28 de Junio de 2004

Cuenta El País en su edición de hoy que el gobierno zetapense está discurriendo la posibilidad de incentivar a las empresas en las que el órgano directivo muestre una paridad de género entre sus miembros (la palabra sexo ha sido desterrada en este ámbito, no así en otros donde la palabra, incluso el hábito, es recibida con alegría) Además el ejecutivo está pensando, según declara la secretaria general de Políticas de Igualdad, Soledad Murillo, establecer un debate sobre la organización del tiempo de trabajo; se pretende, versión Murillo, no trabajar menos sino trabajar mejor y de manera transversal (a mí, esto que me lo expliquen). Pero semejante delirio no acaba en esta propuesta, quieren paridad también en las academias de ciencias, en las academias de arte, en las de ciencias sociales, en los jurados de los premios literarios, llega a regañar a la Real Academia de la Lengua recordándola que también existen escritoras.

Es decir, en cuanto a la empresa privada, la administración pública sugiere, y premia con el dinero público, quién tiene que mandar y cómo debe administrar el tiempo. Interesante manera de solucionar lo que a su juicio es una injusticia social, creando otra. Y la gente lo aplaude, siempre y cuando no le afecte porque ¿qué diría una activista feminista si su pareja de hecho es despedido fulminantemente para colocar en su puesto a una mujer-cuota? Si Ana Patricia Botín (Banesto) y Amparo Moraleda (IBM) deciden crear una empresa ¿A cuál echamos? ¿o elegimos a dos zotes masculinos incrementando alegremente el coste de personal?.

Dice Murillo que debemos dejar de hablar de los problemas de las mujeres porque son problemas sociales y no privados. Lo que tengo claro es que históricamente solucionar problemas "sociales" a conducido a problemas aún mayores, incluso con derramamiento de sangre. Estas cosas empiezan como sugerencias y terminan como leyes.

Es evidente que ZP ha decidido llevar la paridad al ejecutivo con el nombramiento de lo que hoy he oído llamar como M.I.C.A.S., es decir ministras cuota altamente solidarizables, pero semejante majadería no se debería obligar a seguir al resto de los españoles. Bastante tenemos con lo inmediato.