Teoría política
Estos foros están cerrados. Podéis debatir en Red Liberal.
Artículo de Albert Einstein: ¿por qué el socialismo?
Enviado por el día 5 de Junio de 2003 a las 23:17
¿Debe quién no es un experto en cuestiones económicas y sociales opinar sobre el socialismo? Por una serie de razones creo que si.
Permítasenos primero considerar la cuestión desde el punto de vista del conocimiento científico. Puede parecer que no hay diferencias metodológicas esenciales entre la astronomía y la economía: los científicos en ambos campos procuran descubrir leyes de aceptabilidad general para un grupo circunscrito de fenómenos para hacer la interconexión de estos fenómenos tan claramente comprensible como sea posible. Pero en realidad estas diferencias metodológicas existen. El descubrimiento de leyes generales en el campo de la economía es difícil por que la observación de fenómenos económicos es afectada a menudo por muchos factores que son difícilmente evaluables por separado. Además, la experiencia que se ha acumulado desde el principio del llamado período civilizado de la historia humana --como es bien sabido-- ha sido influida y limitada en gran parte por causas que no son de ninguna manera exclusivamente económicas en su origen. Por ejemplo, la mayoría de los grandes estados de la historia debieron su existencia a la conquista. Los pueblos conquistadores se establecieron, legal y económicamente, como la clase privilegiada del país conquistado. Se aseguraron para sí mismos el monopolio de la propiedad de la tierra y designaron un sacerdocio de entre sus propias filas. Los sacerdotes, con el control de la educación, hicieron de la división de la sociedad en clases una institución permanente y crearon un sistema de valores por el cual la gente estaba a partir de entonces, en gran medida de forma inconsciente, dirigida en su comportamiento social.
Pero la tradición histórica es, como se dice, de ayer; en ninguna parte hemos superado realmente lo que Thorstein Veblen llamó "la fase depredadora" del desarrollo humano. Los hechos económicos observables pertenecen a esa fase e incluso las leyes que podemos derivar de ellos no son aplicables a otras fases. Puesto que el verdadero propósito del socialismo es precisamente superar y avanzar más allá de la fase depredadora del desarrollo humano, la ciencia económica en su estado actual puede arrojar poca luz sobre la sociedad socialista del futuro.
En segundo lugar, el socialismo está guiado hacia un fin ético-social. La ciencia, sin embargo, no puede establecer fines e, incluso menos, inculcarlos en los seres humanos; la ciencia puede proveer los medios con los que lograr ciertos fines. Pero los fines por si mismos son concebidos por personas con altos ideales éticos y --si estos fines no son endebles, sino vitales y vigorosos-- son adoptados y llevados adelante por muchos seres humanos quienes, de forma semi-inconsciente, determinan la evolución lenta de la sociedad.
Por estas razones, no debemos sobrestimar la ciencia y los métodos científicos cuando se trata de problemas humanos; y no debemos asumir que los expertos son los únicos que tienen derecho a expresarse en las cuestiones que afectan a la organización de la sociedad. Muchas voces han afirmado desde hace tiempo que la sociedad humana está pasando por una crisis, que su estabilidad ha sido gravemente dañada. Es característico de tal situación que los individuos se sienten indiferentes o incluso hostiles hacia el grupo, pequeño o grande, al que pertenecen. Como ilustración, déjenme recordar aquí una experiencia personal. Discutí recientemente con un hombre inteligente y bien dispuesto la amenaza de otra guerra, que en mi opinión pondría en peligro seriamente la existencia de la humanidad, y subrayé que solamente una organización supranacional ofrecería protección frente a ese peligro. Frente a eso mi visitante, muy calmado y tranquilo, me dijo: "¿porqué se opone usted tan profundamente a la desaparición de la raza humana?"
Estoy seguro que hace tan sólo un siglo nadie habría hecho tan ligeramente una declaración de esta clase. Es la declaración de un hombre que se ha esforzado inútilmente en lograr un equilibrio interior y que tiene más o menos perdida la esperanza de conseguirlo. Es la expresión de la soledad dolorosa y del aislamiento que mucha gente está sufriendo en la actualidad. ¿Cuál es la causa? ¿Hay una salida?
Es fácil plantear estas preguntas, pero difícil contestarlas con seguridad. Debo intentarlo, sin embargo, lo mejor que pueda, aunque soy muy consciente del hecho de que nuestros sentimientos y esfuerzos son a menudo contradictorios y obscuros y que no pueden expresarse en fórmulas fáciles y simples.
El hombre es, a la vez, un ser solitario y un ser social. Como ser solitario, procura proteger su propia existencia y la de los que estén más cercanos a él, para satisfacer sus deseos personales, y para desarrollar sus capacidades naturales. Como ser social, intenta ganar el reconocimiento y el afecto de sus compañeros humanos, para compartir sus placeres, para confortarlos en sus dolores, y para mejorar sus condiciones de vida. Solamente la existencia de éstos diferentes, y frecuentemente contradictorios objetivos por el carácter especial del hombre, y su combinación específica determina el grado con el cual un individuo puede alcanzar un equilibrio interno y puede contribuir al bienestar de la sociedad. Es muy posible que la fuerza relativa de estas dos pulsiones esté, en lo fundamental, fijada hereditariamente. Pero la personalidad que finalmente emerge está determinada en gran parte por el ambiente en el cual un hombre se encuentra durante su desarrollo, por la estructura de la sociedad en la que crece, por la tradición de esa sociedad, y por su valoración de los tipos particulares de comportamiento. El concepto abstracto "sociedad" significa para el ser humano individual la suma total de sus relaciones directas e indirectas con sus contemporáneos y con todas las personas de generaciones anteriores. El individuo puede pensar, sentirse, esforzarse, y trabajar por si mismo; pero él depende tanto de la sociedad -en su existencia física, intelectual, y emocional- que es imposible concebirlo, o entenderlo, fuera del marco de la sociedad. Es la "sociedad" la que provee al hombre de alimento, hogar, herramientas de trabajo, lenguaje, formas de pensamiento, y la mayoría del contenido de su pensamiento; su vida es posible por el trabajo y las realizaciones de los muchos millones en el pasado y en el presente que se ocultan detrás de la pequeña palabra "sociedad".
Es evidente, por lo tanto, que la dependencia del individuo de la sociedad es un hecho que no puede ser suprimido -- exactamente como en el caso de las hormigas y de las abejas. Sin embargo, mientras que la vida de las hormigas y de las abejas está fijada con rigidez en el más pequeño detalle, los instintos hereditarios, el patrón social y las correlaciones de los seres humanos son muy susceptibles de cambio. La memoria, la capacidad de hacer combinaciones, el regalo de la comunicación oral ha hecho posible progresos entre los seres humanos que son dictados por necesidades biológicas. Tales progresos se manifiestan en tradiciones, instituciones, y organizaciones; en la literatura; en las realizaciones científicas e ingenieriles; en las obras de arte. Esto explica que, en cierto sentido, el hombre puede influir en su vida y que puede jugar un papel en este proceso el pensamiento consciente y los deseos.
El hombre adquiere en el nacimiento, de forma hereditaria, una constitución biológica que debemos considerar fija e inalterable, incluyendo los impulsos naturales que son característicos de la especie humana. Además, durante su vida, adquiere una constitución cultural que adopta de la sociedad con la comunicación y a través de muchas otras clases de influencia. Es esta constitución cultural la que, con el paso del tiempo, puede cambiar y la que determina en un grado muy importante la relación entre el individuo y la sociedad como la antropología moderna nos ha enseñado, con la investigación comparativa de las llamadas culturas primitivas, que el comportamiento social de seres humanos puede diferenciar grandemente, dependiendo de patrones culturales que prevalecen y de los tipos de organización que predominan en la sociedad. Es en esto en lo que los que se están esforzando en mejorar la suerte del hombre pueden basar sus esperanzas: los seres humanos no están condenados, por su constitución biológica, a aniquilarse o a estar a la merced de un destino cruel, infligido por ellos mismos.
Si nos preguntamos cómo la estructura de la sociedad y de la actitud cultural del hombre deben ser cambiadas para hacer la vida humana tan satisfactoria como sea posible, debemos ser constantemente conscientes del hecho de que hay ciertas condiciones que no podemos modificar. Como mencioné antes, la naturaleza biológica del hombre es, para todos los efectos prácticos, inmodificable. Además, los progresos tecnológicos y demográficos de los últimos siglos han creado condiciones que están aquí para quedarse. En poblaciones relativamente densas asentadas con bienes que son imprescindibles para su existencia continuada, una división del trabajo extrema y un aparato altamente productivo son absolutamente necesarios. Los tiempos -- que, mirando hacia atrás, parecen tan idílicos -- en los que individuos o grupos relativamente pequeños podían ser totalmente autosuficientes se han ido para siempre. Es sólo una leve exageración decir que la humanidad ahora constituye incluso una comunidad planetaria de producción y consumo.
Ahora he alcanzado el punto donde puedo indicar brevemente lo que para mí constituye la esencia de la crisis de nuestro tiempo. Se refiere a la relación del individuo con la sociedad. El individuo es más consciente que nunca de su dependencia de sociedad. Pero él no ve la dependencia como un hecho positivo, como un lazo orgánico, como una fuerza protectora, sino como algo que amenaza sus derechos naturales, o incluso su existencia económica. Por otra parte, su posición en la sociedad es tal que sus pulsiones egoístas se están acentuando constantemente, mientras que sus pulsiones sociales, que son por naturaleza más débiles, se deterioran progresivamente. Todos los seres humanos, cualquiera que sea su posición en la sociedad, están sufriendo este proceso de deterioro. Los presos a sabiendas de su propio egoísmo, se sienten inseguros, solos, y privados del disfrute ingenuo, simple, y sencillo de la vida. El hombre sólo puede encontrar sentido a su vida, corta y arriesgada como es, dedicándose a la sociedad.
La anarquía económica de la sociedad capitalista tal como existe hoy es, en mi opinión, la verdadera fuente del mal. Vemos ante nosotros a una comunidad enorme de productores que se están esforzando incesantemente privándose de los frutos de su trabajo colectivo -- no por la fuerza, sino en general en conformidad fiel con reglas legalmente establecidas. A este respecto, es importante señalar que los medios de producción --es decir, la capacidad productiva entera que es necesaria para producir bienes de consumo tanto como capital adicional-- puede legalmente ser, y en su mayor parte es, propiedad privada de particulares.
En aras de la simplicidad, en la discusión que sigue llamaré "trabajadores" a todos los que no compartan la propiedad de los medios de producción -- aunque esto no corresponda al uso habitual del término. Los propietarios de los medios de producción están en posición de comprar la fuerza de trabajo del trabajador. Usando los medios de producción, el trabajador produce nuevos bienes que se convierten en propiedad del capitalista. El punto esencial en este proceso es la relación entre lo que produce el trabajador y lo que le es pagado, ambos medidos en valor real. En cuanto que el contrato de trabajo es "libre", lo que el trabajador recibe está determinado no por el valor real de los bienes que produce, sino por sus necesidades mínimas y por la demanda de los capitalistas de fuerza de trabajo en relación con el número de trabajadores compitiendo por trabajar. Es importante entender que incluso en teoría el salario del trabajador no está determinado por el valor de su producto.
El capital privado tiende a concentrarse en pocas manos, en parte debido a la competencia entre los capitalistas, y en parte porque el desarrollo tecnológico y el aumento de la división del trabajo animan la formación de unidades de producción más grandes a expensas de las más pequeñas. El resultado de este proceso es una oligarquía del capital privado cuyo enorme poder no se puede controlar con eficacia incluso en una sociedad organizada políticamente de forma democrática. Esto es así porque los miembros de los cuerpos legislativos son seleccionados por los partidos políticos, financiados en gran parte o influidos de otra manera por los capitalistas privados quienes, para todos los propósitos prácticos, separan al electorado de la legislatura. La consecuencia es que los representantes del pueblo de hecho no protegen suficientemente los intereses de los grupos no privilegiados de la población. Por otra parte, bajo las condiciones existentes, los capitalistas privados inevitablemente controlan, directamente o indirectamente, las fuentes principales de información (prensa, radio, educación). Es así extremadamente difícil, y de hecho en la mayoría de los casos absolutamente imposible, para el ciudadano individual obtener conclusiones objetivas y hacer un uso inteligente de sus derechos políticos.
La situación que prevalece en una economía basada en la propiedad privada del capital está así caracterizada en lo principal: primero, los medios de la producción (capital) son poseídos de forma privada y los propietarios disponen de ellos como lo consideran oportuno; en segundo lugar, el contrato de trabajo es libre. Por supuesto, no existe una sociedad capitalista pura en este sentido. En particular, debe notarse que los trabajadores, a través de luchas políticas largas y amargas, han tenido éxito en asegurar una forma algo mejorada de "contrato de trabajo libre" para ciertas categorías de trabajadores. Pero tomada en su conjunto, la economía actual no se diferencia mucho de capitalismo "puro". La producción está orientada hacia el beneficio, no hacia el uso. No está garantizado que todos los que tienen capacidad y quieran trabajar puedan encontrar empleo; existe casi siempre un "ejército de parados". El trabajador está constantemente atemorizado con perder su trabajo. Desde que parados y trabajadores mal pagados no proporcionan un mercado rentable, la producción de los bienes de consumo está restringida, y la consecuencia es una gran privación. El progreso tecnológico produce con frecuencia más desempleo en vez de facilitar la carga del trabajo para todos. La motivación del beneficio, conjuntamente con la competencia entre capitalistas, es responsable de una inestabilidad en la acumulación y en la utilización del capital que conduce a depresiones cada vez más severas. La competencia ilimitada conduce a un desperdicio enorme de trabajo, y a ése amputar la conciencia social de los individuos que mencioné antes.
Considero esta mutilación de los individuos el peor mal del capitalismo. Nuestro sistema educativo entero sufre de este mal. Se inculca una actitud competitiva exagerada al estudiante, que es entrenado para adorar el éxito codicioso como preparación para su carrera futura.
Estoy convencido de que hay solamente un camino para eliminar estos graves males, el establecimiento de una economía socialista, acompañado por un sistema educativo orientado hacia metas sociales. En una economía así, los medios de producción son poseídos por la sociedad y utilizados de una forma planificada. Una economía planificada que ajuste la producción a las necesidades de la comunidad, distribuiría el trabajo a realizar entre todos los capacitados para trabajar y garantizaría un sustento a cada hombre, mujer, y niño. La educación del individuo, además de promover sus propias capacidades naturales, procuraría desarrollar en él un sentido de la responsabilidad para sus compañeros-hombres en lugar de la glorificación del poder y del éxito que se da en nuestra sociedad actual.
Sin embargo, es necesario recordar que una economía planificada no es todavía socialismo. Una economía planificada puede estar acompañada de la completa esclavitud del individuo. La realización del socialismo requiere solucionar algunos problemas sociopolíticos extremadamente difíciles: ¿cómo es posible, con una centralización de gran envergadura del poder político y económico, evitar que la burocracia llegue a ser todopoderosa y arrogante? ¿Cómo pueden estar protegidos los derechos del individuo y cómo asegurar un contrapeso democrático al poder de la burocracia?
Re: Artículo de Albert Einstein: ¿por qué el socialismo?
Enviado por el día 10 de Julio de 2003 a las 20:07
el socialismo apesta
Re: Re: Artículo de Albert Einstein: ¿por qué el socialismo?
Enviado por el día 14 de Noviembre de 2003 a las 18:25
No cabe la menor duda que tu comentario es demasiado bacio, es decir, no tiene valides ya que carece de fundamentos.
El socialismo es una alternativa -como señala einstein-para salir de esta mierda de relaciones sociales que implica el capitalismo.
Ojala no sigas escribiendo solo por escribir, ponte a estudiar para asi poder opinar.
El socialismo es una alternativa -como señala einstein-para salir de esta mierda de relaciones sociales que implica el capitalismo.
Ojala no sigas escribiendo solo por escribir, ponte a estudiar para asi poder opinar.
Re: Re: Re: Artículo de Albert Einstein: ¿por qué el socialismo?
Enviado por el día 14 de Noviembre de 2003 a las 21:30
Antonio...excelente ensayo.
Hablando de cientificos conviene analizar tambien
los trabajos del Dr. Jhon Nash acerca del equilibrio entre competidores. teoria que llevada
a la práctica inteligentemente <sin caer en el consumismo y la mercadotecnia subliminal>
bien pudiera acercar las cosas a un equilibrio
de desarrollos economicos entre naciones.
pasteo una nota.
SUPLEMENTO > DINERO > VERSIÓN PARA IMPRIMIR
“UNA MENTE MARAVILLOSA “, LA VIDA DEL ECONOMISTA JOHN NASHLocura y equilibrio del premio NobelLa teoría de los juegos influyó en el éxito y el fracaso de las subastas multimillonarias de telefonía móvil LA VANGUARDIA - 03.23 horas - 17/02/2002 APRussell Crowe interpreta a John Nash en la película “Una mente maravillosa”
Andy RobinsonEn la versión ofrecida por Hollywood, el cenit de la trayectoria intelectual del premio Nobel de Economía John Forbes Nash se alcanza en un bar de la ciudad universitaria de Princeton, año 1950 y algo. Nash está obsesionado hasta llegar al borde de la locura (más adelante, entrará de lleno) por crear una idea “verdaderamente original”. La inspiración le llega por fin como un rayo, cuando cuatro chicas lideradas por una rubia despampanante entran en el bar y lanzan miradas sugerentes hacia Nash y sus tres amigos. “La rubia es mía”, dice uno. “No, es mía”, contestan los otros. Nash, padre de la teoría de los juegos, vislumbra la solución en un salto lateral del pensamiento: “Olvidaos de la rubia espectacular –dice–. Que cada una coja una amiga”. Es el equilibrio de Nash. Una estrategia individual que optimiza la situación colectiva y viceversa. La solución de Nash, asegura Silvia Nasar, autora de la biografía en la que se basa el largometraje, era “mucho más sofisticada que la gran metáfora de Adam Smith de la mano invisible”. Fue una respuesta contundente, dice, a críticos “de la talla de Marx, Einstein, Bertrand Russell y Keynes”. Para ellos, las acciones “razonables desde el punto de vista del individuo podían producir el caos en la sociedad”. Para Nash, “un proceso descentralizado de toma de decisiones podía ser coherente”. Nash, esquizofrénico, acabaría en el manicomio, convencido de que los extraterrestres le comunicaban mensajes en clave. Pero su equilibrio acabaría por influir –entre otras cosas– en la elaboración de las políticas del mercado laboral y las subastas de bienes públicos. En 1994, ya recuperado milagrosamente de su enfermedad mental, fue galardonado con el premio Nobel de Economía. Hollywood no pudo dar con una historia más ajustada a su espíritu. Pero hay dos problemas con el análisis de la teoría de los juegos en “Una mente maravillosa”, que se estrenará en España esta semana. Primero, un detalle. La solución “olvidaos de la rubia” no constituye en realidad un equilibrio de Nash, asegura Mike Shor, experto en teoría de los juegos de la Universidad de Vanderbilten (EE.UU.). “En un equilibrio de Nash, ningún individuo tiene motivos para cambiar lo que hace. Pero cualquiera de los individuos en la película hubiera mejorado su situación al acercarse individualmente a la rubia.” Segundo, y mucho más significativo, –según afirma Paul Ormerod, matemático y autor de “Hacia una nueva economía”–, tanto el libro como la película son culpables de la hipérbole. “Decir que Nash es más importante que Adam Smith es una exageración enorme.” En realidad, como se comprueba paradójicamente en la escena del “ligue”, hay miles de situaciones en las que el equilibrio de Nash no puede aplicarse. Aunque haya comportamiento racional, lo normal es que haya múltiples equilibrios. Muchas veces –como en el famoso dilema del prisionero– la solución individual –basada, siguiendo a Nash, en cálculos lógicos sobre el comportamiento de otros– no es óptima para el grupo. Y si hay miles de excepciones en los modelos lógicos de facultad, el concepto de equilibrio se desvanece a menudo en el mundo real. Incluso en el concurso de televisión “El precio justo” –una aproximación como ninguna al modelo teórico– el economista español Rafael Tenorio descubrió que en muchos casos no se dio un equilibrio de Nash, debido a “sesgos en la toma de decisiones o problemas de aritmética” de los concursantes. Cosas de los seres humanos. Varios estudios demuestran que muchas decisiones tomadas por individuos o empresas carecen de toda coherencia lógica. Las subastas de las licencias de telefonía móvil de tercera generación celebradas en diversos países europeos hace dos años, por ejemplo. “¿Quién mejor para decidir cuánto vale una licencia que la propia empresa?”, decían los diseñadores de las subastas, muchos de ellos expertos en las teorías de juego y discípulos de Nash. No dudaron de la teoría incluso cuando –para el asombro y deleite de los gobiernos– las telecos desembolsaron cantidades astronómicas por el derecho a usar una tecnología aún sin estrenar. Ahora, tras el “crash” del 2000, las decisiones de los directivos, tomadas en plena burbuja bursátil, recuerdan más a Nash, el esquizofrénico que deambulaba por el campus de Princeton conversando consigo mismo, que al Nash premio Nobel. Hay otro problema con la película, añade Alvin Roth, economista de la Universidad de Harvard: “Da la sensación de que Nash produce su mejor obra cuando está enfermo. Que la locura es parte del genio. Pero no es así. La locura es un estorbo para el genio”.
como veras hay corrientes en contra de tal juego
de equilibrios que el Dr.Nash demostro matematicamente, pero que tratan de desacreditar
por los periodos de enfermedad que padecio durante
su vida. como es que despues de otorgarle el
nobel, sus colegas economistas tratan de atacarlo?
no sera que sirven y se sirven de los intereses de los mas poderosos en el orbe?
acaso no temeran que su teoria sea factor de estudio en las universidades del mundo y por lo
tanto de la busqueda de su aplicacion?
lo que algunos delos grandes genios cientificos han descubierto,dejaron grandes ganancias para algunas personas ó corporaciones de hecho muchos fueron inventos de Guerra. sabes que Nobel invento
la nitroglicerina e instituyo su fundación dolido
del uso dado a la misma.
al lado de esos descubrimientos la teoria de Nash
parece pacifica,lograble y redistributiva a largo
plazo de la riqueza.
queda para su analisis y comentarios.
Hablando de cientificos conviene analizar tambien
los trabajos del Dr. Jhon Nash acerca del equilibrio entre competidores. teoria que llevada
a la práctica inteligentemente <sin caer en el consumismo y la mercadotecnia subliminal>
bien pudiera acercar las cosas a un equilibrio
de desarrollos economicos entre naciones.
pasteo una nota.
SUPLEMENTO > DINERO > VERSIÓN PARA IMPRIMIR
“UNA MENTE MARAVILLOSA “, LA VIDA DEL ECONOMISTA JOHN NASHLocura y equilibrio del premio NobelLa teoría de los juegos influyó en el éxito y el fracaso de las subastas multimillonarias de telefonía móvil LA VANGUARDIA - 03.23 horas - 17/02/2002 APRussell Crowe interpreta a John Nash en la película “Una mente maravillosa”
Andy RobinsonEn la versión ofrecida por Hollywood, el cenit de la trayectoria intelectual del premio Nobel de Economía John Forbes Nash se alcanza en un bar de la ciudad universitaria de Princeton, año 1950 y algo. Nash está obsesionado hasta llegar al borde de la locura (más adelante, entrará de lleno) por crear una idea “verdaderamente original”. La inspiración le llega por fin como un rayo, cuando cuatro chicas lideradas por una rubia despampanante entran en el bar y lanzan miradas sugerentes hacia Nash y sus tres amigos. “La rubia es mía”, dice uno. “No, es mía”, contestan los otros. Nash, padre de la teoría de los juegos, vislumbra la solución en un salto lateral del pensamiento: “Olvidaos de la rubia espectacular –dice–. Que cada una coja una amiga”. Es el equilibrio de Nash. Una estrategia individual que optimiza la situación colectiva y viceversa. La solución de Nash, asegura Silvia Nasar, autora de la biografía en la que se basa el largometraje, era “mucho más sofisticada que la gran metáfora de Adam Smith de la mano invisible”. Fue una respuesta contundente, dice, a críticos “de la talla de Marx, Einstein, Bertrand Russell y Keynes”. Para ellos, las acciones “razonables desde el punto de vista del individuo podían producir el caos en la sociedad”. Para Nash, “un proceso descentralizado de toma de decisiones podía ser coherente”. Nash, esquizofrénico, acabaría en el manicomio, convencido de que los extraterrestres le comunicaban mensajes en clave. Pero su equilibrio acabaría por influir –entre otras cosas– en la elaboración de las políticas del mercado laboral y las subastas de bienes públicos. En 1994, ya recuperado milagrosamente de su enfermedad mental, fue galardonado con el premio Nobel de Economía. Hollywood no pudo dar con una historia más ajustada a su espíritu. Pero hay dos problemas con el análisis de la teoría de los juegos en “Una mente maravillosa”, que se estrenará en España esta semana. Primero, un detalle. La solución “olvidaos de la rubia” no constituye en realidad un equilibrio de Nash, asegura Mike Shor, experto en teoría de los juegos de la Universidad de Vanderbilten (EE.UU.). “En un equilibrio de Nash, ningún individuo tiene motivos para cambiar lo que hace. Pero cualquiera de los individuos en la película hubiera mejorado su situación al acercarse individualmente a la rubia.” Segundo, y mucho más significativo, –según afirma Paul Ormerod, matemático y autor de “Hacia una nueva economía”–, tanto el libro como la película son culpables de la hipérbole. “Decir que Nash es más importante que Adam Smith es una exageración enorme.” En realidad, como se comprueba paradójicamente en la escena del “ligue”, hay miles de situaciones en las que el equilibrio de Nash no puede aplicarse. Aunque haya comportamiento racional, lo normal es que haya múltiples equilibrios. Muchas veces –como en el famoso dilema del prisionero– la solución individual –basada, siguiendo a Nash, en cálculos lógicos sobre el comportamiento de otros– no es óptima para el grupo. Y si hay miles de excepciones en los modelos lógicos de facultad, el concepto de equilibrio se desvanece a menudo en el mundo real. Incluso en el concurso de televisión “El precio justo” –una aproximación como ninguna al modelo teórico– el economista español Rafael Tenorio descubrió que en muchos casos no se dio un equilibrio de Nash, debido a “sesgos en la toma de decisiones o problemas de aritmética” de los concursantes. Cosas de los seres humanos. Varios estudios demuestran que muchas decisiones tomadas por individuos o empresas carecen de toda coherencia lógica. Las subastas de las licencias de telefonía móvil de tercera generación celebradas en diversos países europeos hace dos años, por ejemplo. “¿Quién mejor para decidir cuánto vale una licencia que la propia empresa?”, decían los diseñadores de las subastas, muchos de ellos expertos en las teorías de juego y discípulos de Nash. No dudaron de la teoría incluso cuando –para el asombro y deleite de los gobiernos– las telecos desembolsaron cantidades astronómicas por el derecho a usar una tecnología aún sin estrenar. Ahora, tras el “crash” del 2000, las decisiones de los directivos, tomadas en plena burbuja bursátil, recuerdan más a Nash, el esquizofrénico que deambulaba por el campus de Princeton conversando consigo mismo, que al Nash premio Nobel. Hay otro problema con la película, añade Alvin Roth, economista de la Universidad de Harvard: “Da la sensación de que Nash produce su mejor obra cuando está enfermo. Que la locura es parte del genio. Pero no es así. La locura es un estorbo para el genio”.
como veras hay corrientes en contra de tal juego
de equilibrios que el Dr.Nash demostro matematicamente, pero que tratan de desacreditar
por los periodos de enfermedad que padecio durante
su vida. como es que despues de otorgarle el
nobel, sus colegas economistas tratan de atacarlo?
no sera que sirven y se sirven de los intereses de los mas poderosos en el orbe?
acaso no temeran que su teoria sea factor de estudio en las universidades del mundo y por lo
tanto de la busqueda de su aplicacion?
lo que algunos delos grandes genios cientificos han descubierto,dejaron grandes ganancias para algunas personas ó corporaciones de hecho muchos fueron inventos de Guerra. sabes que Nobel invento
la nitroglicerina e instituyo su fundación dolido
del uso dado a la misma.
al lado de esos descubrimientos la teoria de Nash
parece pacifica,lograble y redistributiva a largo
plazo de la riqueza.
queda para su analisis y comentarios.
Re: Re: Re: Re: Artículo de Albert Einstein: ¿por qué el socialismo?
Enviado por el día 15 de Noviembre de 2003 a las 15:42
Amigos mios,
Cuando Einstein habla de la "anarquia economica del capitalismo" el no esta pensando en substituirla con el orden impuesto a partir de un gobierno centralista,,
solo por si acaso se les paso por la cabeza la idea
saludos
Re: Re: Re: Re: Re: Artículo de Albert Einstein: ¿por qué el socialismo?
Enviado por el día 16 de Noviembre de 2003 a las 20:56
tienes razon, sola habla de que el poder economico
tiende a concentrarse en pocas manos.
lo cual implica que al otro lado de una probable
ecuación se concentra una gran pobreza.
esto dado que el principio basico del Capitalismo
es generar riqueza.
El detalle es como se distribuye tal riqueza.
Obviamente el comunismo y el socialismo < si
alguna vez se ha aplicado realmente> no son la
solución.
saludos.
tiende a concentrarse en pocas manos.
lo cual implica que al otro lado de una probable
ecuación se concentra una gran pobreza.
esto dado que el principio basico del Capitalismo
es generar riqueza.
El detalle es como se distribuye tal riqueza.
Obviamente el comunismo y el socialismo < si
alguna vez se ha aplicado realmente> no son la
solución.
saludos.
Re: Artículo de Albert Einstein: ¿por qué el socialismo?
Enviado por el día 1 de Diciembre de 2003 a las 09:40
El articulo de Albert Einstein es mas una pregunta que una respuesta. Si bien logra definir y desarrollar muchas partes de su versión de socialismo, deja en cuestionamiento muchas otras.
Todavia no existe un gobierno que haya podido incorporar la mayoria de estas ideas y probablemente no lo habrá en un futuro cercano.
Yo creo que el capitalismo no miente en una de sus funciones basicas, no todos somos iguales. Esto no es necesariamente malo.
Todavia no existe un gobierno que haya podido incorporar la mayoria de estas ideas y probablemente no lo habrá en un futuro cercano.
Yo creo que el capitalismo no miente en una de sus funciones basicas, no todos somos iguales. Esto no es necesariamente malo.
Re: Re: Artículo de Albert Einstein: ¿por qué el socialismo?
Enviado por el día 1 de Diciembre de 2003 a las 20:29
No todos somos iguales , de acuerdo . No es necesariamente malo , de acuerdo ¿Qué traslación social deben tener nuestras diferencias iniciales ?El tener cromosomas xx, por ejemplo , ¿debe tener la marginación en el sistema productivo como correlato social ?¿el perdedor en la batalla por la primacia económica debe mostrar el cuello al ganador o debe procurarse que la diferencia entre las prestaciones competitivas no derive en violaciones de un núcleo común llamado dignidad ?¿Por qué está obligado el "fracasado "social (en una lucha que no le iba bien a sus características ) a respetar la propiedad privada mientras que el ganador no debe tener límites en el uso y abuso del poder que le conviene, el económico ?.Y , sin dotación presupuestaria , es decir , sin estado , ¿cómo garantizar el cumplimiento de esos límites por los detentadores del poder económico en caso de ser afirmativa la respuesta anterior ?¿Cómo deben valorarse socialmente las diferencias de poder adquisitivo derivadas de situaciones de desventaja inicial manifiesta debida a las circunstancias personales ?¿Con un comprensivo "mala suerte" como parece susurrar la selva ?Es cierto que Albert deja en cuestión muchas cosas .Es cierto que ,aún cuando muchos gobiernos han incorporado algunas de éstas ideas y las menos han pasado al acervo común de lo indiscutible ,no ha existido gobierno que haya incorporado el grueso de éstas ideas .¿Y qué?La realidad de hoy suele ser una de las utopías del ayer .La decisión es cuál es el faro a seguir , ¿no?¿No puede ser que desde algunos sectores se minusvalore la versatilidad humana ?
Un abrazo Isleño.
Un abrazo Isleño.
Re: Artículo de Albert Einstein: Respuesta a petición de SG
Enviado por el día 10 de Diciembre de 2003 a las 19:51
En líneas generales, este supuesto artículo de Einstein (no es que desconfié de ti, Antonio, es que no he tenido oportunidad de consultar el texto original), este artículo de Einstein parece su respuesta a un ensayo que le hubiesen pedido en la escuela que se titulase: "Después de haber leído los textos de Marx y Engels, ¿qué entendió usted de todo eso?".
Desde el moemnto que Einstein se limita a repetir paso a paso y prejuicio a prejuicio las tesis marxistas ortodoxas, no hay mucho que decir. Ya en vida de Marx fueron refutadas las bases fundamentales del marxismo que Einstein repitió en su momento.
Desde el moemnto que Einstein se limita a repetir paso a paso y prejuicio a prejuicio las tesis marxistas ortodoxas, no hay mucho que decir. Ya en vida de Marx fueron refutadas las bases fundamentales del marxismo que Einstein repitió en su momento.
Re: Re: Artículo de Albert Einstein: Respuesta a petición de SG
Enviado por el día 10 de Diciembre de 2003 a las 21:54
Pero las tesis de los marginalistas austriacos fueron puestas muy en cuestión por Piero Sraffa según tengo entendido.
De todas maneras aquí hay, a mi juicio, una persona extremadamente inteligente como Einstein reconociendo las deficiencias de una determinada situación socioeconómica. Puede que la solución no sea el socialismo, y la evidencia empírica de los paises del este parece confirmarlo, pero los problemas siguen estando ahí. No creo que sea sólo por la hábil propaganda izquierdista (lo cual por cierto entraría en contradicción flagrante con la teoría del consumidor autónomo y racional) por lo que las tesis libertarias sean tan extremadamente impopulares.
De todas maneras aquí hay, a mi juicio, una persona extremadamente inteligente como Einstein reconociendo las deficiencias de una determinada situación socioeconómica. Puede que la solución no sea el socialismo, y la evidencia empírica de los paises del este parece confirmarlo, pero los problemas siguen estando ahí. No creo que sea sólo por la hábil propaganda izquierdista (lo cual por cierto entraría en contradicción flagrante con la teoría del consumidor autónomo y racional) por lo que las tesis libertarias sean tan extremadamente impopulares.
Re: Re: Re: Artículo de Albert Einstein: Respuesta a petición de SG
Enviado por el día 16 de Diciembre de 2003 a las 03:57
Yo lei ese artículo hace muchos años, y quiero recordar como comienza:
" ¿Debe quién no es un experto en cuestiones económicas y sociales opinar sobre el socialismo?" Pues toma la opiion de Eintein si queres, pero el mismo te advierte entre lineas que tomes recaudos.
" ¿Debe quién no es un experto en cuestiones económicas y sociales opinar sobre el socialismo?" Pues toma la opiion de Eintein si queres, pero el mismo te advierte entre lineas que tomes recaudos.