Teoría política
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En memoria de los Rosemberg
Enviado por el día 26 de Junio de 2003 a las 22:41
En memoria de los Rosenberg, asesinados por el gobierno estadounidense hace 50 años
Hace cincuenta años fueron ejecutados en Estados Unidos Ethel y Julius Rosenberg. Fue el 19 de junio de 1953 y murieron en la silla eléctrica. Su muerte constituyó un auténtico crimen de Estado.
El matrimonio Rosenberg fue detenido en el verano de 1950, acusados de haber hecho llegar a la Unión Soviética secretos atómicos. Su juicio comenzó el 6 de marzo de 1951 y más que un proceso se trató de la escenificación de una auténtica farsa. Utilizando pruebas falsas fabricadas por el FBI, los Rosenberg fueron condenados a muerte. La sentencia fue sucesivamente aplazada, mientras la opinión pública mundial se movilizaba para salvar la vida de dos personas inocentes. Manifestaciones multitudinarias recorrieron las principales ciudades del mundo y el gobierno estadounidense recibió numerosísimas peticiones para que se les conmutara la sentencia, pero el presidente Eisenhower se negó a escuchar las voces de protesta y, finalmente, en junio de 1953, fueron electrocutados. Julius tenía 35 años y su esposa, Ethel, 37.
Ambos eran inocentes y el gobierno de Estados Unidos lo sabía. ¿Por qué fueron entonces condenados a muerte? Su pecado era identificarse con la causa del comunismo. El caso Rosenberg se inscribe en un contexto histórico muy preciso: la denominada Guerra Fría.
Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, los enemigos de Estados Unidos y de la burguesía mundial volvían a ser los comunistas y la URSS. La alianza entre la potencia estadounidense y la Unión Soviética fue coyuntural. Derrotado Hitler, Estados Unidos se marcó una estrategia -la denominada doctrina Truman- consistente en cercar a la URSS y frenar la expansión del comunismo.
En 1949 la Unión Soviética consiguió la bomba atómica, rompiendo de esta forma el monopolio nuclear estadounidense, y el mismo año los comunistas tomaron el poder en China.
El avance de los comunistas a escala mundial, respaldados por el prestigio conseguido en la lucha contra el fascismo, y la creciente potencia de la Unión Soviética amenazaban el orden capitalista. Estados Unidos se erigió en ese momento en el gendarme mundial del capitalismo tambaleante, ayudando militar y económicamente a los gobiernos anticomunistas de los cinco continentes. Los fascistas volvieron a ser útiles, sin importar los crímenes cometidos durante la guerra. Esta es la razón por la que tantos nazis recibieron un trato benigno por parte de los estadounidenses; y la razón por la que un criminal como Franco se convirtió en un aliado inestimable para USA.
La política exterior agresiva de Estados Unidos y su apoyo a dictaduras crueles necesitaba contar con el respaldo de la opinión pública. Para lograrlo, se lanzó una feroz campaña anticomunista que hizo creer a muchos norteamericanos en el peligro de un ataque nuclear soviético y convencerles de que los comunistas eran una pandilla de granujas y asesinos capaces de traicionar a su país. Fueron los años de la "caza de brujas", cuando el senador McCarthy consiguió que numerosos intelectuales y artistas de Hollywood fueran condenados por "actividades antinorteamericanas" y perdieran su trabajo.
Para fomentar la histeria anticomunista y justificar la violación de los derechos civiles de los ciudadanos, la administración estadounidense necesitaba un caso sensacional que convenciera a la población de la necesidad de tomar medidas represivas contra todos los que criticasen la política gubernamental. Nada mejor que culpar a los comunistas de espionaje nuclear. El matrimonio Rosenberg fue víctima, pues, de una estrategia gubernamental diseñada por el FBI y el Pent´gono. Al asociar a los comunistas con la traición, el gobierno tenía las manos libres para su política represiva en el interior y, además, disfrazaba su intervencionismo en la guerra de Corea(1950-1953) y los crecientes gastos militares con la amenaza del expansionismo de la URSS.
Julius y Ethel Rosenberg eran inocentes. Su delito era ser comunistas y haberse solidarizado con la República española durante la guerra civil de 1936-1939. Para las autoridades estadounidenses eso les convertía en culpables, y no dudaron en fabricar un proceso judicial amañado y repleto de mentiras. Cuando el caso alcanzó una repercusión mundial, el gobierno norteamericano ofreció el perdón a los condenados a cambio de una confesión de culpabilidad. Pero los Rosenberg se mantuvieron firmes y no aceptaron la indignidad que se les proponía.
Al pagar con su vida la fidelidad a unas ideas nos han legado un ejemplo de entereza moral que no debemos olvidar.