24 de Abril de 2008
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Ecologistas vs. televisiones
Ecologistas en Acción ha lanzado una campaña para que no veamos la televisión entre el 23 y el 29 de abril. Se trata de la “Semana Internacional sin Televisión” que con el lema “Apaga la TV. Enciende la imaginación” pretende denunciar el daño que supone para el medio ambiente las televisiones comerciales.
Según los ecologistas:
“Detrás de la aparente función de entretenimiento o información de este medio, se esconde su verdadero objetivo: incitar al consumo de los productos de las compañías que las financian”.
Además:
“La televisión promueve un distanciamiento de la realidad, físico y social que hace que nos desentendamos del planeta. Estamos colonizados y abducidos por un consumo irracional, más allá de nuestras necesidades reales”.
Lo primero que se me viene a la cabeza es la tremenda hipocresía de la que hacen gala. No dudan en ningún momento usar las televisiones, públicas y privadas, para propagar sus doctrinas y dogmas, con la colaboración activa de muchas de ellas, sin importarles en ese momento el “daño” que estas pudieran estar haciendo al medio ambiente, pero ahora, cuando a algún mandamás se le ocurre esta patochada, no les tiemblan el pulso para demonizarlas, para acusarlas de la destrucción de la Madre Tierra, de la propagación del consumismo y del capitalismo. Supongo que cuando reciben dinero o colaboración de estas empresas que ahora denigran, me refiero no sólo a las televisiones sino a los anunciantes, no lo rechazan indignados por su procedencia.
Aseguran que lo suyo no tiene nada que ver con las ideologías, sino con un mundo mejor, con la sostenibilidad, con el equilibrio entre la actividad humana y la supervivencia del medio ambiente, pero no dejan de lanzar proclamas que firmaría el mismísimo Lenin. Resulta que la publicidad, el único método honesto que tienen las televisiones en abierto para sacar el negocio adelante, fomenta el consumismo irracional. ¿Qué se debe hacer entonces, robar al contribuyente para dárselo a cuatro listos que se lucran del esfuerzo del ciudadano? ¿Es que no tienen ya suficientes canales de televisión de titularidad pública? Llamazares debe estar muy contento con Ecologistas en Acción, nacionalicemos los medios de comunicación, no más televisiones, no más periódicos, realizados sobre ese crimen contra la Tierra que se llama papel, no más radios, investiguemos Internet, que hay mucho delincuente anunciando sin control alguno.
Los ecologistas, como todos los ingenieros sociales, tratan al individuo como un perfecto gilipollas (con perdón), un menor de edad perpetuo que es incapaz de controlar sus propios instintos, que bajo el embrujo misterioso de la publicidad, le llevan a consumir “irracionalmente”. ¿Y quién son ellos para decir lo que es o no irracional? Acaso tienen el monopolio de la razonabilidad. Nosotros, pobres mortales, lejanos al Olimpo verde donde habitan, estamos abducidos por los demonios del capital que nos nublan las entendederas, desconocemos nuestras necesidades reales, necesidades que sólo conocen estos dioses engreídos, ensoberbecidos, fatuos. Olvidamos cuáles deben ser nuestros verdaderos objetivos. No, no debemos dar de comer a nuestros hijos, ayudar a nuestros familiares y amigos, no podemos divertirnos y disfrutar de nuestro ocio, no podemos trabajar para ganar nuestro dinero y disponer de él como queramos. Debemos seguir las expertas guías de nuestro Gran Hermano Verde. Él es el que sabe qué debemos hacer, cuáles son nuestras necesidades.
Lo que es digno de estudio detallado es cómo esta panda de fanáticos vividores explotan de una manera tan desvergonzada los temores y la buena voluntad de la gente y todavía siguen teniendo credibilidad y buena prensa entre el público. No nos engañemos, este tipo de gente no se preocupa por la calidad de nuestro entorno. Esta gente son expertos en ingeniería social que con la excusa de un medio ambiente sano, presentan políticas que rezuman un odio casi visceral contra el ser humano. Si por ellos fuera, mañana todos a la cueva, en el mejor de los casos, a la choza. ¡Qué vuelva el fascismo, pero el fascismo verde!
Comentarios
Un atasco de tráfico me parece la expresión más pura y bella de la libertad individual. ¡Y qué que tanta libertad individual acabe en la negación de esta! ¡Lo importante es mantener el discurso frente a viento y marea!
Las constantes referencias a la libertad esconden la incapacidad de enfrentarse a un discurso que nace de las ciencias físicas, parapetándose en una teoría económica que no es otra cosa que pensamiento mágico acientífico (sí, me refiero a la teoría económica neoclásica).
Ataques ad hominem y mucho fuego de artificio, y no se dedica ni una sola línea a rebatir con argumentos las premisas que esgrimen los ecologistas (el deterioro medioambiental de nuestra casa). Vamos, es que ni siquiera ya me mencionáis a Lomborj!
Por cierto un ataque ad hominen quiere decir un ataque personal, si se critica una idea o una organización no es aplicable.
No dejemos que unos locos, amigos de la libertad, vayan a demostrar que los problemas a lo mejor no existen o si existen son más locales que globales o que a lo mejor no tienen solución en el corto o en el medio palzo, o si la tienen no tiene porque ser la misma para todos y en todas partes, que a lo mejor la pluralidad permite un mayor número de respuestas que supere los retos.
Que la propiedad hace más por la defensa del medio ambiente que su ausencia. Que la generación de la riqueza (la economía no es un juego de suma cero) es esencial para hacer frente a los problemas que puedan surgir para conseguir lo que algunos llaman tan rimbombantemente un medio ambiente sano.
Algunos se dedican a atacar alegremente el liberalismo y no dedican ni una línea a rebatir sus principios, principios que cuando se han aplicado han mejorado la vida de todos, incluso de la de la Madre Tierra.
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