. Me lo recogieron antes de irme.
-No, chico, no. No te me hagas la "mosquita muerta" que tú sabes muy bien de lo que yo te estoy hablando. El carné de identidad argentino!
Se registró desesperadamente los bolsillos. Buscó en su cartera una y otra vez. No lo tenía!
-Mire, parece que no lo traje. Pero ahí está mi pasaporte con el permiso de entrada y...
-Yo sé bien lo que tú traes ahí. No te sirve. Espera afuera.
Se levantó con su uniforme sin planchar y tras un par de miradas de desprecio, desapareció por un momento.
Re: Una historia real
Enviado por el día 4 de Enero de 2007 a las 22:47
-Hay algún problema?-alcanzó a gritar el hombre, obteniendo un pesado silencio de respuesta.
Apoyó su hombro en la columna de cemento y pasó el tiempo. La enorme cola se volvía exigua y se alcanzaba a ver a la teniente conversando con un alto y desgarbado oficial que de vez en cuando lanzaba una ojeada escrutadora.
Se fue una hora completa como si fueran días. El salón de estar se quedó vacío y sólo resonaban consignas en un televisor \"prendido\". Más allá, una negrita cubana con su pequeña hija y un alemán cincuentón. Comían galletas.
Una mujer se acercó. Vestía de \"civil\" y del bolsillo de la blusa colgaba un \"Solapin\".
-Mi\'jito. Si tú quieres yo te saco las maletas. Dame 20 dólares o lo que tú puedas y ahora mismo se las doy a tu familia.
-Okey. Coge un billete de veinte. Diles que estoy bien y que no se preocupen, que esto se va a resolver enseguida.
Pudo constatar los rasgos tristes en el rostro que acababa de voltear.
Regresó la mujer de las maletas.
-Mi\'jo. Allá afuera está tu papá. Le dí el equipaje, así que no te preocupes.
-Gracias, muchas gracias. Es que parece que estoy embarca\'o. Tú sabes algo?
-No, mi\'jo, yo no sé nada, yo no sé nada...
El alemán cincuentón, con unos tragos de más, se acercó a un oficial que altaneramente se paseaba de lado a lado. Y empezaron los gritos.
-USTED NO PUEDE ENTRAR Y YA. NO TIENE VISA. NO TIENE VISA.
El hombre, pasado de peso y con los botones de su guayabera a punto de reventarse, le propuso dinero al policía. Los billetes verdes salieron volando por los aires. El guardia había agarrado por el brazo al alemán y lo había lanzado contra una pared cercana. Luego le golpeó la cara con el codo y el turista cayó.
-Tú estás loco, c-omemierda? Tú estás loco? Cómo c-oño tú me vas a estar ofreciendo dinero a mi? Tú estás loco?
Se llevaron a empujones y patadas al turista, a pesar del llanto de la niña y los gritos histéricos de la negrita.
Nuestro amigo permaneció allí aún por más tiempo. Y dejó de preocuparse por los soldados que de vez en vez lo vigilaban.
Al final, el oficial alto y desgarbado se acercó.
-Venga conmigo, señor.
Llevaba el pasaporte en la mano. Y nuestro hombre lo seguía sin saber a dónde iban. Hasta que llegaron a una bocanada en la pared semicircular, que antecedía a uno de esos famosos gusanos de abordaje. Era el regreso de la aeronave de COPA.
-Usted regresa por donde vino. No puede entrar a territorio cubano-dijo el oficial en el mismo momento que entregaba el pasaporte.
-Pero si lo que no traje fue el carné del lugar donde vivo. Soy cubano!
-Usted no es cubano. Usted decidió vivir en otro lugar. Nos vemos.
Nuestro amigo fue llorando todo el viaje de regreso, intentando que su vecina de butaca no se percatara.
Apoyó su hombro en la columna de cemento y pasó el tiempo. La enorme cola se volvía exigua y se alcanzaba a ver a la teniente conversando con un alto y desgarbado oficial que de vez en cuando lanzaba una ojeada escrutadora.
Se fue una hora completa como si fueran días. El salón de estar se quedó vacío y sólo resonaban consignas en un televisor \"prendido\". Más allá, una negrita cubana con su pequeña hija y un alemán cincuentón. Comían galletas.
Una mujer se acercó. Vestía de \"civil\" y del bolsillo de la blusa colgaba un \"Solapin\".
-Mi\'jito. Si tú quieres yo te saco las maletas. Dame 20 dólares o lo que tú puedas y ahora mismo se las doy a tu familia.
-Okey. Coge un billete de veinte. Diles que estoy bien y que no se preocupen, que esto se va a resolver enseguida.
Pudo constatar los rasgos tristes en el rostro que acababa de voltear.
Regresó la mujer de las maletas.
-Mi\'jo. Allá afuera está tu papá. Le dí el equipaje, así que no te preocupes.
-Gracias, muchas gracias. Es que parece que estoy embarca\'o. Tú sabes algo?
-No, mi\'jo, yo no sé nada, yo no sé nada...
El alemán cincuentón, con unos tragos de más, se acercó a un oficial que altaneramente se paseaba de lado a lado. Y empezaron los gritos.
-USTED NO PUEDE ENTRAR Y YA. NO TIENE VISA. NO TIENE VISA.
El hombre, pasado de peso y con los botones de su guayabera a punto de reventarse, le propuso dinero al policía. Los billetes verdes salieron volando por los aires. El guardia había agarrado por el brazo al alemán y lo había lanzado contra una pared cercana. Luego le golpeó la cara con el codo y el turista cayó.
-Tú estás loco, c-omemierda? Tú estás loco? Cómo c-oño tú me vas a estar ofreciendo dinero a mi? Tú estás loco?
Se llevaron a empujones y patadas al turista, a pesar del llanto de la niña y los gritos histéricos de la negrita.
Nuestro amigo permaneció allí aún por más tiempo. Y dejó de preocuparse por los soldados que de vez en vez lo vigilaban.
Al final, el oficial alto y desgarbado se acercó.
-Venga conmigo, señor.
Llevaba el pasaporte en la mano. Y nuestro hombre lo seguía sin saber a dónde iban. Hasta que llegaron a una bocanada en la pared semicircular, que antecedía a uno de esos famosos gusanos de abordaje. Era el regreso de la aeronave de COPA.
-Usted regresa por donde vino. No puede entrar a territorio cubano-dijo el oficial en el mismo momento que entregaba el pasaporte.
-Pero si lo que no traje fue el carné del lugar donde vivo. Soy cubano!
-Usted no es cubano. Usted decidió vivir en otro lugar. Nos vemos.
Nuestro amigo fue llorando todo el viaje de regreso, intentando que su vecina de butaca no se percatara.
Re: Una historia real
Enviado por el día 4 de Enero de 2007 a las 23:11
Welcome back camilo, happy new year.
Re: Re: Una historia real
Enviado por el día 4 de Enero de 2007 a las 23:19
Anti!!!
Happy New Year, amigo!
Happy New Year, amigo!
Re: Re: Una historia real
Enviado por el día 4 de Enero de 2007 a las 23:28
Hace poco se difundió que una mujer peruana fue impedida de ingresar a Cuba pues iba casarse con un cubano. La mujer fue regresada “vestida y alborotada”. Resulta que la familia del cubano radicada en Lima había hecho los arreglos para este matrimonio, no se sabe si era una forma de “sacar” al cubano o un romance real por correo ya que no hay acceso masivo a Internet en la isla. Lo cierto es que en el aeropuerto se le interrogo y se le devolvió. Las autoridades cubanas señalaron que no se podía casar con alguien desconocido.
Re: Una historia real
Enviado por el día 5 de Enero de 2007 a las 00:24
ja, ni para buscarse escusas estos lamebotas del coma-andante. ¿carné argentino? eso no existe, aqui hay DNI o cedula, quizas le podrian dar el carne de socio de Boca Juniors a ver si tiene la cuota al día. ¡que hij0s de p..!
Re: Una historia real
Enviado por el día 5 de Enero de 2007 a las 00:27
Me alegro de volver a verte Camilo.
Un saludo y feliz año nuevo.
Un saludo y feliz año nuevo.
Re: Una historia real
Enviado por el día 5 de Enero de 2007 a las 16:12
camilo, entra al sitio www.secretosdecuba.com, está muy bueno.
Saludos
Saludos
Re: Re: Una historia real
Enviado por el día 5 de Enero de 2007 a las 19:19
sobre lo que comenta uchu de posibles matrimonios de conveniencia hay una pelicula que así se titula con gerard de pardieu, en que las autoridades los investigan y les hacen visitas e interrogatorios con preguntas capciosas para comprobar que es efectivamente un matrimonio y no un mecanismo para acceder a la nacionalidad.
quiero decir que es algo que se prohibe en varias partes.
quiero decir que es algo que se prohibe en varias partes.
Re: Re: Re: Una historia real
Enviado por el día 5 de Enero de 2007 a las 19:37
La diferencia está en que al de pardieu ese (que para mi dejó de valer por perro castrista) nadie le prohibía salir de su país, y el matrimonio no se prohibe simplemente se verifica si es real para que el extranjero no pueda tomar la residencia norteamericana mediante un fraude, en el caso cubano al cubano no se le permite salir de Cuba y el matrimonio se le prohibe para que no pueda salir de Cuba. Casos opuestos totalmente.