3 de Marzo de 2004

Llega a mis manos el canario Diario de Avisos del pasado viernes 27 de febrero donde una noticia cubre la visita del inefable e indescriptible José Saramago al Centro que lleva su nombre en Castril, Granada. Como este hombre está en su salsa entre micrófonos y aduladores, la lengua o las neuronas o ambas a la vez se le perturban y dice cosas que ningún progre de postín sería capaz de usar contra él. Afortunadamente, sus declaraciones han caído en mi mano.

Dice el Premio Nobel que: "después de un tiempo caracterizado por una apatía ciudadana que surgió a finales de los años sesenta, principios de los setenta, en el que se entró en una especie de 'todo está bien y si no lo está nosotros no podemos hacer nada contra ello', la sociedad se está moviendo".

Uno no es historiador ni aspira a ello pero que yo sepa el "Mayo del 68" ocurrió en mayo del 68 en París y fue el periodo más álgido de los movimientos sociales de los años sesenta y setenta. Cómo puede ser que Saramago nos indique que la gente permaneció más apática que un soldado atiborrado de bromuro durante esta época. Desde luego, no me extraña que la policía francesa fuera tachada de fascista y reaccionaria, reventar los morros a pobres e indefensos ciudadanos apáticos es una burrada. Saramago debió vivir en otro mundo paralelo, lo expulsaron por plasta y nos ha tocado en prenda.

"No estoy contra la militancia en un partido, lo que me niego es a aceptar que el partido sea la única forma de organizar políticamente la sociedad". Cierto, están los sindicatos, los clubes de fútbol, las asociaciones de vecinos, las mafias, las ONGs, los del Prestige y los titiriteros contra la guerra. Para mí que este hombre ha puesto en dos líneas las bases ideológicas para cargarse la democracia liberal. No es que el sistema de partidos español sea santo de mi devoción pero son ellos según la Constitución los que representan la pluralidad en España. ¿Acaso quiere el amigo Saramago que se pueda presentar una mafía al Congreso cual modelo ruso de gobierno?. Bastante tenemos con lo que aguantamos.

Pero no acaba aquí la cosa, yo que pensaba que era comunista pero nos ha salido anarquista, casi antiglobalizador: "vamos a tener más ocasiones de la ciudadanía se exprese en la calle, en movimientos ciudadanos que se plasmarán únicamente a través de la manifestación, que puede ser imponente, puede reunir cientos de miles de personas, en un momento mágico de unión de solidaridad colectiva, pero que al final se disuelve, sin perdurar en el tiempo". No sin antes romper la cabeza a unos cuantos que pasaban por ahí o destruir la propiedad privada sobre todo de bancos y multinacionales yanquis, añadiría yo.

"Lo que se necesita es organizar ese sentimiento". "Lo más fácil es hacerlo alrededor de un partido política, ya que estos les interesa capitalizar la manifestación en un sentido u otro". Que malos son los partidos. Él, tan majo, no pretende capitalizar nada; a propósito que palabra más fea ha usado el inefable. "Pero la gente ya no está convencida que tiene que ser así", "van a surgir formas nuevas con las que los ciudadanos puedan expresarse". También es eso cierto, los manifestantes pueden encontrar otras maneras para romper las cosas de una manera más original: una bomba, gas sarín, ántrax; en definitiva no hay que preocuparse que para eso tenemos a Bin Laden que es un monstruo inventando maneras de protesta.

"Uno de los grandes problemas de este tiempo que estamos viviendo es que la mentira es un instrumento político con una amplitud, un descaro y una insolencia total". Cierto y comunistas, socialistas y anarquistas no dudan en usarla para conducir a las masas ignorantes a la utopía y el paraíso del proletariado. Mentirijillas como decir que los sesenta y setenta fueron épocas apáticas.