Hispanoamérica
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COSME BECCAR VARELA se cansó de luchar contra los herejes:
Enviado por el día 22 de Diciembre de 2004 a las 19:30
Que personaje Beccar Varela....aunque tiene razón en algunas cosas.....es como la versión ultramontana de NEGRO/Antiyanqui, aunque Cosme hay que reconocer, tiene mucho más nivel....
¿POR QUÉ ESTÝ SUSPENDIDA "LA BOTELLA AL MAR"?
Este medio electrónico de comunicación es el único que nos queda a quienes no pertenecemos al "establishment" para comunicar públicamente nuestras ideas. Ahora bien, la publicidad y la utilidad de una página en Internet, como es "La botella al mar", depende totalmente de la voluntad de enterarse y de reaccionar frente a lo leído que tengan los eventuales lectores. ¿Existe eso?
En potencia, la publicidad de esta página es enorme. Puede ser leída por millones de personas todos los días sin esfuerzo y sin costo. Es totalmente gratis para los lectores y el trabajo de "abrirla" es mínimo. Inclusive puede ser anotada en el listado de apertura automática de cada uno y en ese caso, con sólo apretar un botón, sin escribir nada, la tendrá delante de sus ojos.
El interés es la medida de las acciones, dicen los juristas. Si tomamos "interés" no en un sentido materialista sino en el más noble de "atracción por el conocimiento de algo", podríamos darle a ese aforismo un significado universal.
¿POR QUÉ ESTÝ SUSPENDIDA "LA BOTELLA AL MAR"?
Este medio electrónico de comunicación es el único que nos queda a quienes no pertenecemos al "establishment" para comunicar públicamente nuestras ideas. Ahora bien, la publicidad y la utilidad de una página en Internet, como es "La botella al mar", depende totalmente de la voluntad de enterarse y de reaccionar frente a lo leído que tengan los eventuales lectores. ¿Existe eso?
En potencia, la publicidad de esta página es enorme. Puede ser leída por millones de personas todos los días sin esfuerzo y sin costo. Es totalmente gratis para los lectores y el trabajo de "abrirla" es mínimo. Inclusive puede ser anotada en el listado de apertura automática de cada uno y en ese caso, con sólo apretar un botón, sin escribir nada, la tendrá delante de sus ojos.
El interés es la medida de las acciones, dicen los juristas. Si tomamos "interés" no en un sentido materialista sino en el más noble de "atracción por el conocimiento de algo", podríamos darle a ese aforismo un significado universal.
Re: COSME BECCAR VARELA se cansó de luchar contra los herejes:
Enviado por el día 22 de Diciembre de 2004 a las 19:32
Conocer es el acto superior de la potencia suprema del hombre, que es su inteligencia. Tan es así que podría decirse: "Dime qué quieres conocer y te diré quién eres."
"La botella al mar" ofrece el conocimiento de una realidad de la cual dependen la justicia, la libertad y la vida feliz que es posible en este valle de lágrimas.
Hoy por hoy, ocurre exactamente lo contrario: hay injusticias, esclavitud y desgracias. "La botella al mar" lo denuncia sin tapujos. No se limita a diagnosticar el mal: dice cómo curarlo de raíz o morir gloriosamente en el intento.
Como un navegante que se guía por las estrellas y por su brújula, "La botella al mar" muestra el ejemplo de los santos y de los héroes y su brújula es la filosofía del Evangelio, tal como la enseñó y la practicó la Iglesia durante muchos siglos.
Traté de hacerlo con buena prosa, para no cansar al lector y facilitar el mutuo entendimiento. No fué -creo- una farragosa sucesión de páginas indigestas. En el muy modesto nivel gráfico, "La botella al mar" inauguró la generosa puntuación, el doble espacio entre párrafos y en los textos, una cuidadosa elección de las palabras para evitar repeticiones y cacofonías y tengo la esperanza de haber logrado mi propósito.
Parecía que esto debía ser, sino atractivo, al menos incitativo de un fecundo diálogo o hasta de una inspiradora polémica. Eso como efecto menor, porque el mayor, el buscado con mayor ahinco, era convocar a los buenos argentinos a la lucha política contra la maldita "dirigencia" corrupta e inepta por cuya causa la Argentina yace en este asqueroso estercolero en el cual 7.000.000 de compatriotas viven en al misera y 38.980.000 en la deshonra por su ignorancia culpable o su cobardía. Los otros 20.000 se reparten el poder por ideología o por negocio y dominan insolentemente a todos los demás. Son nuestros amos degenerados y perversos.
"La botella al mar" ofrece el conocimiento de una realidad de la cual dependen la justicia, la libertad y la vida feliz que es posible en este valle de lágrimas.
Hoy por hoy, ocurre exactamente lo contrario: hay injusticias, esclavitud y desgracias. "La botella al mar" lo denuncia sin tapujos. No se limita a diagnosticar el mal: dice cómo curarlo de raíz o morir gloriosamente en el intento.
Como un navegante que se guía por las estrellas y por su brújula, "La botella al mar" muestra el ejemplo de los santos y de los héroes y su brújula es la filosofía del Evangelio, tal como la enseñó y la practicó la Iglesia durante muchos siglos.
Traté de hacerlo con buena prosa, para no cansar al lector y facilitar el mutuo entendimiento. No fué -creo- una farragosa sucesión de páginas indigestas. En el muy modesto nivel gráfico, "La botella al mar" inauguró la generosa puntuación, el doble espacio entre párrafos y en los textos, una cuidadosa elección de las palabras para evitar repeticiones y cacofonías y tengo la esperanza de haber logrado mi propósito.
Parecía que esto debía ser, sino atractivo, al menos incitativo de un fecundo diálogo o hasta de una inspiradora polémica. Eso como efecto menor, porque el mayor, el buscado con mayor ahinco, era convocar a los buenos argentinos a la lucha política contra la maldita "dirigencia" corrupta e inepta por cuya causa la Argentina yace en este asqueroso estercolero en el cual 7.000.000 de compatriotas viven en al misera y 38.980.000 en la deshonra por su ignorancia culpable o su cobardía. Los otros 20.000 se reparten el poder por ideología o por negocio y dominan insolentemente a todos los demás. Son nuestros amos degenerados y perversos.
Re: Re: COSME BECCAR VARELA se cansó de luchar contra los herejes:
Enviado por el día 22 de Diciembre de 2004 a las 19:37
Parecía evidente que, debidamente explicada la situación, la conclusión se imponía por sí misma: hay que reaccionar, hay que actuar, hay que detener esta decadencia.
Las más obligadas a darse cuenta son, sin duda, las "clases cultas". Ellas tienen la posibilidad de medir la profundidad del abismo en que hemos caído y la altura del honor y del bienestar a que podríamos llegar. Ellas pueden evaluar los maravillosos recursos de nuestra Nación y la capacidad de nuestro pueblo para labrar su felicidad, si es que estuviera bien gobernado.
De esas clases cultas, especialmente capaces de entender el mensaje de la situación son los llamados "conservadores" o "de derecha" (palabras injertadas que definen mal a las personas de bien que rechazan instintivamente el desorden igualitario). Estos son los peores porque su omisión es la más culpable.
Los demás argentinos, más pobres y menos cultos, no pueden conocer "La botella al mar", por razones obvias.
Pasaron 4 años y medio y durante ese tiempo escribí 640 artículos editoriales y más de 1.000 notas mientras el país siguió derrumbándose y yendo de mal en peor, hasta llegar a Kirchner, que es el odio perverso escupido desde el fondo de la mediocridad.
No puede ser más evidente la necesidad de rescatar a la Patria, no puede ser más obvio que sin organización esa tarea ni siquiera puede empezarse; nadie puede negar que no existe organización sin dirigentes. Y, ¿habrá alguien honrado y en sus cabales que pretenda dirigir sin tener la superioridad necesaria?
Ignorando estas máximas elementales de cualquier actividad pública, los diversos grupos de "buenas ideas" y las muchas personas que coinciden con ellas, se mantienen aislados e insisten ciegamente en sus pequeños objetivos (que pueden ser moralmente grandes pero pequeños en comparación con el bien mayor de tener un buen gobierno que los asegura todos).
Hay gente capaz y buena, una minoría valiosa pero dispersa. Si es minoría y encima está dispersa, obviamente no puede esperarse nada de ella. Sólo frustración. Y el deber de los buenos no es sólo ser buenos sino también ganarle a los malos, para poder ayudar a los débiles y darle fuerza expansiva a la Verdad y al Bien.
Esa división no sólo es un error: es un gravísimo pecado contra el primer mandamiento de la ley de Dios que ordena amar a Dios sobre todas las cosas y también contra el cuarto, que manda honrar padre y madre.
Si amaramos a Dios sobre todas las cosas, lo amaríamos por encima de nuestras pequeñas vanidades y comodidades; si lo amaramos por encima de nosotros mismos nos pondríamos enteramente al servicio de Su causa en un momento en que es atacada de todas partes.
Las más obligadas a darse cuenta son, sin duda, las "clases cultas". Ellas tienen la posibilidad de medir la profundidad del abismo en que hemos caído y la altura del honor y del bienestar a que podríamos llegar. Ellas pueden evaluar los maravillosos recursos de nuestra Nación y la capacidad de nuestro pueblo para labrar su felicidad, si es que estuviera bien gobernado.
De esas clases cultas, especialmente capaces de entender el mensaje de la situación son los llamados "conservadores" o "de derecha" (palabras injertadas que definen mal a las personas de bien que rechazan instintivamente el desorden igualitario). Estos son los peores porque su omisión es la más culpable.
Los demás argentinos, más pobres y menos cultos, no pueden conocer "La botella al mar", por razones obvias.
Pasaron 4 años y medio y durante ese tiempo escribí 640 artículos editoriales y más de 1.000 notas mientras el país siguió derrumbándose y yendo de mal en peor, hasta llegar a Kirchner, que es el odio perverso escupido desde el fondo de la mediocridad.
No puede ser más evidente la necesidad de rescatar a la Patria, no puede ser más obvio que sin organización esa tarea ni siquiera puede empezarse; nadie puede negar que no existe organización sin dirigentes. Y, ¿habrá alguien honrado y en sus cabales que pretenda dirigir sin tener la superioridad necesaria?
Ignorando estas máximas elementales de cualquier actividad pública, los diversos grupos de "buenas ideas" y las muchas personas que coinciden con ellas, se mantienen aislados e insisten ciegamente en sus pequeños objetivos (que pueden ser moralmente grandes pero pequeños en comparación con el bien mayor de tener un buen gobierno que los asegura todos).
Hay gente capaz y buena, una minoría valiosa pero dispersa. Si es minoría y encima está dispersa, obviamente no puede esperarse nada de ella. Sólo frustración. Y el deber de los buenos no es sólo ser buenos sino también ganarle a los malos, para poder ayudar a los débiles y darle fuerza expansiva a la Verdad y al Bien.
Esa división no sólo es un error: es un gravísimo pecado contra el primer mandamiento de la ley de Dios que ordena amar a Dios sobre todas las cosas y también contra el cuarto, que manda honrar padre y madre.
Si amaramos a Dios sobre todas las cosas, lo amaríamos por encima de nuestras pequeñas vanidades y comodidades; si lo amaramos por encima de nosotros mismos nos pondríamos enteramente al servicio de Su causa en un momento en que es atacada de todas partes.
Re: Re: Re: COSME BECCAR VARELA se cansó de luchar contra los herejes:
Enviado por el día 22 de Diciembre de 2004 a las 19:39
No me refiero a las blasfemias del apóstata Ferrari y su banda, que es sólo un episodio. Quiero decir la existencia cotidiana y continua de un poder tiránico ejercido injustamente en violación de todas las leyes divinas y humanas, fuente de corrupción moral y causa próxima de la perdición de millones de almas que han sido rescatadas por la sangre preciosa del Cordero divino.
La obligación inmediata y única de un político patriota hoy por hoy es RESTAURAR LA JUSTICIA. Esta sola proposición resume todo el programa. No la "Justicia" en el sentido del "Poder Judicial" porque eso es lo de menos, sino la Justicia como regla suprema de las relaciones entre los seres humanos.
Para comprender la importancia de la Justicia hay que ver lo que ocurre cuando reina la injusticia. La injusticia se filtra por todas partes, penetra en todos los intersticios, en todos los poros sociales, todo lo malea, todo lo corrompe, todo lo deforma y produce desaliento, esteriliza los esfuerzos, cierra los horizontes, destruye la esperanza, hace débiles a los fuertes y desanima a los valientes.
La injusticia mayor es que gobiernen los corruptos, ineptos y malintencionados. La mera posesión del poder por esta recua de canallas es injusta y todo lo que hacen es injusto. Su presencia en el gobierno ofende a Dios horiblemente, porque Dios no es simplemente justo: es la Justicia misma. Quien hace justicia hace obra de religión; los injustos son enemigos de Dios.
Si la división de los "buenos" torna ineficaz la lucha contra ese poder tiránico, los que se mantienen divididos o no hacen todo lo posible para unir fuerzas, están diciendo con sus actos y omisiones que no les importa Dios ni la Patria ni les interesa defender Sus derechos. Les importa más la sagrada personita de Fulano de Tal que de ninguna manera acepta unirse a Menganito de Cual porque no quiere reconocer que Menganito de Cual debería ser el que dirija en esa unión.
Puede preguntarse por qué deben dirigir algunos y no simplemente "unirse" en humilde francachela igualitaria. Este es el punto más doloroso de la división y el que nadie quiere reconocer. Sin embargo, la doctrina católica enseña que el igualitarismo es inadmisible en la sociedad. Más aún lo será en una asociación de católicos o simplemente de buenas personas que se propongan un buen objetivo como lo es sin duda derrocar a la "dirigencia".
La obligación inmediata y única de un político patriota hoy por hoy es RESTAURAR LA JUSTICIA. Esta sola proposición resume todo el programa. No la "Justicia" en el sentido del "Poder Judicial" porque eso es lo de menos, sino la Justicia como regla suprema de las relaciones entre los seres humanos.
Para comprender la importancia de la Justicia hay que ver lo que ocurre cuando reina la injusticia. La injusticia se filtra por todas partes, penetra en todos los intersticios, en todos los poros sociales, todo lo malea, todo lo corrompe, todo lo deforma y produce desaliento, esteriliza los esfuerzos, cierra los horizontes, destruye la esperanza, hace débiles a los fuertes y desanima a los valientes.
La injusticia mayor es que gobiernen los corruptos, ineptos y malintencionados. La mera posesión del poder por esta recua de canallas es injusta y todo lo que hacen es injusto. Su presencia en el gobierno ofende a Dios horiblemente, porque Dios no es simplemente justo: es la Justicia misma. Quien hace justicia hace obra de religión; los injustos son enemigos de Dios.
Si la división de los "buenos" torna ineficaz la lucha contra ese poder tiránico, los que se mantienen divididos o no hacen todo lo posible para unir fuerzas, están diciendo con sus actos y omisiones que no les importa Dios ni la Patria ni les interesa defender Sus derechos. Les importa más la sagrada personita de Fulano de Tal que de ninguna manera acepta unirse a Menganito de Cual porque no quiere reconocer que Menganito de Cual debería ser el que dirija en esa unión.
Puede preguntarse por qué deben dirigir algunos y no simplemente "unirse" en humilde francachela igualitaria. Este es el punto más doloroso de la división y el que nadie quiere reconocer. Sin embargo, la doctrina católica enseña que el igualitarismo es inadmisible en la sociedad. Más aún lo será en una asociación de católicos o simplemente de buenas personas que se propongan un buen objetivo como lo es sin duda derrocar a la "dirigencia".
Re: Re: Re: Re: COSME BECCAR VARELA se cansó de luchar contra los herejes:
Enviado por el día 22 de Diciembre de 2004 a las 19:41
San Pio X así lo enseñó solemnemente en su "motu proprio" "Fin dalla prima nostra encíclica", ordenando que "nadie ose apartarse de (sus enseñanzas) en lo más mínimo". Dice el Papa en el punto I de ese documento:
"La sociedad humana, tal como ha sido constituida por Dios, está compuesta de elementos desiguales, como son desiguales los miembros del cuerpo humano; hacerlos a todos iguales es imposible y ello implicaría la destrucción de la propia sociedad"
Como puede verse, la pena del igualitarismo es el suicidio social. Una sociedad igualitaria es una sociedad muerta. Por lo tanto, la unión que debe existir entre los buenos para realizar la impostergable tarea del derrocamiento y reemplazo de la "dirigencia" corrupta e inepta, debe ser jerárquica y no puede ser nunca igualitaria.
¿Cómo se sabe quien debe dirigir? No es necesario saberlo con la certeza de una cuenta matemática, bastará tener una certeza moral razonable para lo cual hay que considerar:
a) Que la tarea a cumplir es política, luego hay que ver quien puede convocar al mayor número posible de las clases "cultas" y del pueblo argentino en general; quien conoce suficientemente la situación política como para orientar la acción; quien tiene una foja de servicios limpia de toda complicidad con la "dirigencia".
b) Que la guía en la acción debe ser la Justicia que ordena dar a cada uno lo suyo. Para saber que es lo suyo de cada uno, hay que tener muy claros los principios constitucionales y el sentido común aplicados con prudencia. Habrá que ver quien da garantías suficientes de cumplir con esta condición.
c) Que la acción política, y más la de gobierno, exigen conocimiento de la psicología humana, del Derecho, del funcionamiento del Estado y de la situación internacional, sin mitos ni fobias.
d) Que el esfuerzo de la acción política, y más la de gobierno, exige carácter, o sea, autoridad personal, buena índole (condición psicológica básica para ser justo) y laboriosidad, o sea, no perder tiempo ni ahorrar esfuerzos para socorrer al pueblo argentino que está sufriendo bajo la tiranía de la "dirigencia".
Considerando estas condiciones debe analizarse la actuación hasta hoy de cada uno de los posibles dirigentes de la unión patriótica.
No han de ser muchos los que satisfagan suficientemente esas necesidades. Los otros ni siquiera deberían dudar ante su deber de abstenerse de toda pretensión directiva y deberían apoyar a los otros "toto corde et anima volente".
Con los que las satisfagan, debería ser posible formar una Junta Directiva y sus miembros, si realmente reúnen las condiciones que digo más arriba, pueden y deben elegir a un Director que será la cabeza de la unión.
Es evidente que todo esto debería ser hecho con la mayor naturalidad, sin envidias, sin politiquerías, sin campañas personales.
"La sociedad humana, tal como ha sido constituida por Dios, está compuesta de elementos desiguales, como son desiguales los miembros del cuerpo humano; hacerlos a todos iguales es imposible y ello implicaría la destrucción de la propia sociedad"
Como puede verse, la pena del igualitarismo es el suicidio social. Una sociedad igualitaria es una sociedad muerta. Por lo tanto, la unión que debe existir entre los buenos para realizar la impostergable tarea del derrocamiento y reemplazo de la "dirigencia" corrupta e inepta, debe ser jerárquica y no puede ser nunca igualitaria.
¿Cómo se sabe quien debe dirigir? No es necesario saberlo con la certeza de una cuenta matemática, bastará tener una certeza moral razonable para lo cual hay que considerar:
a) Que la tarea a cumplir es política, luego hay que ver quien puede convocar al mayor número posible de las clases "cultas" y del pueblo argentino en general; quien conoce suficientemente la situación política como para orientar la acción; quien tiene una foja de servicios limpia de toda complicidad con la "dirigencia".
b) Que la guía en la acción debe ser la Justicia que ordena dar a cada uno lo suyo. Para saber que es lo suyo de cada uno, hay que tener muy claros los principios constitucionales y el sentido común aplicados con prudencia. Habrá que ver quien da garantías suficientes de cumplir con esta condición.
c) Que la acción política, y más la de gobierno, exigen conocimiento de la psicología humana, del Derecho, del funcionamiento del Estado y de la situación internacional, sin mitos ni fobias.
d) Que el esfuerzo de la acción política, y más la de gobierno, exige carácter, o sea, autoridad personal, buena índole (condición psicológica básica para ser justo) y laboriosidad, o sea, no perder tiempo ni ahorrar esfuerzos para socorrer al pueblo argentino que está sufriendo bajo la tiranía de la "dirigencia".
Considerando estas condiciones debe analizarse la actuación hasta hoy de cada uno de los posibles dirigentes de la unión patriótica.
No han de ser muchos los que satisfagan suficientemente esas necesidades. Los otros ni siquiera deberían dudar ante su deber de abstenerse de toda pretensión directiva y deberían apoyar a los otros "toto corde et anima volente".
Con los que las satisfagan, debería ser posible formar una Junta Directiva y sus miembros, si realmente reúnen las condiciones que digo más arriba, pueden y deben elegir a un Director que será la cabeza de la unión.
Es evidente que todo esto debería ser hecho con la mayor naturalidad, sin envidias, sin politiquerías, sin campañas personales.
Re: Re: Re: Re: Re: COSME BECCAR VARELA se cansó de luchar contra los herejes:
Enviado por el día 22 de Diciembre de 2004 a las 19:43
Si no es así, la unión no es posible y ni siquiera es útil. Gente que no es capaz de hacer esto, es mejor que no se una, que siga dividida porque así, por lo menos, no bastardean una unión que sólo debería ser hija del amor a Dios y a la Patria.
Ante la empecinada negación de todos a seguir ese camino y al cabo de cuatro años y medio me he dado cuenta que seguir publicando \"La botella al mar\" con la intención de convocar es tiempo perdido.
Desde este mirador he podido atisbar el grado de podredumbre degenerada en que han caído las \"clases cultas\" y junto con ellas y con todo entusiasmo, el pueblo simple en la Argentina.
Como decía un amigo mío, aquellas constituyen la vanguardia de la traición y este último la vanguardia del crimen y de la bajeza.
El pueblo argentino, casi masivamente, apostató de sus tradiciones y de sus antiguas virtudes no queda casi nada. Todo lo invade la roña y la bajeza. Hay 3.500.000 sobornados por los planes \"jefes de hogar\" y 15.000.000 de irresponsables (o más) que votan por estos miserables.
¿Cuanto tiempo se puede vivir sin gobierno, con una patota a cargo que sólo trata de imponer su perniciosa presencia en el poder por el mayor tiempo posible? ¿Cuanto tiempo podemos seguir analizando -como lo hago en \"La botella al mar\"- sin hacer nada para detener esta hemorragia de ignominia? ¿En qué momento el análisis se convierte en una danza al borde de la tumba cavada por nosotros mismos a órdenes del pelotón de fusilamiento que ya nos está apuntando? ¿No deberíamos rescatarnos de nuestra propia degradación como pueblo (empezando por sus clases cultas) que es la causa eficiente, formal y material de este sistema de poder aniquilante? ¿Cual es la forma mental de gente inteligente que se suicida para no pensar ni decidir nada?
Por mi parte, he decidido que ya no tiene sentido seguir analizando y convocando a los muertos o a los idiotas egoístas y cobardes (que a los efectos de la Patria es lo mismo) y por eso suspendí -por ahora- la publicación de \"La botella al mar\".
Para terminar quiero dejar sentado que no me eximo de esta feroz diatriba. No tengo duda de que mis defectos (to say the least) tienen una buena parte en el fracaso de esta convocatoria. Leo con avidez la historia de los héroes que condujeron a otros héroes y veo la enorme distancia que me separa de ellos. No me creo el único inocente en esta tierra de culpables. Lo único que puedo decir es que me avergüenzo mucho de ser así y que nada me haría más feliz que la manifestación del gran argentino que nos pueda dirigir en esta campaña para recuperar la Patria, el honor y la felicidad de todos. Lo seguiría con entusiasmo. Entretanto, huelgan ya las palabras.
Cosme Beccar Varela
Ante la empecinada negación de todos a seguir ese camino y al cabo de cuatro años y medio me he dado cuenta que seguir publicando \"La botella al mar\" con la intención de convocar es tiempo perdido.
Desde este mirador he podido atisbar el grado de podredumbre degenerada en que han caído las \"clases cultas\" y junto con ellas y con todo entusiasmo, el pueblo simple en la Argentina.
Como decía un amigo mío, aquellas constituyen la vanguardia de la traición y este último la vanguardia del crimen y de la bajeza.
El pueblo argentino, casi masivamente, apostató de sus tradiciones y de sus antiguas virtudes no queda casi nada. Todo lo invade la roña y la bajeza. Hay 3.500.000 sobornados por los planes \"jefes de hogar\" y 15.000.000 de irresponsables (o más) que votan por estos miserables.
¿Cuanto tiempo se puede vivir sin gobierno, con una patota a cargo que sólo trata de imponer su perniciosa presencia en el poder por el mayor tiempo posible? ¿Cuanto tiempo podemos seguir analizando -como lo hago en \"La botella al mar\"- sin hacer nada para detener esta hemorragia de ignominia? ¿En qué momento el análisis se convierte en una danza al borde de la tumba cavada por nosotros mismos a órdenes del pelotón de fusilamiento que ya nos está apuntando? ¿No deberíamos rescatarnos de nuestra propia degradación como pueblo (empezando por sus clases cultas) que es la causa eficiente, formal y material de este sistema de poder aniquilante? ¿Cual es la forma mental de gente inteligente que se suicida para no pensar ni decidir nada?
Por mi parte, he decidido que ya no tiene sentido seguir analizando y convocando a los muertos o a los idiotas egoístas y cobardes (que a los efectos de la Patria es lo mismo) y por eso suspendí -por ahora- la publicación de \"La botella al mar\".
Para terminar quiero dejar sentado que no me eximo de esta feroz diatriba. No tengo duda de que mis defectos (to say the least) tienen una buena parte en el fracaso de esta convocatoria. Leo con avidez la historia de los héroes que condujeron a otros héroes y veo la enorme distancia que me separa de ellos. No me creo el único inocente en esta tierra de culpables. Lo único que puedo decir es que me avergüenzo mucho de ser así y que nada me haría más feliz que la manifestación del gran argentino que nos pueda dirigir en esta campaña para recuperar la Patria, el honor y la felicidad de todos. Lo seguiría con entusiasmo. Entretanto, huelgan ya las palabras.
Cosme Beccar Varela
