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El neoliberalismo,una ideología economicista condenada al fracaso
Enviado por el día 3 de Mayo de 2004 a las 16:55
El neoliberalismo,que bajo la etiqueta de una pretendida neutralidad "economicista" esconde en realidad un proyecto político y una ideología (por mucho que pretenda asegurar que las demás ideologías "han muerto"),es un proyecto ideológico que está destinado a fracasar como en su día lo hizo el marxismo-leninismo.
El neoliberalismo parte de una "utopía",la de un mundo convertido en un gigantesco mercado libre de los controles públicos y de las perversas regulaciones,y en el que todo es susceptible de ser mercantilizado,que es intrínsecamente inestable,causa estragos y rechazo social y hace aguas por doquier donde son aplicadas sus extremistas recetas.
En el fondo,su paradigma no deja de ser el de una "utopía" de signo mesianista (como en su tiempo lo fue tambien el marxismo-leninismo) que nos promete que la felicidad y la prosperidad llegará a todas partes de la mano de un mercado liberado de los perversos controles y regulaciones.
Que la instauración de esta "utopía" esté acarreando desigualdades no vistas y destrucción social,miseria y precariedad para muchos y beneficios obscenos para unos pocos,no tiene ninguna importancia.En el mejor de los casos se nos promete que la "mano invisible" del todopoderoso libre mercado ya hará el milagro de última hora que lo va a solucionar todo,o simplemente,se aceptan estos estragos como "males menores" a pagar en provecho de la "utopía",como en su momento ya pasó con los estragos causados por las colectivizaciones estalinistas (de nuevo más paralelismos con el viejo dogmatismo marxista-leninista).
Así,bajo la camisa de fuerza impuesta por el FMI y otros,se obliga a Estados y pueblos a someterse a dolorosas recetas y "terapias de choque" (siempre de inspiración netamente neoliberal) cuyo fracaso social ha quedado ya sobradamente demostrado desde la Rusia poscomunista a la Argentina de Menem ("mejor discípulo del FMI").
No es de extrañar pues que,en vista del fracaso y cansancio general que inspiran por doquier las tan cacareadas recetas ultraliberales,la pretendida "fin de la historia" y su globalización ultraliberal acabe tarde o temprano por correr la misma suerte que en su día tuvo su antagonista y pretendidamente indestructible bloque estalinista,que se derrumbó de la noche a la mañana como un castillo de naipes.
Es de desear,para beneficio del conjunto de la humanidad,que este momento no tarde demasiado tarde en llegar.
El neoliberalismo parte de una "utopía",la de un mundo convertido en un gigantesco mercado libre de los controles públicos y de las perversas regulaciones,y en el que todo es susceptible de ser mercantilizado,que es intrínsecamente inestable,causa estragos y rechazo social y hace aguas por doquier donde son aplicadas sus extremistas recetas.
En el fondo,su paradigma no deja de ser el de una "utopía" de signo mesianista (como en su tiempo lo fue tambien el marxismo-leninismo) que nos promete que la felicidad y la prosperidad llegará a todas partes de la mano de un mercado liberado de los perversos controles y regulaciones.
Que la instauración de esta "utopía" esté acarreando desigualdades no vistas y destrucción social,miseria y precariedad para muchos y beneficios obscenos para unos pocos,no tiene ninguna importancia.En el mejor de los casos se nos promete que la "mano invisible" del todopoderoso libre mercado ya hará el milagro de última hora que lo va a solucionar todo,o simplemente,se aceptan estos estragos como "males menores" a pagar en provecho de la "utopía",como en su momento ya pasó con los estragos causados por las colectivizaciones estalinistas (de nuevo más paralelismos con el viejo dogmatismo marxista-leninista).
Así,bajo la camisa de fuerza impuesta por el FMI y otros,se obliga a Estados y pueblos a someterse a dolorosas recetas y "terapias de choque" (siempre de inspiración netamente neoliberal) cuyo fracaso social ha quedado ya sobradamente demostrado desde la Rusia poscomunista a la Argentina de Menem ("mejor discípulo del FMI").
No es de extrañar pues que,en vista del fracaso y cansancio general que inspiran por doquier las tan cacareadas recetas ultraliberales,la pretendida "fin de la historia" y su globalización ultraliberal acabe tarde o temprano por correr la misma suerte que en su día tuvo su antagonista y pretendidamente indestructible bloque estalinista,que se derrumbó de la noche a la mañana como un castillo de naipes.
Es de desear,para beneficio del conjunto de la humanidad,que este momento no tarde demasiado tarde en llegar.