Teoría política
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Liberalismo y neoliberalismo. La teórica de la comadreja.
Enviado por el día 30 de Septiembre de 2004 a las 22:40
Liberalismo y neoliberalismo. La teórica de la comadreja.
http://www.elcato.org/ghersi_mitoneoliberalismo.ht...
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Re: Liberalismo y neoliberalismo. La teórica de la comadreja.
Enviado por el día 30 de Septiembre de 2004 a las 23:27
El “Neoliberalismo” como Liberalismo Después de la Teoría del Valor
Hemos visto ya como von Mises utilizó el término en este sentido, aunque también en otro perfectamente antagónico. En este caso podría argumentarse sin mayores dificultades que el concepto así utilizado corresponde con un hecho real de la mayor importancia histórica y científica, pues el liberalismo experimenta a partir del subjetivismo una transformación bastante importante que cristaliza en la llamada revolución marginalista.
En ese sentido, el “neoliberalismo” sería una etapa en el desarrollo del liberalismo como doctrina, carente de todo sentido peyorativo y antes bien tratando de destacar alguna contribuciones importantes en el mundo de las ideas.
Aunque como todo neologismo, su uso es discrecional y hasta caprichoso al criterio de los autores, diera la impresión de que éste es el sentido en que predominantemente se entiende el término en los círculos académicos y universitarios.
Hemos visto ya como von Mises utilizó el término en este sentido, aunque también en otro perfectamente antagónico. En este caso podría argumentarse sin mayores dificultades que el concepto así utilizado corresponde con un hecho real de la mayor importancia histórica y científica, pues el liberalismo experimenta a partir del subjetivismo una transformación bastante importante que cristaliza en la llamada revolución marginalista.
En ese sentido, el “neoliberalismo” sería una etapa en el desarrollo del liberalismo como doctrina, carente de todo sentido peyorativo y antes bien tratando de destacar alguna contribuciones importantes en el mundo de las ideas.
Aunque como todo neologismo, su uso es discrecional y hasta caprichoso al criterio de los autores, diera la impresión de que éste es el sentido en que predominantemente se entiende el término en los círculos académicos y universitarios.
Re: Re: Liberalismo y neoliberalismo. La teórica de la comadreja.
Enviado por el día 30 de Septiembre de 2004 a las 23:30
El “Neoliberalismo” como Pseudo Liberalismo
El propio von Mises introduce otra acepción del término, como hemos visto en la sección precedente. En este caso ya no se trata de una etapa en el desarrollo del concepto liberalismo, sino de una perversión del mismo.
Al menos en el 22, von Mises pensaba que existía un liberalismo nuevo a partir de las contribuciones de sus maestros austríacos a la teoría económica, pero en el 27 ya parece totalmente preocupado porque el nuevo liberalismo fuese en realidad un Caballo de Troya socialista.
A partir de entonces ésa parece haber sido la acepción predominante en el pensamiento misiano, pues en Economic Freedom in the Present-Day World –un texto de 1957- dice que:
“The german ordo-liberalism is different only in details from sozialpolitik of Schmoller and Wagner school. After the episodes of Weimar radicalism and Nazisocialism, it is a return in principle to the wohlfahrtstaat of Bismarck and Posadovsky” 10 .
Luego, habida cuenta de las fechas transcurridas entre la utilización del concepto “neoliberal” para denotar una suerte de fase superior en el desarrollo del liberalismo y la utilización ulterior del mismo para denunciar a los infiltrados en el liberalismo, la literatura misiana parece haber sufrido una evolución en el tiempo significativa. No obstante ello, la no utilización explícita del término y sus referencias asistemáticas a los conceptos opuestos de viejo-nuevo no permitieron una influencia decidida en el tiempo de las ideas de Mises sobre el particular.
Resta, sin embargo, una consideración adicional. Si Mises parece haber optado finalmente por denunciar las desviaciones conceptuales de los nuevos liberales, ¿cómo así ha sido posible que el término “neoliberal” haya terminado siendo utilizado para asimilar a los que no lo son con quienes lo son y de esta forma incurrir en una desgraciada confusión?. ¿De qué forma se produjo esta perversión del lenguaje?.
Tales preguntas en realidad deberían llevarnos a una más general. Los liberales parecemos no tener suerte con nuestros términos. Con alguna frecuencia, para los tiempos históricos, nos los roban. Ya pasó inclusive con la palabra liberalismo que en muchos lugares significa exactamente lo contrario de lo que es. ¿Cómo no habría de pasarnos con el “neoliberalismo”, mediante el cual se nos quiere desacreditar atribuyéndosenos ideas que no profesamos, políticas que no recomendamos y gobiernos a los que no pertenecemos?.
El propio von Mises introduce otra acepción del término, como hemos visto en la sección precedente. En este caso ya no se trata de una etapa en el desarrollo del concepto liberalismo, sino de una perversión del mismo.
Al menos en el 22, von Mises pensaba que existía un liberalismo nuevo a partir de las contribuciones de sus maestros austríacos a la teoría económica, pero en el 27 ya parece totalmente preocupado porque el nuevo liberalismo fuese en realidad un Caballo de Troya socialista.
A partir de entonces ésa parece haber sido la acepción predominante en el pensamiento misiano, pues en Economic Freedom in the Present-Day World –un texto de 1957- dice que:
“The german ordo-liberalism is different only in details from sozialpolitik of Schmoller and Wagner school. After the episodes of Weimar radicalism and Nazisocialism, it is a return in principle to the wohlfahrtstaat of Bismarck and Posadovsky” 10 .
Luego, habida cuenta de las fechas transcurridas entre la utilización del concepto “neoliberal” para denotar una suerte de fase superior en el desarrollo del liberalismo y la utilización ulterior del mismo para denunciar a los infiltrados en el liberalismo, la literatura misiana parece haber sufrido una evolución en el tiempo significativa. No obstante ello, la no utilización explícita del término y sus referencias asistemáticas a los conceptos opuestos de viejo-nuevo no permitieron una influencia decidida en el tiempo de las ideas de Mises sobre el particular.
Resta, sin embargo, una consideración adicional. Si Mises parece haber optado finalmente por denunciar las desviaciones conceptuales de los nuevos liberales, ¿cómo así ha sido posible que el término “neoliberal” haya terminado siendo utilizado para asimilar a los que no lo son con quienes lo son y de esta forma incurrir en una desgraciada confusión?. ¿De qué forma se produjo esta perversión del lenguaje?.
Tales preguntas en realidad deberían llevarnos a una más general. Los liberales parecemos no tener suerte con nuestros términos. Con alguna frecuencia, para los tiempos históricos, nos los roban. Ya pasó inclusive con la palabra liberalismo que en muchos lugares significa exactamente lo contrario de lo que es. ¿Cómo no habría de pasarnos con el “neoliberalismo”, mediante el cual se nos quiere desacreditar atribuyéndosenos ideas que no profesamos, políticas que no recomendamos y gobiernos a los que no pertenecemos?.
Re: Re: Re: Liberalismo y neoliberalismo. La teórica de la comadreja.
Enviado por el día 30 de Septiembre de 2004 a las 23:31
El “Neoliberalismo” como una Nueva Escuela Liberal ( economia social de mercado)
Aunque podría asimilarse perfectamente con la acepción que define al liberalismo como aquello posterior a la teoría subjetiva del valor, y aun con la idea de un liberalismo despojado de tendencias anticlericales que veremos a continuación, ésta es mi opinión una acepción autónoma.
La encuentro más bien ligada con la llamada economía social de mercado que, como vimos habría contribuido a la formación del término y, a no dudarlo, tuvo gran responsabilidad por su amplia difusión.
Está claro que quienes se inscriben en esa tendencia quieren ser distinguidos de otras corrientes liberales. No vamos a disputar en esta oportunidad si eran o no liberales ellos mismos. Al parecer, ellos creían que lo eran. Pueden existir diferentes razones para enfatizar esa distinción. Habrá quienes piensen en la necesidad de cambiar el término como una estrategia de mercadeo político a efectos de tener una mejor inserción en una sociedad que, como la alemana de posguerra, carecía de una idea clara de lo que era el liberalismo y venía del fracaso consecutivo de Weimar y del Nazismo. Pero también habrán quienes sinceramente piensen que la economía social de mercado es una cosa completamente distinta del liberalismo clásico y que, por ende, la separación resulta imperativa.
De hecho, no sólo entre los partidarios de esta escuela cabía esta diferencia. En algún momento, el propio Mises trató también de enfatizarla, además con el particular enojo que lo caracteriza y la facilidad por el escarnio que le da brillo a su pluma.
La médula de la cuestión sin embargo está en que para quienes profesan la economía social de mercado los “neoliberales” son los otros; no ellos. Esa idea de exclusión les ha servido claramente para mantener la cohesión en torno a sus doctrinas y planes políticos. Si los “neoliberales” son los otros liberales, existe una gran comodidad semántica para organizar un discurso político porque en base a la sugerencia de exclusión, de ellos-nosotros, puede también sugerirse implícitamente que nosotros somos los correctos y ellos no o que nosotros somos los buenos y ellos no.
Entonces, mientras Mises entendió a los nuevos liberales como los posteriores al subjetivismo o como los pseudo liberales, la economía social de mercado ha definido a los “neoliberales” como aquellos que les son distintos. No es una acepción positiva, sino negativa del término.
Puede haber, pues, en esta definición negativa una fuente para la utilización contemporánea de la palabra en sentido peyorativo.
Aunque podría asimilarse perfectamente con la acepción que define al liberalismo como aquello posterior a la teoría subjetiva del valor, y aun con la idea de un liberalismo despojado de tendencias anticlericales que veremos a continuación, ésta es mi opinión una acepción autónoma.
La encuentro más bien ligada con la llamada economía social de mercado que, como vimos habría contribuido a la formación del término y, a no dudarlo, tuvo gran responsabilidad por su amplia difusión.
Está claro que quienes se inscriben en esa tendencia quieren ser distinguidos de otras corrientes liberales. No vamos a disputar en esta oportunidad si eran o no liberales ellos mismos. Al parecer, ellos creían que lo eran. Pueden existir diferentes razones para enfatizar esa distinción. Habrá quienes piensen en la necesidad de cambiar el término como una estrategia de mercadeo político a efectos de tener una mejor inserción en una sociedad que, como la alemana de posguerra, carecía de una idea clara de lo que era el liberalismo y venía del fracaso consecutivo de Weimar y del Nazismo. Pero también habrán quienes sinceramente piensen que la economía social de mercado es una cosa completamente distinta del liberalismo clásico y que, por ende, la separación resulta imperativa.
De hecho, no sólo entre los partidarios de esta escuela cabía esta diferencia. En algún momento, el propio Mises trató también de enfatizarla, además con el particular enojo que lo caracteriza y la facilidad por el escarnio que le da brillo a su pluma.
La médula de la cuestión sin embargo está en que para quienes profesan la economía social de mercado los “neoliberales” son los otros; no ellos. Esa idea de exclusión les ha servido claramente para mantener la cohesión en torno a sus doctrinas y planes políticos. Si los “neoliberales” son los otros liberales, existe una gran comodidad semántica para organizar un discurso político porque en base a la sugerencia de exclusión, de ellos-nosotros, puede también sugerirse implícitamente que nosotros somos los correctos y ellos no o que nosotros somos los buenos y ellos no.
Entonces, mientras Mises entendió a los nuevos liberales como los posteriores al subjetivismo o como los pseudo liberales, la economía social de mercado ha definido a los “neoliberales” como aquellos que les son distintos. No es una acepción positiva, sino negativa del término.
Puede haber, pues, en esta definición negativa una fuente para la utilización contemporánea de la palabra en sentido peyorativo.