14 de Agosto de 2005
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Seguridad en los aeropuertos
Decía el catalán que era poco razonable, y que así lo había reconocido el guardia de turno, que un eurodiputado de camino a Bruselas atacara a alguien con unas tijerillas. Aleix comentaba la irracionalidad de tales políticas pero también su intrusismo. Sin embargo, concluía el artículo respaldándolas.
Como el general americano Joe Foss que tuvo problemas en el aeropuerto de Phoenix para que le dejaran embarcar con su Medalla del Congreso al Honor. El pobre hombre, además, se quedó desmoralizado al ver que la pandilla de seguridad no era capaz siquiera de reconocer la medalla, la más elevada que se concede en los EE.UU.
Se ha llegado a someter a los pilotos a los mismos cacheos que a los pasajeros, lo que ha llevado a Walter Williams a preguntarse “si un piloto tiene intención de estrellar un avión contra un edificio, ¿acaso necesita llevar consigo abordo algo para hacerlo?”
En otra ocasión el FBI y la TSA estuvieron interrogando durante un buen rato a una pareja con un crío de cinco años porque el chaval tenía el mismo nombre y apellido que el de un peligroso terrorista que estaban buscando.
Es más, algunos de los pasajeros a los que les quitaron las dichosas tijeritas u otros objetos similarmente peligrosos, no quedaron muy contentos al enterarse de que el Estado los estaba revendiendo en eBay. ¿Y cómo evitarán los anarcocapitalistas que las avariciosas empresas privadas revendan al mejor postor lo requisado? Jo, jo, jo...
Hay quien ha observado que en más de un aeropuerto es posible adquirir en las tiendas, después de pasar el control de seguridad pero antes de embarcar, botellas de alcohol. Es sabido que una botella de vidrio puede provocar cortes bastante más serios que el de las tijeritas de papel que se requisan a diario. Por no hablar de lo que se puede hacer con un litro de vodka y un mecherito.
Lo curioso del caso es que se cuenta que en los ataques de Nueva York es probable que los terroristas no introdujesen ninguno de los objetos que ahora se requisan rutinariamente. Por un motivo muy curioso y es que el personal de las aerolíneas, se dice, suele guardar debajo de algún asiento de cada avión una caja con herramientas básicas como navajas, destornilladores y demás. Enterarse de donde está la caja en cuestión no parece tan difícil.
Y después de tanto festival, la TSA parece estar considerando levantar la prohibición de llevar navajas y cuchillos abordo.
Comentarios
¿Cuantos millones y millones de viajeros han pasado controles de seguridad por aeropuertos sin que les hayan ocurrido cosas tan chuscas como las que se han consignado? Pero claro, no es cosa de reseñarlos. Porque son innúmeros o innumerables, y porque no ayudan a la tesis que se sostiene. ¡Qué se le va a hacer! Un poco de pena me da porque a mí, que uso bastante el avión (aclaro que en líneas nacionales Canarias-Península), jamás me ha ocurrido nada de ello y podría haber aparecido. Sirva este comentario al menos para que conste.
¡Antes de que se deje de hacer tortillas para evitar romper huevos!
Y no me parece que romper huevos de esta manera ayude a nada.
La cuestión es que ellos mismos están viendo que no sale a cuenta el requisar tijeritas de papel ni pedirle a todo quisqui que se descalze.
Mi intención no es ridiculizar sino poner de manifiesto que los propios responsables se dan cuenta de que o cambian de sistema (rompiendo menos huevos) o la cosa no marcha. Ese es el meollo y no es pura anécdota. Otra cosa es que haya a quien le gusta romper los huevos.
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