17 de Octubre de 2007

Complementando el asunto que propones, Alberto. Ciertamente, junto al disimulo de ese canalla que sonríe (o se ríe de quiénes tiene sometidos) observamos otras conductas de miembros del gobierno que, desde mi punto de vista, ofrecen vehementes indicios racionales de criminalidad, aunque se disfracen de "interpretación alternativa del Derecho". Los diputados mas espabilados del PP no deberían limitarse a exhibir fintas parlamentarias para ridiculizar los malos modales y la soberbia de esa madrastra de Blanca Nieves que ocupa la vicepresidencia del gobierno, sino analizar las repercusiones objetivas de sus actos y la relevancia jurídica de los mismos. Veamos. Gracias a un genio de la oportunidad que trabaja para Libertad Digital Televisión (¡Enhorabuena, monstruo!) todo aquel que haya querido ha podido contemplar la “regañina” de esa Sra. a la Presidenta del Tribunal Constitucional (María Emilia Casas Baamonde) durante el transcurso del desfile militar conmemorativo de la Fiesta Nacional del 12 de octubre. La parcial interpretación labial que nos trajo P.J el lunes 15 de octubre del contenido de ese diálogo (por decir algo) no añadió mucho más a lo que esas imágenes insonoras mostraron a los cuatro vientos. ¡Qué ademanes de “Doña”! ¡Qué infinita soberbia la de la “Tere”! ¿Fue tal vez ese áspero carácter lo que motivó que fuera elegida “Mujer del Año” por EL MUNDO en 2006? Sin embargo, aunque parezca mentira por su actitud sumisa y componedora, al tiempo que cercana, quién recibe los improperios y admoniciones no era una bedel de La Moncloa (tal vez, en ese caso el estilo autoritario de la vice hubiera merecido tan solo una denuncia por violencia ¿machista? de la víctima, por seguir la neolengua de esta panda) sino nada menos que la Presidenta del Tribunal Constitucional.

. Una insigne jurista –de otro modo, no cabe duda, no habría sido elegida Magistrada del Tribunal, según el artículo 159.2 CE – que solo días antes de ser regañada había tomado la decisión de abstenerse en un recurso de inconstitucionalidad contra una Ley que prórroga su presidencia, en contra del plazo de 3 años que establece el artículo 160 CE. Una señora que tiene pendientes de declaración de inconstitucionalidad o constitucionalidad los proyectos legislativos estrella del gobierno: Estatuto de Cataluña, Ley de Igualdad (¡ja,ja!).... Es decir, los presupuestos doctrinales de la subversión desde el gobierno del orden constitucional, manifestados en la grosera vulneración de las reglas jurídicas fijadas en la Constitución sobre su propia reforma y el principio de jerarquía normativa. El haz del envés de la negociación con la banda terrorista ETA, la cuales conforman la “hoja” de ruta de la perpetuación en el poder que ha trazado la camarilla dirigente del SOE, Alberto. Pues bien, en ese contexto se produce esa impactante “escena”.

Cuando ayer, 17 de octubre de 2007, el diputado Zaplana hizo notar en una sesión de control al gobierno (¿?) en el Congreso de los Diputados que sus gestos no reflejaban serenidad, precisamente, tal vez olvidó añadir que, aparte del dudoso efecto estético de esas reprimendas en público, la conducta de la vicepresidenta podría constituir un concurso ideal (perdonen los tecnicismos) de los delitos de coacciones del artículo 172.1 en relación con el apartado 2 del 508 del Código Penal, que tipifica como delito la conducta de “la autoridad o funcionario administrativo o militar que atentare contra la independencia de los Jueces o Magistrados, garantizada por la Constitución, dirigiéndoles instrucción, orden o intimación relativas a causas o actuaciones que estén conociendo”.

Los amigos de Libertad Digital apuntaban al nerviosismo de la Sra de la Vega cuando respondía a las bromas del galante diputado Zaplana. Yo creo que eran muestras de alivio, porque no se le anunció la interposición de una querella ante el Tribunal Supremo.... De momento.