liberalismo.org
Portada » Bitácoras » Areopagítica » Sobrevivir al Día Mundial del Medio Ambiente

20 de Junio de 2005

« Crónicas de Perpiñán. Capitulo II | Principal | En pelotas por Pamplona »

Areopagítica
Bitácora de Alberto Illán Oviedo

Sobrevivir al Día Mundial del Medio Ambiente

Reconozco que ser militante ecologista, de los convencidos, de los que no miran más allá de la ideología o contrastan los datos con otras fuentes, debe ser uno de los compromisos más frustrantes que ha parido la sociedad intervensionista. No hay día en que alguien o algo no denuncie algún desmán, supuesto o real, que afecte a nuestro maltratado medio ambiente. Especialmente duros deben ser los Días Mundiales. En ellos las organizaciones más respetables y alarmistas nos regalan informes que despiertan los miedos de todo bicho viviente que se crea a pies juntillas tanto sus pronósticos como sus conclusiones. Es como si en Barcelona alguien se entera de que el Tripartito le va a construir un túnel de metro bajo su casa. Desde ese día no duerme.

El pasado día 5 de junio fue el Día Mundial del Medio Ambiente y WWF/ADENA, Greenpeace, la ONU y unos cuantos más nos endiñaron en las narices con informes que no dejaban títere con cabeza. Bueno, a fuerza de ser objetivos, a los titiriteros del Tercer Mundo, esos mismos países que tienen sus territorios como un baldío, les dejaban con cabeza y con las facultades libres para seguir destrozando lo que deseen.

Mientras el ministro alemán de Medio Ambiente, Jurgüen Trittin, declaraba que "Si no vamos más allá de 2012 [refiriéndose a Kyoto], nos arriesgamos a tener un mundo son Amazonas y sin capa de hielo en Groenlandia", Greenpeace denunciaba la explotación incontrolada de la Amazonía. Esto último tiene algo de verdad, generalmente son agricultores que obtienen permisos de explotación del Estado que dirige Lula y arrasan un trozo de la selva para cultivar y como no suelen añadir abonos ya que usan sistemas de cultivo tradicionales, al poco tiempo se vuelven a repetir la operación solicitando otro trozo de tierra que por lo visto no es de nadie, y varios millones de desheredados hacen tanto daño al bosque tropical que ríete del que se supone que hacen las empresas madereras.

La Fundación Encuentro que dirige José María Martín Patino nos recordaba su "Informe España 2005" y denunciaba el "derroche como símbolo de estatus social alto" y defendía el ahorro que se consideraba un "concepto negativo y contrario a la lógica interna de la sociedad de consumo". Dejando a parte que cada uno puede usar su dinero como quiera, que para eso es suyo, y que lo superfluo y lo socialmente alto es concepto muy subjetivo, la sociedad de consumo tiene como uno de sus pilares fundamentales el ahorro. Por ejemplo, es la base de la política bancaria capitalista que recoge ahorros e ingresos de clientes, dándoles a cambio un beneficio (para algunos escaso, eso sí) y gana dinero prestándolo a otros o invirtiéndolo en activos financieros. El dinero produce riqueza y así, sin querer, La Fundación Encuentro recibe parte de sus fondos. Claro que es posible que Martín Patino no tenga muy claro el concepto económico.

El listado es casi interminable y no pretendo contestar uno por uno a los desmanes de unos y el alarmismo de otros, pero no puedo dejar de sonreírme cuando veo en El Norte de Castilla un gráfico que muestra el impacto de lo que ADENA ha llamado la "huella ecológica" de la mayoría de los países. La "huella ecológica" marca el consumo natural de recursos por habitante de cada país, medido en el número de hectáreas que gasta cada persona. La actual capacidad total de la tierra se sitúa en 1,91 hectáreas por persona. Evidentemente desconozco cómo han calculado esa cantidad teniendo en cuenta que los recursos son cambiantes y los que se usaban hace una década, pueden no usarse a la siguiente o que las tecnologías y las nuevas técnicas pueden hacer rentables algunos que ante no lo eran. Desconozco como se transforma en hectáreas los metros cúbicos de petróleo o los kilos de uranio. Lo que sí parece claro que es que a la cabeza del listado, con huellas que van desde las 5 a 10 hectáreas por habitante (egoísta y ansioso) están países como EEUU, Australia, Suecia, Francia, Nueva Zelanda, Reino Unido, Suiza, Alemania mientras que en la parte baja del cuadro se sitúan Afganistán, Somalia, Haití, Tayikistán, Bangladesh, Mozambique, Eritrea, India, Cuba Corea del Norte y otros tantos. No es por nada, pero si comparamos el estado del medio ambiente y de paso de la población, (que los ecologistas no suelen tenerlo en cuenta), razonaremos que cuanto más ricos son los habitantes de los países, más estables y más libres son sus sociedad, más dinero pueden dirigir a cuidar y mantener el medio ambiente. Ya que en caso contrario entenderemos que los grupos ambientalistas quieren sociedades pobres, inestables, con guerras, esclavas de una minoría o de un tirano, que apenas si sobreviven para pasar a la edad adulta.

Se celebró el Día del Medio Ambiente pero yo creo que vivimos en un planeta mejor que hace unas décadas y los datos así lo indican. Les guste o no.

Comentarios

 

No se admiten ya más comentarios.