13 de Febrero de 2008

Parece ser que nuestros bípedos y plumosos amigos no han tenido tiempo de leer a Al Gore y a todos los catastrofistas del calentamiento global y claro, pasa lo que pasa, que al no interiorizar el mensaje se ponen como motos y disparan sus poblaciones.

Según un estudio realizado por Javier Seoane, investigador de la Universidad Autónoma de Madrid y Luis M. Carrascal del CSIC, enmarcada en el Programa SACRE, de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), entidades todas ellas que no son sospechosas de recibir todos los meses cheques de Exxon o de cualquier otra malvada petrolera que conspira para empobrecer al mundo mundial:

“Las poblaciones de 29 especies de aves que viven en hábitats forestales de la Península Ibérica crecieron en la última década de forma 'notable', en contra de las predicciones de los científicos, que apuntaban a un declive del censo de aves en un escenario de cambio climático”.

El estudio ha analizado un total de 56 especies de las cuales sólo 6 han experimentado un descenso. Precisamente las especies perjudicadas han sido algunas como la alondra, la calandria y la golondrina, que se desarrollan mejor en zonas de pastizales y de cultivo. El avance de las zonas boscosas, provocado por los inviernos más cortos y las primaveras más largas y el abandono de la actividad agrícola, han terminado por afectar sus poblaciones. De todas formas, los científicos siguen buscando los factores determinantes de que estas especies, que en principio se iban a ver beneficiadas de la situación, mermen sus poblaciones.

Seoane ha reconocido que los resultados obtenidos no concordaron con lo que cabía esperar en un contexto de calentamiento mundial “al que se suele atribuir sin matices la responsabilidad principal del declive de las poblaciones y la pérdida de la biodiversidad”.

Este tipo de noticias debería invitar a la reflexión y sobre todo, a la humildad. Nadie es capaz de predecir a ciencia cierta lo que el cambio climático, sea un calentamiento global o un enfriamiento mundial, sea antropogénico o no lo sea, va a hacer en los ecosistemas o en las economías de los países. Si los investigadores del CSIC, de la UAM y de SEO han sido incapaces de predecir con relativa exactitud el crecimiento de determinadas especies, cabe pensar que estudios más ambiciosos en sus objetivos deberían dar errores mucho mayores.

Las acciones a las que nos empuja Kyoto, que pasan al fin y al cabo, no por un frenazo de la economía sino en un retroceso, responden a una predicción, no a una certeza. Las especies de aves se han adaptado perfectamente a la variación de los últimos años con aparente éxito. Qué no podrá hacer el ser humano si se le deja libertad para idear modos de seguir prosperando. En vista de este estudio, ¿estamos seguros que todos los efectos del cambio climático serán tan negativos como nos dicen o habrá de todo y para todos?