26 de Marzo de 2005

Contemplo con preocupación esta noticia. Nada menos que 5.000 son las personas, entre políticos e intelectuales, que han firmado un manifiesto claramente antisemita en Rusia. Ven peligrar no sé muy bien qué por la presencia de agrupaciones judías. Se da la circunstancia de que los 'abajofirmantes' se declaran fieles ortodoxos lo que convertiría este movimiento, al menos en una primera aproximación, en una persecución de carácter religioso-político.

Los argumentos que exhiben recuerdan a los que los nacionalsocialistas alemanes argüían en los años 30, herederos de décadas, sino siglos, de antisemitismo europeo. El judaísmo "atiza entre los judíos el odio a hacia la demás población del país" o tildar a las organizaciones judías de "extremistas" y acusarlas de "sembrar el odio y la hostilidad" y de "humillar a las personas por sus creencias religiosas" o la petición para aclarar si "las acciones de los acusados (de antisemitismo) no son una autodefensa frente a la agresión de aquellos que les acusan", serían argumentos perfectamente asumidos por Adolf y sus cientos de miles, sino millones, de seguidores, pasados, presentes y futuros.

De nuevo estamos ante una de esas pruebas que Europa suele pasar con mala nota a costa de la muerte de muchos. El antisemitismo tuvo el costo de la peor guerra que ha visto la Humanidad y el genocidio de millones de personas, de millones de judíos, por su condición cultural y étnica. Los paralelismos entre la Alemania de Weimar y la Rusia de Putin son cada vez más evidentes y esto me da escalofríos. ¿Está por una vez, Europa a la altura o la Alianza de Civilizaciones hará sus estragos?.