13 de Noviembre de 2005

Un otoño crudo y paradójico se nos ha echado encima. Paradójico porque tras un periodo de cruda sequía, la peor de los últimos tropecientosmil años (tropescientos para los más optimistas, mil para los más pesimistas), resulta que octubre ha sido el más lluvioso de los últimos setenta y cinco. Crudo porque los telediarios y noticieros, tan dados a noticias con impactantes imágenes, ya nos muestran la nieve que cubre los pueblos serranos y no tan serranos, el agua que inunda esas torrenteras edificadas que tenemos por calles y el frío que nos trae la imagen del abuelete, dicho sea con todo mi cariño, enfundado en su abrigo y con una bufanda como mejor amigo.

Y por supuesto las alertas. Hay alertas por calor, por frío, por nieve, por lluvia y por viento. A ellas hay que añadir las de pedrisco, de helada y si me apuran, hasta de arco iris. Es sorprendente que llueva en otoño, incluso que empiece a caer nieve en las zonas de montaña, el frío es algo que nunca conocimos hasta estos tiempos inciertos. Si se piensa bien resulta significativo el tamaño de las alertas, se extienden a toda una Comunidad Autónoma. No digo yo que se deban reducir a una alerta municipal, pero con provincial sería más que suficiente y no parecería que el Apocalipsis es inminente. Al fin y al cabo, hay CC. AA. que son más grandes que algunos países. ¡¡¡ Holanda bajo la alerta del pedrisco. No saquen a los niños a los canales!!!

Hoy nos informan de intensas lluvias en Cataluña, Valencia, Baleares, Murcia, Aragón, Asturias, Cantabria y País Vasco, y nieve en las Comunidades de Castilla y León, Aragón, Asturias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Galicia, La Rioja, Madrid y Navarra. Sólo se libran, Andalucía, las Islas Canarias, Ceuta y Melilla. Y luego queremos tomarnos a chifla el cambio climático, si es que somos unos insensatos.

Como madrileño sé que la nieve se concentrará en ciertas zonas de la Sierra, seguramente en alturas superiores a los 1.000 metros y no en la capital ni en buena parte del sur de la Comunidad, pero esto no lo tiene porque saber alguien que viva en Teruel o en Soria. Yo no sé que zonas son las más sensibles en Cantabria o en Aragón y por tanto y con todo la lógica del mundo, extiendo la alerta a todo el territorio y de esta manera la sensación de un clima caótico, caprichoso, lejos de las ordenadas utopías ecologistas, alterado por la actividad humana cala en la conciencia de todos. Y un servicio público se convierte de nuevo en aliado de los conservacionistas.

No es que no debieran existir estas alertas, no se me malinterprete, sino que la forma con la que se dan, genera una sensación irreal. Los servicios públicos, esos que pagamos con el dinero de todos, se lavan las manos y se van a lo más fácil. En vez de especificar se da una alerta general y se acabó, una alerta de nieve puede querer decir sólo que debemos ser cuidadosos en la conducción y no necesariamente que se va a cortar una carretera. Pero también lo contrario. Si nos van a informar, al menos que lo hagan eficientemente, aunque claro, eso es mucho pedir.