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28 de Marzo de 2005

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Areopagítica
Bitácora de Alberto Illán Oviedo

Hacia la Universidad de lo absurdo

Uno de los mayores problemas presupuestarios de este país, hasta ahora llamado España, es la educación pública. El hecho de convertirla, por arte del intervensionismo, en un derecho, supone por el mismo arte, un latrocinio continuo del bolsillo del ciudadano. Entre las consecuencias del sistema quisiera destacar una, que para que se pueda justificar semejante gasto se ha de dar sensación de eficiencia. Si una mayoría de alumnos, o una cantidad elegida arbitrariamente, no consigue aprobar podría plantearse su viabilidad o en el peor de los casos si la gestión es la adecuada.

En tal punto debe estar el Gobierno valenciano, dirigido hace años por el PP. Parece ser que la Universidad pública está generando un sobrecoste al generalizarse los abandonos y las repeticiones de curso. 150 millones de euros nos ha supuesto tal situación a los españoles, de momento. Los cerebros grises de esta administración han puesto sus neuronas a trabajar y como era de esperar no han llegado a nada ni bueno ni nuevo. El Consell ha decidido penalizar el fracaso académico con menos subvenciones a las universidades.

Las Universidades valencianas se encuentran ante un problema que pueden solucionar de dos maneras. La primera y más lógica de cara al contribuyente, sería que las pruebas de entrada fueran más duras de forma que sólo ingresen aquellos que sean lo suficientemente aptos para cursar la carrera. Pero ello choca con la doctrina oficial, con lo políticamente correcto. La universidad pública debe ser popular y debe ser accesible a casi todo el que quiera, sea o no capaz. Uno de los dislates de los que más orgulloso está este estado del bienestar que padecemos es precisamente la masificación de colegios, institutos y universidades. Cualquiera termina con un papelote que dice que tiene tal o cual título.

La segunda manera de solucionar el asunto es, evidentemente, bajando el nivel exigido. Y seguramente será el elegido pues soluciona muchos problemas a corto plazo, generándolos a medio y largo, aunque ninguno de ellos afectará el ámbito universitario. Las subvenciones y los presupuestos volverán cuando el nivel de aprobados sea el adecuado y los políticos se felicitarán por el buen hacer de la administración y la disminución del fracaso académico.

El problema, por su puesto, se deriva hacia el ámbito laboral. En primer lugar se genera un exceso de graduados que para nada tiene que ver con la demanda de tanto título. Ello supone que la mayoría trabajará en empleos lejos de su nivel de formación, con sueldos mucho más bajos de lo esperado. Evidentemente el dinero del contribuyente se ha derrochado en algo que para nada necesitaba la sociedad. Paradójicamente, aquellos puestos de trabajo menos intelectuales, por decirlo de alguna manera, son mucho más demandados de forma que los que se deciden por esta formación, terminan cobrando muchísimo más al existir menor oferta.

Los problemas siguen, la formación media de estos graduados es menor que la de sus colegas de otros países donde el sistema es más racional. El hecho de que se demanden masters y otros cursos de postgrado para diferenciarse del resto, supone primero la aparición de cursos de bajo nivel y que los que tienen el nivel adecuado, suban su precio de forma que sólo personas con suficiente poder adquisitivo, se lo puedan permitir. Incluso estos pierden de alguna manera su prestigio cuando hay demasiados alumnos.

El resultado de todo ello es un viaje hacia lo absurdo, viaje en el que se embarcan miles de jóvenes que podrían dedicar sus esfuerzos hacia otras formaciones tan dignas como cualquier carrera, mucho más cercanas a la realidad social y sobre todo, y ya que tenemos una educación pública, buscando cierta eficiencia en el gasto del dinero del contribuyente.

Comentarios

 
Las universidades privadas en competencia entre ellas ¿ no permitirán mejores investigaciones racionales?¿ Y más libertad de expresión ?
Enviado por el día 29 de Marzo de 2005 a las 00:18 (1)
La solución pasa por entregar un título universitario tras la inscripción en el registro civil.
Enviado por el día 29 de Marzo de 2005 a las 00:22 (2)
Me recordo aquella frase, la educacion puede hacer del hijo de un hobrero un gerente, lo que la educacion no puede hacer es crear la plaza de gerente.

Enviado por el día 29 de Marzo de 2005 a las 06:07 (3)
hobrero con h es una de las burradas ortográficas más gordas que he leido en mi vida.
Enviado por el día 29 de Marzo de 2005 a las 11:27 (4)
Es mejor la solución que proponía un día Gabriel Albiac. Que en la propia maternidad preguntasen a los padres que título querían que su hijo tuviese de mayor. Nos ahorrariamos mucho dinero y mucho esfuerzo inútil.
Enviado por el día 29 de Marzo de 2005 a las 14:18 (5)
Siempre las obras acaban atendiendo a los intereses de los que las mantienen. Invito a hacer esta reflexión:

La educación pública es un empeño de las élites en el poder. Tirando por aqui, se pueden entender todos y cada uno de los aspectos en los que "falla" para nosotros, pero funciona maravillosamente para ellos:

abundancia de títulos: excelentes estadísticas para los organismos internacionales que se entretienen elaborando porcentajes. Prestigio para los gobernantes.

Excedentes de jovenes estabulados que podrían ser fuentes de conflictos sociales son "reacondicionados" fuera de la influencia familiar, para aceptar el régimen de opinión que gestionan las élites (solidaridad, paz, nacionalismo, bien común ) y echar las culpas de lo malo a enemigos exteriores:( antisemitismo, anti USA, anti centralismo).

mas? si, sale gente mal formada y conformista, dentro de su aparente inconformismo a la moda: El ciudadano ideal que paga para el "bien comun". dinero que parten y reparten las élites.

No digo que esta fuera la intención inicial, si digo que es su efecto más o menos consentido y cómodo para los que estan con capacidad de decididir, dentro de lo que permite la tapadera del "bien comun".
Enviado por el día 29 de Marzo de 2005 a las 15:03 (6)
Y vas a ver mas buscemi.

Enviado por el día 29 de Marzo de 2005 a las 19:33 (7)
Es demencial que a la Universidad vaya prácticamente quien quiera por que hay plazas para casi todo sin tener en cuenta el mercado de trabajo real (se dice que en España hay tantos abogados titulados como en EEUU), sin exigir un nivel adecuado al rango universitario (se cuenta de estudiantes de cuarto y quinto curso con muchísimas faltas de ortografía), y sobre todo hay que decir que tal panorama supone una estafa para quien se pasa 5 o más años estudiando (se dice que poco en comparación) para acabar haciendo un trabajo que nada o poco tiene que ver con lo estudiado y que está remunerado al nivel de un oficial de segunda como mucho.
Enviado por el día 29 de Marzo de 2005 a las 19:37 (8)
Hola, acabo de volver de mis vaquis en Tenerife (otra vez será, séneca), donde bajo mi sombrilla playera he leído un libro que descubrí por un comentario en esta web: "Life At The Bottom" de Theodor Dalrymple, y como citaría FJL de La Codorniz, creo, "tiemble después de haber reído".
Parece que las modificaciones de la ley educativa van por los tiros de la británica laborista cuyas consecuencias quedan bien explicadas en el citado libro: un aumento rampante y sin fin visible en la ignorancia y la delincuencia.
Siendo catastrofista, a este paso cuando los mundos segundo y tercero nos invadan, estarán mejor educados.
Enviado por el día 30 de Marzo de 2005 a las 13:13 (9)

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