13 de Julio de 2004
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Bitácora de Alberto Illán Oviedo
Ante los problemas, intervención
Los datos del IPC no son buenos, la inflación hace de las suyas y tras las dos décimas de junio, el IPC interanual es del 3,5%, el del primer semestre del 2,2% y el subyacente 2,8%. Demasiadas malas noticias y es que desde abril el primer índice nombrado no para de subir. Y como lo que mola a ZP es la imagen de que se está haciendo algo y dar la sensación de que sólo desde la Administración se pueden resolver problemas, el Gobierno ha decidido tomar medidas, como un vulgar enterrador. Su objetivo: el precio de los alimentos que está un tanto disparado, 6,2% los frescos y 4% los elaborados.
Cuenta El Mundo en su edición de hoy que la Ministra cuota del ramo Elena Espinosa, tras su brillante estreno en Bruselas, quiere "localizar los aspectos que distorsionan los precios en origen hasta que llegan al consumidor" y el director general de Industria Agroalimentaria, Jorge Santiso proclama que para "velar por la transparencia del mercado alimentario" pondrá en marcha una política comercial para reducir los márgenes de los escalones intermedios entre el precio de origen de los productos y el de venta al público. El Gobierno quiere que los ministerios de Agricultura e Industria potencien MERCASA que controlará los mercados de origen y destino de una manera más eficiente que hasta ahora y que se reactive el Observatorio de Precios para adelantarse al IPC.
Es triste, aunque no esperaba otra cosa, que nadie se haya planteado siquiera que el problema de estos precios altos en los mercados alimentarios sea consecuencia de que están intervenido de principio a fin.
Está establecido desde lo qué tienen que producir los agricultores hasta el precio a lo qué lo tienen que vender; que a lo mejor es que hay demasiadas explotaciones nada rentables que sólo viven de subvenciones y cuyos responsables podrían dedicar sus esfuerzos a otros sectores, que los precios de origen aunque parezcan bajos son muy elevados si comparamos éstos con los de los mismos productos comprados a países que los podrían vender mucho más baratos si no fuera por aranceles, que la rigidez inicial se transmite a los intermediarios, almacenistas, transportistas, empresas de transformación que por otra parte habría que preguntarse si no forman pequeñas oligopolios regionales que incrementan el precio ante la falta de competencia, que en vez de lamentarse tanto podrían especializar o diferenciar sus productos como por ejemplo han empezado a hacer, imitando el modelo comercial italiano, los productores de aceite de oliva.
Pero no, la Administración de izquierdas o de derechas nunca tiene la culpa, los problemas están en los especuladores, en los que ponen márgenes exagerados a gusto de culaquiera que opine sobre el tema y al libre mercado que por otra parte aquí brilla por su ausencia, de principio a fin. Pero como eso vende y la gente es cada vez más económicamente analfabeta, la vendes una nueva administración o potencias todas las MERCASAS y Observatorios que se te ocurran, creas una nueva carga fiscal para pagarlo aumentando déficit, apuntas con el dedo a los culpables sin hacerles juicio y luego callas y ocultas los pésimos resultados de tan maravillosas medidas. Eso, o creas el Ministerio de los Alimentos, a imagen y semejanza del de Vivienda, con su Trujillo a la cabeza.
Cuenta El Mundo en su edición de hoy que la Ministra cuota del ramo Elena Espinosa, tras su brillante estreno en Bruselas, quiere "localizar los aspectos que distorsionan los precios en origen hasta que llegan al consumidor" y el director general de Industria Agroalimentaria, Jorge Santiso proclama que para "velar por la transparencia del mercado alimentario" pondrá en marcha una política comercial para reducir los márgenes de los escalones intermedios entre el precio de origen de los productos y el de venta al público. El Gobierno quiere que los ministerios de Agricultura e Industria potencien MERCASA que controlará los mercados de origen y destino de una manera más eficiente que hasta ahora y que se reactive el Observatorio de Precios para adelantarse al IPC.
Es triste, aunque no esperaba otra cosa, que nadie se haya planteado siquiera que el problema de estos precios altos en los mercados alimentarios sea consecuencia de que están intervenido de principio a fin.
Está establecido desde lo qué tienen que producir los agricultores hasta el precio a lo qué lo tienen que vender; que a lo mejor es que hay demasiadas explotaciones nada rentables que sólo viven de subvenciones y cuyos responsables podrían dedicar sus esfuerzos a otros sectores, que los precios de origen aunque parezcan bajos son muy elevados si comparamos éstos con los de los mismos productos comprados a países que los podrían vender mucho más baratos si no fuera por aranceles, que la rigidez inicial se transmite a los intermediarios, almacenistas, transportistas, empresas de transformación que por otra parte habría que preguntarse si no forman pequeñas oligopolios regionales que incrementan el precio ante la falta de competencia, que en vez de lamentarse tanto podrían especializar o diferenciar sus productos como por ejemplo han empezado a hacer, imitando el modelo comercial italiano, los productores de aceite de oliva.
Pero no, la Administración de izquierdas o de derechas nunca tiene la culpa, los problemas están en los especuladores, en los que ponen márgenes exagerados a gusto de culaquiera que opine sobre el tema y al libre mercado que por otra parte aquí brilla por su ausencia, de principio a fin. Pero como eso vende y la gente es cada vez más económicamente analfabeta, la vendes una nueva administración o potencias todas las MERCASAS y Observatorios que se te ocurran, creas una nueva carga fiscal para pagarlo aumentando déficit, apuntas con el dedo a los culpables sin hacerles juicio y luego callas y ocultas los pésimos resultados de tan maravillosas medidas. Eso, o creas el Ministerio de los Alimentos, a imagen y semejanza del de Vivienda, con su Trujillo a la cabeza.
Comentarios
Estoy de acuerdo, es necesaria una intervención, quirurgica y de urgencia. Hay que extirpar a estos politicuchos antes de que se extienda más el mal y ya sea demasiado tarde.
Culpar siempre a los especuladores. Lo más tercermundista que se pueda pensar. ¿Será coincidencia o es que todas las izquierdas, del priemr al último mundo, tienen un "parecido de familia"?
Despues de crear el Ministerio de los Alimentos,podrian seguri el descenso a los infiernos:
1-Obligacion de los agricultores de vender sus productos a Mercasa.Para evitar la especulacion.
2-Todos los ciudadanos recibiran una "Cartilla de racionamiento" para que consuman de acuerdo con las necesidades que fije el Ministerio para evitar acaparaciones.
1-Obligacion de los agricultores de vender sus productos a Mercasa.Para evitar la especulacion.
2-Todos los ciudadanos recibiran una "Cartilla de racionamiento" para que consuman de acuerdo con las necesidades que fije el Ministerio para evitar acaparaciones.
Me pone enferma oír la cantinela de la diferencia entre el precio que percibe el agricultor y el que paga el consumidor.
Lo que tiene valor no es la fruta en el árbol (muchas veces se paga al agricultor por eso: por la fruta en el árbol, sin recoger, sin discriminar la calidad...), sino la fruta de la mejor calidad, clasificada por tamaños, limpia, encerada, tratada para evitar que se pudra pronto, refrigerada, empaquetada y puesta en venta en la tienda de al lado de tu casa: eso es lo que se paga y lo que incrementa el precio.
La administración se queja de que se venda cara (será que la gente está dispuesta a pagar el precio) pero obliga a las centrales hortofrutícolas cada vez a más controles y registros que exigen nuevos costes.
¡Pero es que es tan bonito defender al agricultor!
Lo que tiene valor no es la fruta en el árbol (muchas veces se paga al agricultor por eso: por la fruta en el árbol, sin recoger, sin discriminar la calidad...), sino la fruta de la mejor calidad, clasificada por tamaños, limpia, encerada, tratada para evitar que se pudra pronto, refrigerada, empaquetada y puesta en venta en la tienda de al lado de tu casa: eso es lo que se paga y lo que incrementa el precio.
La administración se queja de que se venda cara (será que la gente está dispuesta a pagar el precio) pero obliga a las centrales hortofrutícolas cada vez a más controles y registros que exigen nuevos costes.
¡Pero es que es tan bonito defender al agricultor!
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