20 de Agosto de 2005

Tal es el deseo de Mercedes Samprieto, flamante presidenta de la Academia del Cine Español y por tal razón, pedigüeña profesional y representante de alguno de los más conocidos esquilmadores del dinero del contribuyente por la gracia de ZP y de otros ex presidentes, en aras de lo culturalmente correcto. Parece que el modelo de televisión pública que tenemos en este país no es de su agrado pues considera que es lamentable que el Gobierno no haya cumplido sus compromisos a la vez que pide explicaciones por el nivel mediocre de la programación. Pues verá Doña Mercedes, quizá sea porque en España el publico en general demanda porquerías estándar y se deja lo cultural para el habitual horario de madrugada, que dirían Les Luthiers.

Pero no es ésto sobre lo que quiero incidir sino sobre el carácter "pedagógico" de la televisión pública al que aspira la presidenta. Dicho así suena hasta bien, en lo estético, en una aproximación poco madurada, el carácter pedagógico es deseable puesto que se trata de un término altamente positivo. Desde la concepción de que la cultura y la educación es un derecho y que los medios públicos tienen la obligación de darla y administrarla al ciudadano, los medios de comunicación públicos son una excelente herramienta. De hecho, estoy seguro que este aspecto de TVE es uno de los que menos quejas va a soportar por parte del ciudadano. El problema radica cuando inevitablemente se mezcla televisión con política e impera lo políticamente correcto en detrimento de otros puntos de vista más molestos.

La televisión como fuente única de informaciones de una buena parte de la ciudadanía es uno de los pilares básicos de la desinformación general. Hoy sin ir más lejos hemos tenido un ejemplo nimio, casi sin importancia pero que apoya la tesis que defiendo. De todos es sabido que la Alianza de Civilizaciones es uno de los pilares fundamentales de la política exterior del Gobierno Zapatero. Pues bien, el programa de La 2 de TVE, Agrosfera dedicado al mundo de la agricultura y otras actividades del ámbito rural, informaba sobre las redes de turismo rural de los nuevos países de la Unión Europea. Cuando le tocó el turno a Chipre, la locutora Lourdes Zuriaga se desmarcó con la siguiente frase:

"El encuentro de Civilizaciones también se produce en Chipre"

Y tanto que se produce, pero más que encuentro, palabra con connotaciones positivas, se trata de todo un choque, con descarrilamiento y muertos de por medio. De hecho es el episodio enésimo entre Grecia y Persia, entre Roma y Persia, entre Bizancio y los musulmanes, entre Occidente y Oriente. Chipre invadido por los turcos que aún controlan un tercio de la isla (y dato que en aras a la verdad sí fue aportado por la presentadora), es un país dividido y hasta hace relativamente poco, un punto conflictivo que implicaba a dos miembros de la OTAN, Grecia y Turquía. Dos países que han tenido más de un encuentro armado desde que la primera se independizó del Imperio Turco tras varios siglos bajo el pie sarraceno. Isla que incluso con su entrada en la UE sigue levantando dolores de cabeza a los burócratas de Bruselas debido al interés de Turquía por incorporarse al organización.

Cierto que puede parecer poco significativo, una frase en medio de un programa que aparentemente poco tiene que ver con la política puede resultar hasta ridícula cuando no paranoica la interpretación que hago pero es que la base de una buena manipulación pasa por la sutileza no por los discursos grandilocuentes. Dos documentales por ahí, dos frases por allá, un especial informativo por el otro lado y la labor pedagógica de los medios de comunicación públicos se vuelve fundamental. No es de extrañar que ningún gobierno decida terminar con las televisiones públicas y tampoco que personajes como Mercedes Samprieto pidan que mejoren sus modos.