Hispanoamérica

La carencia de formación política es evidente. En sus mensajes, elaborados al desgaire por algún estudiante universitario, podemos encontrar una retahíla de baldones, patrañas y frases anticapitalistas; nociones doctrinarias, nunca.
Siendo incultos sus receptores, para conquistarlos necesitan filatería, no racionalidad. Según ellos, los responsables de nuestra pobreza no son parte del "pueblo": éste únicamente tiene nobleza, bondad y sapiencia; la envidia, deslealtad e ignorancia no afectan a ningún miembro suyo. Sin duda, son los principales heraldos de la patriotería.
Cuando participan en una asamblea, la homogeneidad del discurso es patibularia. Todos, esperando granjearse nóveles prosélitos que posibiliten su anhelada candidatura, desgañítanse criticando el decreto supremo 21060, la capitalización, los Estados Unidos, las empresas transnacionales y a Gonzalo Sánchez de Lozada, por citar algunos casos. Además del número de guirnaldas –cuando las hay-, lo único que podría diferenciarlos es la vestidura. Queda claro que la impreparación reprime expresiones originales.
Les fascina romper documentos, quemar banderas e insultar al antagonista. Pese a lo repetitivo del espectáculo –yo lo juzgo así-, siguen creyendo que la contundencia de su perorata quedará reforzada con dichas prácticas. Confieso que ya estoy ahíto de ver al Che Guevara en sus señeras; utilizan la imagen del guerrillero hasta para demandar un mercado. Asimismo, es necesario que admitan los marasmos de Cuba, la derrota del bloque soviético y su inacabable descalabro en las elecciones generales.
Evo Morales Ayma, prepósito de la izquierda nacional, es un político desprovisto de razonamientos relevantes. Vástago del narcoproletariado, pronuncia las mismas arengas en todas sus intervenciones. Ni siquiera el grupo de fautores intelectuales que pertenece al MAS ha podido adecentar la lectura del congresante; como Darbón, el médico de Platero, “en vez de palabra, le sale un escape de aire”. Hay que decirlo sin ambages: el susodicho es famoso por su origen, catadura, color y socialismo rústico; olviden los análisis despejados o las impugnaciones categóricas.
Fuera del país, en América Latina, las alocuciones no varían mayormente. Chávez, golpista frustrado y presidente demagogo, comete el disparate de utilizar meditaciones bolivaristas para vigorizar una siniestra aspiración; sólo un iletrado podría fusionar ideas tan desemejantes, libertad e intolerancia.
Con el objetivo de iniciar un provechoso debate ideológico, espero que lean seriamente a Marx, Engels, Virno, Castoriadis o, aunque sea, estudien al fecundo Guillermo Lora. Dejen la bachillería para quienes ofrecen por televisión la salvación del ánima.