26 de Diciembre de 2003

Ha llegado a mí un artículo del diario valenciano 'Las Provincias' en el que nos cuentan una curiosa iniciativa. Parece ser que los touroperadores británicos, concienciados con el tema medioambiental, han creado una especie de ecotasa voluntaria. En primer lugar, son ellos como empresas los que contribuyen con dinero a un fondo. Por otra parte, los turistas, y de forma voluntaria, aportarán una cantidad que oscilará entre los 0,07 y los 0,7 euros (entiendo que por día de viaje). A través de estas dos fuentes, los touroperadores esperan recaudar unos 3 millones de euros en los próximos años; las pretensiones económicas son por tanto modestas, nada parecidas a las gigantescas recaudaciones de los impuestos medioambientales.

La segunda novedad es que el dinero recaudado será gestionado por la fundación privada británica 'The Travel Foundation'. Ya se han puesto en marcha proyectos de mejora en lugares tan dispares como Gambia y Chipre y no se descarta que España, siendo un destino turístico de millones de británicos, se beneficie de esta iniciativa con la puesta en marcha de proyectos medioambientales.

Los que han leído mis artículos sobre ecologismo en esta web sabrán de mi escepticismo sobre la importancia de los problemas medioambientales pero no puedo dejar de destacar dos elementos distintivos del típico y tópico impuesto, primero su carácter privado tanto en la gestión como en la captación de dinero, aunque por su puesto estén abiertos al dinero público. Segundo, su carácter voluntario y no obligatorio como pasaba con la ecotasa balear y si nadie lo remedia, con la ecotasa catalana.

Este es un ejemplo de que las entidades privadas pueden invertir en el medio ambiente sin necesidad de intervención ni gestión pública. No es por supuesto una iniciativa pionera ya que se ha dado en muchos países, pero si merece la pena comentarla pues los grandes proyectos públicos suelen tapar mediáticamente a los privados.